martes, 30 de diciembre de 2008

CAPITULO 7 MIRANDA VS VANESSA

CAPITULO 7 MIRANDA VS VANESSA

-¿Quién gritaba de esa manera? –pregunto Hermione acercándose al mostrador tras el cual estaba la recepcionista.

-Oh, una pobre chica. Tenía muy mal aspecto. Parece que la hirieron en el brazo.

-¿A esta hora? –preguntó casi en un susurro y luego se dirigió de nuevo a la mujer –Disculpe pero ¿cómo era? –pregunto Hermione pensando en que tal vez otro de sus amigos había sido herido.

-Pues…

-¿Señorita Granger? –llamo una voz detrás de la castaña.

Ella se dio media vuelta para observar a la persona que la había llamado. Se trataba de un sanador de tez morena y cabello oscuro. Hermione se olvido de la recepcionista y fue hasta donde se encontraba el hombre haciéndole una pregunta ansiosa.

-¿Cómo esta Harry?

-Logramos curarle las múltiples contusiones en el cuerpo y la fractura de su cabeza que era lo más importante. Sin embargo, hay que esperar a que el señor Potter despierte para saber si su cerebro sufrió algún daño. Hemos intentado despertarlo pero no responde a nada así que esperaremos a que él lo haga por su cuenta. Es un milagro que después de eso siga vivo.

-Harry se pondrá bien ¿verdad?

-Eso es lo más probable.

-¿Puedo entrar a verlo?

El sanador se quedo pensativo por casi un minuto hasta que Hermione interrumpió el silencio con un “Por favor”

-De acuerdo señorita Granger, puede pasar a verlo pero evite tocarlo. Recuerde que sus huesos están en recuperación.

-Gracias –dijo la castaña y sin perder tiempo corrió al fondo de aquel pasillo donde la habitación de su mejor amigo se encontraba.

******

Mientras tanto, en el cuarto piso Ginny observo cómo es que introducían a Vanessa en una de las habitaciones pero sin querer acercarse demasiado. El sentimiento de remordimiento volvió a invadirla desde las puertas de cristal al ver la escena porque Vanessa se veía tan confundida, indefensa y tan frágil que daban ganas de llorar. Ginny había cumplido con ponerla a salvo y era mejor desaparecer antes de que alguien empezara a hacer preguntas sobre lo sucedido. Había devuelto la varita de Vanessa sin que esta se diera cuenta y ya no había nada que pudiera vincularlas.

Abandonó el hospital procurando no encontrarse con su mejor amiga pero no la vio por ningún lado así que supuso que se encontraba ya con Harry. Ella deseaba con todas sus fuerzas correr por aquel pasillo de la planta baja y saber cómo se encontraba el hombre que mas amaba pero no podía hacerlo si deseaba continuar con su plan…

Ginny volvió al bosque donde la mortifaga seguía tirada sobre la nieve y presa por los efectos del hechizo durmiente. Fue de un lado al otro tratando de ordenar sus ideas y pensando que hacer para cubrir sus actos perversos pero nada se le venía a la cabeza; la chica de los ojos azul zafiro tenía razón en decir que la descubrirían y ahora Ginny comprendía que todo se vendría abajo si no le mostraba a los otros el cuerpo de Vanessa. Era necesario encontrar una solución o rendirse e ir nuevamente por Vanessa al hospital solo que rendirse no se encontraba entre sus principales alternativas…

Pasaron minutos e incluso horas en los que ideas ambiguas llegaban a la mente de Ginny como posibles soluciones a sus problemas pero una vez que las analizaba todas eran tan improbables y absurdas que terminaba desechándolas hasta que recordó las dos pequeñas botellas de poción multijugos que había arrebatado a Vanessa de las manos. ¿Sería capaz de hacer lo que cruzaba por su mente en ese preciso momento?

Tenía el cuerpo inconsciente de una mortifaga y la suficiente poción multijugos para hacer creer a los otros que lo que llevaba con ella era el cuerpo de Vanessa… ¡Estaba salvada!

Sonrió satisfecha acercándose al cuerpo de la mujer y un segundo después su expresión se desconfiguró cuando recordó que hacía falta el detalle más importante para poder transformarse: Un cabello de Vanessa.

Debía darse prisa a encontrar una solución si no quería levantar sospechas.

-¡La liga! –susurro de pronto y se quito la liga para cabello que antes había pertenecido a Vanessa. Estaba casi segura de que por lo menos un cabello de la joven podría estar enredado en aquel accesorio.

Necesito de su varita mágica para alumbrarse y suspiro con alivio cuando encontró lo que buscaba. Sólo que ahí no terminaban sus problemas mejor dicho, apenas comenzaban…

Ahora debía encontrar la forma en que la mortifaga se tragara la poción multijugos. Así que diseño un nuevo plan con tres sencillos pasos, “¿sencillos? ¿De verdad?” se preguntaba a si misma pero era lo mejor que tenia: 1) Despertar a la mortifaga, 2) lanzarle la maldición imperius y obligarla a beber la poción y 3) Lanzarle el hechizo durmiente de nuevo.

Coloco los pocos cabellos que encontró en ambas botellitas con la poción multijugos y observo como cambiaba de color hasta llegar a un brillante azul zafiro igual que los ojos de Vanessa y se sintió un poco decepcionada de que el aspecto no fuera tan desagradable como algunos años atrás había descrito su hermano.

La mujer se bebió la poción y a los pocos segundos ya era una réplica exacta de su peor enemiga en el amor. La durmió de inmediato y supo que ya era momento de llevar “el cadáver” de vuelta con los otros para que lo vieran. Disponía (según sus cálculos) de diez a veinte minutos para sostener la farsa. Muy arriesgado pero continuaría.

Decidió dirigirse a Hogwarts que era el lugar donde era más probable encontrar a sus amigos porque en la mansión no podrían seguir después de tanto tiempo. Se concentro, colocó la mano sobre el cuerpo falso de Vanessa y desapareció del bosque.

Esperaba aparecerse a las afueras del colegio por los hechizos que protegían el castillo pero se sorprendió cuando apareció en los terrenos muy cerca del bosque prohibido. Los mortifagos habían roto los hechizos de seguridad y se habían infiltrado.

La pelirroja busco con la mirada a algún conocido y localizo a lo lejos a su hermano.

-¡RON! ¡RON! –lo llamo haciendo señas con las manos para captar su atención. Él corrió hasta ella pero el cuerpo solo lo miro de soslayo.

-¿Dónde estabas?

-Yo… yo… -Ginny se soltó a llorar de nervios y de temor a ser descubierta –No sabía a dónde ir –susurro y se abrazo a su hermano.

-Nos tenias muy preocupados ¿te das cuenta de la cantidad de horas que han pasado desde que abandonamos la mansión?

Ginny no contesto y Ron suspiro mirando nuevamente el cuerpo.

-Está muerta ¿verdad?...Pobre, después de todo no era tan mala persona–continuo ante los lloriqueos de su hermana –Quiero que la lleves a donde están los otros, por allá –señalo un lugar muy cerca de la entrada al castillo –Ayuda en lo que sea necesario, tengo que encargarme de algunos mortifagos que siguen dando batalla. –dijo Ron y echo a andar en dirección contraria.

Ginny miro el cuerpo y con un movilicorpus la condujo a donde su hermano había indicado. En el camino se encontró con Luna y McGonagall pero ambas estaban ocupadas. Su madre también se encontraba en el castillo y cuando vio lo que había sucedido con Vanessa también se puso a llorar. La cubrieron con una manta y entre ambas curaron a algunos de los que estaban heridos pero Ginny a duras penas y prestaba atención a lo que hacía No dejaba de mirar el cuerpo rogando que nadie quitara la manta porque ya habían pasado muchos minutos desde que administrara la poción, solo que se llevo una sorpresa cuando una hora más tarde se acerco para comprobarlo y seguía siendo Vanessa.

“¿Cómo es posible?” pensó cerrando y abriendo los ojos muchas veces para cerciorarse de que no fuese una alucinación pero “Vanessa” seguía ahí.

Al parecer, cuando aplico la poción multijugos y congelo el cuerpo de la mortifaga, el efecto de la poción permanecería hasta que el hechizo durmiente terminara. Por consiguiente, nadie iba a descubrirla. Vanessa iba a seguir estando muerta ante los ojos de todos los que miraran el cadáver pero ¿Qué precio pagaría la mortifaga por usurpar el lugar de Vanessa?...

¡¡La enterrarían viva!!

Ginny se había convertido en un monstruo con tal de conservar a Harry a su lado. Lloro y tuvo otra oleada de pánico pero no diría nada, callaría por siempre. Ese sería su secreto y aprendería a vivir con él, así que debía controlarse si no quería que sospecharan nada.

-Ginny, cariño, ¿Estás bien? –pregunto la señora Weasley cuando la pelirroja volvió a su lado en el gran comedor

-Si –fue todo lo que contesto sentándose en la orilla de una banca.

-Es necesario llevar a Tonks y Lupin a San Mungo. La señora Pomfrey ha hecho todo lo que ha podido para sanar la pierna de Lupin pero cree que recibirá mejores cuidados allá. ¿Podrían llevarlos tu y Luna?

-Si claro.

-Se que todo esto es muy difícil. Para todos lo es pero pronto terminara cariño.

-Tonks no quiere ir al hospital –dijo Luna con su dulce y despreocupada voz acercándose a madre e hija y sentándose a un lado de esta última. –Dice que no tiene nada.

-¿Eso es lo que dice? –exclamó la señora Weasley poniéndose de pie –Ya me escuchara esa mujer. Si no quiere ir por ella al menos que lo haga por el pequeño Teddy. Si algo le pasa a ella o a Remus ¿Quién cree que lo va a cuidar? ¿La abuela? Ella y Lupin irán a San Mungo así tenga que… -continuo hablando la señora Weasley saliendo del comedor.

-Yo se que te pasa algo Ginny –dijo Luna y Ginny levanto la vista para observarla. Como la mayoría de las veces, su amiga tenía la mirada ligeramente desenfocada dándole el aspecto de loca.

La pelirroja abrió la boca para decir algo pero Luna continuo hablando.

-Se que no tiene nada que ver con lo que le paso a Harry o a cualquiera de los otros. A ti te sucede otra cosa, algo mas te preocupa ¿no es así?

Ginny abrió los ojos como platos. Luna la había descubierto o estaba muy cerca de hacerlo; estaba confundida y no sabía que contestarle a su amiga.

-De verdad, no es necesario que me lo digas–prosiguió la rubia como si pudiera saber lo que su amiga pensaba –Solo que si necesitas ayuda o simplemente quieres hablar puedes confiar en mí –dibujo una sonrisa y se encogió de hombros.

En eso entró la señora Weasley al gran comedor y ambas se voltearon para mirarla.

-Lupin y Tonks están esperándolas en el vestíbulo. Yo iré mas tarde, aun quedan muchas cosas por arreglar aquí.

Las jóvenes brujas se pusieron de pie dispuestas a obedecer a la señora Weasley. Esa sería una madrugada muy larga y Ginny no lo decía pero estaba feliz de tener la excusa perfecta para ir a San Mungo y enterarse de lo que había pasado con Harry…

******

31 DE ENERO DE 1999

Harry seguía inconsciente dentro de una de las habitaciones de la planta baja y sus amigos; Ron y Hermione, evitaban separarse de él.

Ginny, por el contrario, iba al hospital solo un par de horas porque pensaba que entre más lejos estuviera del hospital menos tendría la tentación de subir las escaleras al cuarto piso e ir a visitar a Vanessa. A pesar de que todo el peligro para ella se había esfumado siempre estaría preocupada. Pero “Vanessa” estaba enterrada y nada ni nadie podría contradecir eso.

Una noche, después de tres semanas del trágico incidente, Harry decidió despertar. En cuanto Hermione, Ron y Ginny se enteraron de la noticia saltaron y gritaron tan fuerte que todos los magos que se encontraban en la sala los voltearon a ver con mala cara molestos por el escándalo producido pero a ellos poco les importo. Esa noche Ginny se ofreció para avisar a los demás que Harry había despertado porque no quería estar presente cuando Ron y Hermione le dieran todas las malas noticias a Harry. Ella no quería sumar a su conciencia el mentirle directamente a Harry. Era mejor que Hermione y Ron hablaran y contaran la versión oficial de los hechos.

A las primeras horas de la mañana siguiente, los cuatro amigos partirían del hospital para ir nuevamente a la mansión por un capricho de Harry que ni Ron o Hermione lograban entender pero aun así habían accedido a acompañarlo.

Hermione, Ron y Ginny aquella mañana subieron al quinto piso a desayunar algo antes de irse, pero no solo subieron al salón de té porque Ron estuviera gritando que se moría de hambre si no porque a leguas se notaba que Harry deseaba estar solo mientras se cambiaba, era mejor darle su privacidad…

-Harry está sufriendo mucho pero se contiene –dijo Hermione antes de darle el último sorbo a su taza de té.

-Aja –dijo Ron y se metió un pedazo grande de pan a la boca.

-Tenemos que hacer algo por él, está muy deprimido por lo de… lo de… Vanessa–continuo la castaña

-Harry siempre ha sido fuerte –dijo Ron.

-Por si las dudas Ron debemos evitar que se convierta en la copia de la Dama Gris. Nosotros tenemos que apoyarlo. ¿Tú qué dices Ginny?

La joven Weasley miro a su amiga pero estaba completamente ausente de la conversación. Apenas y había probado bocado y no dejaba de mover la cuchara de su chocolate caliente.

-Oh si, nuestro apoyo –susurro sin ganas.

-¡Vamos Ginny! Harry ya lo recuerda todo, deberías estar feliz.

-¿Todo?

-Sí y ahora que Vanessa no está me imagino que tú y Harry pues… ya sabes. –la animo Ron y Hermione le lanzo una mirada reprobatoria al pelirrojo pues sabía que no estaba del todo bien darle esperanzas tan próximas a como se encontraban las cosas. Ron capto el mensaje y volvió a ponerse serio.

-Creo que Harry ya tuvo mucho tiempo para cambiarse y reflexionar consigo mismo. Hay que ir pronto por él antes de que se desespere y decida marcharse sin nosotros.

-Ginny aun no termina.

-Yo los alcanzo –dijo la pelirroja esbozando una sonrisa.

El par de novios se marcho no sin antes dejar pagada la comida con unos cuantos galeones y Ginny los observo desaparecer tras la puerta. No pudo esperar siquiera un minuto antes de ponerse en pie y salir de la sala. Aunque no lo quisiera, debía ver a Vanessa pues unas preguntas habían circulado por su cabeza en los últimos días ¿Seguía con vida después de tan pálida que estaba? ¿Su memoria seguiría igual?

Solamente quería asegurarse de su estado y de que no fuera jamás a interferir en su vida, no le importaba verla de lejos porque siempre había un sanador amable que sería capaz de darle la información que ella necesitaba.

“Solo una vez. Necesito verla por lo menos una vez más para estar tranquila” se decía a si misma cuando cruzo las puertas de cristal por las cuales se accesaba al pasillo del cuarto piso.

Aun recordaba la habitación donde la habían metido los sanadores aquella noche y esperaba encontrarla ahí. Como era temprano había muy poco movimiento y por lo tanto, probable que su presencia no llamara tanto la atención.

Entró a la habitación y en la primera cama estaba Vanessa dormida con la mata de cabellos negros a ambos lados de su rostro que continuaba mas pálido que de costumbre. Una sanadora bajita y con aspecto de abuelita tierna, hacia anotaciones al pie de la cama, sin duda esa mujer podría darle las respuestas que necesitaba.

-Hola, buenos días

-Buenos días señorita –dijo la anciana volteando a verla y dedicándole una sonrisa –
¿Busca a alguien en esta habitación?

-¿Eh? –titubeó –Oh si, al profesor Lockhart –contesto pues fue lo primero que se le había venido en mente.

-Él señor Lockhart se encuentra en otra habitación al fondo de este pasillo. –respondió la mujer que continuaba haciendo anotaciones. –Es muy temprano para que venga a visitarlo alguien. Aun debe estar dormido ¿Por qué no vuelve más tarde?

-Supongo que si

La mujer rodeo la cama por el lado izquierdo y se paró a un lado de Vanessa descubriendo la manta que cubría su brazo.

-¡Por Merlín! –exclamo la pelirroja al ver la herida que a la luz del día lucia mucho peor de lo que pensaba. Vanessa soltó un quejido de dolor, movió la cabeza pero no se despertó.

