viernes, 23 de enero de 2009

CAPITULO 8 SE PARECE A TI

CAPITULO 8 SE PARECE A TI

-¡Ey! ¡¿A dónde crees que vas?! –exclamo Vanessa antes de que Harry se decidiera a salir de la casa o simplemente meterse a la chimenea.

-A buscar a mi hijo.

-¡Tu no vas a ningún lado! –grito Vanessa -¡Impedimenta!

Al instante Harry fue impulsado por una fuerza hacia atrás y cayó al suelo.

-¡Auch! –dijo Ron al ver que Vanessa empleaba la mano fuerte con Harry.

-No creo que eso fuera necesario –dijo Hermione.

-¡Quiero conocer a mi bebe Vanessa! –exclamo Harry poniéndose de pie y Vanessa hizo una expresión de incredulidad que al segundo siguiente se endureció.

-“Nuestro”, que no se te olvide. Vas a conocer al bebe pero tú te quedas aquí. Todos ustedes se quedan aquí. ¿Me han entendido? –les dijo con tono amenazador. Imposible no obedecerla. –Iré por la criatura y la traeré aquí.

-Yo quiero acompañarte –dijo Harry con esperanzas de convencerla. La idea de ser papa se había intensificado en los últimos cinco minutos y no quería esperar ni un segundo más para reclamar sus derechos como padre.

-Y yo no quiero que me acompañes. Esperaras aquí y punto. –volvió a ordenarle.
Harry abrió la boca para replicar pero en eso una musiquita que se empezaba a hacer muy familiar empezó a sonar de entre las ropas de Vanessa. Ella con la mano libre busco el teléfono móvil mientras que su otra mano sostenía la varita mágica con aire amenazador directo a los otros.

Después de unos segundos de rebuscar en sus bolsillos suspiro observando el numero, carraspeo la garganta y dibujo una sonrisa antes de contestar.
-¿Diga? –dijo la joven mirando al ojiverde.

Harry al escucharla entreabrió la boca sorprendido de escucharla y no solo él estaba sorprendido, Ron y Hermione tenían las mismas expresiones comprendiendo al fin porque no habían reconocido la voz de Vanessa unas semanas atrás. Su voz ahora sonaba mucho más dulce y relajada pero sin llegar a lo infantil. La chica sonrió y siguió hablando por teléfono.

-Sí, ¿Qué es lo que pasa?... –pregunto Vanessa a su interlocutor y miro nuevamente a Harry que esta vez parecía más dispuesto a descifrar lo que la chica hablaba por teléfono. –No, ¿Por qué?... ¿Por qué? –volvió a preguntar con un ligero tono de angustia.

Todos en el vestíbulo se mantenían callados y observándola con detenimiento. Era una lástima para Harry que en ese momento no tuvieran las orejas extensibles de los gemelos Weasley, quizá y con mucha suerte lograría escuchar lo que ella y la otra persona hablaban

-¿A qué te refieres con cosas extrañas?... –prosiguió Vanessa frunciendo el ceño y cuando según Harry le contestaron se llevo una mano a la frente y movió negativamente la cabeza como si se arrepintiera de algo.

Vanessa suspiro y se quedo callada por un momento más. Sin duda alguna se trataba de malas noticias, aunque Harry no pudiera oír toda la conversación él sabía que tenía la razón.

-Mira, ya voy en camino, dame de 10 a 15 minutos y estaré ahí… No, ya no. ¿Puedes darle el teléfono?

Cuando Harry escucho esto abrió mucho los ojos porque supo que se refería a su bebe. Lentamente avanzo a donde estaba Vanessa que le lanzo una mirada asesina y aunque ella no le dijera nada la advertencia estaba clara: “Aléjate de mí y del teléfono”

-Hola mi amor ¿Cómo estás? –pregunto Vanessa y nuevamente dibujo una sonrisa en los labios.

La curiosidad de conocer a su hijo estaba matando a Harry, estaba más que ansioso, la emoción que antes le había recorrido el cuerpo ahora solo se concentraba en su estomago y le parecía de lo más injusto que Vanessa aun no le permitiera conocer a su hijo o hija. Tal vez tuviera que esperar más tiempo para verle (10 o 20 minutos) pero mínimo se conformaría con escuchar su voz. Sin pensarlo dos veces avanzo y velozmente le arrebato el teléfono a Vanessa pero no se conformo con eso, si no que saco su varita mágica y le apunto a la chica para que no se atreviera a quitarle el gusto de oír la voz del bebe.

