martes, 28 de abril de 2009

Podcast #2 Memorias Perdidas

Vuelvo yo con mi locura de Podcast ahora hablando un poco de Memorias Perdidas y digo un poco porque hablar de todo resulta casi imposible. Un par de curiosidades, un poco de como se me ocurrio la historia, en fin, un poco de todos.

A quienes lo lleguen a escuchar les agradeceria mucho un comentario para saber quien oye mis locuras xD Un beso, los quiero

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CAPITULO 14 UN FUTURO… ¿PERFECTO?

CAPITULO 14 UN FUTURO… ¿PERFECTO?

El tiempo pasaba más deprisa de lo que Harry podía imaginar y al menos hasta ese entonces, todo había transcurrido con una tranquilidad casi perfecta.

Ginny literalmente había desaparecido al menos para él porque se había enterado de que por lo menos una vez cada dos meses, la chica enviaba una carta a su familia para informarles que se encontraba bien y que nadie se preocupara por ella. Leer esas cartas mantenían a los señores Weasley un poco tranquilos pero lo que les inquietaba era no saber donde podían localizarla porque cada que devolvían la lechuza pidiendo respuestas, nunca las obtuvieron.

Pasaron cerca de seis meses en que los Weasley no quisieron dirigirles la palabra ni a él ni a Vanessa en cuanto se enteraron de la contraparte por la cual Ginny estaba tan enfadada pero luego de tener otra larguísima charla con ellos y Hermione, estos no les guardaron rencor de que Ginny se marchara aunque Ron se mostraba receloso con Harry y muy de vez en cuanto le lanzaba indirectas a las cuales Harry contestaba “Le pedí que fuéramos amigos, tu hermana se fue porque quiso, yo no la corrí” acallando las quejas de Ron por completo; sin embargo, la relación del pelirrojo con Vanessa era simplemente por pura cortesía, si se decían un “Hola” ya era pedir demasiado.

Harry se fue a vivir a la pequeña casa de Vanessa y como solo eran tres, se acomodaron bastante bien. Así que Ron y Hermione se quedaron viviendo solos en el número doce de Grimmauld Place hasta que al final y ya que las cosas se habían calmado un poco, el ojiverde termino por regalársela a la feliz pareja ya que a él la mayoría de las veces le traía malos recuerdos.

******

Era ya el 31 de julio, aproximadamente año y medio después del regreso de Vanessa. Ese día se llevarían a cabo tres celebraciones muy importantes: El cumpleaños de Harry, el cumpleaños número tres de Melissa y por fin, la boda de Harry Potter con Vanessa Prince quienes más que volver a casarse, solo renovarían sus votos pero con los apellidos correctos.

La casa de Vanessa estaba abarrotada de gente entre la que se encontraba el pequeño gran círculo social del trió además de algunos cuantos compañeros del trabajo de Harry. Todos esperaban a que los novios estuvieran listos. Por la chimenea apareció Harry quien a falta de espacio se había ido a cambiar al número doce de Grimmauld Place. Ron y Hermione continuaban allá porque la castaña aun no decidía cómo peinarse para la boda.

-¡Ey Tonks! –gritó el muchacho al verla salir de la cocina. Su cabello rosado era bastante fácil de reconocer –¿Ya esta lista Vanessa?

-No Harry, no seas impaciente, solo espera un par de minutos mas –respondió la metamorfomaga subiendo rápidamente las escaleras.

Ella entró en la habitación donde Vanessa intentaba ponerse un vestido en color marfil con mangas y holgado en la parte de abajo. Luna Lovegood por su parte, estaba poniéndole a Mel un pequeño vestido en un rosa pastel para después ayudarle a girar sobre sí misma para ver el vuelo que podía alcanzar su vestido. Luna al igual que todos los demás, adoraba a la niña.

-¿Ya llegó Harry? –pregunto Vanessa en cuanto le vio entrar.

-Sí, ya llegó. Date prisa… A ver, deja te ayudo…

Con cuidado le puso el vestido y después ambas admiraron el corte del mismo frente al gran espejo que se había colocado ahí para la ocasión.

-Te ves preciosa Vanessa

-Lo sé –respondió la muchacha con poca modestia dándose vueltas frente al espejo para verse desde todos los ángulos. –Este día todo será perfecto –añadió.

-Bueno pues Luna, Mel y yo nos adelantamos. Tienes… cerca de un minuto para bajar, no creo que quieras hacer esperar mucho a Harry.

Vanessa sonrió y las vio partir no sin antes lanzarle a Mel algunos besos en el aire. Volvió a admirarse en el espejo; tomó su ramo y dio un largo suspiro de satisfacción. Por fin se convertiría oficialmente en la señora Potter. Ya se podía imaginar a todos sus invitados con una sonrisa y observándola mientras ella bajaba las escaleras y sorprendiéndose por lo hermosa que se veía. Salió de la habitación, camino por el pasillo y empezó su descenso por las escaleras; sólo que cuando al fin pudo ver los rostros de los invitados no era nada parecido a lo que estaba dibujado en su imaginación.

Todos murmuraban y en cuanto la vieron se quedaron callados mirándose los unos a los otros con complicidad y preocupación.

Buscó a Harry con la mirada pero no era muy difícil encontrarlo ya que estaba en medio de un círculo de personas formado por Ron, Hermione, los gemelos y los señores Weasley y no le fue muy complicado deducir que ese punto era de donde todos los murmullos empezaron a surgir. La joven mecánicamente bajó el resto de los escalones y se situó frente a Harry.

-¿Por qué…?

-Mi amor, tenemos un problema –le interrumpió el ojiverde hablando con cautela.

-¿Problema? ¿Qué clase de problema? –exclamo la muchacha rompiendo la quietud de la habitación.

-Se trata de Ginny… -susurro la señora Weasley apenada. –Ella viene en camino.

-¡¿Donde?! –pregunto mirando en todas direcciones como si a pesar de las palabras intentara localizarla ahí –Se supone que ella no sabía nada de la boda ¿Quién le dijo?

-Lo siento Vanessa pero justo esta mañana llegó a visitarnos y de la emoción de verla nuevamente olvide lo que tenía que hablar y que no. Se me escapó…

-Señora Weasley, ¿Por qué le dijo? –se quejo Vanessa tratando de sonar lo menos agresiva posible lo cual significaba un gran esfuerzo para ella. –Saben que los aprecio bastante a pesar de… bueno, de ya saben que. Ustedes mismos nos otorgaron su apoyo con respecto a los problemas con Ginny. Todos los aquí presentes guardaron el secreto de nuestra boda para que estuviéramos tranquilos y evitar conflictos. ¿Sabe que es lo que sucederá ahora? ¡Ginny va a arruinarlo todo! No quiero tener problemas con nadie pero no permitiré que Ginny deshaga lo que he hecho. –y señalo los arreglos que se habían colocado alrededor de la casa

“Aunque si lo pienso bien, ya lo arruino sin haber llegado aquí. La voy a matar” –pensó la chica cerrando la mano en un puño

-Señora Weasley ¿No sabe de cuánto tiempo disponemos antes de que Ginny aparezca? Quizá nos dé la oportunidad de hablar con ella y no cause desastres. –dijo Harry colocando una mano sobre el hombro de Vanessa para que se relajara un poco.

-Harry, hablas de Ginny como si en verdad viniera a arruinar su boda… -empezó a decir Tonks

-Sabemos que viene a arruinar la boda –murmuro Vanessa.

- Tal vez solo quiere ser una invitada más, ya pasó bastante tiempo desde que ustedes tuvieron problemas

-No podemos arriesgarnos Tonks –le respondió el ojiverde y luego volvió a dirigirse a la señora Weasley –¿Sabe donde esta ella? Debió decirle algo sobre eso, de lo contrario Ginny ya estuviera aquí.

-Ella solo me dijo que necesitaba buscar a unos amigos en el Caldero Chorreante y en Hogsmade

-¿El Caldero Chorreante? ¿Hogsmade? ¿Qué más le dijo? –pregunto Harry con impaciencia.

-Nada. Después de eso desapareció en la chimenea y ya no pude preguntarle más cosas; ni siquiera sabemos dónde está viviendo o si necesita de nuestra ayuda para mantenerse –sollozo la mujer.

-Muy bien, terminemos con esto de una buena vez –gruño Vanessa y se abrió paso entre los invitados para llegar a la chimenea.

-¿Qué haces? –Harry confundido la miro y arqueo una ceja.

-Ahora que se donde esta Ginny (o donde puede estar) la interceptare para que no venga aquí... Sera una charla pacifica, se los prometo –añadió al ver las caras de los señores Weasley –Solo quiero tener tranquilidad y Ginny no se está prestando demasiado a nuestra causa.

-Yo opino que deberían esperar a lo que pase. Dudo que Ginny quiera provocar disturbios aquí en medio de un poblado muggle. –dijo Lupin pero nadie le hizo caso

-No puedes ir así –dijo Harry alcanzándola y tomándola del brazo. –Tu vestido se llenara de hollín y después te estarás quejando.

-Tienes razón, necesito cambiarme. ¡Maldición, porque pasan estas cosas! –exclamó y pareció que iniciaría alguna especie de puchero muy parecido a los berrinches de su hija. -¡Mel! ¿Dónde está Mel? –gritó un poco desesperada al recordar que (y aunque no quisiera reconocerlo) una de las principales personas que habían sido amenazadas por Ginny era su hija.

-Aquí estamos –se oyó la dulce voz de Luna desde un rincón. Vanessa y Harry voltearon en esa dirección y vieron a la rubia abrirse paso entre la gente con Melissa en brazos pero Mel crecía demasiado rápido, era probable que en cuestión de un par de meses cargarla se volvería una misión imposible.

Vanessa corrió y abrazó a la pequeña Mel. Harry se acerco a ellas y le dijo a Luna:

-¿Crees que puedas cuidarla durante un rato mientras arreglamos este problema?

-Por supuesto Harry Potter. Melissa y yo nos estamos llevando muy bien. ¿Podría darle un paseo?

-Si Luna –fue Vanessa quien contesto –Aléjala de la casa y de cualquier lugar cercano o que Ginny pueda conocer.

-Le he estado contando de los Nargles, le parece divertido –Luna dibujó una sonrisa y volvió a tomar a la pequeña en brazos –Hay un bonito lugar que me gustaría mostrarle.

-No importa el lugar, solo cuídala Luna –ordenó Vanessa –Mel, debes ir con ella, pórtate bien, solo será un momento.

-Si mami.

La rubia asintió con la cabeza y se dirigió a la salida de la casa.

-¡No! –exclamó la chica de los ojos azul zafiro y algunos dieron un saltito porque no se esperaban aquel grito. –¿Por qué no utilizas la chimenea?