-¿Horrible verdad? –preguntó la anciana que con cuidado examinaba el brazo –Pobrecilla, con lo bonita que es –suspiró y continuó haciendo anotaciones para después volver a ponerle la manta encima.

-¿Qué es lo que le paso? –pregunto Ginny como quien no quiere la cosa y como si ella no lo supiera. Una pregunta irónica cuando ella era quien más información poseía al respecto.

-Pobrecilla, pobrecilla -continuó la mujer –No recuerda nada. Le lanzaron dos hechizos desmemorizadores. Es una suerte que no la hayan matado o vuelto loca.

Ginny trago saliva y se concentro para que su nerviosismo no la delatara.

-Y… ¿Cómo saben que fueron dos hechizos desmemorizadores? –pregunto Ginny temerosa porque solo ella y Vanessa conocían esa información y si Vanessa no recordaba nada era imposible que alguien más lo supiera.

-Encontraron una varita mágica en su bolsillo. Suponemos que es de ella. –se encogió de hombros -Alguien llamo a Olivander para que reconociera la varita y tal vez así sabríamos algo más de ella, aunque solo fuera su nombre pero Olivander no fue el fabricante de esa varita. Hicimos el Priori Incantatem y descubrimos que entre los últimos diez hechizos lanzados por esa varita estaban dos desmemorizantes y hechizos de duelo. ¡Pobrecilla, pobrecilla! –dijo la sanadora.

-¿Y su brazo? –preguntó Ginny

-Todos creen que fue una maldición imperdonable. Ningún sanador había visto algo así y luego…y luego en su estado ¡Oh, pobrecilla! –volvió a lamentarse la mujer como si Vanessa fuera un pariente cercano.

-¿Se repondrá? –preguntó de nuevo la pelirroja.

-Debo seguir atendiendo a más pacientes y tú deberías volver más tarde a ver al profesor Lockhart. Recuerda, la habitación del fondo –le cortó la mujer dedicándole una sonrisa y saliendo de la habitación.

Ginny se acerco más a Vanessa para verla mejor antes de salir de la habitación. Luego se dio media vuelta para irse y ya no volver más porque no sabía cuánto tiempo había pasado y esperaba que sus amigos continuaran abajo esperándola como ella les había pedido.

-Espera… por favor –dijo alguien a sus espaldas, le resultaba familiar pero había algo en el tono de voz que le parecía de lo más extraño.

Ginny volteo, se encontró con la mirada de Vanessa y se sorprendió de que en aquella mirada no quedara rastro del odio y rencor que alguna vez habían expresado, es más, Vanessa le estaba sonriendo.

-Volviste, creí que nunca más iba a verte… -susurró la chica de los ojos azul zafiro –Gracias por todo lo que hiciste por mí. Si no me hubieras traído al hospital no se qué sería de mi en este momento. De verdad, muchas gracias.

A Ginny le dieron ganas de llorar en ese momento por el sentimiento de culpa que nuevamente llegaba a ella. Era increíble que Vanessa le estuviera dando las gracias de algo que en parte ella misma había provocado.

-Debo irme ya –dijo Ginny que sentía la inmensa necesidad de salir corriendo de aquella habitación. No podía soportar lo que veía en ese momento.

-Está bien –dijo Vanessa con tristeza -¿Vendrás de nuevo?

-No.

-Que lastima… ¿Por lo menos puedo saber cuál es tu nombre?

-Ginny –contesto la pelirroja sin pensarlo y después de decirlo quiso morderse la lengua por el error que acababa de cometer aunque esa pregunta le había provocado una duda más… -¿Ya sabes cuál es el tuyo?

-Pues no sé si ese sea mi nombre aunque yo creo que si –dijo Vanessa con aire pensativo y mirando el techo –Los sanadores me llaman Miranda, Miranda Yalek…

******

-¡ALTO! –grito Harry al escuchar aquellas palabras de boca de Vanessa.

De nueva cuenta volvían al presente. Faltaban pocas horas para el atardecer y se encontraban en el salón de Grimmauld Place. Ron, Hermione y Ginny seguían sentados en el sofá. Los dos primeros tenían la boca entreabierta por todo lo que acababan de escuchar y Ginny por lo menos había dejado de llorar aunque seguía creyendo que sus manos eran más interesantes que todo lo que decía Vanessa aparte de que no tenía el valor suficiente para ver a Harry a la cara después de que él se enterara de todo lo ocurrido.

Vanessa y Harry también estaban sentados en otro sofá de modo que ambos pudieran verse el rostro. Vanessa seguía muy serena a pesar del grito del muchacho que ahora estaba más que exaltado. Harry durante todo el relato se había contenido para decir algo pero en ese momento ya no pudo contenerse, era demasiado lo que estaba oyendo y ahora necesitaba más explicaciones de las que esperaba.

-¿Has dicho Miranda Yalek? –pregunto el muchacho tratando de calmarse.

-Aja, eso fue lo que dije.

-¡Tu! –exclamó el ojiverde ahora señalándola con el dedo -¡Tú eras la chica del parque!

-Si

-Increíble –susurro Ron.

-¡Estuve platicando contigo la semana pasada! –volvió a gritarle pero Vanessa solo ensanchaba mas y mas su sonrisa.

-Sí, así es –respondió una vez más asintiendo con la cabeza.

-Y aun así tienes el descaro de decirlo tan tranquilamente.

-¿Y porque habría de decirlo de otra manera?

-¿Por qué no me dijiste que eras tú en ese momento?

-Porque no era lo correcto.

-Genial, preferiste dejarme esperando una semana más para revelarte ante mí.

-Dime una cosa Harry, si reaccionaste en la forma que lo hiciste estando aquí en la casa ¿Cómo hubieras reaccionado si me aparecía en el parque? –dijo Vanessa frunciendo el ceño –¿Es eso en verdad lo que querías?

-Pues…

-No iba a llegar y decirte “Hola Harry, soy Vanessa, cuánto tiempo sin verte. Adivina que, no estoy muerta y desaparecí porque Ginny me borro la memoria” –dijo Vanessa y puso los ojos en blanco al imaginarse la escena. -Lo más probable es que salieras huyendo y del susto te fueras a vivir a otra parte. Al menos aquí tenía la posibilidad de acorralarte.

Vanessa resoplo y todos se quedaron callados por un momento.

-¿Hace cuanto recobraste la memoria? –pregunto Harry y le lanzo una mirada asesina a la pelirroja que se mantenía en silencio.

-Seis meses –se apresuro a contestar Vanessa.

-¡SEIS MESES! –repitió muy sorprendido y poniéndose de pie –Seis meses y hasta ahora vuelves ¿Por qué? Te exijo una explicación. –dijo y empezó a andar de un lado al otro de la habitación.

-¿Puedes dejar de quejarte? Mejor alégrate de que este aquí porque ni siquiera pensaba volver.

Harry se detuvo y con los ojos muy abiertos la miro.

-¿Qué es lo que dices?

-Lo que acabas de oír Harry. No pensaba volver

-¿Por qué? –pregunto el ojiverde que ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que había hacho la misma pregunta.

-Siéntate –le dijo Vanessa y Harry lo hizo –Porque no lo creí necesario. Cuando pude recordar quién era y todo lo sucedido fui consciente de que mucho tiempo había pasado…

-¿Cómo fue que recobraste la memoria? –pregunto Hermione interrumpiéndola.

-Ya habrá tiempo para explicar eso –dijo Vanessa sin voltear a verla aunque su voz denoto la molestia de haber sido interrumpida.

-Como te decía Harry, comprendí que ya había pasado muchísimo tiempo y que si hasta ese entonces no habías ido a buscarme a San Mungo nunca irías porque significaba que Weasley había logrado encubrir lo que me había hecho y yo pues estaba de sobra. Pensé que ya me habías olvidado, que tenías una nueva vida y eras feliz. No estaba bien que yo viniera a pelear y a remover el pasado. Era mejor dejar las cosas como estaban. Tu haciéndote a la idea de mi muerte y yo siguiendo mi propio camino; al fin y al cabo estaba muerta ¿no es así?

-Espera un momento –dijo Harry y entrecerró los ojos como si se estuviera concentrando –¿Estas queriéndome decir que a pesar de recordar todo lo que te hizo Ginny estabas dispuesta a sacrificarte y hacerte a un lado?

-Sí, creo que eso es lo que quise decir –contesto Vanessa y dibujo una sonrisa.

Harry se empezó a reír y nadie entendió la razón.

-Perdóname pero eso si no te lo creo –dijo el ojiverde entre risas.

-¿Por qué no? –pregunto Vanessa con el entrecejo fruncido.

-Porque eso es algo que tú no harías a menos claro que… ya no me quisieras –dijo Harry y al pronunciar la última frase la sonrisa se le borro de los labios.

-Tienes razón –dijo Vanessa que primero se miro las manos y luego volvió a verlo. –Eso es algo que Vanessa no haría pero Miranda sí.

Harry la miro confundido y la chica dio un suspiro antes de comenzar a explicar.

-Veras, cuando perdí la memoria mi forma de ser cambio demasiado. Yo era como una niña sin rumbo y tu más que nadie sabes a lo que me refiero. No sabía qué hacer, que pensar o que decir. Todo era muy confuso al no tener idea de lo que hacía en aquel lugar o que me había pasado y al ver a los sanadores portarse tan amables conmigo y ofreciéndome su ayuda en todo lo que necesitaba, pues simplemente aprendí de ellos y de lo que hacían. Ellos antes de buscar el bienestar propio buscan el bienestar de los otros magos así tengan que trabajar mucho para poder curarlos. Sin darme cuenta me volví amable, cariñosa, una buena persona en todos los sentidos a pesar de la situación en la que me encontraba. Al final no quedaba rastro de Vanessa y cuando recordé quien era en verdad tampoco quería que mi personalidad fuera como era antes. Por eso es que planeaba desaparecer por completo de tu vida y no volver nunca. Tenía planes de irme a vivir a Bulgaria en cuanto pudiera hacerlo sin embargo paso algo que me hizo cambiar de opinión y que mis planes se fijaran en buscarte y hablar contigo de inmediato.

-¿Y cuando fue que llegaste a esa resolución?

-No lo sé con exactitud, quizá un mes y medio. –dijo Vanessa con aire pensativo.

-De todos modos, si fue hace mes y medio ¿porque hasta ahora?

-En San Mungo se enamoraron tanto de Miranda que no la querían dejar ir y como para ese entonces ya empezaba a confrontar mis sentimientos, la personalidad de Vanessa se antepuso a la de Miranda y viceversa tantas veces que muchos sanadores creyeron que me había vuelto loca. Era tan extraño portarme grosera con alguien y a los cinco minutos estar lamentándome de lo ocurrido. O al revés, portarme amable con alguien y luego burlarme de que estuvieran hechizados. Fue horrible pasar por todo aquello aparte de que no le dije a nadie que ya recordaba quien era. Solo que llego el momento en que no soporte mas la pelea interna entre Miranda y Vanessa. Tenía que volver a ser Vanessa si quería llegar a ti y me escape de San Mungo hace tres semanas y están buscando a “Una loca fugitiva y peligrosa”. Sé que te parece un disparate todo lo que te estoy diciendo –añadió la muchacha –puedo verlo en la forma que me estas mirando. Tú también crees que me he vuelto loca.

-No es eso –dijo Harry apenado de que Vanessa pensara aquello –Es solo que trato de imaginarte siendo amable y buena con todo el mundo y no logro hacerme a la idea.

La joven de los ojos azul zafiro sonrió y se acomodo el cabello detrás de los hombros.

-Solo imagínate a Miranda tres veces más amable a como se porto contigo en el parque.

Harry hizo cara de querer vomitar y Vanessa se echo a reír.

-Demasiado meloso, lo sé.

-Oye Vanessa, sobre aquel día en el parque tengo un par de preguntas –dijo Hermione y todos se giraron para mirarla –Ese día tu voz se oía diferente a como la oímos ahora. ¿Qué fue lo que utilizaste para cambiarla? ¿Un encantamiento o una poción? ¿Y porque a pesar de que usabas gorra no pudimos reconocerte.

-Nada de hechizos o pociones –respondió –Simplemente fingí la voz. Llevaba cierto tiempo practicando en ello así que no me costó trabajo y nadie pudo reconocerme porque lo último que esperaban era verme con vida. ¿Eso responde a tus preguntas?

-Sí y… ¿Por qué te acercaste a Harry primero como Miranda si ya sabias que estábamos aquí?

-Quería asegurarme de que en su corazón aun existiera un pedacito de mi recuerdo. No quería utilizar el poco tiempo que tenía en vano.

-Yo insisto en que debiste decirme quien eras la semana pasada –refunfuño Harry.

-Si recuerdas bien la plática que tuvimos ese día yo te dije que iría a ver a mi “ex” después de tanto tiempo de estar separados. Te dije bastantes cosas y todas tenían una pista que no entendiste para nada. Aquel día por la tarde vine a Grimmauld Place como Vanessa ¿y qué fue lo que hiciste eh? –el tono de Vanessa se estaba elevando sin que ella se percatara -¡Me cerraste la maldita puerta en las narices!

-Perdón –dijo Harry a la defensiva -¿Yo como iba a saber que de verdad eras tú?...

-Me dio mucho coraje por el trabajo que me costó llegar ahí y estuve a punto de sacar mi varita y hacer volar la puerta en pedazos pero en eso vi que Ron y Hermione volvían cargados de cajas y decidí que era mejor desaparecer y regresar hasta la semana entrante.

-¡Entonces si eras tú la que estaba en la puerta! –exclamo Hermione llevándose ambas manos a la boca.

-Por supuesto que era yo pero quería que Harry fuera el primero que me viera y no ustedes, por eso me desaparecí otra vez.

-Y yo que creí que era tu fantasma que venía a atormentarnos por lo que le ocultamos a Harry.

-Así que si no la hubieran visto seguirían callados con lo que me dijeron ¿no es cierto? –dijo Harry que en ese momento recordaba la revelación de Ron y Hermione y que se sumaría a la lista interminable de cosas que preguntar a Vanessa.

-Ya te dijimos que fue para evitarte un mayor sufrimiento -tercio Ron.

-¿De qué cosa están hablando ahora? –pregunto Vanessa que parecía confundida.

-Vanessa… -empezó Harry -necesito preguntarte algo y quiero que seas honesta conmigo –ella asintió con la cabeza esperando la pregunta del ojiverde –Cuando desapareciste por culpa de cierta persona –miro de soslayo a Ginny y continuo –Cuando ocurrió todo eso tu… ¿estabas esperando un hijo… mío?

-Oh… -se oyó susurrar a Vanessa al escuchar la pregunta y Harry temió por la respuesta porque si era afirmativa significaba que había pasado algo malo con la criatura porque no la veía por ningún lado y eso lo haría sentir triste pero si la respuesta era negativa de todos modos se sentiría triste porque la idea de ser padre en su momento lo había emocionado.

-¿Sí o no? –pregunto Harry con impaciencia después de unos segundos en los que Vanessa no decía nada y solo lo miraba.

-Si Harry, yo… estuve embarazada. –contesto ella con una tristeza que Harry en lugar de sentirse aliviado se sintió abrumado por el resto de la respuesta.

-¿Y?

-¿Y qué?

-¡¿Dónde está?! ¿O es que murió? –pregunto con impaciencia y agitando las manos nerviosamente. Si ella iba a darle una mala noticia quería que lo hiciera de una vez y no se anduviera con rodeos.

-Por supuesto que no murió… Está en mi casa –contesto en un susurro.

-¿En donde vivíamos antes? –pregunto y Vanessa asintió levemente con la cabeza aunque tenía el ceño ligeramente fruncido sin saber a donde quería llegar Harry.

El ojiverde tuvo una extraña sensación de júbilo y una inmensa alegría le recorrió el cuerpo. Se puso de pie de un salto y salió corriendo de la habitación para ir en busca de lo que tanto ansiaba conocer.

martes, 18 de noviembre de 2008

CAPITULO 6 OBLIVIATE

CAPITULO 6 OBLIVIATE

-¡PERDON! –grito Ginny con el rostro tapado por sus manos. Estaba completamente sumida en el sofá deseando que la tierra se la tragara, quería desaparecer o salir corriendo de la habitación pero sus piernas no le permitían moverse.

