martes, 30 de diciembre de 2008

CAPITULO 7 MIRANDA VS VANESSA

CAPITULO 7 MIRANDA VS VANESSA

-¿Quién gritaba de esa manera? –pregunto Hermione acercándose al mostrador tras el cual estaba la recepcionista.

-Oh, una pobre chica. Tenía muy mal aspecto. Parece que la hirieron en el brazo.

-¿A esta hora? –preguntó casi en un susurro y luego se dirigió de nuevo a la mujer –Disculpe pero ¿cómo era? –pregunto Hermione pensando en que tal vez otro de sus amigos había sido herido.

-Pues…

-¿Señorita Granger? –llamo una voz detrás de la castaña.

Ella se dio media vuelta para observar a la persona que la había llamado. Se trataba de un sanador de tez morena y cabello oscuro. Hermione se olvido de la recepcionista y fue hasta donde se encontraba el hombre haciéndole una pregunta ansiosa.

-¿Cómo esta Harry?

-Logramos curarle las múltiples contusiones en el cuerpo y la fractura de su cabeza que era lo más importante. Sin embargo, hay que esperar a que el señor Potter despierte para saber si su cerebro sufrió algún daño. Hemos intentado despertarlo pero no responde a nada así que esperaremos a que él lo haga por su cuenta. Es un milagro que después de eso siga vivo.

-Harry se pondrá bien ¿verdad?

-Eso es lo más probable.

-¿Puedo entrar a verlo?

El sanador se quedo pensativo por casi un minuto hasta que Hermione interrumpió el silencio con un “Por favor”

-De acuerdo señorita Granger, puede pasar a verlo pero evite tocarlo. Recuerde que sus huesos están en recuperación.

-Gracias –dijo la castaña y sin perder tiempo corrió al fondo de aquel pasillo donde la habitación de su mejor amigo se encontraba.

******

Mientras tanto, en el cuarto piso Ginny observo cómo es que introducían a Vanessa en una de las habitaciones pero sin querer acercarse demasiado. El sentimiento de remordimiento volvió a invadirla desde las puertas de cristal al ver la escena porque Vanessa se veía tan confundida, indefensa y tan frágil que daban ganas de llorar. Ginny había cumplido con ponerla a salvo y era mejor desaparecer antes de que alguien empezara a hacer preguntas sobre lo sucedido. Había devuelto la varita de Vanessa sin que esta se diera cuenta y ya no había nada que pudiera vincularlas.

Abandonó el hospital procurando no encontrarse con su mejor amiga pero no la vio por ningún lado así que supuso que se encontraba ya con Harry. Ella deseaba con todas sus fuerzas correr por aquel pasillo de la planta baja y saber cómo se encontraba el hombre que mas amaba pero no podía hacerlo si deseaba continuar con su plan…

Ginny volvió al bosque donde la mortifaga seguía tirada sobre la nieve y presa por los efectos del hechizo durmiente. Fue de un lado al otro tratando de ordenar sus ideas y pensando que hacer para cubrir sus actos perversos pero nada se le venía a la cabeza; la chica de los ojos azul zafiro tenía razón en decir que la descubrirían y ahora Ginny comprendía que todo se vendría abajo si no le mostraba a los otros el cuerpo de Vanessa. Era necesario encontrar una solución o rendirse e ir nuevamente por Vanessa al hospital solo que rendirse no se encontraba entre sus principales alternativas…

Pasaron minutos e incluso horas en los que ideas ambiguas llegaban a la mente de Ginny como posibles soluciones a sus problemas pero una vez que las analizaba todas eran tan improbables y absurdas que terminaba desechándolas hasta que recordó las dos pequeñas botellas de poción multijugos que había arrebatado a Vanessa de las manos. ¿Sería capaz de hacer lo que cruzaba por su mente en ese preciso momento?

Tenía el cuerpo inconsciente de una mortifaga y la suficiente poción multijugos para hacer creer a los otros que lo que llevaba con ella era el cuerpo de Vanessa… ¡Estaba salvada!

Sonrió satisfecha acercándose al cuerpo de la mujer y un segundo después su expresión se desconfiguró cuando recordó que hacía falta el detalle más importante para poder transformarse: Un cabello de Vanessa.