Ella por su parte estaba indignada de lo que Harry le había hecho, incluso parecía confundida de que el muchacho le quitara el teléfono tan rápido y que sus reflejos no fueran tan rápidos como para impedírselo.

-¡Holabebesoytupapa! –dijo Harry de forma atropellada tratando de aprovechar el poco tiempo que tenía antes de que Vanessa explotara y le quitara el teléfono.

-¿Le entendiste? –pregunto Ron a Hermione tan bajo que ni siquiera la castaña lo escucho. O pudo ser que lo escucho pero estaba tan concentrada en la escena que no quería perderse de nada.

-Dame el maldito teléfono ahora mismo –exclamo Vanessa extendiendo la mano para que Harry se lo devolviera pero él vilmente le dio la espalda.

Ella vencida se acerco más para poder escuchar lo que hablaran porque iba a ser imposible quitarle el artefacto muggle a Harry hasta que tuviera la primera charla con la criatura.

-¿Hola? –pregunto Harry un segundo después de que no obtuviera respuesta. Luego de eso se giro para mirar a Vanessa que tenia la misma expresión de confusión que él. Ambos se preguntaban porque nadie contestaba. -¿Cómo se llama? ¿Es un niño o una niña? –pregunto el ojiverde a Vanessa.

Ella no le contesto.

-¿Hola?... Bebe, soy tu papá. Por favor, ¿puedes decir hola?

Pero nadie respondió, todo se mantuvo en silencio hasta que de repente:

-¡AHHHHH!

Se escucho un grito por el auricular. Una vocecita infantil y aguda que no gritaba de terror sino más bien un grito de emoción tan fuerte que era capaz de ensordecer a cualquiera. Harry se asusto y tuvo que despegárselo de la oreja para que no le reventara los tímpanos.

Y esa pequeña distracción la aprovecho Vanessa para quitarle el teléfono de las manos y dio muchos, pero muchos pasos hacia atrás para que no ocurriera lo mismo.

-Cariño, soy mami ya no grites… Si, era él... Escúchame por favor, en unos minutos iré por ti para que vengas a conocerlo, pero necesito que te portes bien y ya no hagas travesuras ¿entendido?

Luego de eso la forma de conversación de Vanessa cambio un poco solo para decir las frases “Pues dáselo” y “Si, si, ya voy. Adiós”. La joven colgó el teléfono y miro a Harry que seguía con una mano en la oreja por el grito que acababa de recibir.

-Vaya que ese bebe tiene pulmones –dijo Ron burlándose de su amigo que solo refunfuño

-Bien, ahora iré a mi casa. Prometo no tardar. –dijo Vanessa de nuevo con su voz normal.

-Yo quería hablar con el bebe. –le recrimino el ojiverde.

-Lo siento Harry pero perdiste tu oportunidad –le respondió la chica con una sonrisa sacando de sus bolsillos unos lentes oscuros y una gorra.

-¿Así que ahí guardas tu disfraz?

–Aja, aun no se me ha quitado la costumbre de guardar muchas cosas en los bolsillos… ¿Me veo genial no crees? –pregunto después de colocarse los lentes y ocultar su negra cabellera bajo la gorra.

-¿Para qué te lo pones si ya no tienes que esconderte de nadie?

-Oh claro que tengo que esconderme –continuo ella riéndose por lo bajo como si recordara algo divertido y se acerco a Harry –Tengo que esconderme de sanadores de San Mungo –le susurro al oído y de nuevo Harry frunció el ceño confundido al igual que Ron y Hermione pero Ginny no se movía ni hablaba ni cambiaba su expresión, era evidente que conocía mucha más información que los otros

-Descuida Harry, te lo explicare mas tarde. –le dijo Vanessa sonriente. Ya no quedaba rastro de su anterior disgusto con Harry pero no le sorprendió a nadie. Era normal que Vanessa tuviera esos repentinos cambios de humor pero Harry lo hecho todo a perder cuando dijo:

-Déjame ir contigo.

-¡Que no! –exclamo tomando el pomo de la puerta. –Y más te vale que no te atrevas a usar la chimenea. Ya te explique que hay una muggle en mi casa y que por cierto está muy asustada así que no me vayas a complicar las cosas. ¡Te lo advierto!

-¿Asustada porque? –pregunto el muchacho pero ya no obtuvo respuesta puesto que Vanessa salió de la casa sin dejar que el terminara la frase.

Ron y Hermione se acercaron a él luego de unos segundos en los que el ojiverde se quedo plantado como tonto a medio vestíbulo.