Harry seguía en estado de shock. Conforme avanzaba la historia se iba sorprendiendo más y más. A petición (más bien dicho insistencia hasta desesperar) de Vanessa, la pelirroja conto una parte de la historia: la parte inicial desde su salida de la mansión hasta que Vanessa había despertado y no continuo mas porque en ese momento la pelirroja estallo en llanto y Vanessa emocionada continuo la narración explicando todos y cada uno de los detalles a la perfección como si nuevamente estuviera en el bosque. Durante todo el relato la pelirroja no paró de llorar y un segundo antes de que Hermione interrumpiera soltó un gritito ahogado.

-Ya deja de llorar Ginny. Contrólate –dijo Vanessa con fastidio.

Ron cerró los ojos y meneo la cabeza de un lado al otro en señal de desaprobación, se sentía más que avergonzado por el comportamiento de su hermana. Hermione estaba anonadada, no podía creer todo lo que acababa de escuchar, lo consideraba imposible. Su mejor amiga era incapaz de cometer semejante atrocidad. Quería imaginarse que todo era una mentira de Vanessa para desacreditar a Ginny ahora que había regresado ¡pero Ginny no lo negaba! Que decepción.

-¡Yo no quería! –dijo Ginny entre gimoteos.

Todos pretendieron no escucharla.

-¿Estás bien Harry? –preguntó Vanessa colocando la mano sobre su hombro con delicadeza –Te dije que era algo complicado.

Harry mantenía la vista al frente observando a Ginny que continuaba encogida y demasiado avergonzada como para mirarlo a la cara. El ojiverde no sabía que pensar, era increíble lo que había escuchado de los labios de Vanessa pero si algo había aprendido del mundo fantástico en el que vivía es que todo era posible por más estúpido o loco que pareciera.

-No estoy bien –le contesto en un susurro. -¿Ella te hizo eso?

-Aja… Por favor no te vayas a poner a gritar como loco. Todavía no es momento para que estalles en contra de alguien. Primero necesito terminar de contar lo que paso.

-¡¿Es que aun hay más?!

-¡Shhh! –exclamo ella y puso su mano sobre la boca de Harry para que guardara silencio –Claro que hay más, muchísimo más de lo que me gustaría que supieras Harry. –el ojiverde gruño y Vanessa le lanzo una mirada suplicante -Tranquilo.

Aun dudando retiro la mano de la boca de Harry pero él ya no dijo nada. El muchacho le lanzo una mirada a la pelirroja que seguía encontrando más interesantes sus manos y gruño de nuevo. Vanessa carraspeo para captar su atención.

-A veces las personas hacen cosas terribles porque tienen miedo y la tonta de Ginny estaba más que confundida y asustada aquella noche, no tenía idea de la bruja con la que se estaba metiendo. Yo… siento lastima por ella. –volteo a ver a Ginny y Harry observo la expresión de Vanessa pero no logro descifrar sus emociones, la chica de los ojos azul zafiro continuo. –Sin embargo, su mayor error fue no detenerse cuando fallo en el primer intento…

La expresión de sorpresa no se hizo esperar al escucharla. Harry se puso pálido y Hermione volvió a dejarse caer en uno de los sofás. Eso era demasiado.

-¿El… el primer intento? –murmuro Hermione en voz tan baja que pareció haber perdido el aire.

-¡¿LA HECHIZASTE MÁS DE UNA VEZ?! –grito Harry perplejo.

-Yo… yo –Ginny no podía articular más de dos palabras juntas.

-¡¿Cuál era tu problema?! –esta vez fue Ron el que exclamo.

-El problema de Weasley es que no sabía que era inmune a sus tonterías –dijo Vanessa mirando a la pelirroja que no paraba de sollozar, luego volteo y observo a Harry con aquellos ojos que tanto le gustaban al ojiverde –… aunque creo que no soy inmune a ti Harry -dijo con una sonrisa traviesa tratando de calmar los ánimos, cosa que no funciono como esperaba porque el muchacho ni siquiera sonrió, es mas, pareció no darse cuenta de la insinuación de Vanessa. Ella puso los ojos en blanco. –Vamos Harry, lo que paso no es tan grave como parece… -Harry enarco una ceja y Vanessa corrigió su oración con una sonrisa en el rostro –Bueno, tal vez si fue un poco grave…

-Dime una cosa Vanessa ¿Por qué es que te estás tomando tan a la ligera este asunto? ¿Por qué parece causarte gracia? No entiendo. Tú más que ninguno de nosotros deberías estar furiosa. No estás… -el muchacho vacilo un momento –No estás actuando como la Vanessa que conocí.

Ella cerró los ojos y respiro profundamente.

-¿Todavía dudas que sea yo? –respondió aun con los ojos cerrados –Puedo volver a probártelo si así lo deseas –Vanessa espero por un momento por si es que el ojiverde deseaba hacer un comentario pero no dijo nada y continuo. –No es exactamente que me tome las cosas a la ligera. Lo que sucede es que prometí por mí bien que me mantendría serena cuando contara todo esto.

-¿Por tu bien? Sigo sin entender.

Vanessa abrió los ojos y lo miro.

-Algún día lo entenderás Harry… ¿Van a dejar que termine de contar mi historia o qué? Pedí que no hicieran interrupciones –miro de soslayo a Hermione por la cual había tenido que detenerse, la castaña evito su mirada y se abrazo a su novio. –No quiero que se haga tan tarde.

-¿Tarde? ¿Llevas prisa? ¿Es que piensas irte de nuevo? –pregunto Harry alarmado.

-Voy a continuar con mi relato, ¿Te parece bien? –dijo Vanessa ignorando las preguntas de Harry, el muchacho lo noto pero asintió con la cabeza. Ella le estaba ocultando algo mas y lo descubriría…


******

7 DE ENERO DE 1999…

Vanessa al escuchar el hechizo de la pelirroja apretó con fuerza los parpados para no ver el rayo de luz que acabaría con su memoria y porque no, el hechizo que acabaría con ella también…

Ginny después de aquello solo dio un débil gemido echándose para atrás como si intentara huir de sus acciones pero sabía bien que eso era imposible. Quisiera o no tenia que continuar con su plan; claro, si es que Vanessa había perdido la memoria o más bien si es que solo le había ocurrido eso y no lo mismo que con el profesor Lockhart. Imaginarse a la inteligente y calculadora Vanessa al borde de la locura le produjo escalofríos.

La siguió observando y decidió soltar las cuerdas que se ataban al cuerpo de la chica pues cuando reaccionara (si lo hacía) lo más seguro es que se espantara y pidiera mil explicaciones. Espero mordiéndose las uñas sin saber exactamente durante cuánto tiempo Vanessa permaneció con los ojos cerrados, quizá solo fueron segundos pero a ella le pareció toda una eternidad.

Con lentitud Vanessa abrió los ojos, sus pupilas estaban dilatadas y mantuvo la mirada en algún punto del bosque. Ya no había duda, el daño estaba hecho ¿pero que tan profundo había sido? Ginny tendría que esperar para saberlo y lo hizo quedándose completamente inmóvil casi como si deseara pasar desapercibida entre los arboles pero no sabía si en realidad era por eso o porque acababa de entrar en una especie de shock.

Vanessa parpadeo un par de veces antes de que su mirada regresara casi a la normalidad, su primera reacción fue mirar en todas direcciones de forma desesperada, el miedo se reflejaba en su rostro y muchísima angustia. “¿Así pasa con todos los que perdían la memoria?” se pregunto Ginny. “Qué raro”

-¿Dónde estoy? –dijo Vanessa apenas en un susurro. Era justo la frase que Ginny necesitaba escuchar para terminar de comprobar lo que había hecho.

A continuación Vanessa trato de ponerse en pie y con un fuerte grito de dolor descubrió el problema de su brazo.

-¿Qué… que es esto? ¡¿QUE ME HA PASADO?! –la desesperación no podía ser peor, le temblaron las manos y su voz sonó entrecortada. A pesar del dolor se puso de pie caminando de un lado hacia el otro como si buscara el camino correcto pero no podía elegir a dónde dirigirse. -¿Qué fue lo que paso? ¿Qué paso? –dijo en un susurro llevándose las manos a las sienes. El miedo seguía reflejándose en su rostro.

De repente Vanessa se puso rígida susurrando algo que la pelirroja no logro oír. Volvió a mirar en todas direcciones intentado reconocer el lugar y echo a correr; Ginny no podía dejarla a su suerte después de lo que había hecho.

-¡Espera! –le grito y al instante la chica de los ojos azul zafiro se giro para verla tan rápidamente que se mareo y tuvo que apoyarse de un árbol para no perder el equilibrio.

Ginny se acerco sin saber exactamente cómo actuar con ella o que decirle o que hacer. Había sido una idea estúpida borrarle la memoria. Sintió como algo le obstruía la garganta impidiéndole respirar. Seguro que después de eso acabaría en el infierno.

-¿Quién eres? –pregunto Vanessa mirando fijamente a la otra muchacha.

La pelirroja retrocedió un paso. El tono en la voz de Vanessa era hostil. Ella ya estaba familiarizada con esa forma de hablarle pero aun así le sorprendió. “No me recuerda” pensó.

-¿Quién eres tú? –pregunto Ginny pues primero tenía que saber que había sucedido con su memoria. Vanessa la miro de arriba abajo con el ceño ligeramente fruncido antes de contestarle. Esa era otra reacción que Ginny no se esperaba, busco algún tipo de confusión en el rostro de Vanessa que no encontró. Su hechizo no había salido del todo bien pero Vanessa no la recordaba ¿o estaba fingiendo?

-Eso a ti no te importa niñita –de nuevo el tono hostil de Vanessa la hizo retroceder. ¿Y si su hechizo solo había hecho que la olvidara a ella pero recordara todo lo demás? -¿Eres de Hogwarts no es así? –prosiguió al ver que portaba la túnica negra con el inconfundible escudo del colegio. –Estoy buscando a alguien así que desaparece de mi vista.

La chica dio media vuelta dejando a Ginny pegada al suelo de la incredulidad. Ella sabia del colegio y había ignorado su pregunta lo que la hizo pensar que tal vez si recordaba su propio nombre.

Vanessa solo había avanzado un par de metros cuando volvió a quejarse de dolor y no le quedo más opción que detenerse. Ginny sigilosamente se acerco a ella. Haría un segundo intento para interrogarla. La chica de cabellos negros se llevo la mano buena a su brazo izquierdo, hizo una mueca y miro su mano que ahora tenía sangre

-No entiendo…-dijo Vanessa agitando la cabeza de un lado al otro.-Necesito mi varita –comenzó a esculcar entre sus bolsillos sin encontrar nada –Oh… Debió caer en la nieve… ¿nieve? –se le abrieron mucho los ojos y se puso mas pálida de lo que ya estaba -¡¿Por qué demonios hay nieve? ¿Qué es lo que ocurrió?! –se recargo en un árbol y se puso a llorar.

-¿Qué es lo último que recuerdas Vanessa? –pregunto Ginny colocándose frente a ella.

-¡¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién eres tú? ¿Por qué estás aquí? ¿Tú sabes qué es lo que me paso?! –las palabras de Vanessa se atropellaron unas con otras, nuevamente parecía asustada.

Ginny puso los ojos en blanco, le desesperaba que Vanessa le respondiera con otra pregunta.

-Sí, sí, se lo que te paso. Ahora por favor Vanessa dime ¿Qué es lo último que recuerdas? –volvió a insistir con voz más irritada

-¿Cómo me conoces? ¿De dónde?... Maldición –dijo en un susurro que Ginny no pudo oír pues la chica aun se lamentaba de no tener a la mano su varita mágica.

-¿Podrías contestar mi pregunta y ya?

-Tú aun no me has dicho quien eres.

-Ni lo voy a hacer.

Vanessa entrecerró los ojos desconfiada y enojada por el tono en el que la pelirroja le hablaba. Deseaba no contestarle pero en realidad necesitaba encontrar algunas respuestas a sus interrogantes. La joven bruja miro los dedos de sus manos poniendo especial atención a los objetos que reposaban en ellos. En su mano izquierda estaba un anillo de bodas dorado y en su mano derecha otro anillo con un zafiro como adorno, su mirada parecía confusa, alzo una ceja y finalmente se encogió de hombros. Ginny no fue capaz de entender su reacción, para ella eran unos simples anillos pero lo comprendió mejor cuando Vanessa levanto la mano donde estaba el anillo dorado y le dijo:

-Yo… me acabo de casar.

-¡No!

Ginny se quedo boquiabierta al escuchar aquellas palabras. Vanessa tenía recuerdos de su pasado, ¡Bastantes recuerdos! Eso explicaba el porqué de que no la reconociera pues Vanessa había conocido a Ginny un mes después de que ella y “Enrique Burnett” se casaran pero ¿Cómo era posible que conservara su memoria justo hasta el momento de su boda?

“¡¿Por qué?!” pensó la pelirroja con frustración. El destino estaba empeñado en jugar en su contra

-¡Sí, me acabo de casar! Mi esposo y yo veníamos por el bosque para entrar a… a nuestro hogar –dijo eso solo para no revelarle mucha información sobre el verdadero lugar al que iban porque se suponía que nadie debería saberlo. -¿Tú no has visto a Enrique? Es alto, guapo, de lentes y ojos hermosos.

Ginny no pudo responder y Vanessa siguió hablando.

-No lo entiendo ni sé qué fue lo que sucedió, él debería estar aquí conmigo… Abrí los ojos y me encontré con esto –se quejo señalando la herida de su brazo. – Y después toda esta nieve, ¡Es julio, no puede nevar en julio!

-Yo no he visto a nadie, él no existe.

Vanessa entrecerró los ojos mirándola con enojo y le dijo arrastrando las palabras:

-No debería estar discutiendo con alguien que no conozco y perder mi tiempo. Buscare a mi esposo hasta que lo encuentre.

Ignoró a Ginny y paso a lado de ella dispuesta a encontrar al amor de su vida, sin embargo, una expresión confusa seguía en su rostro.

-¿Cómo estás segura de que te casaste? Un simple anillo no comprueba nada. ¿Y si solo lo soñaste? Tu misma dices que no recuerdas cosas.

-Yo no estoy soñando niña tonta. ¿Quieres pruebas?

Se planto frente a Ginny con una mirada desafiante muy característica de ella y comenzó con su demostración.

-Mi anillo de bodas –empezó, recalcando todas y cada una de las palabras.

Nuevamente levanto la mano para mostrar el anillo de oro. En seguida metió una mano a su bolsillo y saco una fotografía mirándola como si esperara encontrar otra cosa, la miro, sonrió y se la dio a la pelirroja.

–El es Enrique ¿ves? ¡En nuestra boda!, por aquí debo tener otras dos fotografías y… otro documento.

Le arrebato la foto, volvió a meter la mano en su bolsillo y lo único que saco fue el viejo recorte de periódico con la fotografía del torneo de los tres magos y trocitos de pergamino en blanco.

En el rostro de Vanessa nuevamente se noto la desesperación. Observó la ropa que llevaba puesta y siguió buscando entre sus bolsillos y como no encontraba lo que buscaba no le quedo más remedio que ir dejando las cosas en la nieve a un lado de sus pies.

Cayeron el recorte de periódico, un tintero, pedacitos de pergamino, su carnet de aparición, un suéter, un espejo, una peineta y unas ligas para el cabello, un empaque de galletas, 15 galeones, algo que Ginny interpreto como dinero muggle y al final de los bolsillos de Vanessa se asomo una cadena de oro que la chica inmediatamente volvió a esconder sin dejar que Ginny lo viera.

La pelirroja estaba boquiabierta pues creía que solo Hagrid era capaz de guardar mil cosas en sus bolsillos. Sin duda borrarle la memoria a Vanessa no hubiese ayudado de mucho si tenía ese anillo de bodas y todas esas cosas para recordar; lo peor es que la idea de borrarle la memoria seguía en la mente de Ginny pero no cometería el error de dejar a Vanessa con suficientes objetos personales como para que recordara su pasado. O al menos que recordara antes de que todo volviera a ser lo mismo entre ella y Harry.

-¿Qué estas buscando?

-¡Fotos! ¡Me faltan fotos! Yo las tenía aquí guardadas pero no las encuentro, tampoco encuentro mi vestido blanco que traía puesto. Esto está mal, no logro recordar que sucedió después de que aparecimos en el bosque. Nada tiene sentido.

-¿Y porque no sacas todo lo que traes en los bolsillos? ¿Quizá en el fondo? –pregunto Ginny preguntándose si aun traía mas cosas.

