sábado, 31 de julio de 2010

CAPITULO 14 MP II... "Un futuro Perfecto" (lo que pudo ser si los Bessat no hubiesen existido)

MEMORIAS PERDIDAS II -- CAPITULO 14 UN FUTURO PERFECTO

MELISSA (POV)
(MUCHOS, MUCHOS AÑOS DESPUES)


El otoño había llegado de forma repentina, la mañana del uno de septiembre era crispada y dorada. Una pequeña familia se abría paso entre los transeúntes de la estación de tren para llegar a la barrera que dividía las plataformas nueve y diez…

“¡Nah!… demasiado formal” pensé y reorganice la oración en mi cabeza…


Era primero de septiembre y mi familia cruzaba la estación con destino a la plataforma 9 y ¾ arrastrando consigo un carrito de equipaje.

Mi cabello negro llegaba hasta la cintura y era lacio a excepción de las puntas que solían levantarse en puntas. Siempre me decían que era idéntica a mamá pero yo no lo creía así; aparte de la diferencia en el color de nuestros ojos, el cabello de ella (desde que tenía memoria), era de un negro muy intenso, apenas y llegaba a la altura del codo y era totalmente ondulado. El color de nuestra piel también era distinto porque yo era muchísimo menos pálida que ella. Dijeran lo que dijeran… no éramos iguales. .


Caminaba detrás de ellos con despreocupación y con los brazos cruzados sobre el pecho. Mis ojos verdes estaban clavados en mi hermano pequeño que parecía demasiado entusiasmado por su primer día de clases en Hogwarts. Él no dejaba de saltar y correr en dirección a la barrera y mis padres no hacían nada para calmarlo ¿Cuál era la prisa si aún faltaban quince minutos para que el tren se marchara? Yo no había sido tan exagerada en mi primer curso ¿o sí?

Evité responderme porque mí llegada a la estación de tren había sido idéntica o incluso más desesperada que la de mi hermano, el pequeño Enrique; nombre que según mi mamá le habían dado por viejos y divertidos recuerdos del pasado. Fue algo que solo pregunte una vez ya que tanto ella como mi papá se rieron como niños haciendo travesuras y ruborizándose ligeramente. Era mejor no preguntar…


Otra cosa que pregunté de pequeña y que nunca comprendí fue como a mis papás se les había ocurrido la genial idea de darme un hermanito meses antes de que yo cumpliera los siete años. Su llegada cambió significativamente mi modo de ver las cosas y también cambió la atención que me daban no solo mis papás, sino todo el mundo que me rodeaba. Y no es que fuera una envidiosa pero perder algo a lo que estas acostumbrada cuesta un poquito de trabajo. Aun así, adoraba a mi hermano.



Tenía bastantes recuerdos aunque muy vagos de los primeros años de mi infancia y algo que jamás iba a poder olvidar era el día que vi por primera vez el rostro de mi papá. No recordaba porque mi mamá y yo habíamos estado separadas de él durante mi primer año y medio de vida y tampoco era algo que a ella le gustara mencionar pero sinceramente me dejo de importar en cuanto estuvimos todos juntos. Al cumplir los tres años de edad, mamá y papá se iban a casar aunque para ese entonces yo desconocía por completo el contexto de la palabra “matrimonio” o “boda” yo solo sabía que era una fiesta muy bonita en el que todos se vestían elegantes y en el que yo no dejaba de darme vueltas con tal de ver el vuelo que tenía mi precioso vestido.



Sin embargo, esa mañana de fiesta se había visto opacada por la aparición de alguien a quien no le gustaba la idea de que mis papis estuvieran casados; pero aparte de los gritos e insultos proferidos por mi madre en cuanto se enteró que algo iba a arruinar la perfección de su boda no supe nada mas ya que una joven rubia y con ojos soñadores que respondía al nombre de Luna me había alejado de la casa y llevado a dar la vuelta a un lugar que jamás volví a ver en mi vida pero que era muy hermoso. A mis tres años vivía en un mundo de fantasía en el que nada más que la felicidad, travesuras, peluches y mis papás existían. Como desearía ser una niña de nuevo sólo para volver a recordar todos los momentos felices.



Cuando Luna y yo volvimos a casa, ya era de noche. Muchos magos más de los que yo recordaba haber visto se encontraban en la pequeña sala de mi madre Al encontrarlos ahí lo primero que me imagine fueron soldados que estaban apostados a cada entrada de la casa y las ventanas para evitar que los malos vinieran a hacernos algo. Para mí todo seguía siendo un juego. Sus atuendos informales desentonaban con la elegancia de los demás invitados. Sin embargo, cuando mi mamá me tomo en sus brazos me di cuenta de que su resplandeciente vestido se había convertido en algo desastroso al igual que su cabello. Ella lucia triste y enojada pero con una mueca de risa intentó disimularlo todo. Mi papá no se había quedado atrás, en una de sus mejillas y camisa quedaban restos de fango, y sus pantalones tenían rasgaduras. La boda nunca se realizó.



Y cosas muy similares pasaron a lo largo de los años. Cada que planeábamos festejar algo en grande, llegaba ese alguien y lo arruinaba poniendo de pésimo humor a mis padres pero sobre todo a mamá.



Vaya… y según yo sólo tengo vagos recuerdos de mi pasado.



Me reí de mi misma y volví a prestar atención a la estación por la que circulábamos. Mis botas negras resonaban en la acera, lucía una mini falda del mismo color y una blusa holgada y con brazos descubiertos en color rosado (mi color favorito). Me prepare para cruzar por octava vez en mi vida la barrera que nos llevaría directo a la plataforma donde aguardaba el Expreso de Hogwarts aunque en esta ocasión solo la cruzaría para despedirme de Enrique.



Yo contaba ya con los dieciocho años cumplidos y tan solo unos meses atrás había terminado mi séptimo curso. Me había convertido en una mujer inteligente pero muy a menudo me dejaba llevar por mis impulsos. Alegre, rebelde y caprichosa pero nada con lo que no se pudiera lidiar. Comúnmente y cada que no conseguía lo que quería (que era muy seguido), hacia berrinche y fingía enojarme pero a las tres o cuatro horas me contentaba y hacia como si no hubiese ocurrido nada. Mis papás estaban acostumbrados a ese comportamiento y mi mamá prefería ignorarme argumentando que lo caprichosa lo había heredado de ella pero que mi corazón era tan tierno y generoso como el de papá quien era el que me consolaba y me mimaba.



Eso me gustaba, no podía negarlo.



Pero no todo podía ser perfecto, así como la vida a lado de mis papás y de mi latoso hermano podía ser divertida y feliz, también era un infierno porque estaba llena de limitaciones.



Todo adolescente sueña con volverse independiente y libre en aspectos que cierta edad ameritan. En mi caso no era así ya que no podía hacer ninguna actividad sin el previo consentimiento de mis papás y además alguno de los dos debía estar presente. A veces su actitud sobreprotectora era excesiva al punto de tenerme en la mira las veinticuatro horas y si ellos no podían vigilarme, siempre existiría alguien más que les hiciera el favor.



“¡¡Por Merlín, YA NO SOY UNA NIÑA!!



Suspire recordando todos mis intentos frustrados de fuga durante los periodos de vacaciones que quizá eran los más aburridos de todo el año porque me la tenía que pasar encerrada en la casa. ¡Ni siquiera podía salir al parque para buscarme un galán! ¡Qué injusto!



Ellos solo decían:



“-Todo lo que hacemos es por tu bien Mel, algún día lo entenderás”



¡Pero ya eran 18 años y aun no lograba entenderlo! Las piezas del rompecabezas habían sido escondidas de modo en que yo no me percatara de la verdadera razón por la que ellos nos sobreprotegían (aunque sólo a mi me prohibían cosas).



Justo en ese momento, justo cuando mis pensamientos iban directo a los reproches contra mis padres; Enrique corrió directo a la barrera para cruzarla con el carrito de equipaje delante de él, aunque eso no supuso ningún desafío ya que no era la primera vez que lo hacía. Su cabello negro como la noche se despeino aun más y desapareció de nuestra vista. Él también había heredado los ojos de mi papá y eso me hizo recordar que muy de vez en cuando mi madre se quejaba de que ninguno de sus hijos hubiera sacado “sus preciosos e inigualables ojos azul zafiro” ¡Ja!, y decían que yo era vanidosa. Ella sin duda alguna me ganaba pero la verdad es que a pesar de que ambos pisaban ya los cuarenta años, podían disimularlo muy bien.