-Genial Harry, eres papá –dijo Ron dándole palmaditas en la espalda a su amigo para ver si con eso reaccionaba del ensimismamiento en que había entrado.

-Oh si, muchas felicidades Harry –dijo Hermione dándole un fuerte abrazo a su amigo.

-¡Sí! –exclamo de repente abrazando más a su amiga. –Soy papá, ya quiero conocerle. ¿Se dan cuenta? Ella está viva y ¡tengo un hijo! –continuo emocionado, nervioso y hasta frotándose las manos por la noticia -No sé porque Vanessa tarda tanto en traerlo.

-Harry, ella acaba de irse –dijo el pelirrojo poniendo los ojos en blanco al tiempo que su amigo buscaba con la mirada el reloj para asegurarse de que Vanessa no tardara más de lo que había dicho por el teléfono pero sus ojos se cruzaron con la mirada de la mujer que tan solo unas horas atrás había considerado una blanca palomita incapaz de cometer un crimen.

-Harry, yo… -dijo la pelirroja con voz nerviosa dando un par de pasos al frente para salir del rincón donde se había mantenido aislada hasta ese momento.

-¡No te me acerques! –le amenazo él. -¡No quiero escuchar tus escusas para remediar lo que has hecho! Me privaste de la felicidad de estar con Vanessa por tu capricho y también por tu culpa no conocí a mi bebe cuando era tiempo.

-¡Yo ni siquiera sabía que estaba embarazada! Si yo lo hubiese sabido… ¡Hermione y Ron tienen la culpa de eso! –chillo ella.

-No me dirijas la palabra si no quieres que pierda la paciencia y diga lo que te mereces –bramo y olímpicamente le dio la espalda no sin antes lanzarle otra mirada a Ron y Hermione –Ahora solo quiero pensar en mi hijo…

Ella se puso a sollozar y se sentó en la orilla de la escalera. El ojiverde se quedo parado frente a la puerta a esperar y Ron y Hermione creyeron que por ese momento era mejor acompañar a la pelirroja.

-Necesito que Harry me escuche –les susurro

-Sera mejor que por ahora lo dejes tranquilo hasta que se le pase un poco el enojo.

-Y tiene razones para estar enojado –dijo Ron que también parecía molesto.

-¿En qué estabas pensando cuando lo hiciste?

-¡No sé, solo lo hice y ya!

- De verdad debiste pensar en las consecuencias que esto te traería.

-Te ganaste el odio de Harry de por vida y un buen sermón por parte de mama porque créeme que en cuanto se entere se pondrá furiosa.

-No me refiero a ese tipo de consecuencias Ron. Hay algo mucho peor que eso.

-¿Qué cosa puede ser peor que eso Hermione? Nada puede ser peor que perder a Harry.

-¿Azkaban? –declaro.

Los dos pelirrojos se miraron entre si y luego con una mayor confusión volvieron a mirar a la castaña que dijo:

-Ginny, si a Vanessa se le ocurre denunciarte ese es el lugar donde puedes terminar –la pelirroja se llevo ambas manos a la boca para tratar de ocultar un gritito ahogado al comprender lo que Hermione trataba de explicarte –Existen pruebas de lo ocurrido, tú misma no puedes negar que lo hiciste, ahora nosotros somos testigos porque también lo sabemos. Si por lo menos existiera una forma de interceder pero ni cómo ayudarte. Todo te señala Ginny y pues… entre tú y Vanessa las cosas nunca han estado bien y menos ahora.

-Hermione tiene razón. Conociéndola tratara de vengarse por lo que le hiciste y para fastidiarte… ¡Te meterán en Azkaban!

-Tienen que ayudarme, convercerlos de que no me hagan nada –suplicó la muchacha.

-¿De qué están hablando? –pregunto Harry al notar las nuevas expresiones de sus amigos que en un principio solo susurraban y ahora hablaban en un tono más alto.

-Nada Harry –se apresuro a contestar Hermione –¿Ya estas más calmado?

-En realidad no. La incertidumbre me está volviendo loco. Ni siquiera sé si tengo un hijo o una hija pero eso es lo que menos me importa

-Me imagino cómo te sientes, es decir, de la noche a la mañana tu vida ha cambiado muchísimo.

Pasaron unos minutos más en los que Harry siguió caminando de un lado al otro mientras que los demás no dejaban de cuchichear sobre el posible futuro de la pelirroja hasta que llamaron a la puerta. Harry nerviosamente la abrió y entro Vanessa que tenia dibujada una sonrisa en los labios. Se cerró la puerta tras ella y el muchacho noto un pequeño bulto se acurrucaba en los brazos de ella.