-Adonde quiero ir no puedo utilizar la chimenea –dijo Luna encogiéndose de hombros –Me desapareceré en la entrada.

-Luna, no vuelvas por nada del mundo en las próximas 3 horas. Solo para estar seguros.

-No te preocupes por nada Harry –y continúo con su camino.

Antes de que desaparecieran Harry y Vanessa vieron la manita de Mel agitarse en señal de despedida. Hermione cerró la puerta asegurándose de que ningún muggle anduviera merodeando por el lugar y volvió a lado de Ron.

-Vamos –le apresuro Harry tomando su mano y llevándola escaleras arriba para que se quitara el vestido de novia lo más pronto posible.

-Por favor, que el funcionario del Ministerio de Magia no se vaya… Y si viene Ginny no la dejen que haga nada. Amárrenla de ser necesario…-dijo la muchacha mientras intentaba subir rápido pero su vestido no se lo permitía del todo; de reojo vio que Ron entornaba los ojos nada contento por sus palabras.

-¡La odio! ¿Ya te lo había dicho? ¡La o-di-o! –se quejo en cuanto entró a su habitación. -Esto es horrible Harry

-Claro, es horrible pero si algo malo ocurre será tu culpa. ¡Tú provocaste a Ginny, tú la hiciste enojar mucho más! Te dije que era mejor dejar las cosas en paz, ¡Yo te lo dije! –Harry estaba enojado y a la vez preocupado pero tenía toda la razón. La única culpable de esa situación en mayor o menor parte era Vanessa –Se que vas a negármelo pero ahora si te asusta lo que pueda hacernos Ginny.

-No estoy asustada –le respondió quitándose el velo de la cabeza. –Estoy molesta, acaba de arruinar nuestra boda

Harry puso los ojos en blanco y se aflojo el cuello de la camisa para luego quitarse el saco. Él también necesitaba estar cómodo pero ninguno de los dos pudo quitarse otra prenda de vestir porque en ese momento entró por la ventana el patronus de una liebre. Sin duda alguna el de Luna Lovegood.

-Harry, creo que nos siguieron… Estamos en Berwyn Mountains

El patronus se disolvió y los chicos se miraron el uno al otro durante una fracción de segundo con expresiones pálidas y llenas de terror y luego de eso, salieron corriendo de la habitación a toda velocidad. A pesar de que las palabras proferidas por el patronus resultaban casi imposibles por el simple hecho de que Hermione se había cerciorado de que nadie estuviera fuera de la casa, no podían ignorarlo. No estarían seguros de si se trataba de una verdad o mentira hasta que vieran a Luna y a Mel con sus propios ojos.

-¿Qué pasa ahora? –pregunto intrigado uno de los gemelos al verlos tan apresurados y con esas expresiones.

-Siguieron a Luna hasta Berwyn Mountains. No sabemos si fue Ginny ¿pero qué otra cosa podemos esperar? –le respondió el ojiverde.

-No hay tiempo de explicaciones. Harry y yo debemos irnos –Vanessa lo tomó del brazo y lo arrastro a la puerta –Y no es necesario que nos esperen porque seguramente hoy no habrá fiesta –termino de decir con los dientes apretados visiblemente furiosa.

-¡Vamos con ustedes! –exclamaron casi a coro los gemelos, Ron y Hermione.

-Como quieran –les dijo secamente.

Y una vez que los tres salieron y que Vanessa escudriñara la calle por ambos lados se desaparecieron.

******

-¡Genial, verdaderamente genial! –gritó Vanessa con sarcasmo al observar el lugar donde habían aparecido -¿Por qué de todos los lugares que existen Luna escogió precisamente este?

-Le dijiste que podía llevarla a donde quisiera siempre y cuando fuera lejos de nuestro hogar… -respondió Ron a la pregunta que la muchacha había hecho al aire y no pudo contener una risita cuando termino la frase –Parece que Luna se lo tomó muy literal.

Berwyn Mountains era un lugar situado en los límites de Inglaterra con Gales, gran parte del terreno era campo abierto que representaba las colinas de las montañas pero a lo lejos podían verse grandes árboles que cubrían el borboteo de agua proveniente de una cascada y también podía alcanzar a distinguir el cauce del rio por el cual caía el agua de la misma, y también estaba rodeado de vegetación. El clima de aquella temporada era tormentoso y lluvioso, por consiguiente, el suelo era un poco fangoso. El cielo estaba completamente nublado pero la flora variaba de tonalidades de verde, aunque el que más prevalecía era un verde oscuro brillante.

-Si están aquí hay que aprovecharlo –empezó a hablar Vanessa dedicando una mirada a la parte baja de su vestido que acababa de ensuciarse de lodo e hizo un gesto. –Tenemos que encontrar a Luna y a Mel pero no se me ocurre donde puedan estar con este terreno tan grande.

-Ron y yo podemos buscarlas por aquí –se apuntó Hermione.

-Fred y yo iremos por allá –dijo George señalando en dirección al rio.

-Tú y yo iremos a donde está la cascada. Tal vez desde allá arriba podamos verlas.

Todos asintieron con la cabeza, sacaron las varitas mágicas para estar preparados y se volvieron a desaparecer para iniciar su búsqueda.

Aparecieron en una de las principales zonas boscosas. La cascada se oía demasiado cerca así que se encontraban en el lugar correcto.

-¡MEL! ¡LUNA! ¡¿DÓNDE ESTAN?! –gritó a voz de cuello y echo a andar sin rumbo especifico pero mirando en todas direcciones buscando su objetivo.

-¡Shh! No grites. No creo que quieras que Ginny sepa que estamos aquí antes de que nosotros encontremos a Luna.

-No me importa, es más… -le respondió y nuevamente gritó -¡Ginny! ¡Si estás ahí sal de una vez! ¡Matémonos entre nosotras si quieres pero no toques a mi hija!

Pero no obtuvo ninguna respuesta así que la joven siguió su camino irregular entre musgos y fango levantando la falda de su vestido pero no para evitar que se ensuciara, sino para no pisarlo y tropezar pero fue en vano…

-¡AHHH!

Vanessa cayó de sentón en lo que parecía ser la zanja de un arroyuelo y no conforme con eso se derrapo al igual que si se tratara de un tobogán. Intentó detenerse o agarrarse de algo pero no encontró la forma de hacerlo, todo estaba muy resbaloso y no tenía cabeza para pensar en un hechizo que pudiera detenerla

-¡Harry!

-¡Ya voy! –le contesto corriendo en paralelo a la zanja y pensando también en un hechizo para detenerla aunque… en algún momento se detendría ¿no? Pensó

Pero por andarla viendo no se fijó en el camino que seguía y también cayó por otro arroyuelo conectado al principal que era por donde iba Vanessa.

-¡Auch! –exclamó al caer y sentir como un hueso de su tobillo emitía un sonido extraño y también fue golpeado en la espalda por muchas piedras pequeñas, aquello le dolería mas cuando salieran del agujero.

Vanessa murmuro maldiciones cuando de reojo vio lo que había sucedido con Harry y se le ocurrió lanzar un hechizo a los arboles más lejanos para que les cerraran el paso y ya no siguieran por aquel tobogán pero no funciono porque el árbol se desplomó después de ella y si Harry no se hubiera agachado a tiempo, le hubiese volado la cabeza.

-¡No hagas eso!

-¡Pues entonces busca la forma en que nos detengamos!

-Nos detendremos en algún momento, no te preocu…

-¡LA CASCADA! –aulló Vanessa y al momento hizo más intentos por detenerse pero solo se manchaba mas y mas de barro.

Harry cuando la escuchó volteo en la dirección que señalaba y localizó que a muy pocos metros los esperaba la fuerte corriente de la cascada.

-¡Oh no! –susurró el ojiverde y pensó que si llegaban ahí sería el fin de ambos porque les sería difícil luchar contra la corriente y lo más probable era que unos metros después cayeran por la pendiente y… -¡No! –se dijo a sí mismo. Eran magos y en el pasado estuvieron involucrados en situaciones peores, entonces debía existir la forma de que nada de lo que estaba pensando sucediera por Mel y por Vanessa. Apuntó con la varita directo a donde estaba el agua y exclamo:

-¡Glacius! –El agua donde el hechizo tocó se congeló pero solo duro unos segundos porque la corriente fue más fuerte y destrozó el hielo.

-¡No servirá Harry! –dijo Vanessa al ver lo que intentaba hacer.

-¡Si ambos lo hacemos servirá! ¡Solo necesitamos unos segundos!

-¡Glacius!

-¡Glacius! ¡Glacius! ¡Glacius!

Gritaron una y otra y otra vez apuntando al mismo punto para que por lo menos un fragmento se convirtiera en una pista de hielo. Por mucho dispondrían de un par de segundos porque si dejaban de lanzar el hechizo, este se quebraba dejando pasar nuevamente a la corriente que Vanessa también trato de detener dejando otro tronco de árbol pero no ayudo en mucho su intento.

El tobogán termino y se deslizaron por el hielo deteniéndose justo a la mitad del cauce de la cascada. Todo indicaba que lo habían logrado pero su peso y la corriente que no dejaba de correr los traicionó. El hielo se empezó a crujir, tenían que moverse muy deprisa.

-Corre a la orilla, ¡CORRE! –exclamo Harry quien ya estaba en pie cojeando, sujetando a Vanessa de las manos y literalmente arrastrándola a la otra orilla porque con el vestido no se podía poner en pie tan rápido como él. Se patinaron por el hielo y este empezó a desmoronarse.

-¡Rápido Harry! –gritó Vanessa encogiendo los pies para no caer y al final el ojiverde tuvo que saltar para aterrizar en una gran roca gris.

La joven de los ojos azul zafiro no tuvo la misma suerte que él y su cabeza se estrello contra la roca provocando que se le abriera la frente y que profiriera otra maldición en señal de queja. La mitad de su cuerpo se sumergió en el agua pero sus manos se mantuvieron firmemente agarradas a las de Harry quien por el peso estuvo a punto de caer pero como pudo atoro sus pies y con todas sus fuerzas jalo a Vanessa para sacarla del agua pero una de sus manos resbalo por sujetar su varita mágica y la chica se sumergió completamente en el agua.

-¡Vamos Vanessa! –exclamo Harry haciendo un increíble esfuerzo para sacarla aunque ahora solo tuviera una mano de apoyo.

Y lo logró.

La joven cayó encima de él pero al instante se movió para quedar boca arriba sin dejar de toser y expulsar el agua que había tragado. Harry permaneció inmóvil pero respirando agitadamente por el esfuerzo realizado.