Una vez estando al otro lado de la barrera me comencé a sentir incomoda. Alguien me estaba observando, podía sentirlo. Miré en ambas direcciones para quitarme esa sensación pero en medio de padres deprimidos y alumnos impacientes fue imposible ver algo fuera de lo normal. No era la primera vez que experimentaba esa sensación y después de convencerme de que eran puras alucinaciones me encogí de hombros y me coloqué detrás de mis padres que seguían dándole consejos a Enrique sobre cómo comportarse en el castillo y demás.



De repente, un escalofrió recorrió mi nuca y me vi obligada a levantar la vista: Detrás de una columna estaba una mujer rubia y de ojos oscuros… ¿observándome? Fruncí el ceño y sin pensármelo dos veces me dispuse a seguirla para obtener una explicación.



-Despídete de tu hermano, Melissa. –llamó mi mamá. Volteé a verlos un poco molesta por haberme distraído pero al regresar la vista en la mujer misteriosa, ella ya no estaba.


N/A: Esto iba a ser el cap en lugar de donde Fred murió y todos los Bessat aparecieron, obviamente con su aparicion tuve que hacer acomodo de tiempos y el bebe Enrique en MP III  nacio cuando Mel tenia 5 años y no a los 7 como tenia pensado jejeje

Saludos!

sábado, 2 de enero de 2010

BANNER Y TRAILER OFICIAL DE MEMORIAS PERDIDAS III

Hola!!

Hace unos dias lo hice en nuestra conferencia el pasado 28 de diciembre y hoy es turno de subir al blog el banner y el trailer oficial que espero les guste ^_^





Y aca el banner



CAPITULO 21 HAY TIEMPO PARA TODO.

CAPITULO 21  HAY TIEMPO PARA TODO.

Un segundo después de que el sectumsempra impactara en la espalda de Harry, Rebeca le lanzó una mirada acusadora a Brian con sus fríos y oscuros ojos negros porque eso no formaba parte del plan. Brian no se sintió para nada intimidado por aquella mirada aún sabiendo que eso iba a ameritar un gran discurso por parte de Rebeca cuando estuvieran a solas. El mago decidió restarle importancia y continuo con lo suyo atacando a quien fuera que se le pusiera enfrente cuando Rebeca estallo en sonoras carcajadas captando la atención de todo mundo, incluyendo a los miembros de la Orden del Fénix que rodeaban a Harry y Vanessa para impedir que alguien más los agrediera. 

De la varita de Rebeca salió una luz morada que se partió en dos. Uno de los destellos se dirigió hasta Brian con un mensaje bastante corto: "Gracias, mi niño". El segundo haz de luz llegó hasta donde se encontraba Valeria; la luz morada se enredó en su mano tirando de ella en dirección a Rebeca y cuando formo la palabra "Quita a la Orden de en medio", la joven bruja no entendió lo que quería decir Rebeca hasta que notó como la mujer se apresuraba a donde Harry continuaba desangrándose. La pequeña Valeria abandonó su duelo para acudir a la llamada de la rubia. La joven bruja se concentro lo más que pudo y lanzó un hechizo escudo en contra de… bueno, del otro escudo formado por magos para que estos forzados por la fuerza del hechizo despejaran el lugar. Obviamente funciono dejando al descubierto a Vanessa que abrazaba con más fuerza a Harry a pesar de que la fuerza del hechizo los había arrastrado unos centímetros más allá de donde se encontraban.

La mujer rubia ladeo la cabeza a donde estaba Valeria, luego a sus espaldas y la chica capto la indirecta: Cuidar de ella mientras hiciera lo que debía hacer. Rebeca se hincó frente a Vanessa antes de que la muchacha se reincorporara y empezó a susurrar: 

-Vulnera Sanentur… Vulnera Sanentur…

Vanessa sorprendida abrió la boca viendo como las heridas de Harry comenzaban a cerrarse pero al encontrarse con los ojos negros de Rebeca a escasos centímetros de su rostro se enfureció, y rechinó los dientes al ver la sonrisa de la mujer al pronunciar el hechizo.

-¡Bruja maldita! ¡Largo! -rugió Vanessa atrayendo hacia su cuerpo a Harry semi-inconsciente y empujándola con la mano.

Rebeca sonrió aún más.

-Le estoy salvando la vida. ¿Acaso quieres que se muera? -Vanessa palideció pero fue incapaz de discutir. Ella entendía perfectamente lo que Rebeca estaba haciendo y también entendía lo que eso podía significar en el futuro. Las deudas de vida en el mundo mágico eran bastante importantes, y Vanessa no quería deberle nada a ella. . -Si eso deseas, podríamos ahorrarle la agonía a tu adorado Harry Potter… ¡Avada…!

-¡Nooo! -chillo Vanessa. -¡Sectumsempra! -exclamó en un intento de devolverle el daño que Harry había sufrido por uno de los suyos.

Fue un hechizo que alcanzó a esquivar por muy poco y al hacerlo, la capucha se le cayó mostrando su larga cabellera platinada que con prisa se la volvió a poner. Rebeca de manera nerviosa se empezó a reír pero la joven de ojos azules jamás supo si se debió a que se encontraba ilesa o a que más de uno la vio.

-¿Cómo saben el hechizo de mi padre?  -pregunto Vanessa al mismo tiempo que un destello rojizo llegaba hasta Rebeca para luego desvanecerse como humo sobre la palma de su mano. La bruja se levantó, le dio la espalda y corrió hasta donde se encontraban más de sus amigos encapuchados. 

La mano de Harry se cerró sobre el brazo de su amada reclamando atención; ella de inmediato volvió a repetir las palabras que le había oído decir a Rebeca sintiéndose un poco culpable porque muy en el fondo, sabía que sin su ayuda jamás hubiera recordado el nombre del contra hechizo.   

* * * * * *

Desde el otro extremo del edificio John se percató de que ingresaban más magos por las chimeneas y el tiempo para hacer travesuras literalmente se les había terminado. Era momento de emprender la retirada si es que querían que todos volvieran a casa y sanos. Le dejó su duelo a Brian y se dispuso a enviarle el aviso a los responsables de cada grupo: Rebeca, Will y Cassie para poder organizar su partida.  

Cassie fue la que se movilizó más rápido pues sabía que era su responsabilidad desaparecer y escapar. Rebeca después de alejarse de Vanessa elevó su varita al cielo de la cual salieron chispas de colores más parecidas a los juegos artificiales pero esa era una señal generalizada. Cada uno de los miembros de la familia Bessat se tenían que reunir con su grupo de inicio para comenzar con la desaparición pero había algunos como Chris, Will y Brian que no tenían ganas de marcharse.

A pesar de todo, no les quedo más que obedecer órdenes y cerrar sus grupos aunque claro, sin dejar de atacar al enemigo. Los primeros en desaparecer dejaron muy sorprendidos a Ron y a Hermione que eran los más cercanos a ellos, pero no podían permitir que todos se les escaparan. Se dieron la vuelta y comenzaron a atacar a los demás acorralándolos pero gracias al hechizo protector de Valeria estaban bastante a salvo, al menos, hasta que la niña comenzó a cansarse y se tuvieron que valer de los hechizos ofensivos de los demás.  

-¡Llévalo a San Mungo! ¿Por qué sigues aquí? -Le urgió señor Weasley a Vanessa que continuaba en el suelo susurrando el hechizo sobre las principales heridas de Harry.

Ella asintió e hizo aparecer una camilla para acostar a Harry y llevarlo hasta la chimenea más cercana; cogió polvos flu y desapareció.    

Cassie reapareció y al intentar irse con más de los Bessat, uno de los aurores le lanzó un hechizo que le lastimó la pierna provocando que tropezara bastante y gritara de dolor antes de llegar a su objetivo. Tanto los aurores como los miembros de la Orden del Fénix estaban enfurecidos con todos ellos y lo último que querían era dejarlos ir sin que tuvieran rasguños.

Una brujita precoz de repente fue capturada y arrastrada lejos de su grupo a pesar de intentar aferrarse al brazo de un amigo con uñas y dientes.

-¡Ayuda! -suplicó la niña quedando completamente al descubierto.