-Se marea con la aparición conjunta –fue lo primero que dijo mientras esperaba a que Ron y Hermione se acercaran mas. La pelirroja como en las últimas horas mantenía su distancia –Cariño, ya llegamos. Descubre tu carita. –le dijo a la pequeña criatura que tenia ambas manos sobre su rostro.

Obedeció a su madre y dejo ver a una pequeña niña que miraba a todos los presentes con gran gesto de curiosidad.

-Vaya, se parece a ti –dijo Ron

-¿A mí? –pregunto Harry en un susurro y con cara de tonto.

-Me refería a Vanessa, Harry. Es igual a ella aunque su piel no es tan blanca como los fantasmas. –dijo Ron y Vanessa soltó un gruñido.

-No se Ron, mírala bien –dijo la castaña –También tiene rasgos de Harry.

La pequeña se incorporo un poco pero sin dejar de aferrarse a su madre. Tenía el cabello cuidadosamente acomodado con una diadema, estaba ligeramente ondulado y de un color negro azabache que apenas le llegaba a los hombros. Su piel era de tez blanca tal y como en un pasado (que ahora parecía muy lejano) había sido la de su mama. A simple vista era una Vanessa en miniatura, una réplica exacta en todas sus facciones; su nariz, su boca y hasta la misma forma de fruncir el ceño era igual a ella pero existía un pequeño detalle con el cual Harry no podía negar que era sangre de su sangre. Los ojos de la niña no eran azul zafiro como la joven si no verdes esmeralda como los de Harry que hacían juego con el bonito vestido que traía puesto.

Padre e hija se miraron. Él estaba fascinado, no tenía idea de que decir. Tener enfrente a lo que ahora consideraba la criatura más bella y perfecta lo había dejado mudo y medio atontado pero alguien tenía que romper el silencio que empezaba a formarse y fue la pequeña que extendió su manita a donde Harry se encontraba.

-¿Edes mi papi?

-Si princesa, ¿Cómo lo sabes? –preguntó lleno de emoción y extendiendo los brazos para que Vanessa dejara que la cargara. Ella cedió y en cuanto la niña estuvo en los nuevos brazos colocó sus suaves manitas a ambos lados del rostro de Harry.

-Le dije que su papá iba a ser el de lentes y el que tuviera más cara de tonto al conocerla.

Ron estallo en carcajadas igual que Hermione pero a Harry no le gusto tanto el chiste.

-¡Ahhh! –grito la pequeña como cuando en el teléfono y moviéndose de arriba abajo en los brazos de Harry

-¡Shhh! –exclamo Harry al no comprender. -¿Por qué grita?

-Solo está un poco emocionada –índico la joven que se quito los lentes y gorra que aun portaba para cruzarse de brazos con expresión divertida por la escena que Harry tendría que soportar.

-¿Cómo te llamas princesa? –pregunto Hermione por encima del grito agudo tomando su manita para captar la atención.

La niña se quedo callada y miro a su mama antes de responderle como si pidiera su aprobación para confiar en los que se encontraban allí. Vanessa suspiro y asintió con la cabeza no sin antes hacer una presentación más adecuada.

-Tu papá se llama Harry, ellos son Ron y Hermione, tus padrinos –dijo la joven mirando a la pareja que se quedo sorprendida por lo que Vanessa decía. –Y… bueno, ella solo es Ginny.

Los ojos de la niña centellaron y empezó a abrir y cerrar su manita en señal de saludo.

-¿Y bien? ¿Cómo te llamas?

-Me-i-sa –dijo la niña separando las silabas y con vos fuerte para que todos la escucharan.

Vanessa se rio bajito y dijo:

-Se llama Melissa, pero no pidan una pronunciación perfecta para una pequeña que tiene poco más de año y medio de edad. Lo que aun no sé es si se llama Melissa Prince, Burnett o Potter –concluyo y su gesto volvió a ponerse serio.

-Es una Potter –susurro Harry sin darse cuenta que todos lo miraban y después de un abrazo, besó ambas mejillas de su hija.

-¡Papi!, ¡Papi!, ¡Papi!, ¡Papi!, ¡Papi!, ¡Papi! –canturreo la niña sin dejar de moverse convulsivamente en los brazos del ojiverde.

-Tranquila mi amor, ahora ven conmigo o le darás dolor de cabeza a tu padre.