Vanessa la fulmino con la mirada

-¿Qué crees que acabo de hacer? –dijo con sarcasmo y enfado.

En su mano traía aun la fotografía y un par de botellitas con una sustancia que Ginny identifico como poción multijugos. Lo único que la joven de ojos azul zafiro no había dejado caer al suelo.

-La boda, luego el bosque… transformarme en Bellatrix con la poción multijugos para evitar a los dementores ¿y luego que paso?… -susurraba Vanessa para sí olvidándose por completo de Ginny. –Ese era el plan pero ¿Dónde está Enrique?...

Ginny escucho atenta sus palabras tratando de encontrar un escenario coherente. “¿Dementores?” se pregunto. Luego pensó en su siguiente movimiento y Vanessa volteo a verla.

-¡Tú sabes donde esta Enrique, no lo niegues! ¿Qué haces aquí? ¿Quién te mando? ¿Fue Bellatrix u otro mortifago? ¡Habla!

La otra muchacha se hizo para atrás ¿Cómo podía pensar eso si en una esquina de su túnica tenía el emblema de Hogwarts? Seguramente la oscuridad no le permitía ver eso a Vanessa pero en cierto modo a Ginny le favorecía aquella situación.

-A mi no me mando nadie pero ¿Quieres saber la verdad? Vi a… lo vi a él y esta muerto. Tu cabeza debe grabárselo muy bien. ¡Tu novio esta muerto!

-¡MENTIRA! ¡Eso es imposible! –exclamo Vanessa a la defensiva y se puso mas pálida de lo que ya estaba.

-¡No es mentira! ¡Tu novio no existe! –contesto la otra sabiendo que de un modo o de otro lo que decía era cierto. Enrique Burnett no existía. Luego desvió la mirada mientras comenzaba a improvisar. -¡Dementores, muchos dementores le dieron el beso!

-¡No! –dijo Vanessa en apenas un susurro tapándose la boca con las manos sin poder creer lo que le decía. –Sigues mintiendo.

Ginny negó con la cabeza.

-¡Aparecieron unos… unos encapuchados y también te atacaron junto con tu novio. Ellos tomaron su cuerpo y se lo llevaron. Yo vi todo escondida tras un árbol.

-¡No!

-A ti te botaron en la nieve, estabas ensangrentada y yo quería ayudar –dijo Ginny aunque la frase que pensaba era “quería ayudarme a mí misma” –Pensaba llevarte al hospital.

-¿Al hospital? ¡Eso nunca!... Todo lo que me has dicho es una vil mentira, no te creo nada. ¡Me largo!

-Tú no vas a ningún lado –dijo Ginny sujetándola del brazo. La otra chica se zafo y miro desafiante a la pelirroja -¡Quédate donde estas! –exigió Ginny y apunto con la varita a Vanessa que apretó los labios y bajo la vista para ver que el objeto que la amenazaba era su propia varita.

-Esa es mi varita, ¡dámela!-exclamo con una mano en el aire para arrebatarla pero Ginny se hizo para atrás muy rápidamente evitando así que la alcanzara.

-No te voy a dar nada.

-¡Devuélvemela!

-Aunque quisiera no puedo. Perdóname Vanessa, perdóname por favor –dijo Ginny y su voz volvió a entrecortarse. Era increíble cómo es que de la furia que sentía, su sentimiento pasara a la culpa y al remordimiento y nuevamente a la furia. No se detendría. –Es tu felicidad o la mía, de verdad, lo siento mucho.

-¿Tu felicidad o la mía? No entiendo nada de lo que quieres decir mocosa y este dolor de cabeza me está mareando. Solo entrega mi varita y deja que me marche. Yo no te he hecho nada.

-Eso es lo que tú crees… -dijo Ginny en un susurro y Vanessa frunció el ceño confundida. –No puedo darte explicaciones, es mejor que todo esto termine lo más pronto posible. Espero que un día llegues a perdonarme. Solo intento recuperar mi vida…

-¿Por qué hablas como si me conocieras?

Ginny agito la cabeza negando lo que la otra chica acababa de preguntar.

-¡ACCIO! –exclamo la pelirroja y las cosas que seguían en la mano de Vanessa resbalaron y volaron hasta la mano de la otra muchacha.

La joven de los ojos azul zafiro fue incapaz de reaccionar, nada tenía sentido.

Después de ese acto las cosas transcurrieron muy deprisa…

-¡OBLIVIATE!

A Vanessa ni siquiera le dio tiempo de cerrar los ojos para recibir el impacto del hechizo así que Ginny observo cómo sus pupilas quedaban dilatadas quedándose tan quieta como una estatua.

Aprovecho esos segundos o minutos que tenia para poder quitarle a la chica el anillo de oro que portaba en su mano izquierda y guardarlo en uno de sus bolsillos. Tomo todo lo que Vanessa había dejado caer en la nieve y como pudo también lo guardo. El suéter se lo amarro a la cintura y solo devolvió el dinero a las ropas de Vanessa porque si pensaba dejarla abandonada a su suerte al menos con dinero no se moriría de hombre. Cosas como el tintero y los trozos de pergamino los hundió en la nieve por dos simples razones: la primera porque ya no tenía donde guardarlos y la segunda porque eran objetos completamente inservibles y sin valor.

Vanessa tardo menos en reaccionar en esa segunda ocasión y Ginny se paro frente a ella con gesto preocupado. La miro a los ojos y espero a que Vanessa pronunciara la primera palabra, la que sería decisiva para reconocer si las cosas habían cambiado o seguían iguales. Vanessa parpadeo y miro a Ginny con gesto confundido.

-¿Hola? –dijo en un susurro y demasiado serena lo que hizo que Ginny diera un ligero respiro pero aun no podía cantar victoria. Sobre todo por las habilidades de actriz que tenia Vanessa.

-¿Quién eres? –pregunto Ginny

-¿Qué? ¿Yo? Pues… -la chica titubeo y su aspecto confundido empeoro. –¡No lo sé!-sus ojos se desorbitaron y puso una expresión de verdadera angustia.

-¿Qué… que es lo último que recuerdas?

Vanessa frunció el ceño y se llevo ambas manos a las sienes moviendo ligeramente la cabeza de un lado al otro.

-¡Nada! ¿Quién eres tú?

-Tranquila, tranquila… ¿Segura que no recuerdas nada? –pregunto Ginny.

Ella solo asintió. Después la pelirroja se mordió el labio y saco una de las varitas mágicas para mostrársela.

-¿Sabes qué es esto? –le pregunto.

-¿Una varita mágica?... ¿Tú también eres una… bruja?

-¡No que no recordabas nada! –exclamo Ginny dando un paso para atrás esperando a que Vanessa se pusiera a gritar o algo así pero la chica de los ojos azules se mantuvo serena

-Eso es cierto.

-No entiendo –susurro Ginny manteniendo la boca entreabierta

-Yo tampoco…

Se quedaron calladas por alrededor de un minuto pero sin dejar de mirarse la una a la otra.

-Dime una cosa Va… ¿Sabes que eres una bruja pero no recuerdas nada de tu persona?

-Aja.

Ginny suspiro, miro el brazo de Vanessa y como es que a pesar de la tela que había puesto para detener el flujo de la sangre algunas gotas se escurrían por su pálida piel. ¿Cuánta sangre había perdido ya en todo ese tiempo?

-Tengo que llevarte al hospital.

-¿Por qué? –pregunto la joven y Ginny nuevamente se sorprendió de la forma tan tranquila en que hablo. Esperaba que se pusiera huraña con ese asunto como la primera vez que lo menciono.

-Tu brazo.

-¡Oh!... –fue todo lo que dijo Vanessa al verlo. Intento moverlo e hizo una mueca de dolor.

-Te lanzaron un hechizo.

-¿Tu lo hiciste?

-No, no, yo no fui –respondió a la defensiva y poniéndose muy nerviosa.

-¿Vives aquí?

-No.

-¿Entonces qué hago aquí? ¿Quién me daño? ¿Por qué no recuerdo nada?

-No lo sé.

-¿Tampoco sabes quién soy o como me llamo? ¿Nos conocemos? –siguió preguntando Vanessa tratando de resolver todas las dudas que empezaron a surgirle.

-Yo no sé nada, pasaba por aquí y te encontré.

-Humm… ¿Segura?

-Si… estee… Tengo que llevarte rápido al hospital. Has sangrado bastante. –se atajo Ginny convencida de que Vanessa no recordaba nada acerca de Harry, la Orden o cualquiera de las otras cosas que pudiera vincularla a los suyos.

La chica de los ojos azul zafiro dudo en seguirla cuando la pelirroja le tendió la mano.

-Vamos, confía en mí.

Al final se decidió pero solo pudo dar tres pasos antes de que se llevara una mano a la frente y sus pies la traicionaran. Ginny se asusto cuando la vio perder el equilibrio y dejo que se apoyara en ella para no caer.

-Estoy mareada, no me siento bien –dijo Vanessa con los ojos cerrados. Después los abrió de repente, se zafó de los brazos de Ginny, volteo a donde estaba el árbol doblándose un poco por la cintura y comenzó a vomitar.

-¡Por todos los cielos! –exclamo Ginny y cuando Vanessa se calmo la rodeo por la cintura para que de nuevo se apoyara en ella. –Ahora cierra los ojos y relájate, vamos a desaparecernos.

-¡¿Qué?!

Ginny ya no contesto porque al segundo siguiente ya se habían aparecido frente a los aparadores de una vieja tienda muggle. Los maniquíes como siempre estaban polvorientos y las pelucas mal colocadas. Ginny y Vanessa solo estaban iluminadas por la luz de una lámpara alta lo que le permitió a la pelirroja darse cuenta de que Vanessa estaba mucho más pálida de lo que pensaba.

-Necesito que hagas todo lo que te diga, ponte este suéter encima, no deben vernos. –concluyo desamarrándoselo de la cintura para dárselo a ella.

-¿Por qué? –pregunto Vanessa en un débil susurro

-Porque yo lo digo –exclamo Ginny con nerviosismo.

Su mejor amiga Hermione se encontraba dentro de ese mismo hospital y si la veía con Vanessa en ese estado haría mil preguntas y todo su plan se vendría abajo. Si las descubrían no habría forma de alejar a Vanessa de su vida y la de Harry. Ginny se lo pensó muchas veces antes de entrar, buscaba otra forma de que se atendiera a Vanessa pero ese era el único hospital que conocía y la herida del brazo parecía agravarse con cada minuto que pasaba.

Se dispuso a entrar pero se paró en seco frente al aparador. Metió las manos en los bolsillos y saco las ligas para el cabello que anteriormente eran de Vanessa. Se hizo un moño e hizo lo mismo con el cabello de la otra joven que no quitaba la curiosidad de su rostro.

-¿Por qué? –volvió a preguntar.

-Por favor… Mira, es mejor que nadie nos vea cuando entremos, no hables ni digas nada. Solo sígueme, pronto estarás bien y a salvo…

El tono de Ginny fue de suplica y después de eso se giro nuevamente al aparador para entrar al hospital.

–Traigo una bruja herida, necesito pasar.

Entraron al recinto que se encontraba muy vacio en comparación a las otras ocasiones en que Ginny había estado ahí. No quería ponerse a buscar a Hermione pero era inevitable hacerlo para asegurarse de no ser descubierta.

La castaña estaba al fondo del pasillo de la planta baja recargada sobre una de las paredes. Estaba con los ojos cerrados y gesto preocupado.
“Harry” pensó Ginny y el coraje que sentía hacia Vanessa regreso. “¡Si a Harry le pasa algo será su culpa!”

Atravesaron la sala a toda velocidad ignorando las palabras de la recepcionista que ofrecía su ayuda y Ginny estaba aliviada de que Hermione estuviera lo suficientemente lejos y demasiado sumida en sus pensamientos como para prestar atención a las dos sombras que a medianoche habían entrado al hospital

Al llegar a las escaleras una sanadora morena y de edad avanzada le lanzo una mirada ceñuda a la pelirroja pero ni por eso se detuvieron.

-Esta herida y no recuerda que le sucedió –le dijo Ginny cuando paso por su lado.

-¿Sabe a dónde llevarla señorita?

-Por supuesto.

Vanessa que hasta ese momento llevaba la cabeza agachada la levanto para ver a la mujer que abrió los ojos como platos

-¡Caracoles, pero que mal aspecto tiene! –exclamo la mujer. –Permítame que la ayude.

-Gracias pero yo puedo so…

-¡Tú y tú, vengan a ayudarlas! –llamo la sanadora con impaciencia interrumpiendo la frase y al instante dos sanadores mas se les acercaron.

-¡Oh no! –susurro la pelirroja al ver que la atención de todos empezaba a centrarse en ellas. Rogaba en su interior porque Hermione no se diera cuenta.

-¡Ayyy! –grito Vanessa en cuanto los sanadores estuvieron lo suficientemente cerca de ella -¡Ayy!

-Súbanla pronto al cuarto piso –ordeno la sanadora.

Los sanadores tomaron a Vanessa por los hombros para subirla en una camilla que hicieron aparecer pero sus gritos se incrementaron.

-¡Su brazo! –exclamo Ginny con pánico al percatarse del verdadero problema. -¡Esta herida en el brazo, no se lo toquen! ¡Súbanla ya! ¡Pronto, pronto!

Y todos desaparecieron escaleras arriba justo antes de que Hermione se asomara a preguntar qué es lo que sucedía…

lunes, 27 de octubre de 2008

Hola a todos

Hola, como estan? Supongo que ansiosos por leer el siguiente capitulo y tambien ansiosos para que Potterfics abra nuevamente sus puertas a todos ustedes. Hoy decidi publicar una entrada para que sepan que aun sigo viva xD y que aun estare dandoles lata a todos ustedes por un buen tiempo.

He leido todos sus comentarios, gracias por ello y por preocuparse de lo que sucede con la historia, me hacen sentir muy feliz ^_^

Estos dias la escuela me ha dejado bastante mareada o aturdida (por no encontrar mejor descripcion) demasiados trabajos escolares y bueno, aparte de todo eso estoy en temporada de examenes lo que me dificulta hacer muchas cosas ¬¬ entre ellas, terminar el capitulo. Aun no puedo terminarlo y eso ya me frustro!! En serio como no tienen idea pero lo terminare, eso es seguro.

Sobre Potterfics... humm... ¿Que puedo decirles? Tenemos prohibido dar spoilers jejeje y para los que lleguen a pasarse por los foros de HL sabran a lo que me refiero, una de mis compañeras por querer apaciguar las cosas solto grandes spoilers y bueno, el jefe mayor (entiendase Vito) se molesto un poquitin pero nada grave. Solo se esta intentando mantener el TOP SECRET para sorprenderlos el dia que la pagina vuelva a la vida y los tinteros y plumas vaguen por aqui y por alla.

Una cosa que si puedo decirles es que nuestro titulo de "Editoras" cambio por el de "Moderadoras de Potterfics" la razon pues que no solo nos dedicaremos a eso si no tambien a otras cosas dentro de la web. Y bueno, mantengan el animo que el desarrollo de la pagina esta mas que avanzado y va bastante bien, Vito ha hecho un exelente trabajo para la renovacion de la pagina asi que como he dicho antes... la espera valdra la pena.

Por cierto, no se si aun tengan dudas pero las historias siguen en la pagina igual que los comentarios, nada de eso se perdio, lo digo porque se que a algunos les quedaba la incertidumbre de no saber que pasaria con sus historias con el cambio de la web... por ese lado tranquilicense tdos ^_^

Creo que ya me extendi demasiado hablando jejeje asi que por hoy los dejo, sean pacientes por favor xD

Se despide de ustedes sandy yalek

lunes, 29 de septiembre de 2008

¿Y el 6 para cuando?

Exelente pregunta jejeje xD Se que todos estan muy ansiosos por seguirme leyendo pero la verdad es que no se para cuando pueda estar el siguiente capitulo. ¿Quieren saber la verdad?.... Ni siquiera he podido terminar de escribirlo se que eso es una mala noticia sobre todo porque tiene muchisimo tiempo desde que publique el capitulo 5 pero han pasado muchas cosas. Si hago la lista seria algo interminable y solo por mencionar unas cosas les puedo decir que:

pereza + universidad + msn + ausencia de comentarios= capitulo sin terminar

Sobre potterfics tengo una noticia jejeje a ver si a ustedes si les da gusto xD Hace unos dias me nombraron Editora de Potterfics .