-Gra…ci…as –articulo Vanessa con dificultad y empapada de pies a cabeza. Su voz apenas y se escucho por encima del borboteo de agua que tenían a lado suyo.

-No fue nada –Harry al hablar intento moverse pero hizo una mueca al sentir nuevamente un agudo dolor en la espalda y tobillo. Cerró los ojos para relajarse un poco y deslizo su mano para alcanzar la de Vanessa y la apretó fuertemente sin decir nada más.

¿Quién iba a creer que pasaron por toda aquella proeza si su única misión (por llamarle de alguna manera), era encontrar a Luna y Mel y llevarlas de vuelta a casa? ¿Por qué sus vidas no dejaban de ser complicadas? ¿Por qué no podían tener el futuro perfecto que Vanessa y él mismo deseaban? ¿Por qué un simple error del pasado, conjuntado con encaprichamiento y egoísmo había complicado las cosas hasta ese grado? Harry siempre había pensado que una vez eliminado Voldemort podría tener una vida de lo más normal pero en eso estaba equivocado. ¿Es que su vida siempre estaría condenada al desastre? ¿O el único desastre era el haber conocido a Vanessa?... Su vida era más o menos tranquila antes de que ella reapareciera al igual que su convivencia con los Weasley y la Orden…

Pero en ese instante sus pensamientos se detuvieron al sentir gotas de agua cayéndole en la cara para que después unos cálidos labios se posaran sobre los suyos. Abrió los ojos solo por un instante para asegurarse de que era Vanessa quien lo estaba besando y una vez que lo comprobó, levantó su mano libre para ceñirla alrededor del rostro de la joven acercándola más hacia él. ¿Cómo podía llegar a pensar Harry que el desastre de su vida era Vanessa si era la mujer que amaba con locura? Y más aun si aquella mujer le había dado una hermosa hija. El destino había jugado con él desde su nacimiento para condenarlo a lo que muchos llamarían infelicidad pero él tenia muchas cosas que agradecerle a la vida y por las cuales no debía quejarse. Podría ser peor pensó

La joven se separo del ojiverde y él pudo observar mejor su frente de la cual seguía escurriendo un hilo de sangre

-Te amo Harry… -le susurró con ojos brillosos.

En respuesta, la volvió a besar dulcemente en los labios. Y luego Harry con un poco de ayuda de Vanessa se puso de pie. Ella se miro de arriba abajo haciendo gestos e inspirando hondo una y otra vez.

-Mi vestido esta arruinado –añadió la muchacha con enojo enrollando su cabello para escurrirlo un poco.

El ojiverde la fulmino con la mirada.

-No sabemos si Mel está corriendo peligro o si Ginny piensa hacerle algo. Ni siquiera sabemos si ella fue quien las siguió. Estuvimos a punto de ser arrastrados por esta corriente… ¡¿Y TU TE PONES A PENSAR EN TU VESTIDO?!

-¡Sí! Pienso en este estúpido vestido y siento mucho controlar mis nervios de esta manera… –exclamó con la voz quebrada –pero prefiero pensar en eso que pensar en cualquiera de las otras horribles imágenes que están en mi cabeza ahora. –siguió hablando y empezó a moverse de un lado al otro alejándose de la amenazante orilla -Lo confieso, estoy muy, muy preocupada. No debimos separarnos de nuestra bebe. ¡No volveremos a hacerlo nunca! Me pone muy mal el pensar lo vulnerable que puede ser en este lugar.

Harry no supo que decirle, él también estaba muy preocupado. Vanessa prosiguió:

-Creo que este es uno de los días en que más tiempo he estado lejos de Melissa y es frustrante porque en ocasiones pasadas por lo menos sabia que se encontraba bien y ahora ¡no lo sé! Me concentre tanto en Ginny y en la boda que sin más miramientos deje que Luna se la llevara… -se detuvo con aire pensativo y cuando volvió a hablar pareció aun más desesperada. –Luna y Weasley son amigas ¿No se te hace extraño que justo después de que Luna se marchó nos mandara el patronus? ¿Y si todo esto es una trampa? ¿Y si se pusieron de acuerdo para verse aquí? –exclamó verdaderamente abrumada y Harry se asustó de verla en aquel estado.

-Tranquilízate…

-¡No!... ¡¿Y si ambas planearon todo para quitarme a mi bebe? ¿Podría Ginny hacer eso para verme sufrir? ¡No puede Harry! ¡No puede!

-Vane…

-¡Mel es mi vida y me muero si algo le pasa!... –estalló Vanessa en llanto y se dejó caer sobre sus rodillas tapando su cara con las manos para ahogar un poco sus lamentos.

Harry se arrodilló y le rodeo con los brazos dejando que de sus ojos escaparan también algunas lágrimas.

-Luna es un poco extraña y dudo que ella pudiera hacer algo contra nosotros. A ella le gustan o le llaman la atención este tipo de sitios. Ella solo quería dar un paseo con Mel, eso es todo. –trató de convencerse sin mucho éxito. –Ya verás que las encontraremos y será como si nada de esto hubiera sucedido. Luna debe de andar buscando nargles o a los Snockack de Cuerno Arrugado pero si quieres que las encontremos pronto, hay que movernos.

-Gracias Harry, gracias por siempre estar aquí cuando estoy a punto de perder la cordura. Tampoco sé que haría sin ti –La chica trató de enjugarse las lágrimas con la manga de su vestido pero lo único que logro fue mojarse aun más porque continuaba empapada. Puso los ojos en blanco y le lanzó un hechizo al vestido para que se secara y pudiera moverse con más facilidad.

-Hemos perdido mucho tiempo entre cascadas, quejas y golpes –pronunció el ojiverde señalando con la varita la frente de Vanessa -¿Te encuentras bien?

-No es nada del otro mundo. ¿Tu estas bien? Te he visto cojear.

-Creo que me torcí el pie cuando caí en ese arroyuelo. No es nada del otro mundo –repitió las palabras de Vanessa lo que los hizo dibujar una sonrisa en el rostro. –Y me golpee la espalda con unas piedras, tampoco es algo de lo cual deba preocuparme. –añadió tratando de levantarse haciendo una gran mueca de dolor que no pudo disimular.

-Déjame verte –Vanessa sin esperar a que Harry diera su consentimiento lo rodeo para verle la espalda -¡Oh por todos los cielos!

-¿Qué? –pregunto Harry ladeando el rostro para ver su cara pero no lo logro.

-Estas todo lleno de sangre –con cuidado levanto la camisa del chico y volvió a soltar una exclamación –tienes toda la espalda raspada y… tienes algunas piedras incrustadas. Esto es más que un simple golpe.

-Estaré bien, de veras. Olvida mi espalda y busquemos a Mel. –dijo Harry moviéndose y dándose la vuelta para verla a los ojos. Avanzaron un poco pero a cada paso Harry hacia una mueca por el dolor de la espalda y de la torcedura del pie. Se sintió un poco ridículo porque generalmente eran las doncellas quienes terminaban con los pies torcidos o cosas así. ¡Qué patético! pensó

-Harry, esto no está funcionando, nos movemos demasiado lento. Hagamos algo, déjame ir allá, al borde de la cascada –y señalo el rio, el rumbo de la corriente a su costado derecho y luego al frente –Para ver si desde ahí logro verlas o si alcanzo a ver cualquier cosa sospechosa. Si no veo nada volveré a ti y nos iremos a otro lado. Hemos hecho bastante ruido en los últimos minutos. No creo que estén aquí –suspiro y su rostro se entristeció

El muchacho lo medito por un instante pero luego asintió con la cabeza. Aceptando que en esa ocasión ella tenía toda la razón.

-No tardare nada, te lo prometo. –le dio otro beso en los labios y se fue al paso más rápido que le dieron sus pies.

Lo que Vanessa no sabía era que el paisaje era un poco traicionero y que la pendiente estaba más lejos de lo que ella imaginaba; así que aprovecho el viaje para gritar de vez en cuando los nombres de Luna, Melissa ¿y porque no? Alguna que otra maldición en contra de Ginny sin que obtuviera respuesta. Cuando al fin se estaba acercando al borde de la cascada lo aprovechó para hacer uno que otro cálculo. El sendero por el que ella había circulado hasta entonces, y sin que los arboles se interpusieran media por lo menos unos cinco metros, espacio suficiente para circular sin temor alguno de caer nuevamente al agua. Del otro lado del rio era más o menos lo mismo pero lo que si daba un poco de miedo era el ancho de la corriente de unos 10 metros mínimo y se asustó mucho más cuando llegó su objetivo y miro hacia abajo, aunque no tuvo el valor suficiente para acercarse al borde, desde un par de metros atrás estaría perfecto. Nunca se había imaginado que la cascada fuera tan alta. Cuando habían aparecido en el campo abierto todo parecía más pequeño pero era todo lo contrario. ¿Sesenta? ¿Setenta? ¿Ochenta metros de altura? Agitó la cabeza de lado a lado desechando la imagen de ella y Harry cayendo por la cascada.

Una muerte segura se dijo a sí misma.

No podía negar que la vista desde ahí era hermosa. Todos los arboles acomodados casi meticulosamente en torno al rio, las montañas en el horizonte con mucha nieve en la cima, las diferentes tonalidades verdes del suelo, la espuma blanca borboteando en la base de la cascada, la brisa rozándole la cara y alborotándole los cabellos. Ahora podía comprender porque Luna había llevado ahí a su hija pero mientras no tuviera a la niña nuevamente en sus brazos, la rubia también se convertía en una enemiga más.

Sin embargo, sintió una gran decepción cuando no vio nada más que arboles debajo de ella, ni siquiera lograba ver a Ron o Hermione quienes habían prometido quedarse en el campo abierto. ¡Nada!

Derrotada y a punto de volver a llorar se dio la vuelta para regresar lo más pronto posible con Harry pero de pronto un ruido entre los arboles llamó su atención, se giro para mirar del otro lado de la cascada y pudo jurar que alguien andaba ahí.

-¿Luna?... ¿Mel?... ¿Ginny? –pregunto con cautela apuntando con la varita ante cualquier cosa que pudiera ocurrir.

-¡Ey Vanessa! Qué gusto verte de nuevo–dijo una figura cuando salió de entre los árboles y Vanessa soltó un bufido al ver que no se trataba de ninguna de las personas a las que esperaba ver.

-¿Qué haces aquí Fred? –exclamo la muchacha con irritación pero relajando ligeramente su posición.

-Los andaba buscando, a ti y a Harry. –le respondió el pelirrojo con despreocupación y acercándose a la cascada. -¡Ufff! Vaya que esta alto.