-¡NO! –exclamo Melissa y por un momento a todos les pareció que Vanessa lo había pronunciado sobre todo por el tono posesivo con el que había gritado –¡Papi mío! –dijo aferrándose al cuello de Harry.

-Y tú eres mía, princesa.

-¡Nuestra! –dijo Vanessa arrastrando las palabras. –Ven conmigo Mel, ya tendrás tiempo de jugar con tu papá.

La niña negó con la cabeza pero luego ante la insistencia volvió a los brazos de su mama.

-Harry, aun tenemos mucho de qué hablar –dijo Vanessa –Y si no les importa prefiero que lo hagamos en el salón. No es de buen gusto tener conversaciones a mitad del vestíbulo.

Los presentes estuvieron de acuerdo y uno tras otro volvieron al salón para retomar la conversación que habían dejado pendiente. Cada uno volvió a sentarse en los sofás que antiguamente ocuparon y después la plática se reanudo hasta cerrar una negociación con la hija de Harry en la cual aceptaba quedarse calladita mientras los adultos platicaban a cambio de quedarse en los brazos del ojiverde y no en los de su mamá.

-¿Qué paso luego de que Ginny fue a verte en el hospital? –pregunto Hermione.

-Después de eso no la volví a ver –comenzó la chica de los ojos azul zafiro. –Simplemente desapareció y yo tenía cosas más importantes en las que preocuparme además de pensar que había sido de ella. Un mes después de que ingrese a San Mungo fue que me entere de mi embarazo (al menos yo porque estoy segura de que los sanadores ya lo sabían).

-Necesito preguntarte algo antes de que continúes –interrumpió Harry y ella espero a que hablara. –Sabías de tu embarazo antes de que todo pasara ¿verdad?

-Sí, algo así.

-¿Y porque no me lo dijiste? Eso es algo que aun no termino de entender ¿Por qué ocultármelo? Si me lo hubieras dicho yo te hubiese cuidado mucho más y tal vez nuestras desgracias no… Todo pudo ser tan diferente Vanessa.

-No podemos cambiar el pasado Harry y si no te lo dije fue porque quería esperar a estar completamente segura. No por un simple mareo o desmayo iba a pregonar ¡Estoy embarazada! –dijo ella y puso los ojos en blanco. -¿Puedo continuar con mi relato?

-Aja –le contesto de mala gana.

-Fue un shock muy grande el enterarme de que Melissa estaba en camino. Solo imagínense la magnitud de mi problema… Yo estaba sola y sin la menor idea de quién era a excepción de ser una bruja. La frase “Felicidades señora, va a ser madre” no fue la mejor noticia que pude recibir sin saber ¿Cómo, cuando, donde y quien? Pero tenía una señal que Ginny no me arrebato. Esto… -dijo levantando un poco su mano y señalando el anillo de oro blanco con un zafiro que reposaba en uno de sus dedos.

-El anillo de compromiso –dijo Harry en un susurro al verlo.

-Eso era todo lo que tenía para tratar de recordar o por lo menos imaginar lo que había sido de mi vida antes de perder la memoria. Cada día que pasaba soñaba despierta pensando que existía un hombre que me quería y que planeaba casarse conmigo. Sabia que no podía ser cualquier hombre por semejante anillo y para mi desgracia tuviste la inteligencia de grabar solamente la fecha (07/01/99) que era justo un día antes de mi llegada al hospital. Trataba de imaginarlo en mi mente pero por más que lo intentaba no pasaba de ser un hombre entre sombras.

Ella dio un largo suspiro y cerró los ojos antes de continuar.

-De verdad que fueron tiempos muy difíciles para mí. Todo el tiempo tenía que estar en la cama ya fuera porque no soportaba las patadas que esta lindura me daba o porque me sentía cansada o por el dolor de herida que Bellatrix me hizo en el brazo. Espero que alguien de ustedes se haya encargado de matarla porque la odio con todas mis fuerzas.

-Por Bellatrix Lestrange no tienes que preocuparte –dijo Ron. –Ella se mato a sí misma. Se quemo viva y no fue agradable ver eso.

-Pues ojala y se siga quemando en el infierno porque era una p… Oh, lo siento bebe, no escuches lo que dice mamá. –dijo dirigiéndose a su hijita que sonrió y siguió jugando con los anteojos que le había quitado a Harry.

-¿Y después que paso contigo? ¿Cómo fue que recobraste la memoria?