Debía darse prisa a encontrar una solución si no quería levantar sospechas.

-¡La liga! –susurro de pronto y se quito la liga para cabello que antes había pertenecido a Vanessa. Estaba casi segura de que por lo menos un cabello de la joven podría estar enredado en aquel accesorio.

Necesito de su varita mágica para alumbrarse y suspiro con alivio cuando encontró lo que buscaba. Sólo que ahí no terminaban sus problemas mejor dicho, apenas comenzaban…

Ahora debía encontrar la forma en que la mortifaga se tragara la poción multijugos. Así que diseño un nuevo plan con tres sencillos pasos, “¿sencillos? ¿De verdad?” se preguntaba a si misma pero era lo mejor que tenia: 1) Despertar a la mortifaga, 2) lanzarle la maldición imperius y obligarla a beber la poción y 3) Lanzarle el hechizo durmiente de nuevo.

Coloco los pocos cabellos que encontró en ambas botellitas con la poción multijugos y observo como cambiaba de color hasta llegar a un brillante azul zafiro igual que los ojos de Vanessa y se sintió un poco decepcionada de que el aspecto no fuera tan desagradable como algunos años atrás había descrito su hermano.

La mujer se bebió la poción y a los pocos segundos ya era una réplica exacta de su peor enemiga en el amor. La durmió de inmediato y supo que ya era momento de llevar “el cadáver” de vuelta con los otros para que lo vieran. Disponía (según sus cálculos) de diez a veinte minutos para sostener la farsa. Muy arriesgado pero continuaría.

Decidió dirigirse a Hogwarts que era el lugar donde era más probable encontrar a sus amigos porque en la mansión no podrían seguir después de tanto tiempo. Se concentro, colocó la mano sobre el cuerpo falso de Vanessa y desapareció del bosque.

Esperaba aparecerse a las afueras del colegio por los hechizos que protegían el castillo pero se sorprendió cuando apareció en los terrenos muy cerca del bosque prohibido. Los mortifagos habían roto los hechizos de seguridad y se habían infiltrado.

La pelirroja busco con la mirada a algún conocido y localizo a lo lejos a su hermano.

-¡RON! ¡RON! –lo llamo haciendo señas con las manos para captar su atención. Él corrió hasta ella pero el cuerpo solo lo miro de soslayo.

-¿Dónde estabas?

-Yo… yo… -Ginny se soltó a llorar de nervios y de temor a ser descubierta –No sabía a dónde ir –susurro y se abrazo a su hermano.

-Nos tenias muy preocupados ¿te das cuenta de la cantidad de horas que han pasado desde que abandonamos la mansión?

Ginny no contesto y Ron suspiro mirando nuevamente el cuerpo.

-Está muerta ¿verdad?...Pobre, después de todo no era tan mala persona–continuo ante los lloriqueos de su hermana –Quiero que la lleves a donde están los otros, por allá –señalo un lugar muy cerca de la entrada al castillo –Ayuda en lo que sea necesario, tengo que encargarme de algunos mortifagos que siguen dando batalla. –dijo Ron y echo a andar en dirección contraria.

Ginny miro el cuerpo y con un movilicorpus la condujo a donde su hermano había indicado. En el camino se encontró con Luna y McGonagall pero ambas estaban ocupadas. Su madre también se encontraba en el castillo y cuando vio lo que había sucedido con Vanessa también se puso a llorar. La cubrieron con una manta y entre ambas curaron a algunos de los que estaban heridos pero Ginny a duras penas y prestaba atención a lo que hacía No dejaba de mirar el cuerpo rogando que nadie quitara la manta porque ya habían pasado muchos minutos desde que administrara la poción, solo que se llevo una sorpresa cuando una hora más tarde se acerco para comprobarlo y seguía siendo Vanessa.

“¿Cómo es posible?” pensó cerrando y abriendo los ojos muchas veces para cerciorarse de que no fuese una alucinación pero “Vanessa” seguía ahí.