-Yo que tu no me acercaría mucho –le advirtió -¿Para qué nos buscabas? ¿Ya encontraron a Luna? –pregunto con un brillo de esperanza en los ojos.

-¡Ayyy, me caigo! –grito Fred haciendo un movimiento extraño frente al borde provocando que a Vanessa casi se le saliera el corazón del susto pero un segundo después Fred se rio a carcajadas doblándose de la risa –¡Que divertido!

-Eres un tonto. –siseo con los dientes apretados.

-Al parecer la maternidad te ha hecho más susceptible a los sustos. Deberé decirle a George.-dijo aun riéndose y saltando a una piedra aun más cerca de la orilla.

-¡Que no hagas eso! –le recrimino Vanessa.

-No pasa nada, es más, deberías hacerlo tú, la adrenalina es… ¡AHHH!

-¡FRED! –vocifero Vanessa al ver que su cara perdía la risa y era reemplazada por un verdadero miedo en los ojos mientras que la piedra en la que estaba parado se movía haciéndolo perder el equilibrio sin la mayor posibilidad de recuperarlo. Se movió en un ángulo extraño, casi como si el mismo deseara lanzarse al vacio con la excepción de que un clavadista no agitaría las manos y piernas en la forma que él lo estaba haciendo.

-¡Levicorpus! –fue lo primero que se le vino a la mente apuntando directo al pelirrojo que tal y como iba cayendo, quedo suspendido en el aire; con los pies arriba y la cabeza a la altura de la de Vanessa o al menos la distancia que los separaba los hacía ver así. –Te dije que no te acercaras.

-¡Puff! Gracias Vanessa, la vi cerca –dijo Fred sin dejar de echar una mirada al precipicio.
-¿No que no pasaba nada? Eres un verdadero idiota.

-Bueno ya, no te enojes, ¿Dónde dejaste a Harry? Por lo que veo estuvieron muy ocupados. ¡Pillines! –dijo riéndose y viendo el desastre en que estaba convertida Vanessa, desde su cabello hasta los pies. –Se echaron una peleíta en lodo y un chapuzón y no nos invitaron. ¡Pero si no pierden el tiempo! –y siguió burlándose de ella. Vanessa no contesto, simplemente lo siguió mirando pero luego entrecerró los ojos y dibujo una sonrisa maliciosa en el rostro lo que lleno de curiosidad a Fred.

-¿Qué? ¿De qué te ríes? ¿Por qué me miras así? ¿No crees que deberías bajarme ya?

-Fred… ¿Qué pasaría si te dejara caer? –los ojos del pelirrojo se abrieron como platos y su boca se entreabrió incapaz de decir algo. –Digo, no hay testigos más que tú y yo. –añadió Vanessa encogiéndose de hombros y sin dejar de sonreír de aquella manera. -Un simple accidente, cosas de la vida

-¿Estas bromeando verdad? –dijo Fred recuperando su vieja expresión –Por un momento me lo creí Vanessa -se rio nerviosamente – Vamos, no seas payasa y déjate de juegos, ya entendí.

-No estoy bromeando Fred –aseguro con seriedad -Nunca había hablado mas enserio en toda mi vida. Solo es cuestión de que baje la varita mágica. ¿Qué dices, probamos a ver qué pasa?

viernes, 17 de abril de 2009

CAPITULO 13 ¿QUIEN DESTRUYE PRIMERO A QUIEN?

CAPITULO 13 ¿QUIÉN DESTRUYE PRIMERO A QUIÉN?

En cuanto Ginny desapareció, Melissa volvió a luchar para zafarse de los brazos de su madre e ir a donde Harry estaba. Abría y cerraba sus manitas y el ojiverde pudo ver que faltaba muy poco para que empezara a llorar.

-¿Puedo? –le preguntó a Vanessa señalando a la niña y estirando los brazos para que le permitiera cargarla. Ella a regañadientes se la pasó y él de inmediato se vio envuelto por los brazos y piernas de su pequeña en señal de que no iba a permitirque se fuera de su lado.

-No me mires así –dijo Vanessa luego de observar la cara de reproche que su propia hija acababa de poner y que era idéntica a la que ella pondría con la diferencia de que los ojos en lugar de ser un profundo azul zafiro, eran de un verde esmeralda. –Tu papá tiene la culpa por desconfiar de mí –continuó y se cruzó de brazos.

-¿Podemos dejar ese asunto atrás? – se quejó Harry -Pensándolo mejor, no me importa lo que hayamos hecho el día de ayer. Me preocupa más lo que pueda hacer Ginny

-Weasley no va a hacernos nada. –le respondió la joven tomando la charola donde yacía la comida fría y llevándola a la cocina para intentar calentarla. Harry la siguió sabiendo que el uso de la magia para calentar eso era muchísimo más seguro que dejarla tocar cualquier otro artefacto de cocina. –No tiene las agallas ni la valentía para hacernos algo. Sólo habló por hablar.

-Tú no la conoces. Ella es muy fuerte y orgullosa

-Si claro, se nota que es orgullosa –se burló –Si fuera tan orgullosa como dices no hubiera venido a casi suplicarte que volvieras con ella y utilizando la difamación para lograrlo.

-Dime la verdad… ¿Utilizaste la maldición imperius en mi?

-¿No que querías dejar el asunto atrás?

Harry puso los ojos en blanco.

-¿Y si intenta hacerle algo a Mel? Tu misma te asustaste de la advertencia aunque intentes negarlo. Te vi abrazarla más fuerte en cuanto ella volteo a verla.

Vanessa no contesto y por desgracia no pudo ver la expresión que la chica ponía porque en ese momento parecía muy ocupada buscando algo en la alacena; algo que bien podía estar fingiendo con tal de no darle la cara a Harry.

-A mi bebe no le va a pasar nada –respondió al fin pasados unos minutos.

Mientras ella le contestaba, preparaba algo que Harry identifico como un vaso de leche con una tapa y pajilla ideal para que Melissa pudiera tomarlo sin problemas. Quizá no era tan pequeña para tomar biberón pero tampoco muy mayor como para tomar leche de un vaso al igual como un adulto. Ese era un detalle que se le había pasado al muchacho por completo cuando preparaba el desayuno y que en días posteriores debería tomarlo en cuenta.

-Por algo nos tiene a nosotros ¿no es así Harry? –añadió Vanessa que se dio la vuelta, alzo una ceja y extendió el vaso a donde la niña para que se entretuviera con eso en lo que su verdadero desayuno volvía a calentarse. –No sé que pienses tú pero si Weasley intenta hacerle daño a Mel soy capaz de cualquier cosa. –entrecerró los ojos y adquirió un aire pensativo. Harry de igual manera entorno los ojos pero más para averiguar qué es lo que estaba tramando la mujer que tenía enfrente. –… Es más, en este mismo momento vamos a averiguar quién destruye primero a quien

-¿Qué estas tramando? –Harry estaba un poco receloso y se negó a avanzar cuando ella lo jaló del brazo para que salieran de la cocina.

-Nada malo, solo quiero que hagamos un par de visitas.

-¿Visitas para qué y a quién? –insistió.

-Bueno, ahora que recuerdo nadie aparte de ti, Ron, Hermione, Ginny y el retrato de Dumbledore saben que yo estoy viva. Vamos a contarles a todos nuestros conocidos que regresé y que no volví sola.

No abandonaron la casa de inmediato gracias a la insistencia y al gruñido de tripas de Harry. Una hora después de que Vanessa explicara sus planes y de que todos se dieran un rápido baño y cambiado, abandonaron la casa aunque no lo hicieron juntos porque era necesario establecer un tiempo prudente de diferencia para apaciguar el golpe de la aparición de la chica. Harry se desapareció por la chimenea y Vanessa salió a pie de su casa con la manita de Mel bien entrelazada con la suya, una vez ellas estuvieran fuera y caminaran un poco se desaparecerían.

El destino fue la cocina de la madriguera pero en aquel lugar Harry dudo que fuera necesario que llegasen por separado, porque seguramente y con todo lo acontecido el día anterior, la familia Weasley debía saber todo.

La señora Weasley se encontraba en la cocina levantando los trastes sucios que sus hijos y esposo habían dejado luego del desayuno pero no vio a nadie más con ella. Levantó la vista al escuchar el ruido de la chimenea y al ver a Harry se le abrieron los ojos y dibujó una sonrisa; una reacción que no esperaba y que por tanto demostraba que Harry estaba equivocado. La señora Weasley aun no sabía nada, sin embargo no lo entendió.

-Harry, cariño. Que gusto verte. –lo saludo yendo hasta él para abrazarlo (más bien apretujarlo) y besar sus mejillas para luego hacer una valoración de su aspecto físico. -¿No quieres comer algo?

-No, no, gracias. Estee… ¿No han venido Ron, Hermione o Ginny?

-Pues Ronald estuvo aquí ayer por la tarde, buscaba algo pero no quiso decirme que era. Una vez registro toda la casa se marcho y dijo que quizá no podrían venir a la fiesta de los gemelos. Ellos se sintieron muy decepcionados de que no vinieran, tenían pensado mostrarles algo nuevo de su tienda… ¿Qué paso Harry? ¿En qué lio se metieron para faltar a un evento tan importante? –exigió saber la señora Weasley escudriñándolo con los ojos tratando de encontrar la verdad en los ojos de Harry. Tal vez ella no fuera su madre para conocerlo de arriba abajo pero lo había cuidado y querido como tal.

-¿Solo le dijeron eso? ¿Ginny no ha estado aquí? –Harry intentó mirar en todas direcciones para localizar a la pelirroja.

-Harry… dime en que lio se han metido –pidió nuevamente la mujer adquiriendo un tono severo que muy rara vez utilizaba con el muchacho.

-¿Dónde están los demás? Me gustaría hablar con todos.

-Cariño, la angustia me va a matar si no hablas de una vez pero está bien… ¡Arthur, Fred, George, Bill, Fleur! ¡Bajen ahora mismo!

-¡Estamos jugando! –respondieron todos a la vez lo que hizo gruñir a la mujer.

-¡AHORA!

Se escucharon quejas en el piso de arriba y segundos después bajaron todos saludando a Harry y preguntando por sus amigos, respuesta que el ojiverde evadió. Los gemelos también se quejaron de que faltaran a su fiesta y argumentaron que gracias a su ausencia tuvieron que probar algunos de sus productos con Hagrid y que no había sido nada agradable cuando su mama los descubrió. Al final, el muchacho reunió a la familia en la sala diciéndoles que tenía que hablar algo muy importante y que era preciso le pusieran toda su atención. Ellos aguardaron impacientes y tras dar un fuerte suspiro empezó a hablar.

-La verdad no sé como decírselos así que lo hare de la manera más sencilla y rápida que se me ocurre. Vanessa está viva.