El auror sorprendido de ver que no sólo se trataba de una persona de baja estatura sino de una pequeña de apariencia inocente, la dejó caer, pero antes de que ella pudiera volver con los suyos, Lupin la tomó por la cintura y miró al auror con ojos asesinos.

-¿Por qué la sueltas? Entre más capturemos, mejor.  

La pequeña soltó un grito de terror y absolutamente todos la voltearon a ver para saber lo que ocurría pero un rayo de luz verde proveniente de uno de los encapuchados los dejó cegados por unos segundos; sobre todo a Lupin que apretó fuertemente los ojos al ver la maldición imperdonable directo a su pecho. Para su buena suerte, nada le sucedió, al menos no a él  pero en cuanto fue nuevamente consiente del entorno que lo rodeaba se dio cuenta de que la niña ya no estaba gritando y tampoco pataleaba. Simplemente yacía inerte en sus brazos como una muñeca de trapo.

No lo podía creer. Uno más de su propio equipo la había matado. Esa acción no sólo sorprendió a los chicos buenos, los Bessat también habían dejado de atacar para buscar una explicación de Will, el culpable de esa muerte.

-¡Mejor muertos a caer en sus manos! -exclamó con voz potente y bastante molesto. Después, todos desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos dejando desastre y frustración tras de sí.

 * * * * * * 

Rebeca en cuanto llegaron a su cuartel general, caminó escaleras arriba sin ponerle mucha atención a sus pequeños retoños que estaban ansiosos por obtener aunque fuera una palabra suya.

-Oye, Rebeca…. -intentó hablar Mily pero la mujer levanto la mano pidiendo silencio y sin mirarlos. A los demás no les quedo más que seguirla hasta el gran salón. A su paso todos los que se habían quedado en el cuartel se unieron al gran grupo y se armó un bullicio de curiosos que querían todos los detalles. 

Finalmente, cuando se  situó enfrente de todos y se quitó la capucha, un mago de los que no habían ido al ministerio se le acercó y le susurró:

-Andy no ha vuelto con la niña…

-Ya lo sé -respondió secamente y lo suficientemente fuerte para que todos la oyeran. -¿Y saben por qué? Por ser obstinada y no hacer lo que debía. -algunos se enfadaron por la forma en que les estaba hablando, otros más bien, se asustaron. -Era una tarea sencilla y no pudo cumplirla por su inmadurez. A todos ustedes -continuó señalando a los que seguían con sus capas moradas. -Les di la oportunidad de divertirse y de que hiciéramos algo grande ¡y hacen todo excepto lo que les pido que hagan! Me siento decepcionada.  
-Hicimos lo que teníamos que hacer -se defendió Brian. -Si Andy no lo logró no es nuestra culpa.

-No Brian, no lo hicieron. Y por ejemplo tú, eres uno de los pocos que puede reclamarme. Atacaste a Vanessa Potter a pesar de que dije "NO"  

-Sí, pero… te estaba insultando. -se cruzó de brazos y prosiguió. -Además, no finjas que te molestó. Te ayudé y no me lo agradeces. Yo sé lo que tramabas. ¿Por lo menos funcionó?

-No como esperaba -dijo ella con aire pensativo. -De todos modos Vanessa sabe que sin mi ayuda su querido Potter estaría muerto.

-¿Pueden dejar de tener ese tipo de conversaciones? Recuerden que muchos no sabemos qué sucedió allá.

-Le lancé un sectumsempra a Harry Potter. -exclamó Brian muy orgulloso de sí mismo.

-Yo también lancé un sectumsempra, a un auror -anuncio Chris por encima de las voces que felicitaban a Brian.

-¡Y yo maté a una aurora! -dijo Mily mordiéndose la lengua para no decir que era una metamorfomaga. Sabía que eso no le gustaría a la mujer que tenían enfrente.

-¡Basta! -los calló Rebeca. -Eso es lo que no entienden mis queridos niños. No se trata de quien hiere o mata a un mayor número de personas. ¿Acaso creen que eso hará que los aprecie más?

Todos guardaron silencio y se miraron unos a otros. 

-Will… -empezó a decir la rubia localizando entre la multitud al joven moreno de cabello crespo.

-Yo no quería matarla. Ella dejó que la capturaran… ¡Tu nos has dicho siempre que mantener nuestro secreto es lo más importante! Los aurores iban a interrogarla y lo iba a arruinar todo. 

-¿A quién mataste? -preguntó uno de los muchachos.

-A Iris -se apresuró a contestar Cassie que estaba en un rincón mientras John y otros le auxiliaban con la herida de la pierna que no era muy grave.

-¿Eso es cierto?

-Sí. -afirmo Rebeca. -Iris está muerta y Andy también. Por eso aun no ha llegado, ni llegará. La más pequeña de los Potter, esa que ustedes llamaron "presa fácil" la mató. -gran parte de los presentes se quedaron boquiabiertos, excepto todos los que lo escucharon de los labios de Vanessa. -Sabía que sus poderes eran especiales pero no tenía idea de cuánto. De todas formas, eso no es excusa, Andy tenía todo lo necesario. El distraer a los Potter debió bastarle. -suspiró y miró de nuevo a Will. -No estoy molesta contigo y nadie va a estarlo -dijo y le dedicó una mirada de advertencia a cualquiera que tuviese intensiones de acusar al muchacho. -Las personas mueren todo el tiempo. Es parte de la vida. Unos llegan, otros se van y fin de la historia. Cada quien a seguir con lo suyo. -concluyó dando la señal de fin de su discurso pero nadie se movió.   

-¿Y ya? -dijo Vale que esperaba mucho mas después de todo lo sucedido en el ministerio.

Rebeca entrecerró los ojos y se quedó meditando sobre algo.

-Sí, no habrá más misiones como la de hoy. 

-¡Noo! ¿Por qué? -se quejó Chris.

-Porque yo lo digo. No están todos listos para hacerlo de nuevo. Perdimos dos muy buenos elementos en un solo día. Eso es inconcebible. ¿Tienen idea de cuándo fue la última vez que pasó algo así?

-Pero Rebeca, puedo armar una buena estrategia, mejor que la de hoy -dijo John. -Debes reconocer que eran muchos en el ministerio y que estuvimos ahí más de lo planeado. 

-Lo pensaré. Por hoy no quiero hablar más del tema. 

* * * * * *

Vanessa levaba toda la tarde y noche cuidando de Harry en San Mungo quien debía pasar algunas semanas en el hospital hasta que se recuperara por completo. El ojiverde no había sido el único en sufrir heridas que merecieran ir a parar ahí; su mejor amiga Hermione también estaba ahí aunque para su buena suerte sólo debía quedarse un par de días. Los sanadores que se estaban encargando de los magos desmayados por John y no lograban entender como había sucedido aquello o si podía sr reversible. Algunas personas lloraban de pensar que sus  familiares se quedarían en ese estado "durmiente" de por vida y los sanadores trataban de dar esperanzas sin mucho éxito. 

La joven de los ojos azul zafiro lo que más deseaba en el mundo después de que Harry sanara, era ir a la Madriguera y abrazar a su pequeña Mel pero no podía llegar con esas fachas (despeinada y la ropa llena de sangre), la última vez que su hija los había visto así se había pasado preguntando y con aspecto preocupado. No era necesario asustarla, era mejor esperar unas horas más a que la señora Weasley pudiera llevarle algo de ropa limpia y que hubiera alguien más dispuesto a cuidar de Mel. 

Estaba tan agotada que no le importó sentarse en el suelo del pasillo mientras esperaba y se puso a pensar en los viejos recuerdos de San Mungo y el nacimiento de Mel en ese mismo piso hacia ya más de tres años. Pocas veces comentaba acerca de eso, ni siquiera Harry había pedido muchos detalles del nacimiento de Mel pero ella lo recordaba lo suficientemente bien pues eran tiempos difíciles y al mismo tiempo los más felices de su vida:

Había sido una extraña mañana para Vanessa, (en ese entonces Miranda), cuando una pareja lloraba con abatimiento la pérdida de su hijo. La mujer era la que mas sufría por la pérdida mientras gruesos vendajes le rodeaban la cintura por un ataque casi mortal producido por ataque de mortifagos.

-En verdad lo siento mucho señores Deyant, no se pudo salvar al feto. -decía una sanadora a la pareja lo cual acrecentaba mas y mas su dolor.