Al parecer, cuando aplico la poción multijugos y congelo el cuerpo de la mortifaga, el efecto de la poción permanecería hasta que el hechizo durmiente terminara. Por consiguiente, nadie iba a descubrirla. Vanessa iba a seguir estando muerta ante los ojos de todos los que miraran el cadáver pero ¿Qué precio pagaría la mortifaga por usurpar el lugar de Vanessa?...

¡¡La enterrarían viva!!

Ginny se había convertido en un monstruo con tal de conservar a Harry a su lado. Lloro y tuvo otra oleada de pánico pero no diría nada, callaría por siempre. Ese sería su secreto y aprendería a vivir con él, así que debía controlarse si no quería que sospecharan nada.

-Ginny, cariño, ¿Estás bien? –pregunto la señora Weasley cuando la pelirroja volvió a su lado en el gran comedor

-Si –fue todo lo que contesto sentándose en la orilla de una banca.

-Es necesario llevar a Tonks y Lupin a San Mungo. La señora Pomfrey ha hecho todo lo que ha podido para sanar la pierna de Lupin pero cree que recibirá mejores cuidados allá. ¿Podrían llevarlos tu y Luna?

-Si claro.

-Se que todo esto es muy difícil. Para todos lo es pero pronto terminara cariño.

-Tonks no quiere ir al hospital –dijo Luna con su dulce y despreocupada voz acercándose a madre e hija y sentándose a un lado de esta última. –Dice que no tiene nada.

-¿Eso es lo que dice? –exclamó la señora Weasley poniéndose de pie –Ya me escuchara esa mujer. Si no quiere ir por ella al menos que lo haga por el pequeño Teddy. Si algo le pasa a ella o a Remus ¿Quién cree que lo va a cuidar? ¿La abuela? Ella y Lupin irán a San Mungo así tenga que… -continuo hablando la señora Weasley saliendo del comedor.

-Yo se que te pasa algo Ginny –dijo Luna y Ginny levanto la vista para observarla. Como la mayoría de las veces, su amiga tenía la mirada ligeramente desenfocada dándole el aspecto de loca.

La pelirroja abrió la boca para decir algo pero Luna continuo hablando.

-Se que no tiene nada que ver con lo que le paso a Harry o a cualquiera de los otros. A ti te sucede otra cosa, algo mas te preocupa ¿no es así?

Ginny abrió los ojos como platos. Luna la había descubierto o estaba muy cerca de hacerlo; estaba confundida y no sabía que contestarle a su amiga.

-De verdad, no es necesario que me lo digas–prosiguió la rubia como si pudiera saber lo que su amiga pensaba –Solo que si necesitas ayuda o simplemente quieres hablar puedes confiar en mí –dibujo una sonrisa y se encogió de hombros.

En eso entró la señora Weasley al gran comedor y ambas se voltearon para mirarla.

-Lupin y Tonks están esperándolas en el vestíbulo. Yo iré mas tarde, aun quedan muchas cosas por arreglar aquí.

Las jóvenes brujas se pusieron de pie dispuestas a obedecer a la señora Weasley. Esa sería una madrugada muy larga y Ginny no lo decía pero estaba feliz de tener la excusa perfecta para ir a San Mungo y enterarse de lo que había pasado con Harry…

******

31 DE ENERO DE 1999

Harry seguía inconsciente dentro de una de las habitaciones de la planta baja y sus amigos; Ron y Hermione, evitaban separarse de él.

Ginny, por el contrario, iba al hospital solo un par de horas porque pensaba que entre más lejos estuviera del hospital menos tendría la tentación de subir las escaleras al cuarto piso e ir a visitar a Vanessa. A pesar de que todo el peligro para ella se había esfumado siempre estaría preocupada. Pero “Vanessa” estaba enterrada y nada ni nadie podría contradecir eso.

Una noche, después de tres semanas del trágico incidente, Harry decidió despertar. En cuanto Hermione, Ron y Ginny se enteraron de la noticia saltaron y gritaron tan fuerte que todos los magos que se encontraban en la sala los voltearon a ver con mala cara molestos por el escándalo producido pero a ellos poco les importo. Esa noche Ginny se ofreció para avisar a los demás que Harry había despertado porque no quería estar presente cuando Ron y Hermione le dieran todas las malas noticias a Harry. Ella no quería sumar a su conciencia el mentirle directamente a Harry. Era mejor que Hermione y Ron hablaran y contaran la versión oficial de los hechos.