Solo los señores Weasley parecieron poner cara de sorpresa y los demás fruncieron ligeramente el ceño.

-Demonios –susurró Harry y se golpeo la frente al recordar que muy pocos sabían de la existencia de Vanessa y otros pocos solo habían oído hablar de ella.

-¿Puede ser eso cierto? –la señora Weasley parecía muy escéptica

-¿La chica esa que mato Bellatrix Lestrange…? –dijo Fred

-¿Y por la que anduviste llorando todos estos años? –añadió su gemelo.

-Sí, ella. Viene en camino y en cuanto llegue les explicaremos como pasaron las cosas.
Es una larga historia y dudo señores Weasley que les guste lo que van a oír pero todo lo que les contemos es meramente cierto… ¿De verdad Ginny no ha venido?

Todos negaron con la cabeza y unos minutos después de incomodo silencio se asomo Vanessa por la ventana.

-¿Podemos pasar? –preguntó la joven evaluando rápidamente con la mirada a las personas curiosas que se encontraban dentro de la habitación -¿No está Ginny? Que lastima, su presencia hubiera hecho todo más… interesante.

-Pasa hija pasa –dijo la señora Weasley tras reconocer a la muchacha e hizo ademan de levantarse del sillón pero Harry se adelanto y abrió la puerta a Vane y a Melissa que al encontrarse en un lugar desconocido se aferró mas a la mano de su madre ubicándose un poco detrás de ella.

-Vamos princesa, no te escondas. Te dije que conoceríamos a nuevos amigos –indicó Vanessa y para facilitar que la pequeña quedara a vista de todos la levanto en brazos.

-¿Y esa bebe? ¿Es tuya? –cuestiono el señor Weasley y la joven asintió con orgullo.

-Oh, es hegmosa –susurró Fleur a su esposo cuando vio a la niña. –Pero nuegstra Victoire es más linda.

Con ese simple comentario supo la chica de los ojos azul zafiro que no se llevaría bien con Fleur.

-Se llama Melissa y es nuestra hija –dijo lanzando una mirada en dirección a Harry –Tiene sus ojos ¿Verdad Mel?

-¡Ey! Harry, no pierdes el tiempo –Fred estalló en carcajadas y su hermano al comprender también se rio.

-¡Yo lo sabia! Sabía que estabas embarazada cuando… bueno, cuando tú sabes –señalo la señora Weasley con tono triunfal y levantándose de su asiento para verla con más claridad -¿Cómo paso esto? Tienen que explicarme ¿Dónde estuviste todo este tiempo y porque te hiciste la muerta Vanessa? ¡Ay pero mira que niña tan linda!

-Si le contara señora Weasley… -empezó Vanessa dejando que la mujer abrazara y besara a su hija y Harry percibió una nota de dramatismo en su voz –No he estado aquí estos dos últimos años por culpa de… Ginny

Y el relato comenzó…

Vanessa conto la misma historia mientras los demás guardaron silencio, de vez en cuando alguien emitía un suspiro o un ruido de desaprobación. No omitió ningún detalle y de cierta forma parecía que se lo tenía muy bien aprendido de memoria. Al terminar de hablar, la escena de la Madriguera era muy parecida a la de Grimmauld Place con el único cambio de que la señora Weasley lloraba como Magdalena al no querer creer lo que Ginny había hecho.

-Tiene que haber un error… Harry, sabes que Ginny es una buena muchacha, ella no podría hacer nada de lo que Vanessa nos está diciendo –dijo una Molly Weasley con ojos suplicantes y deseando que Harry le confirmara que todo era mentira.

-Lo lamento señora Weasley pero Ginny hizo eso.

-Y decían que nosotros éramos los mas locos de la familia –susurro George a su gemelo tan bajo que nadie más pudo oírles.

-Eso no es lo peor señora Weasley –continuo Vanessa aun manteniendo e incluso exagerando el dramatismo. –Ginny no soporta vernos felices a Harry y a mí. Se ha atrevido a amenazar a mi pequeña Mel.

-Corazón. Eso es imposible, Ginny no se atrevería a… -gimoteo Molly Weasley pero la joven bruja le interrumpió.

-Eso dice porque no la vio esta mañana.

-Quizá solo estaba un poco nerviosa, no le hagan caso. –defendió el señor Weasley

-No estaba nerviosa. ¿Están seguros de que conocen a su hija? Nosotros estamos muy preocupados. Si ella se atreve a hacernos algo, no respondo. Mi hija es sagrada así que controlen a Ginny y díganle que si ella no es feliz nos deje ser felices a nosotros

-No se papá pero si yo fuera tu desheredaría a mi hermanita –dijo uno de los gemelos con sarcasmo pero nadie le encontró la gracia a su comentario.

Se oyó como alguien abría la puerta de la entrada y todos giraron el torso para ver al recién llegado.

-Hola a todos –dijo la ya conocida voz de Ginny Weasley que al ver a gente reunida solo levanto la mano en señal de saludo sin realmente prestar atención a las personas. Pasó de largo como de rayo por el vestíbulo y todos escucharon su correr escaleras arriba.

-¡Ginny Weasley, baja inmediatamente!

-¡Ahora no mama, estoy ocupada!

-Obedece a tu madre y ven aquí Ginny, necesitamos hablar de algo muy importante –exclamo el mayor de la familia Weasley tratando de oírse sereno.

-Está bien, está bien, solo necesito encontrar algunas cosas… -respondió irritada para luego descender –¿Ya lo saben verdad? Le dije a Ronald que aun no les viniera con el chisme pero claro, ya no se puede confiar en nadie... ¡¿Qué hacen aquí?! –grito al ver a Harry y Vanessa en la sala.

Ellos no respondieron.

-Ginny, ¿Es cierto todo lo que nos han dicho?

-Eres una… -dijo la pelirroja entre dientes dirigiéndose a Vanessa –Viniste a envenenar a mi familia.

-Yo no vine a envenenar a nadie, yo solo vine a decir la verdad. –le respondió encogiéndose de hombros pero con una sonrisa burlona en los labios –Decir la verdad no es malo, al contrario, tus padres me lo agradecerán algún día. Ellos debían saber la clase de bruja que eres.

-¡Te voy a matar! –exploto Ginny sacando la varita mágica de sus bolsillos apuntando a Vanessa que como mártir se oculto tras de Harry para protegerse y proteger a Mel.

-¡Lo ven todos! Ginny se ha vuelto loca y quiere hacerme daño. Yo no le hice nada –chillo Vanessa.

-Ya basta de drama Vanessa –pidió Harry con voz queda para que solo ella lo escuchara.

-Vamos Harry, esto se está poniendo más interesante, no lo arruines. –le contesto al oído.

-¡Debí dejar que te desangraras en el bosque. Debí dejar que te murieras! –grito Ginny de nuevo

-¡Ginny!

-¡Uy!... Hermanita, creo que mejor te llevamos afuera para que te dé un poco el aire y te relajes –Fred se levanto rápidamente de su asiento y se acerco a su hermana que en respuesta le apunto también.

-No te me acerques Fred, no quiero hacerte daño ni a nadie de ustedes. Mi único problema son Vanessa y Harry y… esa mocosa.

-Esa criaturita no te ha hecho nada –replico su madre quien volteo a ver a Mel que estaba completamente encogida en el pecho de Vanessa y oportunamente la pequeña hablo.

-Mami… tengo miedo, quieyo id a casha.

-Has espantado a mi niña con tus gritos. Eres una tonta Weasley –se quejó Vanessa abrazando a Mel y acariciando su cabello para calmarla.

–¡Ginny Weasley te prohíbo cualquier cosa que estés planeando en contra de Harry y su familia! –exclamó la señora Weasley acercándose a su hija y haciendo el mayor esfuerzo para no levantar la voz

-Ya no soy una niña, así que, lo lamento mamá… ni tu ni nadie puede prohibirme algo. Ellos tienen que pagar el daño que me han hecho. –dijo con el ceño fruncido. –Rompiste tus promesas Harry –añadió observando al ojiverde con cautela -¿Recuerdas que prometiste no hacerme llorar? ¿Cuándo dijiste que me amabas y que siempre estaríamos juntos?... Tu lo olvidaste pero yo no.

-De eso hace mucho tiempo. Estoy seguro de que esto puede terminar bien si te calmas; incluso, podríamos ser amigos –Harry se encogió de hombros –Las cosas cambian Ginny.

-Lo sé Harry. Las cosas y las personas cambian. Tú cambiaste y yo ya cambie... Adiós

Y de la misma forma en que entro a la casa se marchó. Los señores Weasley fueron tras ella gritando su nombre pero ella no se detuvo a pesar de los gritos. Sin embargo a mitad del jardín la interceptaron y desde la ventana todos pudieron observar cómo es que se iniciaba una pequeña discusión donde Ginny agitaba con odio las manos en dirección a la casa mientras que los señores Weasley hacían el intento de persuadirla y tranquilizarla. Ginny sacudió enérgicamente la cabeza y tras soltarse de los brazos de su madre, siguió corriendo para desaparecer de su vista.

-¡Ginny se ha ido! –dijo la mujer entre gimoteos cuando ambos volvieron al interior de la casa –Dijo que no piensa volver aquí ni a Grimmauld Place.

-Genial, primero se va Percy y ahora es Ginny –George bufó con enojo y se cruzó de brazos.

Vanessa y Harry se miraron, aunque el mensaje que le lanzo él a ella con los ojos, era muy claro. “A ver como arreglas este problema”

-Señores Weasley… en verdad sentimos haberles causado esta pena.

-Descuida cariño, descuida, se que teníamos que saberlo. –respondió la señora Weasley sin dejar de llorar.

-Si… bueno, pues… Harry y yo debemos irnos y gracias por comprender nuestro problema. –añadió la joven tomando a Harry de la mano

-Por si acaso Ginny vuelve díganle que… -empezó Harry pero se detuvo para inspirar hondo –Díganle que le deseo lo mejor.

Y también se fueron siguiendo el mismo camino de la pelirroja.

-Vanessa, estuvo muy mal lo que hiciste allá –le regaño Harry una vez que estuvieron lejos de la casa.

-Tu sabias lo que iba a hacer así que no te quejes. Te advertí que investigaríamos quien destruía primero a quien y creo que la respuesta es obvia. Yo gane y ella perdió. Pobrecita Ginny, ya me dio pena… -ironizo –Se ha quedado sin amigos, sin posible novio, sin familia y para variar y por voluntad propia se ha quedado sin hogar –al recordarlo se rio entre dientes.

-No es gracioso Vanessa

-Conoces muy bien mi forma de ser Harry. Siempre lo has sabido y ya sabes que si no te gusta puedes irte cuando quieras aunque no pienso repetirte mis condiciones.