Vanessa se había sentido muy mal por ellos y mientras se acercaba para darles ánimos, fue cuando Mel, decidió llegar al mundo.

Gritos, dolor y más gritos era lo único que podía recordar Vanessa de ese momento hasta muchas horas después cuando pudo ver los preciosos ojos verdes de su bebe. Recordarlo siempre era como pensar en el más bello de los sueños. Donde la sanadora le decía:"Tenga señora, es una hermosa y saludable niña".

Sin embargo, había algo extraño en ese sueño perfecto. Algo que en definitiva no tenía que estar ahí. Una sanadora de aspecto sospechoso que con una radiante sonrisa y unos profundos ojos negros le quitaban a la bebe de las manos.

-¿A dónde la lleva? -preguntaba Vanessa angustiada. -¿A dónde lleva a mi bebe?

-Ya no es tu bebe. ¡Ahora es mía! -exclamaba la voz de Rebeca riendo a carcajadas y alejando de Vanessa el tesoro más preciado…

 Inesperadamente, Vanessa despertó sobresaltada y con la respiración irregular.  

-¿Te sientes bien? Pegdona si te despegté. -susurró Fleur Delacour apenada. -Pagecia que tenias pesadillas.

-La más horrible de todas. -asintió con las manos en el pecho esperando a que se calmará su respiración.

-La Señoga Weasley me mandó a Traegte estó. -dijo sacando una bolsa con ropa  y dándole la mano para que Vanessa se pusiera de pie. -Te ves muy mal. ¿Quieges ayuda?  

-No, estoy bien. Esteeee… mejor voy a cambiarme.

En el baño, Vanessa derramó lágrimas silenciosas. "fue sólo una pesadilla, una horrible pesadilla", se repitió una y otra vez. Deseaba que en verdad fuera eso pero Rebeca Bessat era real y la asecharía día y noche hasta quitarle a Melissa. Algo que nunca iba a permitir. Primero muerta antes que su angelito travieso acabara en sus manos. Y si para impedirlo debían desatar una guerra por toda la eternidad, así seria. 

* * * * * *
Los días pasaron y Harry se recuperó. Su último día en el hospital lo paso haciendo bromas con George y con Ron no dejaba de susurrarse cosas que sólo inquietaban a Vanessa.

-Papi, ¿vamos a vivir con los Weasley? -preguntó Melissa desde los brazos de Hermione que acababa de adoptarla como su sobrina aunque no fuera de sangre. 

-No mi amor, vamos a ir a otra parte.

-¿Qué estas tramando? -dijo Vanessa mirándolo de forma inquisidora.

-Una sorpresa que tenía desde hace tiempo. Planeaba decirlo hasta navidad pero en vista de que cierta personita quemó la casa y que una bruja loca nos está buscando, pues… tuve que adelantar mis planes. Le pedí a Ron y al señor Weasley que me ayudaran mientras y estaba aquí. Por favor, no vayas a armar dramas. Yo se que nuestro nuevo hogar te encantará. -el muchacho sonrió y la beso en los labios.

-¿Cómo sigue Lupin? -preguntó George preocupado por su amigo licántropo al que apenas habían visto después de la muerte de Tonks.

-Bastante deprimido -contesto Ron con tristeza. -Pero tiene a Teddy y sabe que debe seguir adelante.     

-¿Creen que con una fiesta se anime un poco? -sugirió George sonriendo y su madre le dio un golpe en la cabeza.

-Está pasando por un momento difícil, no digas tonterías George Weasley.  

-Yo decía por esos dos pares de tortolos, a ver si por fin se casan -comentó señalando a Ron y Hermione y ustedes dos, deberían intentarlo de nuevo. Dicen que la tercera es la vencida.  

-No tenemos prisa para casarnos. Hay tiempo para pensar en eso. -respondió Hermione nerviosa esperando un comentario positivo de Ron pero no lo hubo, en cambio, el pelirrojo decidió cambiar drásticamente de tema. 

-Por cierto Vane, no nos has dicho como fue que recordaste el hechizo de Snape. Otro poco amigo y ya estarías frito.

-Yo simplemente lo recordé. -les mintió. - ¿Nos vamos? 

Fuera de la entrada de San Mungo, los esperaba el carro que muchas veces le prestaban al señor Weasley en el ministerio. Y luego de un hechizo de expansión, la familia entera cupo en el automóvil sin problemas. Ron fue el encargado de conducir fue Ron Weasley y al menos a Vanessa se le hizo una eternidad el viaje. Primero vio pasar a la gran ciudad de Londres para luego ser reemplazada por arboles, arboles y mas arboles. Fue tanto el tiempo que cuando el automóvil empezó a aminorar la velocidad, el sol estaba a punto de ponerse. 

-¿Ya vamos a llegar? -quiso saber Melissa con el rostro pegado al vidrio viendo como nuevamente empezaban a aparecer casas, aunque muy distanciadas unas de otras.

-¿Dónde estamos? -la curiosidad de Vanessa empezaba a notarse a pesar de en un principio negarse a que la idea le emocionara.

-En un lugar donde esos no podrán encontrarnos.

-Pues permíteme poner eso en duda -dijo entre dientes.

-Durante estos días nos hemos esforzado en poner la mejor protección para ustedes y la niña, la zona es bastante amplia e indetectable y la única forma de llegar aquí es a pie o en este increíble auto. Lo comprobamos hace dos días, ¿verdad hijo? -aseguró el señor Weasley  y su hijo torció la boca. No era divertido acordarse de cómo se había perdido ahí tratando de encontrar el lugar. -Ya no deberán estar encerrados en cuatro paredes para sentirse seguros. La casa tiene un jardín espectacular.

-Les encantará.

Vanessa aun dudaba de lo que le decían pero en cuanto Harry le señalo el punto donde su nuevo hogar se encontraba, sus ojos brillaron de emoción. Aun más cuando bajaron todos del auto en el patio trasero.

 -Vaya, Harry, esto… esto es maravilloso.

-Te dije que te iba a gustar. ¿Y a ti Mel, te gusta?

Ella asintió y se soltó de los brazos de su padre para ir a jugar con las flores del jardín.

-Vengan, vamos adentro. -señaló Hermione con las unas llaves en la mano. -Si ya te sorprendiste por la fachada, no quiero perderme tu expresión cuando veas los interiores.

Ella sonrió y abrazada de Harry siguieron a los Weasley.

-Princesa, vamos adentro. 

-Déjala que juegue -pidió Harry y Vanessa endureciendo el rostro se negó. -De verdad Vanessa, aquí no nos pasará nada. Estamos a salvo de esa mujer. -y antes de que pudiera rezongar, le robó un beso y la obligo a entrar junto con él a la casa…

-Vaya, vaya. Debo reconocer que han hecho un trabajo estupendo. -susurró una voz desde unos arbustos al otro lado de la casa. -Cuando quieren conseguir algo no miden límites mis queridos niños.

-Te dijimos que íbamos a averiguar donde se esconderían los Potter y lo hicimos. -susurró otra voz. -Y no fue fácil.

-Y la niña está ahí, vamos, tómala de una vez. 

-No soy tonta. ¿Acaso no sienten ese campo de energía? La casa está realmente bloqueada y créanme que se lo tomaron muy enserio. Me siento como prófuga estrella de Azkaban de la que todos salen despavoridos con sólo escuchar su nombre.

-Rebeca, lo eres. -dijo una chica. -Recuerda que el ministerio está buscando tu cabeza y ofreciendo recompensa a quien les de alguna información.     

-¿Ah, sí? Que divertido. -Rebeca Bessat decidió salir de su escondite y lentamente se dirigió hacia la casa cuidando cada paso que daba e invocando de su varita un destello morado a pocos centímetros de distancia para saber hasta dónde podía llegar sin que la protección del nuevo hogar de los Potter la atacara.  Los cuatro sujetos que iban con ella con vacilación la siguieron y preparados para desaparecer si era necesario.

-Creí que no querías que nos acercáramos.

-Sólo un poco, si corremos con suerte será la niña la que venga a nosotros. El día que nos conocimos estuvo a punto de terminar en mis brazos. -sonrió y antes de continuar avanzando hizo aparecer un micropuff morado.

-¿De dónde sacaste eso? -pregunto uno de sus acompañantes con curiosidad.

Rebeca se encogió de hombros.