Recuerdan la famosa convocatoria? Pues sandy yalek se anoto y apenas me hablaron, fue interesante como fue que me eligieron: Sostuve una pequeña charla con Vito y muy al estilo de HL me hicieron una broma ¬¬ En fin, por lo que he podido ver les puedo decir que la nueva version de potterfics va por buen camino y esperemos que se pueda tener la pagina de vuelta en muy poco tiempo. Asi que el animo no decaiga que potterfics volvera.

Por lo mismo me gustaria saber que cosas a su criterio les gustaria mejorar de potterfics y si son buenas ideas podria mostrarselas a vito, porque nada mejor que la opinion de los propios lectores y escritores para qu potterfics sea nuevamente del agrado de todos

Me despido y hasta la proxima entrada, aqui les mantendre al tanto del regreso de potterfics y si logro tener el cap antes de que la pagina regrese lo subire.

besos de sandy yalek!

jueves, 4 de septiembre de 2008

CAPITULO 5 EL GRAN SECRETO

Tal y como prometi hoy 4 de septiembre publicare el capitulo 5 de mi fan fic ya que potterfics no quiere funcionar ¬¬ Bueno, lo importante es que aqui lo tienen y por favor me gustaria que dejaran comentarios, quiza este es uno de los capitulos mas importantes de este fic...

Dejen sus comentarios aqui en el o bien pueden hacerlo con un mensaje a mi correo que todos tienen pero lo dejo de nuevo sandy_yalek@hotmail.com, necesito saber quienes aun me siguen a pesar de este tiempo U_U. No se cuando estara listo el siguiente capitulo, como he dicho a muchos de ustedes necesito ver los amados reviews para inspirarme pero si no hay simplemente dejo de escribir con la fluidez con que lo hago regularmente aparte de que la universidad absorbe gran parte de mi tiempo pero tendran el capitulo siguiente tarde o temprano y si potterfics sigue sin funcionar durante otro mes pues lo seguire publicando aqui.

Se que han esperado mas de un mes para leerlo y espero que lo disfruten y la pregunta obligada... ¿Quien guardo el secreto y cual es? jejeje xD

CAPITULO 5 EL GRAN SECRETO

Harry primero observo a Vanessa frunciendo el ceño, después ladeo ligeramente el torso para mirar en la misma dirección que la chica y vio a sus amigos. De lo silenciosos que estaban hasta ese momento había olvidado por completo que se encontraban ahí, no pudo descifrar con exactitud sus expresiones pero era obvio que estaban tan impresionados como él por la revelación que acababa de hacer Vanessa. Se produjo un prolongado silencio en el que Harry solo pasaba la vista de uno a otro hasta que Vanessa por fin hablo:

-Parece que la co-protagonista de esta historia no tiene ganas de hablar, bueno esta bien tendré que hacerlo yo –lo dijo de manera tranquila, como si fuera lo mas normal del mundo mientras se encogía ligeramente de hombros.

“¿La co-protagonista?” se pregunto Harry y comprendió que sus deducciones no iban tan mal de cómo las imaginaba, uno de sus amigos sabia de la falsa muerte de Vanessa, mas bien dicho era una de sus amigas…

-¿Hermione? –pregunto Harry no muy seguro de lo que acababa de decir pero si tenia que elegir entre su novia y la castaña; era mas fácil pensar que Vanessa se estaba refiriendo a Hermione. Además de que no seria la primera vez que le ocultara un secreto… la semana anterior le había revelado otra cosa importante ¿no? ¿Por qué no ocultarle también eso? ¿Podría resistir de nuevo una mentira de esa magnitud?

-¿Yo que? –pregunto la muchacha al sentir la mirada de su novio y la de Harry. Estaba mas que desconcertada –¿Por qué me miran así? No se de que están hablando.

-No mientas Hermione.

Vanessa se echo a reír y eso logro captar la atención de los otros.

-¿Qué es tan gracioso? –le pregunto Harry comenzaba a irritarle aquella situación tan incomoda.

-Esto es muy divertido –respondió ella con una amplia sonrisa –Parece que de verdad no sabe nada aunque en esta habitación hay alguien que si sabe lo que ocurrió esa noche y conoce a la perfección la razón de mi desaparición, esa persona conoce la historia mucho mejor que yo… Te doy una segunda oportunidad, ¿se lo dices Ginny o se lo digo yo?

-¿Ginny? –preguntaron Harry, Ron y Hermione a la vez. Vanessa de nuevo se rió.

-Estoy sorprendida, de verdad no les dijiste nada –dijo dirigiéndose a la pelirroja que tenia la vista clavada en el suelo. –Nunca te creí capaz de soportar ese secreto por tanto tiempo.

Vanessa meneo la cabeza de un lado al otro en señal de desaprobación.

-¿Pero que…? –empezó a decir Harry pero Vanessa no lo dejo terminar.

-Ven Harry, será mejor que nos sentemos –la joven de cabellos negros lo tomo de la mano conduciéndolo al sofá que estaba frente al que ocupaban sus amigos -¿Cual versión de los hechos quieres?

-¿Cómo que cual versión de los hechos quiero? –pregunto Harry alzando una ceja.

-Bueno, es que existe la versión oficial y la… versión real de lo que sucedió. La versión oficial es que me perdí –se encogió de hombros –todo el mundo confundió mi cuerpo y ya no pude regresar… Creo que esa versión necesita muchos arreglos –entrecerró los ojos como si intentara concentrarse en algo –Caí, creyeron que había muerto, me botaron junto con un montón de cuerpos y luego medio moribunda y desorientada me fui de ese lugar, después de eso echaron al hoyo lo que creían que era yo y no tuve posibilidad alguna de volver… Creo que así suena mejor.

Volteo a ver a Harry que mostraba una gran irritación, obviamente eso no era lo que esperaba escuchar.

-¡Esto es en serio Vanessa! sabes muy bien que odio que me hablen con rodeos, yo solo quiero saber la verdad.

-Eso lo se, ya me dejare de bromas. –respondió ella luego de poner los ojos en blanco. –Este tiempo te ha hecho perder el sentido del humor.

-¡Lo que perderé es la paciencia si sigues así!

-Ya Harry, te diré lo que paso.

-No lo hagas Vanessa –dijo Ginny en voz baja. Vanessa dibujo una sonrisa.

-Lo lamento tanto Weasley pero Harry quiere la verdad y eso es lo que le voy a dar –Vanessa ni siquiera volteo a ver a la pelirroja, mantuvo el rostro fijo en la mirada de Harry y le dijo –No desaparecí de tu vida porque así lo deseara. Es una historia muy larga, algo muy, muy complicado.

-Seré capaz de entenderlo.

-Primero, debes saber que talvez el hechizo de Bellatrix no cumplió con matarme pero si me hirió. No quisiera mostrártelo pero es para que me creas.

Se separo un poco de Harry y con cuidado y suma facilidad levanto la manga izquierda de su blusa dejando su brazo al descubierto. Harry observo el brazo y abrió un poco los ojos sorprendido. Entre el espacio que separaba el codo y el hombro de la joven había una línea de forma irregular marcando el brazo de un lado al otro. La textura le recordaba a su cicatriz en forma de rayo pero la herida de Vanessa se veía bastante reciente, como si tan solo un minuto atrás un hierro hirviendo le hubiera quemado la piel dejándolo en carne viva. Inconscientemente Harry levanto la mano y la dirigió al brazo desnudo de Vanessa que se dio cuenta de lo que el muchacho pensaba hacer y se deslizo rápidamente por el sofá hasta quedar fuera de su alcance. La manga cayo con suavidad cubriendo el brazo de nuevo.

-No tocar –dijo ella con tono amenazante. –Duele y mucho.

-Perdón –se disculpo Harry.

-El hechizo de Bellatrix solo me paso rozando y mira el daño que me causo, un poco mas a la derecha y yo no estaría aquí. Según lo que creo (porque no estoy del todo segura) el hecho de que me desmayara mientras me lanzaba el hechizo contribuyo a que la maldición no golpeara con su verdadero objetivo, rozo mi brazo lo que hizo parecer que si me había golpeado y caí inconciente. Esa es mi teoría.

Con el silencio que había en el sofá de enfrente se podía considerar que Hermione, Ron y Ginny formaban parte del amueblado de la casa. Vanessa dio un suspiro.

-Esto no es fácil Harry, de verdad que no lo es pero aquí voy, quizá seria bueno que Ginny me ayudara con una parte que ella recuerda mucho mejor que yo… -no obtuvo respuesta –Tienes que prometer que no me interrumpirás hasta que haya terminado de contar lo que paso.

-Lo prometo –dijo Harry con impaciencia –Ahora habla.

Vanessa miro de soslayo a Ginny. Es unos minutos mas se revelaría el secreto que ambas compartían…


******

7 DE ENERO DE 1999…

Había un caos en la mansión de Voldemort, faltaban un par de horas para la medianoche.

-¡Harry, Harry! –grito Hermione al ver el cuerpo del muchacho aplastado por un enorme candelabro. La posición del ojiverde era extraña, antinatural, innumerables cristales estaban a su alrededor, un pedazo de metal le había atravesado un brazo y sangre brotaba por su cabeza.

Ginny por un momento se quedo paralizada, desorientada pues había visto suceder varias cosas al mismo tiempo: su hermano y los gigantes, Vanessa acababa de caer muerta justo a unos metros de ella y Harry había sufrido un grave accidente. Todo estaba mal, muy mal. Bellatrix no paraba de reírse y lanzar hechizos, tuvo que agacharse para esquivar uno de ellos. Levanto la vista a donde se encontraban Hermione y Harry pero ya habían desaparecido. Literalmente gateo hasta donde yacía el cuerpo inmóvil de Vanessa que aun tenia la varita en mano, Bellatrix había sido más rápida que la chica de los ojos azul zafiro y la había asesinado, su principal rival en el amor había dejado de existir o al menos eso era lo que pensaba. En eso se escucho un ruido extraño al fondo de la casa amortiguando las risas de la mortifaga y todos voltearon la vista hacia aquel lugar. Cadáveres vivientes salían por un hueco de la pared. Ginny emitió un grito ahogado, nunca había visto esas criaturas en otro lugar que no fueran las páginas de los libros.

-¡Ginny! –gritó Ron desde lo lejos -¡Llévate a Vanessa! ¡Saca su cuerpo de aquí ahora mismo! –le ordeno.

-¿A donde?

Se escucharon gritos de horror, una gran columna de fuego se elevo en el pasillo

-¡VETE! –volvió a gritar -¡Tu también vete de aquí Luna!

Ginny comprendió lo que su hermano intentaba hacer. Protegerla. La pelirroja volteo en todas direcciones buscando a su amiga rubia pero no la vio por ningún lado, quizá y ya se había desaparecido o tal vez había hecho caso omiso a Ron y se había ido a perseguir a otro mago. Puso una mano sobre el pecho de Vanessa y sintió un leve movimiento en el ¿estaba respirando? No, eso era imposible. Vanessa estaba más que muerta. Otro rayo de luz paso cerca de ella, tenia que irse pronto antes de que a ella también la mataran y eso no podia ser, una de las dos tenía que quedarse para hacer feliz a Harry. Algo rozo su pie pero no lo tomo en cuenta y desapareció.

La pelirroja solo pensó en salir de aquel lugar, sin importarle donde apareciera. Cuando abrió los ojos se encontraba en un bosque cubierto de nieve, a lo lejos pudo escuchar gritos y en una fracción de segundo miro al cielo, una nube de humo se extendía sobre su cabeza lo que significaba que no se encontraba muy lejos de donde se estaba llevando a cabo la batalla de la mansión, la luz de la luna que se reflejaba en la blanca nieve le permitía ver con mayor claridad. Sujetaba con fuerza su varita mágica con una mano mientras que la otra aun se encontraba sobre el cuerpo de Vanessa; nuevamente sintió un leve movimiento y abrió mucho los ojos. Trato de estudiar el cadáver con la mirada para asegurarse de que solo eran falsas señales de vida pero no tuvo tiempo para hacer eso… Algo le aprisiono el pie y escucho una sonora carcajada tras ella, se giro abruptamente y se encontró con la mirada de la mortifaga que según ella había aturdido y derribado en la mansión. Era una mujer bastante joven, con el cabello lacio y castaño oscuro recogido en una coleta, sus ojos eran grandes y le dedicaba una amplia sonrisa. Estaba tendida boca abajo en la nieve y su mano aprisionaba con fuerza el tobillo de Ginny que grito al verla.

-Gracias por sacarme de allí niñita –dijo la mortifaga en un susurro.

-¡PETRIFICUS TOTALUS! –exclamo la pelirroja antes de que la situación se fuera a salir de control aprovechando la mala postura de la mujer para hechizarla.

Al instante la mortifaga se quedo rígida, como una estatua y Ginny se arrepintió un segundo después de haberla hechizado porque tuvo que luchar por un tiempo para poder liberar su pie de la mano engarrotada de la mujer. Una vez liberada, le quito la varita mágica, arrastro a la mujer lejos del cuerpo de Vanessa y lanzo un hechizo con el que cuerdas se enroscaron en su torso para evitar que la atacara o escapara cuando terminara el efecto. Se acerco unos pasos a donde estaba Vanessa y se mordió el labio nerviosamente; no quería acercarse, sentía miedo de hacerlo. La mortifaga se despetrifico y comenzó a gritar y a decir incoherencias, Ginny no sabia como hacer para callarla, le lanzo un silencius pero esto solo funciono por unos segundos, la estaba desesperando, en su intento por escapar se arrastraba como gusano por el suelo así que la llevo hasta un árbol y la ato a el. Tenia que librarse de ella pronto, pensó en regresar a la mansión pero eso no ayudaría en mucho, era peligroso volver allá pero aun así… ¡tenia que hacerla callar! Lo único que se le ocurrió hacer y que fuera eficiente fue intentar realizar el hechizo durmiente, el único hechizo con el que la mujer no podría librarse a menos que la propia Ginny lo deseara, se lo lanzo y funciono. A pesar de que el silencio regreso eso no disminuyo sus nervios, comenzó a dar vueltas de un lado al otro guardando en su bolsillo las tres varitas mágicas que ahora poseía (la de Vanessa, la de la mortifaga y la suya). Pensaba en Harry y en la última imagen del muchacho empapado en sangre. ¿Y si esa era la ultima vez que había visto a Harry con vida? Se estremeció, cerro los ojos y agito la cabeza de un lado al otro tratando de alejar los pensamientos negativos.

-¡AYY! ¡AY! ¡DUELE, DUELE! –escucho que alguien grito, una voz muy familiar. Lo único que Ginny pudo hacer fue llevarse ambas manos a la boca y abrir mucho los ojos sorprendida. Vanessa estaba retorciéndose de dolor en el suelo. Estaba viva pero ¿Cómo era posible aquello después de todo lo que había visto esa noche?

-¡Mi brazo! ¡Ahh! –seguía chillando la chica de cabellos negros con los parpados muy apretados.

Ginny se acerco arrodillándose a su lado y vio una gran mancha roja sobre la nieve. En la manga izquierda de la blusa de Vanessa había una gran rasgadura, mejor dicho una quemadura de donde provenía la sangre que estaba esparcida sobre la nieve, no se había dado cuenta antes de aquello por dos simples razones: la primera porque se suponía que Vanessa estaba mas que muerta y la segunda porque tenia miedo de acercarse demasiado al cadáver. Vanessa abrió los ojos de golpe.

-¿Ginny? –pregunto tratando de reconocerla en la oscuridad. -¡Ginny ayúdame, me duele mucho!

-¡Deja de moverte! –exclamo Ginny pues Vanessa se zangoloteaba demasiado impidiéndole ver la herida. Vanessa la miro entrecerrando los ojos pero obedeció.

Con el mayor cuidado que se podía Ginny termino de romper la manga pero fue inevitable no rozar su piel por lo que Vanessa volvió a gritar de dolor un par de veces.

-Eso se ve horrible –dijo Ginny para si misma mientras estudiaba con la mirada el daño provocado. –Tratare de detener la hemorragia… ¡Episkey!

La sangre se detuvo pero continuaba viéndose fatal.

-Hum… Gracias –dijo Vanessa entre dientes y con la mano derecha se apoyo en el suelo para poder sentarse, hizo una mueca de dolor cuando trato de mover el brazo herido. Ginny no contesto, siguió viendo el brazo y se dio cuenta de que nuevamente la sangre brotaba.

-¡Demonios! –susurro.