A las primeras horas de la mañana siguiente, los cuatro amigos partirían del hospital para ir nuevamente a la mansión por un capricho de Harry que ni Ron o Hermione lograban entender pero aun así habían accedido a acompañarlo.

Hermione, Ron y Ginny aquella mañana subieron al quinto piso a desayunar algo antes de irse, pero no solo subieron al salón de té porque Ron estuviera gritando que se moría de hambre si no porque a leguas se notaba que Harry deseaba estar solo mientras se cambiaba, era mejor darle su privacidad…

-Harry está sufriendo mucho pero se contiene –dijo Hermione antes de darle el último sorbo a su taza de té.

-Aja –dijo Ron y se metió un pedazo grande de pan a la boca.

-Tenemos que hacer algo por él, está muy deprimido por lo de… lo de… Vanessa–continuo la castaña

-Harry siempre ha sido fuerte –dijo Ron.

-Por si las dudas Ron debemos evitar que se convierta en la copia de la Dama Gris. Nosotros tenemos que apoyarlo. ¿Tú qué dices Ginny?

La joven Weasley miro a su amiga pero estaba completamente ausente de la conversación. Apenas y había probado bocado y no dejaba de mover la cuchara de su chocolate caliente.

-Oh si, nuestro apoyo –susurro sin ganas.

-¡Vamos Ginny! Harry ya lo recuerda todo, deberías estar feliz.

-¿Todo?

-Sí y ahora que Vanessa no está me imagino que tú y Harry pues… ya sabes. –la animo Ron y Hermione le lanzo una mirada reprobatoria al pelirrojo pues sabía que no estaba del todo bien darle esperanzas tan próximas a como se encontraban las cosas. Ron capto el mensaje y volvió a ponerse serio.

-Creo que Harry ya tuvo mucho tiempo para cambiarse y reflexionar consigo mismo. Hay que ir pronto por él antes de que se desespere y decida marcharse sin nosotros.

-Ginny aun no termina.

-Yo los alcanzo –dijo la pelirroja esbozando una sonrisa.

El par de novios se marcho no sin antes dejar pagada la comida con unos cuantos galeones y Ginny los observo desaparecer tras la puerta. No pudo esperar siquiera un minuto antes de ponerse en pie y salir de la sala. Aunque no lo quisiera, debía ver a Vanessa pues unas preguntas habían circulado por su cabeza en los últimos días ¿Seguía con vida después de tan pálida que estaba? ¿Su memoria seguiría igual?

Solamente quería asegurarse de su estado y de que no fuera jamás a interferir en su vida, no le importaba verla de lejos porque siempre había un sanador amable que sería capaz de darle la información que ella necesitaba.

“Solo una vez. Necesito verla por lo menos una vez más para estar tranquila” se decía a si misma cuando cruzo las puertas de cristal por las cuales se accesaba al pasillo del cuarto piso.

Aun recordaba la habitación donde la habían metido los sanadores aquella noche y esperaba encontrarla ahí. Como era temprano había muy poco movimiento y por lo tanto, probable que su presencia no llamara tanto la atención.

Entró a la habitación y en la primera cama estaba Vanessa dormida con la mata de cabellos negros a ambos lados de su rostro que continuaba mas pálido que de costumbre. Una sanadora bajita y con aspecto de abuelita tierna, hacia anotaciones al pie de la cama, sin duda esa mujer podría darle las respuestas que necesitaba.

-Hola, buenos días

-Buenos días señorita –dijo la anciana volteando a verla y dedicándole una sonrisa –
¿Busca a alguien en esta habitación?

-¿Eh? –titubeó –Oh si, al profesor Lockhart –contesto pues fue lo primero que se le había venido en mente.

-Él señor Lockhart se encuentra en otra habitación al fondo de este pasillo. –respondió la mujer que continuaba haciendo anotaciones. –Es muy temprano para que venga a visitarlo alguien. Aun debe estar dormido ¿Por qué no vuelve más tarde?