Él puso los ojos en blanco y suspiró.

-Creo que con esa confrontación solo empeoraste las cosas porque si Ginny solo pretendía espantarnos, estoy seguro de que ahora si planeara algo en nuestra contra.

-No pasara nada Harry. Además, ella está sola y nosotros somos dos. Solo hay que relajarnos y disfrutar de nuestra vida y de esta pequeña princesa –besó la frente de Mel que aun parecía muy concentrada tratando de entender las pláticas de adultos –Nos espera un futuro perfecto… Ahora si te parece bien, vamos a buscar a Lupin, todos deben saber lo que Weasley me hizo.

Harry no estaba seguro de ello y sabia que para poder descartar cualquier amenaza debía dejar que el tiempo continuara su curso y esperar dos cosas. 1) Que el futuro perfecto que Vanessa dibujaba en su mente se cumpliera por el bien de todos (en especial por el bien de Melissa) o 2) Que Ginny arremetiera contra su nueva y pequeña familia provocando el caos.

Sin duda esperaba que sucediera lo primero…

domingo, 5 de abril de 2009

Podcast #1 de sandy yalek - Potterfics

Hola a todos!

Este es mi primer Podcast si quieren llamarlo asi. En el hablo de Potterfics jejeje y bueno, si alguien tiene ganas de oirme hablar por 9 minutos pues pueden oirlo xD

Y si lo escuchan me agradaria mucho que me dejaran un comentario

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Si todo sale bien pues mi siguiente numero seria para hablar de algunos secretos y demas cosas de Memorias Perdidas. Aunque creo que esto no lo vera nadie U_U pero no importa, me gusta hacer locuras jejeje

sábado, 4 de abril de 2009

CAPITULO 12 LA ÚLTIMA ADVERTENCIA

CAPITULO 12 LA ÚLTIMA ADVERTENCIA

“Todo ha sido un sueño” pensó Harry a la mañana siguiente en cuanto se despertó. Se sentía cansado y le pesaban los parpados como si el día anterior hubiera realizado un largo viaje o muchas actividades pero él sabía que nada de eso había ocurrido.

Aun con los ojos cerrados se movió en la cama hasta quedar boca arriba e hizo una mueca cuando los rayos del sol le dieron en la cara. Seguramente Ron había olvidado cerrar las persianas o del cansancio se quedo dormido en una posición incorrecta. Sintió como algo se deslizo por encima de sus pies pero no hizo caso alguno. “Déjenme dormir” pensó… Mentalmente trato de adivinar lo que era sin tener que abrir los ojos. “Una, dos, tres, cuatro patas… Otra vez Hermione nos mando al gato” concluyo y emitió un débil gruñido pensando en que quizá su mejor amiga había dejado justamente a su mascota para que fuera a levantarlos algo que últimamente solía hacer la castaña cuando los simples llamados para desayunar no funcionaban.

Él no quiso abrir los ojos para enfrentarse a su realidad pues prefería seguir con sus sueños donde Vanessa vivía y el era padre de una niña.

Soltó una risita al pensar en la niña y en la carita tierna y traviesa que debía tener pero eso era un imposible. Esas cosas no podían pasarle a él.

Su risa trajo consigo otro eco de risas pero más agudas y cantarinas, esa en definitiva no podía ser su voz. Al mismo tiempo una sombra se interpuso entre él y los rayos del sol que un minuto atrás le habían golpeado la cara y algo pequeño y suave le pellizco la cara.

Abrió los ojos de golpe para ver como lo que creía un simple sueño estaba encima de su pecho con una radiante sonrisa. Las manitas de Melissa sostenían los cachetes de su padre a fin de que esa sonrisa se prolongara aun más y el ojiverde al entenderlo todo se relajo y puso los ojos en blanco. ¿Por qué su mente aun se negaba a rechazar la verdad? No estaba del todo seguro de la respuesta pero lo más probable era mantener la emoción de que Vanessa había vuelto para estar solo con él.

-Hola bebe –le susurro a la pequeña y la tomo por la cintura para elevarla ligeramente y luego regresarla para poder besar su frente y sus pálidas mejillas.

-¡Papi! –gritó la pequeña Mel entre risas y agitando sus piececitos en el aire siguiéndole el juego a Harry

Él volvió a dejarla sobre su pecho y ladeo la cabeza para ver a la mujer que dormía plácidamente a su lado. Al parecer Vanessa estaba tan acostumbrada a los gritos y risas de Mel que ya ni se inmutaba con su vocecita.

-¿Quieres desayunar? –le susurró y la niña sonriente asintió con la cabeza –Perfecto, vas a ayudarme a preparar el desayuno.

Con cuidado la bajó de la cama y Melissa salió corriendo de la habitación no sin antes tropezarse con los vaqueros de Harry que estaban tendidos en el suelo. Harry suspiró y se rio por lo bajo al recordar finalmente que había tenido una muy buena noche. Tan perfecta y maravillosa que esa era la razón por la que prefería pensar que todo era un sueño. Se puso rápidamente los pantalones y la camiseta y abandonó la habitación con sigilo para alcanzar a su hija.

-¡Buu! –gritó Mel que salió repentinamente de su cuarto para intentar espantarlo pero no funciono. Él la cargo en brazos y bajaron los escalones yendo directo a la cocina.

-¿Qué quieres comer? –preguntó Harry sentando a la pequeña en la barra.

-¡Ho keis! –contestó de inmediato.

-¿Hot Cakes? –repitió Harry interpretando sus palabras y frunciendo ligeramente el ceño. Le parecía un poco extraño que su hija pidiera comida muggle.

-Ajap… Andy hace ho keis cuando mami no sta y mami no shabe cocinad –aseguró Melissa y se llevó las manitas a la boca para carcajearse –pero shh, no e digas poque she enoja.

-Guardaremos el secreto –susurró Harry con complicidad aunque no era necesario que Mel le recordara las pocas habilidades culinarias de Vanessa… él ya lo sabía. -¿Y… quien es Andy, un amigo de tu mama?–preguntó buscando los ingredientes y un tanto agradecido de no tener que disimular su curiosidad estando frente a Mel.

La bebe se empezó a reír agitando la cabeza de lado a lado.

-Andy no es un ñiño, es ñiña como yo –añadió la pequeña entre risas.

-Ahhh –suspiró Harry aliviado. El solo pensar que otro hombre hubiese estado con Vanessa y al cuidado de su hija lo había puesto un tanto ansioso y… celoso. Menos mal que se trataba de una mujer ¿Por qué existían diminutivos idénticos para los hombres y las mujeres?

Al cabo de un minuto de reflexión volvió a hablar.

-Andy es la vecina de tu mama y es con quien hablaba por teléfono ¿verdad? –Ella volvió a asentir columpiándose en la barra

-¿Y a quien prefieres más, a Andy o a mí? –preguntó el ojiverde que ya empezaba a preparar la mezcla para los Hot Cakes. La niña no dijo nada al momento y Harry nuevamente se preocupó al pensar que su hija estaba meditando la mejor respuesta lo que no era una buena señal. Estaba claro que él no podía esperar un exceso de afecto en las pocas horas que había convivido con ella. Volvió a levantar la vista para aclarar sus sospechas y vio que Mel ya no estaba sentada en la barra.

-¿Mel? –susurró el muchacho y la sangre se le fue del rostro.

Él podía jurar que estaba ahí sentadita tranquilamente y no podía haber saltado de la barra sin que él se diera cuenta; sin mencionar que la altura de dicho lugar al piso era de metro y medio (una altura bastante amenazadora para una pequeña apenas mayor del año de edad.) -¿Dónde estás? –recorrió la pequeña habitación con la mirada pero no la vio por ningún lado. Sin embargo su risa se escucho en la cocina pero no procedió del lugar más esperado por Harry, es decir, un rincón de la alacena o cerca de la puerta. La vocecita procedió del techo.

-¡MEL, BAJATE DE AHÍ! –exclamo Harry asustado en cuanto levanto la vista y la vio colgada de la lámpara. Sus pies se sujetaban del cable mientras que sus bracitos y cabello se balanceaban alegremente como si fuera una trapecista profesional

-¡QUIEYO A PAPIIII! –gritó Melissa y se soltó de la lámpara dejándose caer al vacío emitiendo un grito de júbilo más que de miedo.

-¡NO! –gritó al mismo tiempo el ojiverde que se movió rápidamente para atraparla antes de que se impactara fatalmente contra el suelo.

-¡Wiii, divedtido! –exclamó la niña en cuanto estuvo acunada en los brazos de su papá.

-¡Ufff! –resopló Harry con los ojos cerrados pero seguro de que no había pasado nada malo. Los abrió y se encontró con la mirada de los otros ojos verde esmeralda que brillaban de expectación y alegría –No… vuelvas… a… hacerlo –le susurró con una repentina falta de aire tratando de recordar la última vez que se le había salido el corazón a causa de un susto.

Melissa se revolvió en los brazos de su padre para poder levantar el rostro a la altura del suyo. Colocó sus manitas a ambos lados del rostro y le dio un sonoro beso en las mejillas. Harry la abrazo fuertemente y no pudo evitar que una lágrima a causa de la emoción resbalara por su rostro. Esa nenita era suya y se sentía mal por estar separado de ella por tanto tiempo. Al fin había llegado la hora de recuperar los momentos perdidos. La cuidaría y no se separaría por nada del mundo de ella.

Luego del susto y del cariño demostrado de padre a hija, volvió a sentarla en la barra y le hizo prometer que mientras terminara el desayuno no haría más travesuras. El tiempo pasó tranquilamente y cuando hubo suficientes para los tres Harry los puso en una charola y con la mano libre tomo la manita de Mel para emprender el camino de regreso a la habitación donde Vanessa seguramente continuaba dormida. Para su sorpresa Vanessa con ojos soñolientos iba bajando las escaleras y Mel en cuanto la vio se soltó de la mano de Harry para correr hasta donde su madre se encontraba.

-Hola mi amor. –saludó Vanessa cargando a la pequeña y dedicándole una sonrisa a Harry. –Humm, ¿Le ayudaste a tu papá con el desayuno?

-Aja –dijo Mel.

-¿Les parece si comemos en la cama? –preguntó el ojiverde señalando con la cabeza las escaleras y Vanessa asintió ligeramente con la cabeza.

-Pensé que ya te habías escapado… -susurró Vanessa cuando Harry estuvo lo suficiente cerca de ella de tal forma que Mel no pudiera escucharlos aunque la niña estaba demasiado entretenida jugando con el cabello despeinado de su mamá

-Ni loco –fue la contestación de Harry dándole un beso a la chica de los ojos azul zafiro.