-Eres una tonta, lo hiciste mal –reprendió Vanessa –¿Es que en su escuela no saben enseñarles magia?

Ginny resoplo, se puso de pie y se cruzo de brazos.

-Deberías estar muerta ¿lo sabias?... Bellatrix te lanzo un avada kedavra, ¡un avada y sobreviviste!...

-¿Vas a ayudarme si o no?

Ginny se quedo pensativa, luego pasados unos segundos puso los ojos en blanco. De nuevo se arrodillo ante ella, dio un tirón a su tunica y desprendió un largo trozo de tela.

-Creo que la magia no funcionara, fuiste herida con una maldición imperdonable. No soy tan perversa como para dejarte morir desangrada…

-Pero eso quisieras… -susurro Vanessa. La pelirroja la escucho pero prefirió hacerse la sorda.

-… detendré la sangre a la forma tradicional –continuo Ginny dibujando una sonrisa. -Tienes suerte de que solo te haya rozado el brazo ¿Cómo demonios paso?

-Yo… -empezó a decir Vanessa reflexionando –Yo me desmaye, si eso fue lo que paso, vi el rayo, luego todo se volvió negro y… ¡AHHH!

Ginny rodeo con la tela el brazo de Vanessa, con el mas mínimo roce vociferaba maldiciones pero lo peor fue el grito desgarrador que soltó cuando Ginny hizo el nudo para cortar la circulación de la sangre. Se empezó a preguntar que tan lejos se había escuchado eso.

-¡¡TEN CUIDADO IDIOTA!! –grito Vanessa después de aquello mientras Ginny se moría de la risa

-Eso es lo que hago –contesto sin dejar de sonreír –Si no te gusta pues hazlo tu misma.

Vanessa le lanzo una mirada asesina y luego Ginny se puso de pie. Ninguna de las dos dijo nada por unos minutos hasta que Vanessa hablo de nuevo.

-¿Dónde estamos? ¿Dónde… donde esta Enrique? –pregunto alterándose un poco volteando a todas direcciones. Vio un bulto amarrado en el árbol pero sabía bien que eso no era la persona que buscaba. ¿Qué hacia con Ginny en ese lugar cuando había una pelea? ¿Es que acaso todo había terminado? Y si era de esa manera los de la Orden deberían estar junto con ellas pero ¿Por qué no los veía por ningún lado?

-Estamos en el bosque, parece que la mansión esta a unos kilómetros de aquí, te saque de ahí pero esa bruja –ladeo el rostro en dirección a la mortifaga –se agarro de mi pie y tuve que hechizarla para hacerla callar y Harry –recalco mucho esa palabra –… él… ¡él puede estarse muriendo en este mismo instante! ¡Todo por tu culpa!

El comentario de Vanessa hizo que Ginny recordara todo lo que había sucedido entre ellas

-¿Por qué? ¿Qué le ha ocurrido?

-Tuvo un gran accidente todo por intentar ayudarte –la voz de Ginny fue entrecortada, con unas inmensas ganas de llorar –Sangraba y sangraba se veía muy mal ¡todo por ti, por ser la maldita doncella en peligro que tenia que salvar! ¡Te odio Vanessa! ¡TE ODIO!

-¡Yo también te odio Ginny Weasley! Eres un estorbo. Una simple mocosa entrometida que se cruzo en mi camino

-¡Tu te cruzaste en mi camino! –la señalo de forma acusadora –Me quitaste a Harry, me robaste su cariño.

-Yo no te he robado nada. Enrique…

-¡Que se llama Harry!

-Enrique –insistió Vanessa –Mi Enrique no te quiere ¿Por qué no lo superas Weasley? El me prefiere a mí.

-¡MENTIRA!... Harry no te eligió, tú lo obligaste a elegirte. Me lo quitaste a la mala Vanessa, te aprovechaste de su amnesia para mantenerlo a tu lado. Sabias quien era él y aun así lo ocultaste de nosotros. No le ayudaste a recordar quien era. ¡Tú no lo quieres! Lo único que te importa eres tu misma. Eres la culpable de todo lo que ha pasado. Hasta culpable de la muerte de Severus Snape. Te importo poco su vida.

Tomo a Vanessa por sorpresa, la expresión de su rostro se desencajo.

-¡Cállate, no sabes lo que dices Weasley!

-¡Mataste a tu padre!

Esa frase fue como un puñal directo al corazón de Vanessa, sus ojos se pusieron brillosos, señal de las inmensas ganas de llorar. Los cerró intentando controlarse pero con eso solo consiguió repetir la escena de su muerte en su mente. Un recuerdo muy vivido.

-¡Que te calles! –volvió a exclamarle abriendo los parpados y remplazando el gesto de dolor por uno de rabia hacia la pelirroja por recordarle ese acontecimiento. Si las cosas seguían así llegaría el momento en que no soportaría los estupidos reproches de Ginny. Había llegado la hora de ponerle un alto a la situación antes de que sus palabras llegaran más lejos. “Seguro que un hechizo no le caería mal” pensó Vanessa. Deslizo la mano derecha hasta su bolsillo en busca de su varita mágica que no encontró.

-Mi varita… La he perdido… -susurró un poco asustada pensando que la había dejado tirada en la mansión.

-Yo la tengo –dijo Ginny sacándola de debajo de su tunica.

-Dámela –ordeno estirando la mano.

-No, no voy a dártela, además, no la necesitaras.

La rabia de Vanessa aumento. Intento ponerse de pie y sin querer apoyo su peso en el brazo herido. Grito de nuevo pero no solo por ese dolor sino porque al segundo siguiente todo su torso estaba envuelto en cuerdas inmovilizándola por completo.

-¿Pero que…? –preguntó asustada ya no sabia que pensar, Ginny Weasley la acababa de encantar con su propia varita -¡¿Estas loca?!

Ginny la observo fijamente a los ojos, aun con la varita apuntando directo a su pecho, su respiración era agitada.

-No permitiré que me ataques.

-Yo solo quería ponerme de pie –dijo Vanessa apenas moviendo los labios.

-Me importa poco. Si te suelto y te llevo de vuelta con Harry y los demás… ¿estarías dispuesta a dejarlo que me recuerde por completo y darle la oportunidad de elegir?

Vanessa se quedo callada pero de repente estallo en carcajadas

-¿Bromeas verdad? –pregunto Vanessa sin dejar de reírse –Creí que me conocías mucho mejor, en la guerra y en el amor todo se vale y si es necesario llevármelo del país lo haré con tal de que “la pecosa Weasley” deje de molestar.

-¿Con que eso es lo que crees? ¿En la guerra y en el amor todo se vale? Muy bien, me parece perfecto pero… no serás tu la que haga hasta lo imposible por alejar a Harry de mi lado. Yo seré quien lo aleje de ti cuésteme lo que me cueste y pase lo que tenga que pasar –decía Ginny con los dientes apretados. –Llego la hora de que regrese mi felicidad, esa felicidad que me arrebataste. Voy a recuperar a Harry –concluyo con determinación.

-En serio Ginny, ya deja de engañarte, Enrique es mío y solo mío. Ya no puedes hacer nada para recuperarlo y en cuanto me vea de nuevo te darás cuenta de ello. Deja de humillarte, lo digo por tu bien

-¡No volverás con él! –dijo Ginny con aire autoritario a la chica que tenia enfrente.

Vanessa entrecerró los ojos dedicándole una sonrisa burlona. Si Ginny creía que después de ese día y luego de esa pequeña charla se daría media vuelta dejándole el paso libre, estaba muy equivocada. La observo y hubo algo en el rostro de Ginny que le preocupaba, era como si estuviese completamente segura de que eso ocurriría. ¿Qué era lo que estaba tramando? Vanessa no lograba obtener una respuesta concreta solo podía esperar a que la pelirroja siguiera hablando para averiguarlo. –Para todos moriste hace unas horas tu no puedes regresar –Ginny agito la cabeza frenéticamente de un lado al otro -¿Me escuchaste? No vas a regresar, tú vas a desaparecer.

-¿Y que piensas hacer para cumplir con tu objetivo? –pregunto Vanessa con incredulidad, tratando de mantener firme su voz pero la verdad era que comenzaba a asustarse.

Temía lo peor, que Ginny hubiera perdido la cordura todo por la obsesión de estar a lado de Harry ¿Valía la pena llegar a todo eso (fuera lo que fuera) por culpa de él?... Si, si lo valía. Debía estar demente pero quizá pensaba eso por su egoísmo y por el instinto de posesión que en los últimos meses sentía hacia a Harry, apoderarse de su amor y su corazón se había convertido en una verdadera competencia entre Ginny y Vanessa donde la mas fuerte (o mas persistente) vencería. En esos momentos Vanessa se encontraba en una clara desventaja, tirada en la nieve, herida y atada no había demasiado que pudiera hacer para defenderse. En cambio Ginny se encontraba en perfectas condiciones físicas y poseía más de una varita mágica. Si Ginny se había vuelto loca era muy seguro que no pensara en sus acciones hasta tiempo después de haber cometido una tontería. ¿Y si esa locura tenia como consecuencia su muerte? Imaginarse a Ginny como asesina resultaba casi imposible y mucho más imposible pensar que aquella pelirroja fuese capaz de cometer semejante atrocidad pero sabia muy bien que el odio, nerviosismo y la frustración en conjunto podían producir muchas cosas peligrosas.

-¿Vas a matar-me? –la voz de Vanessa se quebró en la ultima silaba y muchos otros pensamientos cruzaron por su mente. Justo ese día la principal amenaza para todos había muerto. Justo ese día había hecho planes de matrimonio con Harry (planes que por supuesto Ginny desconocía), se suponía que con la muerte de Voldemort todo terminaría en un “Y vivieron felices para siempre” sin embargo todo se estaba acomodando de tal forma que para ella nunca existiera la felicidad absoluta y eso hasta cierto punto resultaba patético.

Ginny abrió los ojos como platos y Vanessa se dio cuenta de que su imaginación se había ido muy, muy lejos pero la muerte era lo único que podía encajar como sinónimo de la palabra “desaparecer”.

-¡Ay no! ¡¿Cómo se te ocurre?! –exclamo Ginny horrorizada ante la idea y nuevamente empezó a caminar de un lado al otro muy nerviosa, lagrimas escurrieron por su rostro antes de que volviera a hablar. –Yo… yo no quisiera llegar a esto. Una cosa es desear con todas mis fuerzas que desaparezcas y otra muy diferente desear tu muerte. Estoy desesperada, quiero que todo vuelva a ser como antes y… y… la única forma que se me ocurre es borrarte la memoria.

-¡NO! –grito Vanessa.

Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo y comenzó a preguntarse que era peor: morir en una fracción de segundo o vagar toda una vida sin recuerdos. La muerte no dolía, la soledad si… No más Vanessa Prince, no Snape, no Orden del Fénix, no mortifagos, no Harry, no nada.

Había escuchado hablar de casos en que el ministerio de Magia había recurrido a utilizar el encantamiento desmemorizante con los muggles para proteger el secreto de la magia pero esas eran personas calificadas. También había escuchado hablar de magos hechizados cuyo final había sido trágico, algunos terminaron locos y otros tontos. ¡Ginny solo era una niña!

-Ginny ahora estas confundida, no tienes idea de lo peligroso que es lo que planeas hacer, ¡No seas idiota!

-No, no tengo idea de lo que pienso hacer. Estoy aturdida pero no puedo dar marcha atrás.

-¡Tú no puedes hacerme eso!

-Si puedo y lo voy a hacer y si no quieres que lo haga desaparece por tu cuenta.

-¡No!... ¿Piensas hacerme lo mismo por lo que paso Harry? Tu no sabes lo mucho que sufrió por vivir sin memoria y… -Vanessa iba a comenzar a la defensiva, buscar algún pretexto para persuadir a Ginny una vez que se había dado cuenta de que eso no era una broma, iba en serio y tenia que detenerla de alguna forma –Te descubrirán.

-No van a descubrirme. Tú estás muerta ¿recuerdas? A nadie le importara tu desaparición.

-¿Y puedo saber como piensas explicar eso? ¿Qué piensas hacer conmigo una vez que me borres la memoria? Claro, si de verdad piensas hacerlo –dijo Vanessa con una nota de sarcasmo en su voz.

-Eso no lo se, encontrare la forma de solucionar ese problema. Pero no cabe duda, tú desaparecerás.

-El sol no se tapa con un dedo. Algún día te descubrirán y cuando Harry se entere va a odiarte. ¿Eso es lo que quieres?

-¡No se va a enterar! –chillo la pelirroja apuntando a Vanessa con la varita.

-¿Y si… y si tu hechizo falla?

-Ruega porque eso no suceda –susurro Ginny y al recordar a su antiguo profesor Lockhart hizo una mueca.

-Eres una maldita, más maldita de lo que yo puedo llegar a ser –dijo Vanessa en una repentina ráfaga de ira. –No tienes idea de la clase de bruja con la que te estas metiendo. Eres repugnante. Ojala y te mueras, deseo que él nunca te quiera tanto como me quiere a mi, deseo que solo te odie y te desprecie…

-¡Basta! –exclamo Ginny con los ojos hinchados pero Vanessa la ignoro y prosiguió.

-…Espero que cada minuto de tu asquerosa vida me recuerdes. Vivirás bajo mi sombra por siempre, deseo que los remordimientos y la culpa te consuman. Deseo que si yo pierdo la memoria tú enloquezcas. Juro que esto te va a pesar. –continuo Vanessa mirándola con ojos asesinos. –¿Qué estas esperando, no que tenias muchas agallas? –Ginny no contesto, su respiración era agitada igual que la de Vanessa –Anda Ginny, arruínate de por vida pero ya sabes lo que pasara si te descubren. ¡Hazlo! ¡Desaparéceme! –la reto.

Se hizo un silencio sepulcral que duro varios minutos, lo único que hacían era mirarse a los ojos. Vanessa fue la que decidió romper el silencio, dibujo una sonrisa burlona y susurro:

-¿Ya te arrepentiste Weasley?

-No… –dijo igualmente en voz baja y la sonrisa de la chica de los ojos azul zafiro desapareció –Adiós Vanessa… ¡OBLIVIATE!

******

-¡Ginny ¿Qué hiciste?! –grito Hermione poniéndose de pie de un salto obligando a sus amigos a volver al presente.
******

Le atinaron? Sospechaban que Ginny era la verdadera traidora? Se imaginaron que ese era el famoso secreto?.... Creo que de todas sus teorias que llegue a leer solo una fue la que mas se acerco a lo que realmente estaba pasando en la historia y creo que esa personita sabe quien es ;)

miércoles, 3 de septiembre de 2008

CAPITULO 4 NO TODO ES COMO PARECE

CAPITULO 4 NO TODO ES COMO PARECE

Harry se apareció en Hogsmade. El cielo estaba despejado dejando ver unas brillantes estrellas, el atardecer estaba dando paso a la noche mas pronto de lo que esperaba. El viento estaba tranquilo igual que la calle por la que transitaba. No tenía ninguna prisa por llegar a su destino así que mucho mas sereno con lo que había sucedido ese día se puso a curiosear por los escaparates de las tiendas que seguían abiertas sobre la calle principal.

Para cuando llego a la reja de Hogwarts ya estaba completamente oscuro, saco su varita mágica e invoco a su patronus con forma de ciervo que galopo al interior del castillo con un mensaje para que Hagrid le abriera. Harry observo como la figura plateada se perdía de vista mientras recordaba el motivo que lo había llevado a ese lugar a esas horas de la noche: de cierta forma quería quejarse de su desgracia ante la tumba de Vanessa, sabia que estaba mal (no era bueno reprocharle cosas a los muertos) pero tenia que hacerlo. Al parecer siempre estaría rodeado de mentiras y secretos. El semigigante no tardo en aparecer.

-Hola Hagrid –saludo el muchacho mientras su amigo de gran tamaño abría la reja sujetando una lámpara en su mano libre.

-¿Cómo has estado Harry? No te esperaba hasta el próximo mes –le dijo dejándolo pasar.

-Pues esta vez me adelante a mi visita.

-Es un gusto verte, bienvenido a Hogwarts –le dio unas palmaditas en la espalda que lo hicieron tropezar y por poco caerse. –Vamos Harry, te invito una taza de te.

-Gracias Hagrid pero…

-Te ves triste Harry ¿No quieres hablar?

Harry negó con la cabeza.

-Por favor Hagrid, no le digas a nadie que he venido… ¿Crees que puedas dejar la reja sin candado para irme sin molestarte?