-Supongo que si

La mujer rodeo la cama por el lado izquierdo y se paró a un lado de Vanessa descubriendo la manta que cubría su brazo.

-¡Por Merlín! –exclamo la pelirroja al ver la herida que a la luz del día lucia mucho peor de lo que pensaba. Vanessa soltó un quejido de dolor, movió la cabeza pero no se despertó.

-¿Horrible verdad? –preguntó la anciana que con cuidado examinaba el brazo –Pobrecilla, con lo bonita que es –suspiró y continuó haciendo anotaciones para después volver a ponerle la manta encima.

-¿Qué es lo que le paso? –pregunto Ginny como quien no quiere la cosa y como si ella no lo supiera. Una pregunta irónica cuando ella era quien más información poseía al respecto.

-Pobrecilla, pobrecilla -continuó la mujer –No recuerda nada. Le lanzaron dos hechizos desmemorizadores. Es una suerte que no la hayan matado o vuelto loca.

Ginny trago saliva y se concentro para que su nerviosismo no la delatara.

-Y… ¿Cómo saben que fueron dos hechizos desmemorizadores? –pregunto Ginny temerosa porque solo ella y Vanessa conocían esa información y si Vanessa no recordaba nada era imposible que alguien más lo supiera.

-Encontraron una varita mágica en su bolsillo. Suponemos que es de ella. –se encogió de hombros -Alguien llamo a Olivander para que reconociera la varita y tal vez así sabríamos algo más de ella, aunque solo fuera su nombre pero Olivander no fue el fabricante de esa varita. Hicimos el Priori Incantatem y descubrimos que entre los últimos diez hechizos lanzados por esa varita estaban dos desmemorizantes y hechizos de duelo. ¡Pobrecilla, pobrecilla! –dijo la sanadora.

-¿Y su brazo? –preguntó Ginny

-Todos creen que fue una maldición imperdonable. Ningún sanador había visto algo así y luego…y luego en su estado ¡Oh, pobrecilla! –volvió a lamentarse la mujer como si Vanessa fuera un pariente cercano.

-¿Se repondrá? –preguntó de nuevo la pelirroja.

-Debo seguir atendiendo a más pacientes y tú deberías volver más tarde a ver al profesor Lockhart. Recuerda, la habitación del fondo –le cortó la mujer dedicándole una sonrisa y saliendo de la habitación.

Ginny se acerco más a Vanessa para verla mejor antes de salir de la habitación. Luego se dio media vuelta para irse y ya no volver más porque no sabía cuánto tiempo había pasado y esperaba que sus amigos continuaran abajo esperándola como ella les había pedido.

-Espera… por favor –dijo alguien a sus espaldas, le resultaba familiar pero había algo en el tono de voz que le parecía de lo más extraño.

Ginny volteo, se encontró con la mirada de Vanessa y se sorprendió de que en aquella mirada no quedara rastro del odio y rencor que alguna vez habían expresado, es más, Vanessa le estaba sonriendo.

-Volviste, creí que nunca más iba a verte… -susurró la chica de los ojos azul zafiro –Gracias por todo lo que hiciste por mí. Si no me hubieras traído al hospital no se qué sería de mi en este momento. De verdad, muchas gracias.

A Ginny le dieron ganas de llorar en ese momento por el sentimiento de culpa que nuevamente llegaba a ella. Era increíble que Vanessa le estuviera dando las gracias de algo que en parte ella misma había provocado.

-Debo irme ya –dijo Ginny que sentía la inmensa necesidad de salir corriendo de aquella habitación. No podía soportar lo que veía en ese momento.

-Está bien –dijo Vanessa con tristeza -¿Vendrás de nuevo?

-No.

-Que lastima… ¿Por lo menos puedo saber cuál es tu nombre?

-Ginny –contesto la pelirroja sin pensarlo y después de decirlo quiso morderse la lengua por el error que acababa de cometer aunque esa pregunta le había provocado una duda más… -¿Ya sabes cuál es el tuyo?

-Pues no sé si ese sea mi nombre aunque yo creo que si –dijo Vanessa con aire pensativo y mirando el techo –Los sanadores me llaman Miranda, Miranda Yalek…

******

-¡ALTO! –grito Harry al escuchar aquellas palabras de boca de Vanessa.