-Es lindo ¿verdad? A los niños les gusta este tipo de cosas. -y continuó avanzando.

-Ellos saldrán y estaremos perdidos. Se supone que sólo vendríamos a ver.

-¡Hey, nena! -llamó la mujer Rubia agitando la mano para captar la atención de Mel que muy divertida estaba armando un ramo con diferentes tipos de flores.  

Y lo logró.

-Mira princesa, ¿te gusta? Puede ser tuyo si lo quieres. 

Melissa dio saltitos hacia la entrada volteando varias veces a la puerta por la cual sus padres habían desaparecido y poco antes de llegar a la zona que marcaba los límites de la casa se detuvo.

-¿Qué es eso?

-Se llama micropuff, tómalo. Ven por él.

La niña se mordió el labio y dio un paso más hacia el frente. "No hables con extraños" resonó la voz de su madre… Pero el micropuff estaba demasiado bonito.

-¡¿Mel?! Entra a la casa. -llamó Vanessa provocando que la niña soltara las flores.

-Debo irme. 

-Vamos princesa, sólo debes estirar tu manita.

-¿Si te la llevaras? -le preguntaron sorprendidos.

-¡Melissa, debes entrar!
-No, creo que pensándolo bien, no lo haré. Antes de eso debemos hacer muchas cosas más: Encontrar a los Deyant, entrenarlos mejor a ustedes, hallar a la otra niña que me servirá de mucho y por supuesto, dejarle mi mensaje a Vanessa Potter. Pero no se preocupen, hay tiempo para todo, siempre lo hay…  

Unos segundos después y ya preocupada porque su hija no la obedecía, Vanessa salió justo al tiempo que Melissa hacia lo mismo con una gran sonrisa en el rostro y un nuevo amiguito en la mano. 

-Mira mami, me lo dio la señora que tiene el cabello como Luna.

Una expresión de terror se extendió por el rostro de Vanessa, cargó a su hija y tras recorrer el patio con la mirada, se encerró.

CAPITULO 20 EL ATAQUE


CAPITULO 20  EL ATAQUE

LONDRES - 31 DE OCTUBRE - 02:50 PM

En un callejón frio y solo apareció un grupo de diez magos todos ataviados con largas capas en color purpura y con capuchas que les impedían mostrar sus verdaderas identidades.

-¡Guacala, aquí apesta! -se oyó la voz de una chica que estaba de pie junto a un contenedor de basura.

-Tranquila Mily, es el olor de la victoria - dijo Will acercándose a ella y tomándola de la mano para alejarla de ahí.

La joven bruja ya no dijo nada pero se alejó lo más posible tapándose la nariz y lanzando una mirada de soslayo al inicio del callejón en donde se observaba a algunos muggles caminando por la calle. De repente otras personas se colaron en el callejón pero no había de que preocuparse, el grupo lo dirigía Rebeca y los demás traían la capa en las manos para tratar de pasar desapercibidos porque cualquier muggle que los viera cubiertos de pies a cabeza sospecharía de ellos o como mínimo, creerían que se trataba de un grupo curioso de locos o incluso terroristas.

-¿Lista Cassie? -preguntó Rebeca caminando hacia el grupo con paso decidido.

-Si, por supuesto. -respondió la pelirroja un tanto nerviosa.   

-Recuerda mi niña que gran parte de esta operación depende de ti. -le recordó Rebeca dedicándole una sonrisa. Cassie asintió y respiro profundamente -Ya saben nuestra señal, que no se les olvide.

Los otros estuvieron de acuerdo y en cuestión de segundos formaron un círculo alrededor de Cassie, hasta incluso los que no llevaban la túnica puesta se apresuraron a ponérsela para finalmente sujetarse todos de las manos.

-El próximo grupo llega en un minuto… es hora de desaparecer. -dijo la rubia observando un hermoso reloj de oro y cuando levanto la vista, Cassie y los demás ya no estaban.

Sin embargo el silencio que habían dejado duró menos de lo que esperaba, porque el otro grupo de magos apareció frente a ella comandado por John

-¿Crees que Cassie lo logrará? -preguntó el muchacho en cuanto estuvo cerca.

-Lo logrará John. Además, confío en ella tanto como confío en ti, o en cualquiera de ellos aunque a veces parezca que no es así. Cassie y su habilidad son maravillosas. No cualquiera puede aparecer y desaparecer hasta en lugares donde hay hechizos anti-aparición y mucho menos la capacidad de realizar una aparición conjunta y que se logre los mismos efectos que en ella.

Aunque estaba de acuerdo con Rebeca, el joven mago no se resistió a dibujar una mueca de dolor al recordar las apariciones y desapariciones logradas gracias a la chica de cabello pelirrojo. La sensación era el triple de terrible que una aparición normal pero bien valía la pena lo que se podían conseguir gracias a eso. 

Se escuchó un fuerte "crack" y apareció Cassie nuevamente.

-¿Quién sigue? -se apresuró a preguntar con las manos extendidas para que John y los otros la sujetaran. -Por cierto, dejé al grupo en el piso de la oficina de aurores tal y como planeamos. 

-¿Qué no era este el grupo que atacaría a la oficina de aurores? -exclamó Brian que andaba escondido entre los demás. -Chris me dijo que ellos se quedarían cerca del Atrio.

-Chris te mintió. 

-En cuanto lo vea me las pagará -dijo el adolescente entre dientes mientras otros de sus compañeros reían disimuladamente a sus espaldas.

-Y ambos me las pagaran si hacen tonterías esta tarde. -amenazó Rebeca al tiempo que volvían a desaparecer y ella se quedaba sola a esperar el último grupo de magos.

Eran las tres menos cinco minutos. Ya para ese entonces sus pequeños hijitos estarían más que listos para hacer de las suyas en el Ministerio de Magia, por fin dos de sus más grandes ambiciones se llevarían a cabo:

La primera era penetrar el ministerio y dejar la marca Bessat impresa en sus paredes, causar destrozos sin que nadie pudiera evitarlo, dejar atónitos a todos los presentes por el poder que tenían aquellos adolescentes que ella cuidaba como propios. Unos adolescentes que muchos habían subestimado y no bajaban de mocosos malcriados buenos para nada, ellos estaban destinados a la gloria, al igual que ella, por supuesto.

Su segunda ambición era distraer a los Potter para que Andy pudiera con facilidad sustraer a la pequeña Mel de su casa sin causar grandes revuelos.

Con elegancia sacó su varita mágica señalando directo al cielo y de ella salió un rayo de luz en color morado que se elevó por los aires a una gran velocidad para ya no volver. Ese rayo viajaría hasta los arbustos en donde Andy se encontraba escondida cerca del hogar de los Potter y eso sería la señal para actuar y fingir que era la tierna niñera de Mel.

Rebeca inspiro hondo y sonrió con satisfacción, en cuanto llegaran a su cuartel se encontraría al fin con Melissa Potter, una gran joya para su colección que iba a quedarse por siempre con ella… O al menos eso es lo que ella creía.


DEPARTAMENTO DE SEGURIDAD MAGICA, MINISTERIO DE MAGIA - 2:54 PM
Nimphadora Tonks acababa de salir del Cuartel de Aurores y caminaba tranquilamente por el pasillo para reunirse con su familia. Como era día de brujas, muchos de sus compañeros aurores no pensaban volver al trabajo (ella incluida) porque simplemente no había mucho que hacer. Le parecía una mejor inversión de tiempo el pasarla a lado de su pequeño Teddy y su magnífico esposo Remus Lupin  quien seguramente ya la esperaba en el Atrio puesto que se había convertido en una costumbre que todos los días el licántropo la recogiera, siempre y cuando no estuviera de servicio para la Orden del Fenix, es decir, casi siempre desde que el señor tenebroso y sus mortifagos fueron eliminados.

La bruja que llevaba el cabello color rosa chicle dobló la esquina para ir a los ascensores y no le sorprendió ver a una figura esperando por uno de ellos. Todos querían llegar a casa temprano. 

Sin embargo, lo que si le sorprendió fue ver a la figura con una túnica purpura de pies a cabeza, algo demasiado extraño pero lo dejo pasar por alto porque le encantó aquel tono de la túnica; tanto, que se prometió a si misma que, en cuanto abandonaran el edificio iba a teñir su cabello de ese mismo color.