-Harry sabes que es la seguridad del colegio… Que mas da, para ti lo que sea. –le dio un codazo a Harry que le saco el aire y Hagrid al ver lo que había hecho busco mil maneras de disculparse con el muchacho hasta que Harry recobro el aliento y le dijo que todo estaba bien.

Caminaron juntos por los terrenos de Hogwarts, a lo lejos se veía a algunos estudiantes lo que provoco una sonrisa a Harry al recordar los tiempos en que estudiaba en el castillo que siempre había considerado como su hogar. Al llegar a la cabaña de Hagrid se separaron para que Harry se fuera en dirección al lago y dio un suspiro cuando distinguió a las tumbas entre la noche; empezó a buscar con la mirada la tumba que deseaba visitar, solo que al encontrarla se llevo una gran sorpresa…

Frente a la tumba de Vanessa estaba una figura hincada y encapuchada. Harry se estremeció sabiendo muy bien que no podía ser ningún estudiante o cualquier otra persona del docente de Hogwarts y por un momento la imagen del rostro de Voldemort inundo su cabeza. Saco su varita mágica y avanzo por el pasillo tratando de no hacer ruido pero el suelo que pisaba lo traiciono. La persona encapuchada levanto ligeramente la cabeza al percatarse de su presencia.

-¿Quién es usted? ¿Cómo entro aquí? –le pregunto Harry del otro lado de la hilera apuntándole.

La figura elegantemente se puso de pie dándole la espalda a Harry.

-Le hice una pregunta, ¿Quién es usted?

No obtuvo respuesta y una fracción de segundo después la figura estaba literalmente corriendo rumbo al bosque prohibido, parecía flotar mientras recorría a toda prisa los terrenos.

-¡Demonios! –murmuro Harry entrecerrando los ojos decidido a perseguir al encapuchado pues muy a su criterio no podía quedarse ahí sin hacer nada viendo como un completo extraño había invadido Hogwarts y ahora pretendía desvanecerse en el bosque prohibido. Tenia que detenerlo y descubrir quien era así que echo a correr tras él. Sabia bien que la curiosidad y ese presentimiento de peligro asechándolo lo había llevado en el pasado a cometer una gran cantidad de errores pero ahora eso no le importaba en absoluto. El encapuchado entro al bosque prohibido donde ya no había ninguna señal de los rayos de la luna lo que dificultaba la búsqueda pero no podía permitir perderlo.

-¡Lumos! –dijo en voz baja apuntando en todas direcciones, vio ondear una capa y siguió corriendo tras ella, parecía que la figura se estaba cansando porque su paso se hizo mas lento. Las cosas no podían continuar de aquel modo.

-¡Espere! –grito Harry y sorprendentemente el encapuchado se detuvo a unos veinte metros de distancia ocultando la mitad de su cuerpo tras un gran árbol observando a Harry entre las sombras.

-¿Qué es lo que…?

Harry no pudo terminar la frase porque un rayo rojo proveniente de donde se encontraba el encapuchado paso por su lado lo que lo distrajo y el encapuchado volvió a correr.

-¡Arg! –se quejo Harry

De nuevo echo a andar, se tropezó y vio como la figura se perdía en una dirección diferente, siguió corriendo y dio vuelta en la dirección que había tomado pero lo único que vio después de eso fue una resplandeciente luz blanca tan cegadora como los rayos del sol que lo obligo a cerrar los parpados y llevarse ambas manos al rostro para protegerse de aquella luz. Sintió como todo daba vueltas a su alrededor perdiendo la noción del tiempo y del espacio…

Para cuando volvió a abrir los ojos estaba tendido en el suelo boca arriba aun con la varita mágica en la mano. Noto un fuerte dolor a la altura de su nuca y hayo un gran chichón provocado por una enorme roca en donde había caído. Se levanto del suelo aun frotándose la cabeza; seguía en el bosque prohibido pero ya no había señales de la figura encapuchada que lo había llevado hasta ese lugar. Se alumbro con la varita y reviso la hora, al mirar el reloj se sorprendió mucho: ya era cerca de media noche y el incidente del encapuchado había pasado varias horas atrás, era un milagro que durante el tiempo que estuvo inconsciente ninguna criatura del bosque se le hubiera acercado y causado daño, era mejor regresar a los terrenos de Hogwarts y lo mas pronto que pudiera.

Iba a la mitad de los terrenos cuando se puso a pensar si seria bueno dar aviso de lo que había visto aquella noche, miro al interior del castillo y vio que la mayoría de las luces se encontraban apagadas, seguramente que todos ya estarían dormidos, esperaría a la mañana siguiente para informarles aunque también se puso a pensar si era necesario que lo hiciera, últimamente dudaba mucho de las cosas que veía. Dudo un poco y luego siguió con su camino. De repente se detuvo, había olvidado por completo (por culpa de la figura) la razón por la que había ido a Hogwarts así que dio media vuelta y regreso al cementerio, se paro frente a la tumba de Vanessa y se quedo un largo rato parado ahí, cruzado de brazos en medio de la oscuridad y después se marcho.

Regreso a Grimmauld Place en plena madrugada y lo primero que noto al entrar a la casa fue que las luces seguían encendidas, luego levanto la vista y vio sentados en los escalones a sus dos amigos y a su novia. Tuvo una sensación extraña en el estomago, fuera lo que fuera no podía odiarlos. Los vio levantar la vista para observarlo, Ron y Hermione estaban muy cautelosos y podía notar el arrepentimiento en su mirada

-¡Harry! –grito Ginny efusivamente y corrió hasta donde estaba Harry que no se esperaba aquel recibimiento. Al segundo siguiente se vio envuelto en los brazos de su novia y perdió el equilibrio.

-¡Auch! –se quejo el muchacho al sentir nuevamente dolor en el chichón de su cabeza, estaba tendido en el suelo con Ginny sobre él.

-Perdona… -dijo la pelirroja apenada y enseguida hizo un ademán para quitársele de encima pero Harry la mantuvo aprisionada entre sus brazos. -¿Qué pasa? –pregunto con confusión.

-Nada, solo esto –respondió Harry con una sonrisa, acerco su rostro mas al de ella y le dio un beso tierno en la boca que hizo a Ginny muy dichosa. –Gracias por quererme como me quieres. –Ginny se puso colorada. –Ay mi cabeza, ahora si te agradecería que ayudaras a que me parara.

-Fue mi culpa ¿verdad?

-No como crees, hace un rato me caí y me golpee con una roca. Nada grave.

Se puso de pie y volvió la vista a sus otros dos amigos.

-Harry… -empezó Hermione y el ojiverde levanto la mano derecha pidiendo que guardara silencio.

-Ya Hermione, mejor olvidémoslo. De verdad los perdono.

-Oh Harry, gracias –exclamo la castaña con los ojos bañados en lagrimas.


Harry no les menciono su encuentro con Miranda, ni su visita al cementerio y mucho menos les contó de la persona que se había encontrado en ese lugar y que lo había arrastrado hasta el bosque prohibido. La semana paso sin contratiempo alguno, el tema del embarazo de Vanessa no se volvió a tocar y de vez en cuando sentía las miradas apenadas de sus amigos pero prefería ignorarlo con tal de llevar la fiesta en paz, ya estaba harto de sufrir por culpa de Vanessa. El enterarse de ese ultimo secreto lo hizo reaccionar y decidirse a cerrar por fin ese capitulo de su vida. Ahora tenia a Ginny y nada ni nadie podía hacer que eso cambiara.


Llamaron a la puerta poco después de la hora del desayuno. Hermione y Ron se acababan de enfrascar en una discusión sobre los logros de la P.E.E.D.O. Hermione a favor y Ron como siempre en contra, hasta al pobre de Kreacher lo habían metido entre ellos dos. Por tal razón Ginny salio disparada a su habitación con el pretexto de buscar un suéter pues ese día a pesar de ser primavera se sentía frío y a Harry no le quedo más remedio que abrir.

-Ni se te ocurra cerrar la maldita puerta –dijo una voz que Harry reconoció al instante. ¿Es que cada fin de semana le pasaría lo mismo?

Nuevamente unos ojos azul zafiro lo observaban, solo que no quedaba rastro de la alegría con que los había visto la ultima vez. Ahora estaban entrecerrados y se notaba la clara advertencia que había emanado un segundo atrás. Pálida como la cera, unas marcadas ojeras y sus labios se habían convertido en una delgada línea recta. El viento de ese día hacia que su cabello negro y ondulado se meciera de un lado al otro. Vestía una blusa negra holgada (quizá se veía así por la delgadez de la muchacha) de manga larga, jeans y zapatillas. Tenia los brazos cruzados sobre el pecho lo que la hacia parecer aun mas enojada.

Harry obviamente se quedo de piedra por unos segundos que se hicieron eternos. El rostro de la joven se fue relajando igual que sus brazos que se despegaron de su pecho y cayeron a los costados.

-No te asustes, soy yo.

-Es que no puedes ser tu –dijo Harry apenas moviendo los labios. “Genial, voy a ponerme a hablar con mis alucinaciones. Necesito ayuda psicológica” –Tu estas muerta.

-Cierto… -levanto la vista al cielo nublado con aire pensativo -¿Y si pudiera demostrar lo contrario? –le pregunto al muchacho mirándolo cual retador hace una apuesta.

Dio un paso para entrar en la casa y Harry se echo para atrás, tanta confusión y escepticismo lo estaban mareando. Todo debía ser un sueño o una cruel pesadilla que lo perseguía solo para torturarlo.

-¡Vete y déjame en paz! –grito Harry –Tu no eres Vanessa, eso es imposible. –continuo el muchacho cerrando los ojos y agitando la cabeza de un lado al otro.

-Si no fuera Vanessa ¿podría hacer esto?

Harry abrió los ojos asustado por la forma en que habían sonado sus palabras y se sobresalto un poco al ver que su rostro estaba a un palmo del suyo. No le dio tiempo de reaccionar. La joven le había tomado el rostro con ambas manos y unió sus labios con los de él. Harry sufriría un ataque de un momento a otro, decir que se había quedado como piedra era quedarse corto, mantuvo los labios apretados por unos segundos pero el sentir la calidez de aquellas manos sobre sus mejillas hizo que se dejara llevar correspondiendo aquel beso lleno de dulzura. Hacia mucho que no experimentaba aquella sensación y sabia bien que solo Vanessa podía besarlo de esa manera. Si todo era una calida alucinación, o un sueño muy vivido (que lo consideraba más probable) era mejor aprovecharlo al máximo pero el beso termino demasiado rápido y luego todo quedo en silencio. Harry no quiso abrir los ojos por miedo a que su sueño se disolviera por completo y tener que volver a la realidad, una realidad en la que Vanessa no existía.

-¿Piensas quedarte así para siempre? –le preguntaron –Aquí estoy y no pienso marcharme.

Harry abrió los ojos, la puerta estaba cerrada y justo cuando la tristeza comenzaba a invadirlo escucho una risita tras él. Se giro bruscamente y era ella.

-Lo siento –se disculpo –Estar en la calle se estaba volviendo incomodo –dijo con una sonrisa en los labios.

-Dime que no estoy soñando.

Ella negó con la cabeza.

-No es un sueño o alucinación… humm, no soy un fantasma y tampoco te has vuelto loco… Soy más real de lo que crees…

-¿Pero como…?

-¡Te extrañe tanto! –exclamo de pronto y se abalanzo sobre él para abrazarlo, apenas lo había estrechado entre sus brazos cuando alguien grito:

-¡AHH!

La joven de los cabellos negros se soltó de Harry y ambos voltearon al lugar donde había procedido el grito. Ginny estaba parada al pie de la escalera con los ojos como platos y muy asustada. Se estaba poniendo pálida. Vanessa entrecerró los ojos y sonrío de una forma que a Harry le dio miedo, ya se había olvidado de aquella mirada que tanto caracterizaba a Vanessa.

-Hola Ginny –saludo la joven con suma tranquilidad.

-Tu… tu no… –susurro Ginny y miro a Harry –¡TU ESTAS MUERTA! –exclamo la pelirroja señalándola con el dedo.

Vanessa se echo a reír.

-¡Buu! ¿Te asustan los fantasmas Weasley? –dijo la joven acercándose a la otra que dio un paso hacia atrás y por poco tropieza con las escaleras. Vanessa rió de nuevo.

En eso salieron Ron y Hermione de la cocina, seguían discutiendo sobre los elfos y parecían no darse cuenta de la presencia de Vanessa en la estancia. La chica decidió hablar primero.

-Hola.

-Hola Vanessa… –contesto Hermione a penas prestándole atención –… Te digo Ron, ahora que estoy en el Ministerio me encargare de que todos los elfos… ¿Ron? –pregunto al ver la mirada perdida que tenia su novio, estaba blanco y señalaba con mano temblorosa al frente. Se escucho una risita detrás de ella y comprendió lo que acababa de suceder.

-¡Vanessa! –exclamo la castaña llevándose ambas manos a la boca y poniéndose igual de pálida que los demás. Se produjo un silencio bastante incomodo pero eso pareció causarle gracia a la visitante.

-Nunca pensé que mi regreso les emocionara tanto… ¿Creen que podríamos ir al salón para platicar? Es mucho más cómodo que estar a medio vestíbulo.

-¡Estas viva! –pudo exclamar Hermione al fin.

Vanessa no contesto, solo dibujo una sonrisa y luego se dio la vuelta para entrar a la habitación que tenia enfrente. Harry la siguió mas por inercia que por otra cosa, tenía un millón de interrogantes en la cabeza, por más que quería no le era posible entender lo que estaba pasando.

Ron, Ginny y Hermione se miraron el uno al otro, el miedo seguía presente en sus rostros.

-Esto no esta nada bien –dijo el pelirrojo antes de encaminarse con Ginny y su novia al salón donde se sentaron en uno de los sofás uno muy junto del otro sin despegar la vista de Vanessa que en ese momento estaba al centro del salón dándoles la espalda y Harry estaba a unos pasos de ella observándola como atontado.

-Primero que nada quiero que se tranquilicen –comenzó a hablar Vanessa –Se que están muy asustados de verme nuevamente sobre todo porque para todo el mundo “Vanessa Prince” esta muerta –se dio media vuelta y miro a Harry a los ojos –Se que estas mas que confundido pero en la entrada te acabo de comprobar que soy yo de carne y hueso.

-¡Es que no entiendo Vanessa!

-Todo tiene una explicación, una muy buena explicación.

-Yo vi como Bellatrix te lanzaba el hechizo y tú… ¡tú caíste muerta!

-No todo es como parece Harry… ¿Te sorprende que al fin te llame Harry? –pregunto al ver su rostro tan lleno de confusión.

-No pero es que tu siempre me llamabas…

-Enrique… -Vanessa termino la frase por el. –Si, lo se. Para siempre serás Enrique pero tengo que aceptarlo, tu nombre real es Harry Potter y bueno, Enrique Burnett esta mas muerto que yo –la chica forzó una sonrisa y dio un suspiro antes de continuar –Como te estaba diciendo no todo es como parece, muchas veces la vista nos engaña y nos hace ver las cosas de una forma tan diferente a lo que realmente son. En otras ocasiones nosotros mismos nos cegamos y vemos las cosas de distinta manera… -por un momento le pareció a Harry que Vanessa hablaba mas para si misma que para los demás –Es una historia muy larga Harry y creo que seria bueno comenzar desde que te fuiste de casa aquella tarde de enero para que puedas comprenderlo mejor.

Harry siguió observándolo mientras ella empezaba con su relato. En el sofá donde estaban sus otros tres amigos parecía como si no hubiera nadie, permanecían inmóviles y en absoluto silencio…



Te desapareciste por la chimenea y yo de inmediato me fui a la cocina para pelearme con Kreacher sobre el platillo que se cocinaría para la comida. Sabía que tardarías en volver con tus amigos así que subí a la habitación, me sentía un poco cansada y me acosté un rato… Una hora mas tarde escuche ruidos, Salí al pasillo y vi correr a Kreacher directo al baño murmurando cosas pero siendo sincera no le tome ni la más minima importancia. Llegue a la escalera y Bellatrix estaba abajo observándome con una sonrisa maliciosa y la varita en mano.

-Hola queridita –me dijo arrastrando las palabras y yo me asuste de verla ahí. “¿Como rayos entro en mi casa?” fue lo primero que me cruzo por la mente.
Escuche como un hechizo se estrellaba en la pared mientras yo corría de vuelta a la habitación. Se que no era la acción mas inteligente pero me tenia acorralada. Me encerré a sabiendas de que eso no la detendría así que me puse a un lado de la puerta esperando a que entrara.