De nueva cuenta volvían al presente. Faltaban pocas horas para el atardecer y se encontraban en el salón de Grimmauld Place. Ron, Hermione y Ginny seguían sentados en el sofá. Los dos primeros tenían la boca entreabierta por todo lo que acababan de escuchar y Ginny por lo menos había dejado de llorar aunque seguía creyendo que sus manos eran más interesantes que todo lo que decía Vanessa aparte de que no tenía el valor suficiente para ver a Harry a la cara después de que él se enterara de todo lo ocurrido.

Vanessa y Harry también estaban sentados en otro sofá de modo que ambos pudieran verse el rostro. Vanessa seguía muy serena a pesar del grito del muchacho que ahora estaba más que exaltado. Harry durante todo el relato se había contenido para decir algo pero en ese momento ya no pudo contenerse, era demasiado lo que estaba oyendo y ahora necesitaba más explicaciones de las que esperaba.

-¿Has dicho Miranda Yalek? –pregunto el muchacho tratando de calmarse.

-Aja, eso fue lo que dije.

-¡Tu! –exclamó el ojiverde ahora señalándola con el dedo -¡Tú eras la chica del parque!

-Si

-Increíble –susurro Ron.

-¡Estuve platicando contigo la semana pasada! –volvió a gritarle pero Vanessa solo ensanchaba mas y mas su sonrisa.

-Sí, así es –respondió una vez más asintiendo con la cabeza.

-Y aun así tienes el descaro de decirlo tan tranquilamente.

-¿Y porque habría de decirlo de otra manera?

-¿Por qué no me dijiste que eras tú en ese momento?

-Porque no era lo correcto.

-Genial, preferiste dejarme esperando una semana más para revelarte ante mí.

-Dime una cosa Harry, si reaccionaste en la forma que lo hiciste estando aquí en la casa ¿Cómo hubieras reaccionado si me aparecía en el parque? –dijo Vanessa frunciendo el ceño –¿Es eso en verdad lo que querías?

-Pues…

-No iba a llegar y decirte “Hola Harry, soy Vanessa, cuánto tiempo sin verte. Adivina que, no estoy muerta y desaparecí porque Ginny me borro la memoria” –dijo Vanessa y puso los ojos en blanco al imaginarse la escena. -Lo más probable es que salieras huyendo y del susto te fueras a vivir a otra parte. Al menos aquí tenía la posibilidad de acorralarte.

Vanessa resoplo y todos se quedaron callados por un momento.

-¿Hace cuanto recobraste la memoria? –pregunto Harry y le lanzo una mirada asesina a la pelirroja que se mantenía en silencio.

-Seis meses –se apresuro a contestar Vanessa.

-¡SEIS MESES! –repitió muy sorprendido y poniéndose de pie –Seis meses y hasta ahora vuelves ¿Por qué? Te exijo una explicación. –dijo y empezó a andar de un lado al otro de la habitación.

-¿Puedes dejar de quejarte? Mejor alégrate de que este aquí porque ni siquiera pensaba volver.

Harry se detuvo y con los ojos muy abiertos la miro.

-¿Qué es lo que dices?

-Lo que acabas de oír Harry. No pensaba volver

-¿Por qué? –pregunto el ojiverde que ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que había hacho la misma pregunta.

-Siéntate –le dijo Vanessa y Harry lo hizo –Porque no lo creí necesario. Cuando pude recordar quién era y todo lo sucedido fui consciente de que mucho tiempo había pasado…

-¿Cómo fue que recobraste la memoria? –pregunto Hermione interrumpiéndola.

-Ya habrá tiempo para explicar eso –dijo Vanessa sin voltear a verla aunque su voz denoto la molestia de haber sido interrumpida.

-Como te decía Harry, comprendí que ya había pasado muchísimo tiempo y que si hasta ese entonces no habías ido a buscarme a San Mungo nunca irías porque significaba que Weasley había logrado encubrir lo que me había hecho y yo pues estaba de sobra. Pensé que ya me habías olvidado, que tenías una nueva vida y eras feliz. No estaba bien que yo viniera a pelear y a remover el pasado. Era mejor dejar las cosas como estaban. Tu haciéndote a la idea de mi muerte y yo siguiendo mi propio camino; al fin y al cabo estaba muerta ¿no es así?