A los pocos segundos después se situó junto a esa persona y decidió evaluarle otra vez. Era una persona alta, de piel bronceada y por la forma de las manos que descansaban a sus costados se trataba de una chica. 

-¿Ya te vas a descansar? Es un día aburrido, ¿no crees? -le pregunto la muchacha con mucha naturalidad a Tonks, ladeando el rostro hacia ella para también observarla. -¡Oh! Me gusta el color de tu cabello.

-Eh… Y a mí me gusta el color de tu túnica.  

La aludida, se rió bajito y decidió quitarse la capucha para mostrarse ante Tonks dejando ver un rostro de apariencia infantil -¿Qué te parece si cambiamos colores?

-¿Cómo? -quiso saber Tonks, ya un poco confundida porque jamás había visto a esa chica por el Ministerio. La respuesta le llegó pronto, el cabello castaño y ondulado de esa jovencita se acortó hasta los hombros y se volvió rosado como el de ella. 

-¿No es maravilloso?... Soy metamorfomaga… igual que tu… -le susurró Mily, un miembro de la familia Bessat, que se había apostado frente al ascensor -Y no me lo tomes personal pero… ¡AVADA KEDAVRA!

Con un golpe seco el cuerpo de Tonks quedo tendido en el suelo con los ojos muy abiertos pero inexpresivos.

De la misma forma que hizo Rebeca en el callejón, la joven levanto su varita mágica y de ella emergió un rayo de luz pero de color ámbar que conforme recorría el pasillo se iba dividiendo en pequeños destellos de luz que se colaron en las puertas de las diferentes oficinas de ese piso. Su cabello regreso a la normalidad y se volvió a poner la capucha esperando el momento en que sus otros compañeros que se hallaban perfectamente escondidos, iniciarían con la diversión.

Se oyó una explosión, dos explosiones, tres… cuatro…todas acompañadas de quejas, lamentos y gritos. Corrió por el pasillo para unirse a los otros. Ella también quería divertirse. 

-¡Desmaius! -exclamo Chris en una de las oficinas a un mago que quiso atacarlo por la espalda y este cayó vencido. Otra mujer, intentó lanzarle un incarcerus pero el muchacho fue muy rápido para defenderse y la bruja terminó estampada en la pared. -¡¿Quién mas quiere pelear conmigo?! -dijo eufórico y lanzando hechizos por todas partes.

Will y otros tres magos se habían encargado de prenderle fuego a un cubículo en el cuartel de aurores mientras evitaban a toda costa que los magos y brujas huyeran del lugar. La idea no era matarlos en medio de un incendio, pero si por lo menos darles un buen susto a aquellos magos que aun no entendían que sucedía y menos la forma tan extraña en que los habían emboscado.

Entre esos magos se encontraba Arthur Weasley quien se coló de la barrera impuesta por los encapuchados y empezó a pedir ayuda yendo directo a los elevadores para alertar a otros.

-¡Silencius! -fue el grito proferido por Mily al verlo. El señor Weasley la empezó a atacar con hechizos no verbales y la muchacha por esquivarlos tropezó y por poco cayó al suelo. -¡ Tarantallegra! 

El efecto fue inmediato, sus pies empezaron a danzar sin control y Mily tambien estallo en carcajadas sin darse cuenta del patronus que acababa de salir de la varita del mago para pedir ayuda. En ese momento Will pasó por su lado y le murmuró:

-Es hora de hacer destrozos en otra parte. 

-Pero si apenas comenzamos… -se quejó.

Los otros magos con túnicas moradas lo seguían sin dejar de lanzarle hechizos a los aurores, para que no se acercaran a ellos. Aunque no todos los aurores estaban preocupados por contra atacar, algunos estaban más preocupados por las llamas que consumían todo a su paso y ellos trataban de que no se extendiera mucho mas.

-¿Alguien necesita de esos muros? -preguntó Chris con aire pensativo y observando el pasillo por el que los magos se aproximaban. 

-Yo no.

-Yo tampoco.

-Nosotros menos -contestaron otros a coro y entre risas pero atacando sin parar.

-Ni hablar, adiós muros! -se encogió de hombros y gritó -¡Bombarda!

-¡Bombarda! -le ayudó Will.

Las paredes con un gran estruendo se vinieron abajo, una nube de polvo se levantó ante ellos y con impaciencia esperaron un minuto para ver su obra maestra.

Cuando el polvo se disipó lanzaron exclamaciones de júbilo al ver que el paso se había bloqueado por completo. Al otro lado se oyó la tos de los aurores ahogados por el polvo y por el humo del incendio que continuaba creciendo unos metros más allá. Sin embargo, a otra bruja no le pareció aquello suficiente, así que con un movimiento de varita todas las tablas de madera que cubrían el piso se elevaron y rellenaron los huecos vacios dejados por el derrumbe.

-Oye… -empezó a decir Will a la bruja que tenia a lado cuando descubrió el cuerpo de Nimphadora Tonks -¿Por qué la mataste? No era necesario.

-Yo no soy Mily.  

-¡Ups! Aca estoy -se disculpó la brujita correcta descubriéndose un poco.

-Yo sé porque lo hizo amigo mío -añadió Chris. -Lo que pasa es que no quiere más competencia de metamorfomagos.

Todos rieron con complicidad y después de eso el grupo se apresuró a entrar a un elevador con destino al Atrio.

-¡Ayuda, necesitan ayudarnos! -gimió alguien al tiempo que las puertas de otro elevador se abrían en ese piso -¡Atacan el Atrio y ustedes ni en cuenta! ¿Es que todo debe hacerlo la Orden del Fénix?

Un hombre de cabello castaño y algunas canas, sólo fue capaz de dar unos pasos antes de que se le desencajara el rostro ya de por si marcado por cicatrices.

-¡Oh no! -se lamentó Remus Lupin con voz entrecortada cuando sus ojos se encontraron con los de su amada Tonks ya sin vida…


EN OTRO CALLEJON DE LONDRES - 2:55 PM.

El grupo que era dirigido por John decidió hacer una entrada un poco más original y divertida al Ministerio de Magia. A Cassie no le había gustado en absoluto el cambio de planes pero siendo objetivos aquella acción no modificaba para nada sus planes.

Cassie los había dejado justo frente a la cabina telefónica para la entrada de visitantes al ministerio, antes de volver por Rebeca y el último grupo de magos que aguardaban en un callejón a escasos metros de distancia.

Cinco integrantes de la familia Bessat fueron los únicos que cupieron en la cabina y bastante apretados. Valeria insertó una moneda marcando el número 62442 y cuando les hablo una voz preguntando por sus nombres dieron nombres falsos y su razón de visita fue: "Un poco de diversión". La cabina telefónica comenzó a descender y ellos aguardaron impacientes. Mientras tanto, los otros miembros que no habían podido entrar por la cabina se desaparecieron una vez más para llegar al lugar donde los empleados del ministerio regularmente aparecían para subirse a los retretes y después aparecer por las chimeneas. Cassie les había dado las indicaciones exactas de cómo ingresar ahí, y por lo tanto era sencillo.

El grupo completo ingresó casi a la par, primero los de la cabina y después los de la chimenea. Un hombre, Eric Munch, se acercó rápidamente a los visitantes para pedirles su varita mágica y poder examinarla.

-La seguridad ante todo -dijo el hombre mirando al grupo con mucha desconfianza extendiendo la mano para recibir la primera varita.

-Si, por supuesto. -le contesto John sacando su varita mágica, pero en el momento justo que se la iba a entregar optó por sujetar el brazo del hombre de seguridad quien puso los ojos en blanco, se le doblaron las rodillas y cayó en un sueño profundo.

***
Metros más allá, detrás de la fuente dorada con las figuras de una bruja, duende, elfo y el centauro, se encontraban Ron Weasley y Remus Lupin ambos esperando a sus respectivas parejas para irse a casa y pasar un excelente día de Halloween.   

Un minuto antes de que los Bessat iniciaran a causar desorden, Hermione había salido de uno de los ascensores con una gran sonrisa en el rostro y luego besó a su novio 

 -Mamá quiere que pasemos Halloween en la Madriguera -le comunicó el pelirrojo -Ya le dije a Remus y está encantado, ahora sólo hay que esperar a que Tonks suba y nos vamos.

-De acuerdo, entonces…

Justo en ese momento un rayo de luz la paso rozando a la castaña y al darse la vuelta y ver lo que sucedía no dudaron en ponerse a la defensiva ante el sorpresivo ataque.