-¿Dónde estas Vanessita? El señor Tenebroso quiere verte, no puedes rechazar su invitación. –dijo en cuanto entro a la habitación y yo la observaba oculta tras la puerta. Lanzo un hechizo a una de las mesitas de noche que se hizo añicos y le lanzo otro hechizo a la cama como si fuera tan tonta y esconderme bajo las sabanas. Estaba a espalda mía así que aproveche la distracción.

-¡Desmaius! -exclame.

Salí corriendo de la habitación, no pensaba quedarme ahí parada viendo como se estrellaba contra un mueble. Lo único que me importaba era largarme de ahí. Escuche vidrios romperse y un rugido de coraje, yo baje las escaleras lo mas rápido que pude pero justo en el ultimo escalón unas gruesas cuerdas se ataron a mi torso y perdí el equilibrio. Un segundo después tenía a Bellatrix a mi lado burlándose, en su intento por quitarme la varita, salio un destello que golpeo con uno de los sofás provocando que se volteara. Al final logro arrebatármela de las manos, me tomo de los cabellos y obligo a que me pusiera en pie.

-¡Suéltame maldita bruja! –le grite con rabia forcejeando inútilmente mientras ella me jalaba para que entráramos a la chimenea, le metí el pie y cayo, eso la hizo enfurecer muchísimo y yo seguía atada y sin varita así que no podía hacer mucho para defenderme y escapar. Volvió a atraparme y a jalarme rumbo a la chimenea pero yo no me dejaba. En eso aparecieron unas llamas verdes y eso significaba que estabas de vuelta y podrías salvarme. Me puso una mano en la boca y me empujo hasta la cocina. Se movió realmente rápido esa mujer.

-¡¿Qué paso aquí?! –escuche decir a Hermione cuando Bellatrix y yo estábamos ocultas tras la puerta de la cocina.

-Si gritas te matare aquí mismo y luego lo matare a él –me amenazo enterrándome la varita mágica en las costillas. Poco después entro Hermione y Bellatrix igual que como yo hice con ella en la habitación de arriba aprovecho que estaba de espaldas para hechizarla. Hermione se elevo y choco contra la alacena, todo se le cayó encima. De nuevo comenzó el forcejeo con la loca esa que logro meterme en la chimenea y antes de desaparecernos te alcance a ver junto con Ron en las escaleras.

-¡Enrique! –grite pero sabia que ya era demasiado tarde, las llamas nos envolvieron y vi muchas chimeneas pasando frente a mi y el hollín obligo a que cerrara los ojos.


-Recuerdo eso –dijo Harry con tristeza interrumpiendo el monologo de la chica que tenia en frente –Perdóname, no debí dejarte sola, por mi culpa Bellatrix te saco de la casa.

-No hay nada que perdonarte, no fue culpa de nadie.

-¿Qué paso después? –pregunto con curiosidad, aun necesitaba conocer muchas cosas de lo que había sucedido aquel día.

-A eso iba –dijo Vanessa con una sonrisa antes de sumirse nuevamente en sus recuerdos…



Cuando abrí los ojos me di cuenta de que Bellatrix y yo nos encontrábamos en el comedor de la mansión y me sorprendí muchísimo de aparecer ahí, nunca pensé que fueran capaces de conectar la red flu a esa chimenea.

-Listo Amo, el chico apareció en la casa –susurro Bellatrix pero Voldemort no estaba en esa habitación, obligo a que me sentara en una silla y decidí que ya no valía la pena intentar escapar, me encontraba en su territorio y sin varita mágica. Supongo que él la escucho porque la puerta se abrió de par en par y lo vi entrar con aire pensativo susurrando cosas para si mismo, “Sabes donde encontrarme.” Fue lo único que logre entenderle cuando se acerco a nosotras. Primero me miro a mí y luego a la mortifaga muy satisfecho.

-Felicidades Bella, has hecho un excelente trabajo

-¡Maldita serpiente asquerosa! –exclame con odio, nadie podía impedir que lo insultara, aun así esperaba recibir un hechizo, golpe o mínimo que se enojara pero no paso nada. –Enrique vendrá por mí.

Voldemort se rió a carcajadas.

-Enrique no existe y nunca existió niña estupida –dijo Bellatrix.

-El vendrá por mi –repetí apenas moviendo los labios. –Harry lo hará.

-Lo sabemos Vanessa. Nunca pensé que tu relación con Potter me fuera un día de utilidad –dijo Voldemort con su fría voz. Me asusto la forma en que lo dijo y fruncí el ceño confundida, me estaba perdiendo de algún chiste. –Despreocúpate que el vendrá esta noche, claro, si es que le importas tanto como presume. Si no lo hace Bellatrix tendrá que matarte y no sabes las ganas que tiene de hacerlo desde el día que entraste a esta casa… Aunque conozco muy bien a Harry, todo saldrá de acuerdo al plan. Vendrá para impedir que su mujercita muera pero al final todos morirán de eso me encargo yo –solté un gruñido pero fingió no escucharme para dirigirse a Bellatrix -¿Estaba Harry solo cuando la trajiste?

-No mi lord –respondió la mujer –Estaba también la sangre sucia y el pelirrojo.

-Perfecto, por lo que se la sangre sucia siempre se encarga de hacerlo entrar en razón y eso me facilita las cosas. Seguramente intenta convencerlo de ir a pedirle ayuda a Dumbledore antes de venir aquí y también podré deshacerme del viejo… Todo saldrá de acuerdo al plan.

-No este tan seguro, Dumbledore es mucho mejor mago. Los de la Orden del Fénix y el Ministerio acabaran con sus mortifagos y también con usted.

-Vanessa, Vanessa, Vanessa –me dijo Voldemort y algo parecido a una sonrisa cruzo por su rostro –Olvidaba que no sabes nada de lo que esta pasando allá afuera. El Ministerio de Magia es mío, –cuando dijo eso comprendí lo de la chimenea. – todos los aurores están tratando de controlar a mis mortifagos pero la batalla la tienen perdida, una orden mía y quedaran reducidos a nada, lo único que me importa ahora es mantenerlos ocupados y que no interfieran en mis otros asuntos –escuche a Bellatrix reírse tras de mi y de reojo vi como seguía apuntándome con la varita –Si Potter hace lo que creo que va a hacer vendrá junto con Dumbledore y Hogwarts quedara desprotegido, ese colegio lo ansío desde hace mucho tiempo y al fin lo tendré.

Sonaba demasiado confiado, muy seguro de si mismo, fue imposible el poder contener una risa burlona. Sus ojos rojos se clavaron en mí por un momento y luego recordé algo que me interesaba saber así que pregunte sin dirigirme a uno de los dos en específico.

-¿Cómo nos encontraron?

-Fue sencillo –Bellatrix fue la que contesto –Sabíamos que existía la posibilidad de que volvieran a tu casa y bueno “tu esposo” no fue muy inteligente al salir de noche, así que arreglamos todo para que el plan se desarrollara hoy y bueno, tu eras la carnada perfecta para distraer a Dumbledore y a Potter y no creas que se me ha olvidado todas las que me debes –me tomo de los cabellos y jalo mi cabeza hacia atrás para obligarme a mirarla. –Me encargare de que tu muerte sea lenta y dolorosa –continuo mientras pasaba la varita por mi cuello.

-Contrólate Bella y apégate al plan.

Ella dio un resoplido y me soltó

-¿Lo hará usted o lo hago yo? –pregunto Bellatrix a su amo.

-No sabemos que tan resistente es.

-¿De que están hablando? –quise saber mientras me miraban inspeccionándome el rostro, pase la vista de uno al otro y cuando sus ojos se toparon con los míos pude notar que intentaban fisgonear en mi mente, dos a la vez seria demasiado, me empecé a marear.

-Antes de que mate a Harry le darás una sorpresita, quiero que luches contra él.

Yo me carcajee con ganas.

-Esta loco.

-Mi lord, yo quiero hacerlo –suplico Bellatrix y yo aun no entendía muy bien que se traían entre manos.

-No, lo haré yo –susurro Voldemort sacando su varita mágica y apuntándome directo al rostro -¡IMPERIO!

Lo que paso a continuación fue muy confuso, recuerdo que me resistí lo más que pude a su maldición, logre librarme de ella pero al instante Bellatrix me la lanzo de nuevo, así un par de veces hasta que al fin dominaron mi mente y lo único que se conserva en mi mente son vagas imágenes y sus voces como eco dentro de mi cabeza. “Tienes que destruir a Harry Potter, es tu enemigo”. También recuerdo que me dejaron en la sala de entrenamientos por mucho tiempo, ahí empecé a recobrar mi conciencia pero era como si ellos se dieran cuenta porque volvían a hechizarme y cuando tu llegaste a esa sala a mi rescate un gran sentimiento de odio me invadió y empecé a atacarte contra mi voluntad, yo era una vil marioneta, no sabia lo que hacia. Luego vino un destello y todo se volvió negro.

Abrí los ojos nuevamente, estaba tendida en el suelo y me dolía la cabeza y no solo por el golpe que me había dado al estrellarme en la pared sino porque también estaba muy aturdida, sentía que la cabeza me iba a explotar, levante la vista y vi dos rayos de color verde encontrándose en el centro de la habitación, al primero que vi fue a Voldemort dándome la espalda y me puse de pie tratando de saber lo que pasaba o a quien atacaba. Todos estaban concentrados en eso y nadie se dio cuenta de que me había puesto en pie.

-¡¿Es todo lo que puedes hacer?! –grito Voldemort a su oponente.

-¡No! –le respondieron y supe de inmediato que eras tu el que estaba al otro lado del salón defendiéndose y me recorrió un escalofrío solo de pensar en lo que podría pasar si su maldición asesina resultaba vencedora. Yo debía hacer algo que te diera ventaja, estaba furiosa con él y con Bellatrix por todo lo que nos habían hecho pasar así que le lance un hechizo por la espalda solo para distraerlo y funciono porque tu hechizo le dio en el pecho y cayo muerto.

-Nadie… se mete… con mi Enrique. –dije apretando los dientes, sin darme cuenta mi respiración era agitada claramente por la ira que sentía.

-¡AMO! –escuche gritar a Bellatrix mientras se arrojaba al cuerpo de Voldemort.

Poco me falto para matarla ahí mismo pero levante la vista y me encontré con tu mirada, al instante olvide todo lo que sentía y sonreí de manera automática. No me importo tener que saltar por encima del cuerpo de Voldemort y la odiosa esa y corrí hasta donde te encontrabas, creo que no te diste cuenta pero mi cabeza seguía que estallaba, tuve que concentrarme mucho en mi objetivo, es decir tu, para no perder el equilibrio. Te abrace con fuerza y me recargue sobre tu pecho.

-Perdóname, no sabia lo que hacia –fue lo que te dije mientras se me formaba un gran nudo en la garganta pues sabia que te había atacado pero no recordaba que tanto lo había hecho.

-No seas tontita, no eras tu lo que me torturo –me respondiste dándome un beso en la frente, yo me sentí aliviada, podía jurar que al fin seriamos felices pero la voz de Bellatrix interrumpió mis pensamientos de felicidad.

-¡IMBECILES NO SE QUEDEN AHÍ PARADOS, MATENLOS A TODOS!

Hechizos cruzaron por todos lados y la gente comenzó a gritar, un mortifago pretendía atacarnos fui tras él y te abandone. No me costo mucho derribarlo pero había muchos mas así que me enfrente a otro no sin quitarle la vista de encima a Bellatrix que subía las escaleras con el cuerpo de Voldemort en sus brazos, ver esa escena me dio repulsión. El suelo vibro y escuche como se caía uno de los muros de la mansion, muy a lo lejos escuche tu voz y sabia que estabas a salvo pero Ginny no podía decir lo mismo, estaba teniendo problemas con un par de mortifagos unos metros a mi derecha. Derribe al mortifago con el que estaba luchando y le lance un hechizo a uno de los mortifagos con los que ella luchaba antes de que la atacaran simultáneamente.

-Yo me encargo de él Weasley, mas te vale que termines con esa.

Era el mortifago mas estupido que había visto hasta ese momento, se reía y decía tontería y media, no me costo mucho poder derribarlo aunque no sabia por cuanto tiempo mas iba a seguir soportando la batalla, a momentos se me nublaba la vista y era un milagro que ningún hechizo me hubiera herido hasta entonces pero en eso escuche la risa desquiciada de Bellatrix y me gire demasiado rápido para verla desde lo alto de las escaleras, todo me dio vueltas, se me nublo la vista y se me aflojo el cuerpo, la escuche pronunciar la maldición asesina y supe que era mi fin pues no había nadie que se interpusiera entre ella y yo, comencé a caer sumiéndome en la inconciencia esperando a que llegara mi muerte, sentí que una parte de mi cuerpo ardía pero yo no tenia fuerzas para gritar y menos para poder abrir los ojos, sin embargo seguía escuchando los ruidos de la batalla a mi alrededor y me pregunte si de verdad había muerto.

-¡NOOO! –te escuche gritar a lo lejos y de nuevo quise abrir los ojos pero me fue imposible, era como si me hubieran lanzado un hechizo petrificante.

-¡La mate, la mate! –escuche decir a Bella riéndose a carcajadas.

-¡NO, NO, NO! –te volví a oír gritar aunque todas las voces comenzaron a apagarse mas y mas, se escucho un crujido y luego Hermione empezó a gritar tu nombre desesperada. De nuevo intente moverme y abrir los ojos pero fue inútil. Todo se volvió un oscuro silencio.



-Y eso fue lo que paso –dijo Vanessa volviendo al presente.

Harry no había dejado de mirarla mientras contaba su historia, tenia la boca entre abierta tratando de asimilar todo lo que había escuchado.

-Obviamente el hechizo de Bellatrix no cumplió su cometido –dijo ella y dibujo una sonrisa tímida. –Creo que los malestares que tenía durante esas semanas ayudaron a que sobreviviera y ahora estoy aquí de nuevo.

-Sigo sin entender –dijo Harry en voz baja. Vanessa se puso muy seria. -¿Por qué si el hechizo de Bellatrix no te mato te hiciste pasar por muerta? ¿Por qué lo hiciste?

-Yo…

-¿Te das cuenta de cuanto sufrí el que hubieras muerto?... ¡YO TE AMABA! ¿Por qué te alejaste? ¡Íbamos a casarnos y te fuiste!

-Harry no lo hice por gusto –dijo ella con ojos brillosos, no se esperaba esa reacción por su parte (al menos no tan pronto) –Lo que yo mas quería era estar a tu lado.

-No lo creo, de lo contrario no me habrías hecho sufrir de ese modo. ¡Dos años Vanessa! Han pasado dos largos años en los que yo como un tonto he visitado una tumba creyendo que era la tuya.

-¡NO FUE MI CULPA QUE ESTO PASARA! ¡TU ERES EL IDIOTA QUE NO SE DIO CUENTA DE QUE EN REALIDAD NO HABIA MUERTO!

En eso Harry recordó lo que paso después de que según él había visto morir a Vanessa, un candelabro le había caído encima y había permanecido inconciente durante tres semanas, cuando despertó todos le habían confirmado que ella estaba muerta. ¿Es que sus amigos habían cooperado con ella para que desapareciera de aquel modo? De nuevo necesitaba una explicación y una muy convincente.

-Estuve en el hospital por tres semanas, no presencie tu funeral. Todos me dijeron que estabas muerta y yo vi que Bellatrix te había lanzado la maldición así que también yo creí que habías muerto.

-¡Ah! Eso explica muchas cosas. Aun no tienes derecho a juzgarme si desconoces todo lo que ocurrió.

-Pues explícame lo que ocurrió para entenderte.

-Ahora no quiero –dijo ella haciéndose la digna y cruzándose de brazos sin mirarlo.

Harry puso los ojos en blancos, había olvidado lo berrinchuda y terca que podía ser la joven cuando se molestaba.

-Dime que paso después si es que no quieres que piense lo peor de ti –dijo Harry.

-Es complicado.

-Por favor dímelo. –pidió Harry buscando su mirada. Ella respiro hondo y profundo y solo lo vio por una fracción de segundo.

-¿Se lo dices tu o se lo digo yo? –pregunto Vanessa mirando por encima del hombro de Harry justo en donde se encontraban Ron, Hermione y Ginny observándola con temor.