-Espera un momento –dijo Harry y entrecerró los ojos como si se estuviera concentrando –¿Estas queriéndome decir que a pesar de recordar todo lo que te hizo Ginny estabas dispuesta a sacrificarte y hacerte a un lado?

-Sí, creo que eso es lo que quise decir –contesto Vanessa y dibujo una sonrisa.

Harry se empezó a reír y nadie entendió la razón.

-Perdóname pero eso si no te lo creo –dijo el ojiverde entre risas.

-¿Por qué no? –pregunto Vanessa con el entrecejo fruncido.

-Porque eso es algo que tú no harías a menos claro que… ya no me quisieras –dijo Harry y al pronunciar la última frase la sonrisa se le borro de los labios.

-Tienes razón –dijo Vanessa que primero se miro las manos y luego volvió a verlo. –Eso es algo que Vanessa no haría pero Miranda sí.

Harry la miro confundido y la chica dio un suspiro antes de comenzar a explicar.

-Veras, cuando perdí la memoria mi forma de ser cambio demasiado. Yo era como una niña sin rumbo y tu más que nadie sabes a lo que me refiero. No sabía qué hacer, que pensar o que decir. Todo era muy confuso al no tener idea de lo que hacía en aquel lugar o que me había pasado y al ver a los sanadores portarse tan amables conmigo y ofreciéndome su ayuda en todo lo que necesitaba, pues simplemente aprendí de ellos y de lo que hacían. Ellos antes de buscar el bienestar propio buscan el bienestar de los otros magos así tengan que trabajar mucho para poder curarlos. Sin darme cuenta me volví amable, cariñosa, una buena persona en todos los sentidos a pesar de la situación en la que me encontraba. Al final no quedaba rastro de Vanessa y cuando recordé quien era en verdad tampoco quería que mi personalidad fuera como era antes. Por eso es que planeaba desaparecer por completo de tu vida y no volver nunca. Tenía planes de irme a vivir a Bulgaria en cuanto pudiera hacerlo sin embargo paso algo que me hizo cambiar de opinión y que mis planes se fijaran en buscarte y hablar contigo de inmediato.

-¿Y cuando fue que llegaste a esa resolución?

-No lo sé con exactitud, quizá un mes y medio. –dijo Vanessa con aire pensativo.

-De todos modos, si fue hace mes y medio ¿porque hasta ahora?

-En San Mungo se enamoraron tanto de Miranda que no la querían dejar ir y como para ese entonces ya empezaba a confrontar mis sentimientos, la personalidad de Vanessa se antepuso a la de Miranda y viceversa tantas veces que muchos sanadores creyeron que me había vuelto loca. Era tan extraño portarme grosera con alguien y a los cinco minutos estar lamentándome de lo ocurrido. O al revés, portarme amable con alguien y luego burlarme de que estuvieran hechizados. Fue horrible pasar por todo aquello aparte de que no le dije a nadie que ya recordaba quien era. Solo que llego el momento en que no soporte mas la pelea interna entre Miranda y Vanessa. Tenía que volver a ser Vanessa si quería llegar a ti y me escape de San Mungo hace tres semanas y están buscando a “Una loca fugitiva y peligrosa”. Sé que te parece un disparate todo lo que te estoy diciendo –añadió la muchacha –puedo verlo en la forma que me estas mirando. Tú también crees que me he vuelto loca.

-No es eso –dijo Harry apenado de que Vanessa pensara aquello –Es solo que trato de imaginarte siendo amable y buena con todo el mundo y no logro hacerme a la idea.

La joven de los ojos azul zafiro sonrió y se acomodo el cabello detrás de los hombros.

-Solo imagínate a Miranda tres veces más amable a como se porto contigo en el parque.

Harry hizo cara de querer vomitar y Vanessa se echo a reír.

-Demasiado meloso, lo sé.