-Después me puse enorme –dijo entre risas y haciendo ademanes de un gran vientre -Bueno, me fui acostumbrando a las atenciones del hospital. Nunca estaba sola, siempre llegaba un nuevo mago o bruja con quien platicar, por ellos me enteraba de lo que sucedía afuera y de los rumores de que “El Señor Tenebroso” había sido derrotado. Escuche tu nombre muchas veces pero solo eras un nombre –se encogió de hombros. –Simplemente no podía recordar nada y como tú, me resigne a vivir sin un pasado, siendo Miranda y enfrentándome a la maternidad siendo tan joven o al menos eso es lo que me decían…

-Lo ves Ron, no exagero cuando digo que somos muy jóvenes para casarnos y para tener hijos –susurro la castaña a su novio aunque Vanessa fingió no haberlos escuchado, a ella lo que más le importaba era seguir hablando.

-Recuerdo muy bien la mañana en que Melissa llego al mundo. La noche anterior había llegado una pobre mujer a causa de un hechizo lanzado por los mortifagos que aun no eran capturados y yo como me sentía bien y no tenía nada que hacer fui a consolarla un poco… Me dio mucha tristeza verla llorar y escuchar su historia; de inmediato me identifique con ella en parte porque a mí me habían atacado mortifagos igual que ella y lo peor de su caso fue que el ataque le hizo perder al bebe que esperaba, su esposo estaba muy deprimido pero así es la vida ¿no?… yo era afortunada de no haber corrido la misma suerte… De repente empezaron unas fuertes contracciones y me aterrorice porque aun faltaban dos meses para que mi embarazo concluyera, no era tiempo de que la criatura naciera, creo que asuste a todos con mis gritos de dolor. Todos corrían como locos y otros se acercaron a ofrecerme ayuda y… y ya.

-¿Y ya qué?

-No lo sé, perdí el conocimiento y estuvo bien porque no sufrí con el parto. Cuando desperté unos preciosos ojitos verdes me estaban mirando y fue cuando por fin pude visualizar el rostro del hombre que trataba de imaginarme durante todo ese tiempo. Fue maravilloso tener a Mel entre mis brazos, tan chiquita y tan hermosa; una verdadera lástima que te perdieras de esa alegría.

Harry gruño y nuevamente le lanzo una mirada asesina a la pelirroja.

-No recuerdo porque le puse ese nombre pero creo que a ella le gusta ¿verdad cariño? –la pequeña Melissa asintió con la cabeza y se puso a saltar en el sofá sin soltar la mano de su papá.

-Y aun sigues sin responderme ¿Cómo recuperaste la memoria?

-Eso no quiero responderlo ahora, quizá más tarde u otro día… Con la llegada de mi hija no había nada más que me importara. Los sanadores nos tomaron bastante cariño y pensé que no sería mala idea trabajar en San Mungo, no iba a dejar que me mantuvieran todo el tiempo pero solo quedo en propósito porque nunca lo hice. Pasaron los días, los meses y mi bebe fue creciendo después de que pasaron muchas cosas recupere la memoria (no pienso decirte aun como fue). Lo importante es que decidí ocultarle a todos que recordaba mi pasado por todas las razones que te conté hace un rato: Ginny ya era tu novia, yo estaba “muerta”, nunca te habías enterado de mi embarazo y ya había pasado más de un año desde mi desaparición, era mejor dejar las cosas como estaban; tú con Ginny y yo con mi hija.

-Y entonces decidiste volver –añadió la castaña.

-Si, por muchas razones decidí volver pero una de ellas fue que una noche escuche a varios sanadores que planeaban quitarme a mi hija.

-¿Por qué? –pregunto Harry alarmado.

-Porque creían que una madre con una personalidad tan compleja como la mia no era buen ejemplo para ella. Al ser Vanessa yo intentaba matar todo amor y dulzura que desprendía Miranda pero un cambio tan drástico preocupo a quienes cuidaban de mí.

-Eso no es suficiente razón ¿o sí? –pregunto Ron.

-De acuerdo, existía otra razón que me obligaba a volver pero no quiero hablar de eso ahora –exclamo la chica

-¿Y cuando piensas dejarte de tanto misterio? –pregunto Harry.

-Hace unas semanas escape del hospital… -empezó la chica ignorando al muchacho por completo. –Contaba con el dinero muggle y mágico que muy amablemente Ginny dejo en mis bolsillos. El único lugar al que se me ocurrió llegar fue mi casa en Cambridge, aun no me sentía lista para enfrentarme a ti y estaba segura que mi casa estaba desocupada.