El grupo de aproximadamente diez magos encapuchados era bastante pequeño en comparación al número de magos que desfilaban a esas horas por el Atrio. Sin embargo, los miembros del ministerio no sabían todos los ases bajo la manga que ellos escondían.

-¡Atrápenlos! -gritó alguien al fondo

-Yo voy por Tonks y por los aurores -dijo Lupin antes de salir disparado rumbo a los elevadores y cuando el elevador descendió, el patronus de una comadreja se situó frente a Ron para dar el mensaje:

Nos tienen atrapados, necesitamos ayuda. ¡Emboscada! 

Pelirrojo y castaña se miraron sin saber exactamente cómo actuar o a quien ayudar. Decidieron que el desorden del Atrio merecía un poco más de su atención. Lupin y Tonks deberían estar allá junto con los mejores aurores que quedaban en esa parte del edificio, seguro podían arreglárselas solos por unos minutos. Por el contrario, en el Atrio había algunos magos que iban solo de visita y que corrían de un lado al otro buscando refugio, mientras otros más listos se escabullian por las chimeneas.

Ron y Hermione dieron un solo paso antes de escuchar a sus espaldas las voces de un grupo que descendía de los elevadores, al salir de ahí dedicaron un segundo a evaluar la situación y después lanzaron a diestra y siniestra hechizos. Uno de ellos le voló la cabeza al mago de la fuente y la pareja se tuvo que mover para que no los lastimara.

Fue entonces que el grupo de Will, Chris, Mily y los demás decidieron prestarles atención. Lentamente se fueron acercando a ellos analizando a sus presas. De repente, empezaron a atacarlos y otros magos se unieron a la lucha. Ellos eran bastante buenos pero los encapuchados también eran muy buenos.

Chris estaba complacido con tener una batalla de verdad en mucho tiempo, sus entrenamientos en el cuartel eran increíbles pero una batalla real era… era lo máximo. Por fin iba a tener la oportunidad de utilizar uno de los hechizos que tanto le gustaba. Pensó en hacerlo con el mago barbón con el que mantenía un duelo pero también podía esperar por una mejor presa, pero era bastante impaciente, así que arremetió con fuerza contra ese mago apenas pronunciando el hechizo, no quería llamar la atención; aunque de todas formas lo hizo cuando el mago salió despedido hacia atrás, llegó al suelo y empezó a emanar sangre de las muchas cortadas formadas en su cuerpo.

-¡¿Cómo paso esto?!-chillo Hermione sin quitarles la vista de encima pero también tratando de ver la pelea que se libraba mas allá con el otro grupo.

-¡No sé, pero va a salirse de control! -exclamó el pelirrojo al ver que ninguno de los hechizos que lanzaban surtía efecto; todos eran repelidos con mucha habilidad. -Necesitamos de Harry y más miembros de la orden. -y sin pensarlo, echo a correr hacia las chimeneas. 

-¡Ron! 

El pelirrojo iba a medio camino cuando frente a él apareció un tercer grupo de encapuchados. Los miro sorprendido porque le parecía imposible aquella hazaña, por Hermione conocía muy bien la mayoría de los hechizos protectores del Ministerio de Magia y eran muy difíciles de burlar. El muchacho agito la cabeza para quitarse el aturdimiento y siguió su camino hacia las chimeneas. Desafortunadamente para Ron, a los encapuchados no les hizo mucha gracia ser ignorados y uno de ellos (o una de ellas) decidió lanzarle un puñado de vidrios que estaban regados en el suelo para ver como lucían incrustados en su piel. Ron gimió de dolor cuando algo mucho más punzante que unos vidrios le rasgaron el brazo. Un ruido metálico se oyó bajo sus pies y alcanzó a ver una daga con empuñadura de oro en el suelo pero no tuvo intenciones de voltear a ver quien había sido el responsable. Él sólo quería llegar a la chimenea e ir por su amigo…

Y así lo hizo.

***
Del otro lado del Atrio, el grupo donde estaban Brian, John, Valeria, entre otros, era acorralado poco a poco, lanzaban contra hechizos pero nada en especial para defenderse, sólo se mantenían al parejo con los magos hasta que vieron aparecer a Rebeca, junto con Cassie y los últimos encomendados a la misión. Se percataron de su llegada cuando un destello color turquesa se elevó hasta el techo del ministerio. Esa era la señal de Cassie.  

Entonces por fin empezó su diversión pues ya se estaban aburriendo de jugar simplemente. Se intentaron desplegar un poco más pero en verdad los estaban acorralando. 

John fue el primero en hacer uso de su habilidad cuando los miembros del ministerio al ver que los hechizos no funcionaban para retenerlos, se abalanzaron sobre ellos para atacarlos a lo muggle.

-Pero que bajo cae la comunidad mágica estos días. -susurró Valeria con desaprobación al tiempo que los magos se iban desvaneciendo uno a uno al tacto con John. 

Una bruja miembro del Wizengamot se percató de aquella escena y gritó aterrorizada.    

-¡Los está matando! ¡No se le acerquen!

Bajo la capucha el muchacho se sintió orgulloso de su poder y de lo útil que le resultaba, afortunadamente los magos no estaban muertos, solo dormidos por veinticuatro horas, un tiempo suficiente para que no los enterraran vivos (aunque una vez se enteró de que un mago había despertado en medio de su funeral y la esposa había llorado desconsoladamente después de verlo resucitar pero no por la felicidad, sino porque ya se imaginaba siendo dueña de todos los galeones de su marido).

Valeria atacaba y atacaba pero sus hechizos no se podían comparar con los de Brian, los de Chris o los de la mismísima Rebeca. La pequeña Valeria, siempre había sido considerada como la mayor defensa familiar. Y hasta que se desesperó, pudo demostrar el porqué. 

-¡Protego! -gritó con fuerza y con mucha concentración.

Un escudo protector se interpuso entre ella y un mago pero no fue un hechizo de defensa normal. A los pocos segundos alcanzó una gran altura e impulsó a por lo menos quince magos que salieron volando por los aires.  Repitió el hechizo varias veces; las suficientes para despejar el camino y quitarse a todos de encima.

-Gracias, pero hubiéramos podido con ellos-le susurró Brian quien se lanzó a atacar a dos magos corpulentos a la vez. Un duelo entretenido para él.

Cerca de los ascensores un destello color azul eléctrico, llamó la atención de la pequeña niña de cabello castaño y ojos grises. El rayo de luz revoloteo por todo el Atrio esquivando a magos y brujas por igual hasta que llegó a ella. El destello azul eléctrico se enrolló en forma de cadena alrededor de su mano dando un leve tirón hacia la dirección en que Will se encontraba para finalmente desvanecerse como humo sobre la palma de su mano no sin antes formar la palabra "Ayuda".

Esa era la forma de comunicación de los Bessat, algo parecido a los patronus pero muy a su estilo (y mucho más rápido).

La jovencita al comprender el mensaje se abrió paso, esquivando hechizos, tarea que le resultaba bastante sencilla hasta que quedo lo bastante cerca de ellos y encontró el porqué del problema de Will y los otros; los aurores que habían dejado en la segunda planta se habían liberado y sumados con los del Atrio… bueno, no les estaba yendo tan bien.

-¡Prote..! - gritó demasiado preocupada por ayudar que no se dio cuenta de las figuras que acababan de llegar por la chimenea.

-¡Petrificus Totalus! -exclamó Harry Potter directo a su espalda y la adolescente cayó de bruces  

El muchacho de ojos verdes junto con su amigo pelirrojo aparecieron y buscaron entre el caos a Hermione que continuaba casi en el mismo lugar donde Ron la había dejado. La castaña tenía un cardenal en la frente. Harry por instinto cuando vio a esa figura vestida de morado apuntando en la dirección donde estaba su amiga, se le ocurrió lanzarle ese hechizo y la había derribado con éxito.

Rebeca Bessat y Cassie no estaban tan alejadas de ellos y alcanzaron a ver lo que había sucedido, así que la pelirroja repentinamente desapareció y apareció a un lado de Valeria para sacarla de ahí antes de que a alguien le pasara por la cabeza conocer la identidad de esa persona.  

La rubia enfureció, le estresaba saber que uno de sus mejores elementos de batalla hubiera caído todo por un descuido tan grande. La mano que sujetaba su varita se cerró en un puño y el color de sus venas adquirió una tonalidad casi idéntica al color de la túnica que portaban.