-Oye Vanessa, sobre aquel día en el parque tengo un par de preguntas –dijo Hermione y todos se giraron para mirarla –Ese día tu voz se oía diferente a como la oímos ahora. ¿Qué fue lo que utilizaste para cambiarla? ¿Un encantamiento o una poción? ¿Y porque a pesar de que usabas gorra no pudimos reconocerte.

-Nada de hechizos o pociones –respondió –Simplemente fingí la voz. Llevaba cierto tiempo practicando en ello así que no me costó trabajo y nadie pudo reconocerme porque lo último que esperaban era verme con vida. ¿Eso responde a tus preguntas?

-Sí y… ¿Por qué te acercaste a Harry primero como Miranda si ya sabias que estábamos aquí?

-Quería asegurarme de que en su corazón aun existiera un pedacito de mi recuerdo. No quería utilizar el poco tiempo que tenía en vano.

-Yo insisto en que debiste decirme quien eras la semana pasada –refunfuño Harry.

-Si recuerdas bien la plática que tuvimos ese día yo te dije que iría a ver a mi “ex” después de tanto tiempo de estar separados. Te dije bastantes cosas y todas tenían una pista que no entendiste para nada. Aquel día por la tarde vine a Grimmauld Place como Vanessa ¿y qué fue lo que hiciste eh? –el tono de Vanessa se estaba elevando sin que ella se percatara -¡Me cerraste la maldita puerta en las narices!

-Perdón –dijo Harry a la defensiva -¿Yo como iba a saber que de verdad eras tú?...

-Me dio mucho coraje por el trabajo que me costó llegar ahí y estuve a punto de sacar mi varita y hacer volar la puerta en pedazos pero en eso vi que Ron y Hermione volvían cargados de cajas y decidí que era mejor desaparecer y regresar hasta la semana entrante.

-¡Entonces si eras tú la que estaba en la puerta! –exclamo Hermione llevándose ambas manos a la boca.

-Por supuesto que era yo pero quería que Harry fuera el primero que me viera y no ustedes, por eso me desaparecí otra vez.

-Y yo que creí que era tu fantasma que venía a atormentarnos por lo que le ocultamos a Harry.

-Así que si no la hubieran visto seguirían callados con lo que me dijeron ¿no es cierto? –dijo Harry que en ese momento recordaba la revelación de Ron y Hermione y que se sumaría a la lista interminable de cosas que preguntar a Vanessa.

-Ya te dijimos que fue para evitarte un mayor sufrimiento -tercio Ron.

-¿De qué cosa están hablando ahora? –pregunto Vanessa que parecía confundida.

-Vanessa… -empezó Harry -necesito preguntarte algo y quiero que seas honesta conmigo –ella asintió con la cabeza esperando la pregunta del ojiverde –Cuando desapareciste por culpa de cierta persona –miro de soslayo a Ginny y continuo –Cuando ocurrió todo eso tu… ¿estabas esperando un hijo… mío?

-Oh… -se oyó susurrar a Vanessa al escuchar la pregunta y Harry temió por la respuesta porque si era afirmativa significaba que había pasado algo malo con la criatura porque no la veía por ningún lado y eso lo haría sentir triste pero si la respuesta era negativa de todos modos se sentiría triste porque la idea de ser padre en su momento lo había emocionado.

-¿Sí o no? –pregunto Harry con impaciencia después de unos segundos en los que Vanessa no decía nada y solo lo miraba.

-Si Harry, yo… estuve embarazada. –contesto ella con una tristeza que Harry en lugar de sentirse aliviado se sintió abrumado por el resto de la respuesta.

-¿Y?

-¿Y qué?

-¡¿Dónde está?! ¿O es que murió? –pregunto con impaciencia y agitando las manos nerviosamente. Si ella iba a darle una mala noticia quería que lo hiciera de una vez y no se anduviera con rodeos.

-Por supuesto que no murió… Está en mi casa –contesto en un susurro.

-¿En donde vivíamos antes? –pregunto y Vanessa asintió levemente con la cabeza aunque tenía el ceño ligeramente fruncido sin saber a donde quería llegar Harry.

El ojiverde tuvo una extraña sensación de júbilo y una inmensa alegría le recorrió el cuerpo. Se puso de pie de un salto y salió corriendo de la habitación para ir en busca de lo que tanto ansiaba conocer.