-¿Por qué?

-Tal vez porque es mi casa y no tuya y porque si mi ausencia te afecto no querrías volver a donde todo ocurrió ¿O me equivoco?... –ella espero a que Harry dijera algo pero guardo silencio –En la casa tenía escondida mi llave de Gringotts y al día siguiente fui a sacar más dinero; fue ahí cuando descubrí que me buscaban los de San Mungo. Encontré un periódico tirado que decía “Mujer demente roba niña de San Mungo” acompañada por una descripción mía. ¿Pueden creerlo? Me acusaban de llevarme a mi propia hija y en ninguna parte lo mencionaron.

-Nunca leí eso en “El Profeta” –susurro Harry.

-Por Ginny me entere de que no sabían nada …

La aludida dio un respingo al sentir las miradas sobre ella y se sumió más en el sofá. Vanessa suspiro y continúo.

-Luego me refugie en mi casa y una buena chica muggle apareció. Se llama Andy y se ofreció a cuidar a Melissa si lo necesitaba a cambio de dinero. Le di el empleo de niñera para aprovechar el mayor tiempo posible en volver a localizarlos a ustedes. No fue difícil con la información que ya conocía. Todas las mañanas salen a trabajar y los fines de semana descansan. Los seguí por un par de días pero la semana pasada no aguante la tentación de acercarme a ti y saber si me recordabas por lo menos un poquito. Fue interesante y muy halagador todo lo que le dijiste sobre tu ex esposa. –dijo dibujando una sonrisa en el rostro

-Sigo preguntándome si te perdonare por no habérmelo dicho en ese momento. Esa tarde tú dijiste que irías con tu ex y no lo hiciste.

-¿De nuevo tendremos esta discusión? –preguntó con irritación –Me cerraste la puerta cuando vine a buscarte.

-Pues sí, pero fue porque… pensé que solo estaba soñando y… ¿Qué hacías vestida de rosado?

La niña estallo en carcajadas y salto a los brazos de su mamá.

-Fue culpa de Melissa –dijo tratando de lanzar mirada de enojo a su hija pero fue en vano con aquella carita tan inocente –Escondió toda mi ropa en la chimenea y yo no podía aparecerme vestida como Miranda. Accedí a que la niñera de Mel me prestara ropa pero nunca creí que se le ocurriera una blusa rosada junto con una diadema que esta pequeña traviesa me obligo a usar.

-Tu ni muerta usarías rosado…

-Teniendo prisa sí. Deseaba que fueras tu quien abriese la puerta, Ron y Hermione no estaban y cuando deje a Ginny estaba asustada de mi presencia por lo que deduje no tendría el suficiente valor de estar cerca de ti. –hizo una pausa y dando un suspiro continuo –Me desaparecí de tu puerta enojada, decepcionada y sin saber que decirle a mi pequeña Mel… Yo le prometí que esa tarde conocería a su papá y no iba a cumplirlo, al menos no en ese momento.

-Después fue cuando volví a verte en el parque ¿no es así?

-¿Es que se volvieron a encontrar? –pregunto Ron sorprendido

-Aja. –respondió la chica con rapidez –Volví a disfrazarme de Miranda y estuve dando vueltas por el parque hasta que apareciste muy enojado. Me contaste lo que sucedió a regañadientes pero lo hiciste y cuando lo supe trate de aligerar tu carga de culpabilidad, me dolía mucho verte tan deprimido y desesperado. No me parecía bien que culparas a Ron y Hermione así que ustedes dos denme las gracias de que Harry no los odie –dijo volteando a verlos y ellos se sintieron apenados pero no pudieron decir nada más.

-Ahora que recuerdo… -susurro Harry con aire pensativo –Esa noche cuando te despediste me invitaste a cenar ¿con tus padres? –termino la frase con la confusión reflejada en el rostro y Vanessa se rio.

-Sí, te invite a cenar con los padres de Miranda (que por supuesto no existen) Necesitaba una coartada para evitar que preguntaras porque usaba la gorra y los lentes. Fue arriesgarme demasiado porque no tenía idea de lo que responderías. Si aceptabas buscaría la forma ideal para deshacerme de ti pero me llamo mucho la atención la respuesta que me diste. “Voy a visitar la tumba de mi ex esposa” –dijo la muchacha intentando imitar la voz de Harry.

A Melissa le causo gracia la imitación de su mamá y se rio bajito recordando su promesa de permanecer callada.