Apenas llevaban un par de escalones cuando un ruido extraño llamo su atención. Los dos jóvenes levantaron la mirada para localizar el lugar de donde provenía el sonido y vieron que se trataba de la chimenea de donde salieron llamas en color verde anunciando la llegada de alguien. Se miraron el uno al otro y luego esperaron a que las llamas se disolvieran para ver el rostro de su invitado.

Era Ginny.

No era necesario observarla a fondo para darse cuenta de que la chica estaba bastante enojada. Aun portaba los mismos jeans y blusa que portaba el día anterior lo que daba a entender que no había pasado la noche ni en la madriguera ni en Grimmauld Place. Tenía el ceño fruncido y los labios curvados hacia abajo. Harry fijo aun mas su mirada en el rostro de la pelirroja y pudo ver en su mejilla derecha un moretón bastante grande y lo que parecía ser una pequeña cortada en el labio inferior.

Vanessa emitió un débil gruñido para quejarse de su presencia. Melissa la observo un momento con curiosidad pero de inmediato volvió a poner más atención a los nudos (que accidentalmente) le había hecho a su mamá en el cabello; Harry por su parte dio un paso hacia atrás pero no se dio cuenta de ello. Había estado toda la mañana tan contento y disfrutando a su bebe que olvidó por completo los asuntos pendientes que tenía que arreglar con la pelirroja.

Él le había causado daño pero aun no podía recordar del todo la situación por la cual la había golpeado o como lo había hecho. Eso era algo que le resultaba casi imposible de creer pero ahora que la veía estaba seguro de que el daño si se había efectuado pero mantenía sus dudas porque ni siquiera en el arranque de furia más grande de su vida sería capaz de golpear a una mujer... Detuvo sus pensamientos y miro a Vanessa una fracción de segundo. Luego cerró los ojos y decidió dejar de buscarse excusas porque algunos años atrás y por un arranque de furia combinado con otro del señor tenebroso él mismo había golpeado a Vanessa de la misma forma en que ahora era acusado. “Soy un monstruo” pensó.

-¿Qué haces aquí? –le recriminó Vanessa al fin.

Ginny la fulminó con la mirada.

-No vine a admirarte si eso es lo que quieres saber –fue su contestación.

Después avanzo para situarse a la mitad de la sala y esperó a que los demás bajaran para poder hablar. Harry colocó la charola de comida en la primera mesita que encontró y Melissa abrió y cerró sus manitas rápidamente, triste de que el alimento era alejado sin razón de ella.

-Ginny, yo… -empezó a disculparse Harry. –Si te hice algo en verdad lo siento.

Ahora fue Vanessa quien fulmino con la mirada al ojiverde.

-No tienes que disculparte de nada Harry, ella se lo busco –soltó Vanessa con desdén.

-Por primera vez estoy de acuerdo contigo Vanessa… -dijo Ginny en voz baja y Harry abrió mucho la boca al escucharla. ¿Ginny de acuerdo con Vanessa? Algo andaba muy mal como para que la pelirroja dijera eso. –Harry no tiene que disculparse de nada. La que tiene que disculparse eres tú –término de decir con los dientes apretados.

-¿Qué? –la voz de Harry fue ahogada, en definitiva no podía creerse ese intercambio de diálogos.

-Harry –dijo la pelirroja mirándolo fijamente a los ojos –He venido a abrirte los ojos pero es la última vez que lo hago porque estoy harta de todo este show. Esto que ves aquí –se señalo el rostro –lo hizo tu mano pero no lo hiciste tú.

Él arqueo una ceja ante lo incoherente que parecía la frase de Ginny.

-¿Qué es lo que intentas decir?

-Que fue Vanessa, esa arpía que tienes a lado tuyo y que crees amar. Ella es la culpable de que me hayas levantado la mano.

Vanessa se rio bajito aunque se notaban las ganas enormes de carcajearse.

-¿Qué ridiculeces estás diciendo Weasley?... Mel, no oigas nada de lo que hablen los adultos. ¿De acuerdo? – susurró y la niña frunciendo el ceño se encogió de hombros–Parece que cada día te vuelves más estúpida o más loca de lo que ya eres. Ya supéralo Weasley, yo gano, tú pierdes y Harry es mío.

-Él era mío antes de que salieras de ese maldito hospital.

-¡Ey! Que yo no soy una cosa para que le pertenezca a una de las dos –se quejó el ojiverde.

-¿Por qué no quieres ver que ella es culpable de todas tus desgracias Harry? Tú me golpeaste por culpa de ella –repitió.

-¿Es que acaso yo amenace a Harry para que te golpeara? ¿Le puse la varita en el cuello para que lo hiciera? –preguntó Vanessa y puso los ojos en blanco.

-Hiciste algo mucho peor –dijo Ginny arrastrando las palabras y después se dirigió al muchacho. –Harry, ella aprovecho tu enojo para lanzarte la maldición imperius. Estaba escudada por la niña y por eso nadie se dio cuenta más que yo. Di algo contra eso Vanessa ¡niégalo!

La otra joven entorno los ojos pero no dijo nada. Sin embargo esta vez Harry fue el que se rió.

-Ginny, se que odias a Vanessa y que nunca se han llevado bien pero no me parece que intentes culparla de algo que yo te hice. Te pido en verdad disculpas por… por eso. No fue realmente mi intención y espero que me perdones pero ya basta de que se estén agrediendo la una a la otra. No es necesario que mientas más…

-¡Te estoy diciendo la verdad! –exploto la pelirroja y de nuevo la chispa de enojo apareció en su rostro. –Ella te hechizo. Tienes que creerme.

Harry miro a Vanessa que continuaba con los ojos entornados y sin dejar de abrazar a Mel que daba la espalda a toda la discusión. Eso en parte era bueno aunque se pregunto qué tanto de la pelea la niña sería capaz de comprender.

-Ginny, aunque quisiera creerte es imposible porque recuerda que soy inmune a la maldición imperius. Voldemort nunca pudo utilizar bien esa maldición conmigo.

-Pues parece que con ella las cosas funcionan diferente y tú estabas demasiado concentrado en insultarme como para prestar atención a otra cosa en tu mente–añadió Ginny quien por la expresión de su rostro pretendía mantener el dedo en el renglón. –Dime una cosa Harry ¿recuerdas bien cómo fue que me golpeaste? Estabas enloquecido ¿Puedes recordarlo bien?

-Pues no pero es porque… -se detuvo.

No podía decir la razón por la cual no podía recordar bien las cosas. Su viaje en el tiempo había afectado todo y entre ellos a sus recuerdos aunque se dio cuenta de que en su cabeza las ultimas memorias de su nueva vida se habían asentado por completo o casi por completo. Solamente ese acontecimiento se había quedado inconcluso y si se ponía a recapitular los efectos más comunes de la maldición imperius, el principal era la falta de recuerdos del momento en que el cuerpo era dominado por el hechizo. Harry entreabrió la boca y sus ojos lucieron sorprendidos ¿cabía realmente la posibilidad de que Ginny tuviera la razón? “No” se dijo a si mismo pero en ese caso ¿Por qué Vanessa no decía nada?

-Lo hizo porque buscaba una razón para que yo te odiara y me alejara de ti por repugnancia o que se yo. Hasta que me fui de la casa pude reflexionar bien las cosas y encontrar el rumbo al que ella quería llegar y en parte lo logro porque están aquí muy juntitos los dos y claro, ¿A quién le importa Ginny?

-Vanessa… tu… -empezó a hablar Harry y vio como ambas mujeres echaban fuego por los ojos –Vanessa… ¿es cierto eso?

Ella no volvió a contestar.

-¿Lo ves Harry? ¡Miente!, ella fue y por eso la odio. ¡Te odio Vanessa! –esto último lo dijo recalcando mucho las palabras.

-Tú eres la única mentirosa aquí –rugió Vanessa.

Ginny la ignoro

-¿Piensas quedarte con ella a pesar de que en cualquier momento te tratara como su títere? –fue lo que añadió la pelirroja.

-¡Cállate Weasley! –siseo Vanessa apenas moviendo los labios.

-Entonces es cierto… -Harry ya no sabía que pensar pero a veces decían que el silencio concedía muchas cosas y eso era justamente lo que estaba haciendo Vanessa.

-¿Vas a creerle a ella en lugar que a mí? –Vanessa estaba indignada, tanto que parecía temblar de pies a cabeza a causa de la ira contenida.

-Pues es que suena un poco lógico…

-Largo. –dijo la chica de los ojos azul zafiro tratando de mantener la compostura. –Lárguense los dos de mi casa.

-¿Qué? –exclamo Harry ante sus palabras.

-¡Qué se larguen! ¡Ahora mismo!

-¿Por qué? –se volvió a quejar el ojiverde.

-Porque no confías en mi y porque no quiero que esta pelirroja permanezca un minuto más en mi casa. ¡Vete!

Para ese entonces Melissa ya prestaba atención a lo que sucedía y no dejaba de pasar su mirada asustada de su madre a la de su padre como si buscara encontrar en sus rostros la respuesta a lo que ella no podía entender del todo.

-Vas a espantar a la niña, no grites –dijo Harry al percatarse de la cara de su hija.

-Pues entonces vete ya Harry. No pienso estar contigo si vas a desconfiar de mí, créeme que no regresé para obtener eso. Anda y confía en Weasley al fin que siempre dice la verdad –sus palabras acababan de convertirse en puro sarcasmo.

-Vámonos Harry –dijo Ginny acercándose al muchacho y tratando de tomar su brazo pero él retiro la mano para impedir su tacto.

-Una cosa es que me sienta mal por haberte golpeado y otra muy diferente que te haya perdonado por ocultarme a Vanessa.

La pelirroja frunció los labios y volvió a dirigirle a Vanessa una mirada llena de rencor.

-Me parece que estas exagerando las cosas –Harry volvió a hablarle a la chica de los ojos azul zafiro –No es tanto que desconfié de ti pero es que si te creo capaz de hacer eso.

Su comentario solo arruino las cosas. Vanessa emitió un gruñido y saco la varita mágica de los bolsillos para apuntarle.

-Váyanse… -les repitió

Harry puso los ojos en blanco y emitió un sonoro suspiro.

-Voy a dejarte tranquila por un momento para que te calmes… Tú y yo Ginny tenemos que hablar, vámonos.

Se acerco para darle un beso a Melissa pero la chica que la sostenía se hizo hacia atrás para que no pudiera tocarla.

-Antes eras menos exagerada –aseguro Harry.

-Antes no tenía que proteger a nadie más que a mí misma –contesto ella refiriéndose claramente a Mel.