-¡Crucio! -murmuró bajo la capa y apuntando a Harry quien se retorció de dolor en el suelo una y otra vez. Ella sonrió, verlo sufrir estaba mucho mejor. Por otra parte, le molesto verlo solo y sin Vanessa. ¿Dónde diablos esta? -se preguntó muy preocupada y temiendo que la segunda parte de su plan no hubiera funcionado.
                                                                                   
Pero debía funcionar.

Rebeca se aburrió de torturar a Harry y dejó que entre Will y Chris se encargaran de él y del pelirrojo, que empezaban a darles muchos problemas al igual que Remus Lupin quien esta abatido y con el rostro lleno de lagrimas pero no paraba de atacar a esos magos que le habían quitado la vida a la mujer que tanto quería. Tenía que vengarse y acabar con ellos como fuera o su corazón terminaría más destrozado de lo que ya estaba. ¿Qué iba a decirles a los Tonks y a su pequeño Teddy? Ni siquiera él sabía como la habían matado, aunque ya se lo imaginaba. Aun así, no era justo para nadie lo que sucedía.

Unos minutos después, Cassie apareció con Valeria que ya se había librado del encantamiento y esta última se alejó lo más posible para reincorporarse a la batalla. La pelirroja se mantuvo mucho mas alerta para ver los lugares en los que estaban luchando sus compañeros y ayudarlos a escapar o zafarse de un gran apuro cuando fuera necesario al igual que había hecho con Valeria.

Después Rebeca se dedico a ser observadora y a recorrer cada rincón del Atrio buscando a Vanessa Potter para darle fin al ataque al ministerio. Ella sabía que en cualquier momento podrían aparecer más aurores o hasta podrían mandar a dementores para controlar la situación pero no se irían hasta que Vanessa pescara la carnada o Andy diera señales de haber cumplido su misión con éxito.  Miró su reloj con impaciencia y se dio cuenta de que ya había transcurrido mucho tiempo desde su llegada. Golpeó un muro con frustración y observo con más atención todo lo que sus pequeños niños habían hecho:

La apariencia del ministerio era peor a que si un terremoto hubiera pasado por ahí.  Alguien había hecho explotar la mitad de los elevadores después de que unas brujas del departamento de regulación de criaturas mágicas aparecieran; por el fuego encendido al fondo de uno de ellos podía apostar que su querido Will era el responsable, quizá nadie normal pudiera reconocerlos estando escondidos bajo las capas pero eran sus muchachos, los conocía demasiado bien. Brian en medio de una pelea había provocado que cinco chimeneas quedaran reducidas a ladrillos y polvo. Al fondo, un alarido se escuchó y vio a Hermione Granger siendo arrastrada por una fuerza invisible gracias a la varita de Mily y a Ron Weasley sin poder hacer nada mientras Chris invertía su tiempo atacándolo y haciéndolo retroceder rumbo a los elevadores destruidos para que cayera al precipicio.  John ya había roto su record de desmayar a la mayor cantidad de personas en un solo día. Cassie ahora se encontraba ocupada peleando contra Harry Potter.

Y Vane seguía sin aparecer. 

Levantó su varita mágica al aire preparada para darles un mensaje a todos los Bessat. "Sólo cinco minutos mas y nos vamos" pero no fue necesario porque por fin apareció Vanessa hecha una furia. 

-¡Rebeca, ¿Dónde estás?! -bramó tan fuerte que capto la atención de muchos, entre ellos Harry que se distrajo lo suficiente para que Cassie lo derribara. Rebeca dibujo una sonrisa más amplia en su rostro, disfrutando de su enojo, pero Vanessa no iba a poder verla o reconocerla por más que buscara -Bruja maldita asquerosa, nunca tendrás a mi bebe, ¿lo entiendes? -al escuchar esto, las comisuras de los labios de rubia se fruncieron hacia abajo, pero era mejor mantener la calma.  

En medio de la multitud un destello verde oscuro con las orillas plateadas llegó hasta Rebeca. Era un mensaje de Brian que estaba muy molesto. "Por lo que dijo la voy a matar". La mujer buscó al adolescente y encontrarlo no fue difícil, era el único de los Bessat que tenía la cabeza girada en su dirección. Ella simplemente agitó la cabeza de un lado al otro de forma lenta. 

-¡Sal bruja y peleemos! Si yo te gano en un duelo nos dejaras para siempre y si pierdo… -la voz de Vanessa bajo de volumen, y se volvió un poco titubeante. - puedes seguir intentando llevarte a mi bebe pero nunca lo lograras.  

-¡Vanessa, ¿Qué haces?! -le reprendió Harry a lo lejos al mismo tiempo que todo quedaba en silencio, la batalla se detuvo pero nadie cambio sus posiciones de ataque o defensa. El ojiverde trato de ir a su lado pero solo avanzo unos pasos pues la varita amenazante de Cassie le advirtió que cualquier movimiento de su parte seria castigado.  

-¿No quieres salir?... -preguntó la chica de los ojos azul zafiro mirando en todas direcciones buscando cual de todos los encapuchados era la persona que necesitaba pero sin tener éxito. -Bueno, te alegrara saber que Andy, esa mocosa insignificante está muerta, y si sigues molestando a mi familia, me desharé de todos esos mocosos que te ayudan y mi hija los freirá vivos.

-¡Sectumsempra!

El destello provocado por ese hechizo salió directo de la varita de Brian al otro lado de la habitación con el objetivo fijo: Vanessa.

-¡No! -Harry consciente de lo que iba a ocurrir se abalanzo sobre la madre de su hija sin importarle la amenaza de Cassie, pero la pelirroja no le ataco, en cambio se hizo a un lado temiendo que el hechizo vociferado por Brian fuera capaz de herirla porque paso demasiado cerca de ellos.

Vanessa se quedo pasmada al oír el nombre del hechizo, tan pasmada que ni cuenta se dio del momento en que los brazos de Harry la rodearon y juntos cayeron al suelo. Se sintió aturdida cuando se dio cuenta de que los gritos a su alrededor habían vuelto a escucharse, la batalla se había reiniciado. Harry estaba sobre de ella, mirándola fijamente a los ojos con una expresión de terror, era obvio que se había asustado por lo que el hechizo hubiera causado pero ella estaba bien, se sentía perfecta gracias a él. Y si corrían con suerte saldrían ilesos de ahí.

-Gracias. -le murmuró esperando el momento en que Harry se quitara de su pecho y ella pudiera moverse pero cuando Harry intento hablar lo primero que emitió fue un jadeo acompañado de convulsiones -Harry… -la joven ahora si asustada intento quitárselo de encima y recuperar la movilidad por lo que puso las manos en la espalda del ojiverde jalándolo hacia atrás y fue cuando sintió algo húmedo en sus manos, algo caliente y viscoso. El muchacho hizo una mueca de dolor ante su tacto y continúo con las convulsiones -¡Harry!

Como pudo, la chica se incorporó y Harry quedó tendido en sus brazos mientras un charco de sangre empezaba a extenderse bajo los dos. Ella empezó a llorar sin tener idea de que hacer y preguntándose cómo es que aquel mago había pronunciado un hechizo de su padre. Un hechizo que nadie más que Snape, ella, Harry y sus amigos, conocían. Vanessa de un modo o de otro tenía que averiguarlo porque ¡era imposible! Pero eso podía esperar un poco más de tiempo, lo que necesitaba averiguar (o recordar con urgencia) era el hechizo que servía para sanar las heridas del Sectumsempra. Snape en una clase antes de ir a la mansión de Voldemort ya muchos años atrás, se lo había dicho… ¡Y ella no podía recordarlo!

-Vas a estar bien Harry, vas a estar bien, amor! -chilló viendo como miembros de la orden formaban una especie de barrera para impedir que alguien más se les acercara y empeoraran las cosas. Bajó la vista y el muchacho veía pero no parecía estar mirando a un punto en específico. -No me vayas a dejar Harry, resiste, te sacaremos de aquí. Por favor…

"¡¿Por qué no puedo recordar ese hechizo?!" -pensó sin encontrar la respuesta en su cabeza, y sabia que de ello dependería el salvar o no al amor de su vida. "Si muere será mi culpa y jamás podre perdonármelo…"