-Me sorprendí bastante porque no pensé que existiera una tumba con mi nombre. Y me entro curiosidad por saber el lugar donde supuestamente descansaban los restos de Vanessa. Te cuestione hasta obtener la respuesta y luego me fui a casa para asegurarme de que Mel durmiera y de inmediato me volví a ir para aparecer en el bosque prohibido y no cruzarme en tu camino. Necesitaba verlo con mis propios ojos pero llegaste demasiado rápido…

-¡Tú eras la persona encapuchada! –exclamo el muchacho y Vanessa asintió alegremente con la cabeza. –¡No tienes idea del susto que me diste!

-Espera un momento Harry –dijo la castaña –Nunca nos dijiste nada de una visita al cementerio.

-No lo creí necesario –le respondió y volvió a dirigirse a la joven de los ojos azul zafiro. –Dejaste que te persiguiera por el bosque y ¡Me atacaste más de una vez!

-No iba a dejar que me descubrieras a mi o a Miranda frente a esa tumba. Perdón por los hechizos que te lance. Me arrepentí mucho de los últimos porque no quería que te golpearas o desmayaras, solo quería que me dejaras tranquila.

-¡Y me dejaste tirado y solo en el bosque prohibido!

-¡No es cierto! Me quede contigo hasta que despertaste. Y por cierto, te ves muy bien durmiendo… -susurro y Harry se ruborizo un poco. -No soy tan mala como para abandonarte ahí. Solo que cuando empezaste a moverte y supe que ibas a despertar me desaparecí. Deje que pasara una semana y ahora estoy aquí… -termino y se encogió de hombros.

-Humm, te complicas la vida demasiado –fue todo lo que dijo Harry.

-¿Ya te aburrió mi monologo Weasley? –preguntó Vanessa luego de que nadie dijera nada –Espero que no porque necesito hablar a solas contigo.

-¿Co… conmigo? –pregunto la pelirroja con temor.

-Sí, necesitamos hablar tú y yo de mujer a mujer

La muchacha le dio un beso a su hija e hizo que se quedara con Harry para ponerse de pie

-Pero…

-Anda, no seas grosera Ginny, vamos arriba y platiquemos un poco.

Ginny se puso de pie y miro asustada a su hermano y futura cuñada ¿Estar a solas con Vanessa después de todo lo que había ocurrido? Trago saliva y asintió débilmente con la cabeza. Harry y sus amigos también se pusieron de pie y miraron con desconfianza a Vanessa que tenía una peculiar sonrisa en el rostro.

-Sigueme Weasley –ordeno Vanessa y cuando casi llegaba a la entrada del salón Harry le dijo:

-Vanessa… dame tu varita mágica –dijo Harry extendiendo la mano con la que no cargaba a Melissa. Ella se detuvo y lo miro con gesto ceñudo.

-No pienso hacerle nada a Ginny –le dijo al descubrir por donde iban los pensamientos de Harry.

-No me importa… Tu también Ginny, entrégame tu varita mágica, no quiero correr riesgos.

La pelirroja accedió de inmediato y puso su varita en la mano de Harry. Vanessa bufo, puso los ojos en blanco pero al final le dejo su varita mágica. Ambas chicas salieron de la habitación no sin que Vanessa susurrara “Que desconfiado”.

En silencio las siguieron y se quedaron al pie de la escalera observando cómo llegaban al primer rellano y en lugar de quedarse en ese piso subían hasta el segundo.

-No se tu Harry pero yo no las hubiera dejado solas. –dijo Ron que al igual que Harry no dejaba de mirar las escaleras.

-Hermione, puedes cargar a Melissa un momento –pidió Harry y aunque la pequeña se aferro a su cuello paso a los brazos de la castaña.

El ojiverde lentamente subió los escalones preguntándose si hacia lo correcto al subir pero a mitad de camino se detuvo. Todo estaba muy callado, hasta su hija parecía entender que debía guardar silencio para escuchar cualquier cosa que fuera señal de peligro. Se quedo cerca de dos minutos ahí parado hasta que se escucho un golpe mucho más fuerte que una pisada normal. Miro a sus amigos con temor y continúo subiendo hasta llegar al primer rellano donde se detuvo para ver si desde ahí lograba escuchar algo más pero nuevamente se hizo silencio pero fue algo muy breve porque se escucho el ruido de vidrios romperse. Todos dieron un respingo y se miraron los unos a los otros a no saber lo que ocurría en la habitación de arriba.

-¡Maldición! –exclamo Harry y sin más, subió los escalones a toda velocidad.