El ojiverde movió la cabeza de lado a lado desaprobando lo que decía la muchacha y se encamino rumbo a la chimenea en donde Ginny ya lo estaba esperando.

-Te advierto una cosa Harry. –dijo Vanessa cuando llevaba medio camino recorrido. –Si sales de esta casa no quiero que vuelvas jamás.

-No –se oyó la vocecita de Mel a punto del llanto. Ella comprendía todo lo que estaba pasando.

-Pero… No me voy porque quiera irme. ¡Tú me estas corriendo! –Harry estaba sorprendido. Si comprender a las mujeres era algo complicado, comprender a Vanessa y sus repentinos cambios de humor era muchísimo más complicado.

-Te estás yendo con ella y eso es lo que no me gusta –replico la joven bruja luchando por mantener quieta a Melissa que se estaba revolviendo en sus brazos para zafarse e ir a donde su padre.

-¿Vas a permitir que te chantajee? –pregunto Ginny detrás de Harry

-¡Que no te metas! –bramo la chica de los ojos azul zafiro y lanzo un hechizo a la pelirroja que no se lo esperaba y fue a chocar contra el marco de la chimenea y luego cayo sonoramente al suelo manchándose de hollín las manos

-¡Vanessa! –exclamo Harry sin saber que hacer o a quien defender (si es que tenía que defender a alguien)

-¡Esto fue lo último que soporte de ustedes! –dijo la pelirroja poniéndose en pie y con la respiración agitada –Es imposible hacerte ver la verdad de las cosas Harry. Te juro que si no voy a ser feliz a tu lado tú tampoco serás feliz a lado de ella.

-¿Es una amenaza? –Vanessa tenía una ceja arqueada y una extraña sonrisa dibujada en el rostro como tratando de demostrar que lo que dijera Ginny era simplemente para reírse.

-Tómalo como quieras. Pero lo que si es que ustedes dos van a pagarme todo lo que me han hecho y no solo me refiero a esto –volvió a señalar su rostro –Me refiero a la humillación y vergüenza que me han hecho pasar, por su culpa ahora soy infeliz. De mi nadie se burla como ustedes; tarde o temprano lo pagaran muy caro y yo me encargare de ello.

Cada palabra iba cargada de ira y al menos para Harry era muy extraño verla tan furiosa. El rostro de Vanessa permaneció inmutable mientras la pelirroja declaraba aquello como si sus palabras formaran parte de un discurso súper aburrido. Sin embargo él si se estaba preocupando porque a lo largo de las experiencias de su vida ese tipo de declaraciones no se tomaban a juego.

-Esto Vanessa… SI es una amenaza –concluyo Ginny Weasley pero su mirada cargada de odio no fue dirigida ni al muchacho ni a la bruja por la que tanto desprecio sentía. La mirada se concentro en el diminuto rostro de Melissa y por inercia la joven de los ojos azul zafiro abrazó con más fuerza a la niña que aun se mantenía en sus brazos

-Ginny no… -empezó Harry con voz tranquila tratando de apaciguarla al notar por donde iban los pensamientos de la bruja pero ella no le permitió concluir porque gritó:

-¡LOS ODIO!

Y dicho esto se metió a la chimenea y las llamas verdes la envolvieron por completo para desaparecer.

CAPITULO 11 CONSECUENCIAS

CAPITULO 11 CONSECUENCIAS

Cuando Harry abrió los ojos no solo sus pies tocaban el suelo; sus brazos, espalda y cabeza se encontraban en algo frio y duro. Se sintió desorientado, la cabeza le dolía y todo le daba vueltas.

-¿Harry?... ¿Te encuentras bien?

Reconoció la voz mientras que unas manos lo sacudían ligeramente por el torso para hacerlo reaccionar. Antes de responder miro en todas direcciones para tratar de ubicar el lugar donde se encontraba pero sus pensamientos eran un caos. Estaba seguro de que si decía algo no tendría coherencia alguna.

Una punzada le golpeo el cerebro y para tratar de calmar el repentino dolor se llevo una mano a la cabeza lo cual fue un verdadero error porque no se había percatado de que un collar estaba fuertemente sujetado en su mano y el movimiento tan brusco provocó que tres colgantes con forma de corazón le golpearan el rostro.

-¡Auchh! –exclamó.

-¿Estás bien Harry? –repitieron y lo sacudieron una vez más.

-Si Hermione –al fin susurró. Se trataba de su mejor amiga quien intentaba reanimarlo. Hermione estaba arrodillada a su lado mirándolo con gesto preocupado y mordiéndose el labio sin dejar de mirar a su amigo directo al rostro.

Él se llevo una mano a la frente para apaciguar el golpe que acababa de darse y sintió una sensación extraña en el resto del rostro pero no le tomo atención, su cuerpo también le dolía (sobre todo las costillas) era como si acabase de recibir una fuerte paliza.

Lentamente se incorporo en el suelo y vio que se encontraba en el vestíbulo de Grimmauld Place. Bajó la vista y observo el collar que llevaba en la mano. Sus pensamientos aun eran un caos y sintió otra vez una punzada en la cabeza pero en esa ocasión acompañada por una serie de imágenes del collar que ahora llevaba en la mano mientras que una chica de cabellos oscuros sostenía otro collar idéntico en el aire.

El corazón le palpito con fuerza y noto que en aquella habitación faltaba una persona pero no cualquier persona. Faltaba Vanessa, el amor de su vida.

-¡¿Dónde está Vanessa?! ¿Dónde? –exclamo desesperado y jalando a Hermione de la manga.

-Tranquilo Harry ¿Qué te ocurre? –la castaña se asusto ante su actitud. –Creo que ahora si te afecto el golpe.

-Solo dime donde esta Vanessa. –le rogo sin poner atención a su última frase

-Aquí estoy. –La voz provino de la cocina. Miraron y vieron a una chica recargada sobre el picaporte y con los brazos cruzados sobre el pecho. –Lleve a Melissa a la cama o eso creo… -concluyó como si no estuviera del todo segura de lo que acababa de decir. La boca de Harry se entreabrió en cuanto la contemplo. Ella lucia radiante y con un inusual tono rosado en el rostro que se veía iluminado y lleno de vida, bajo sus ojos no había ojeras y si, ella estaba delgada pero no al grado de que la blusa y los jeans que portaba le quedaran holgados.

-Te ves hermosa… -Harry se había quedado embobado, era como si nunca la hubiera visto y en respuesta ella solo alzo la ceja.

-Esteee… Toma Harry, límpiate esos restos de sangre –Hermione le ofreció un pañuelo que tuvo que pasar un par de veces por enfrente del muchacho para que le hiciera caso.

-¿Sangre? ¿Qué sangre? –pregunto el ojiverde cuando la frase de su amiga logro llegar correctamente a su cabeza. Se llevo la mano libre a la cara que era el lugar donde las dos mujeres no dejaban de observarlo e hizo una mueca al tocarse la nariz. -¡Pero qué…! –sorprendido miro la sangre coagulada en su mano y luego a la chica de los ojos azul zafiro que inmediatamente se llevo un dedo a los labios indicándole que no armara un escándalo por eso. Algo muy, muy extraño había sucedido y hasta que no estuvieran a solas podrían hablar.

-¿Que fue lo que le paso a Harry? –pregunto Vanessa con tono amable a la castaña tratando de que sonara casual y sin darle gran importancia al asunto. –Es que… no me acuerdo bien.

Hermione entorno los ojos como si estuviera molesta y le dijo:

-Todo lo que paso fue por tu culpa…

Vanessa abrió la boca para replicar pero prefirió esperar a que Hermione dijera todo lo que tenía que decir.

-Y también por tu culpa Harry. ¿Cómo pudiste caer tan bajo? ¿Cómo pudiste hacerle eso a Ginny?

-¿Hacerle qué? –exclamo Harry confundido y poniéndose de pie. No entendía nada.

-Deja de hacerte el tonto. Hace quince minutos la golpeaste.

-¡¿Qué?! -gritó abriendo mucho la boca por la sorpresa y al mismo tiempo otra punzada le golpeo el cerebro. Soltó un quejido y a continuación apretó los parpados a causa del dolor. Imágenes borrosas cruzaron su mente en cuanto la castaña con un poco de coraje narraba lo que había sucedido…

-Te pusiste furioso de que Ginny ocultara que Vanessa estaba viva. La sacudiste por los hombros, le gritaste hasta que te cansaste y la arrastraste escaleras abajo para que se fuera de esta casa. Ron y yo intentamos detenerte pero nos lanzaste hechizos para que saliéramos de tu camino. Golpeaste a Ginny en el rostro sin importarte que fuera mujer y Vanessa seguramente disfruto la escena porque se quedo parada sin hacer nada bajo la escusa de proteger a la niña de la violencia.

Las imágenes que pasaron por la cabeza de Harry estaban un poco inconclusas y sin poder entender lo que decían las personas de sus pensamientos aunque una imagen fue mucho más clara que las otras. Se trataba de Ginny con una mano en la mejilla y otra en el pomo de la puerta exclamando la frase “TE ODIO HARRY” o al menos eso era lo que sus labios y su rostro habían expresado.

El ojiverde intento abrir los ojos pero las imágenes y un relato que a él le parecía completamente ajeno, continuo:

-Ron se enojo bastante por lo que le hiciste a su hermana, discutieron y se agarraron a golpes. Tu hija empezó a llorar y Vanessa se la llevo para que no viera lo que un par de salvajes como ustedes estaban haciendo y finalmente Ron te noqueo… Ni siquiera sé porque te estoy repitiendo esto si tu ya lo sabes ¡y ni siquiera me estas poniendo atención!

La castaña enojada le dio un puñetazo en el hombro que provoco saliera de su ensimismamiento.

-Yo… no sé qué decirte Hermione –le respondió Harry que miro a Vanessa quien tenía una mano en la cabeza como si ella también hubiera experimentado lo mismo que el.

-¿Dónde está Ron ahora? –pregunto Vanessa con los ojos cerrados.

-Fue a buscar a Ginny y yo como aun soy muy compasiva me quede para reanimar a Harry pero no te lo mereces –terminó la frase moviendo la cabeza negativamente y entornando los ojos.

-Bueno Hermione, tu plática ha sido muy instructiva pero Harry y yo debemos hablar sobre un asuntito pendiente.

La joven se acerco a Harry y lo tomo por la manga para ambos encerrarse en la cocina. Alcanzaron a ver el gesto de indignación que ponía Hermione pero eso era lo menos importante.

Una vez dentro se miraron el uno al otro y en sus caras no se reflejaba ninguna otra cosa más que el desconcierto y el miedo. Harry aun sostenía el collar en la mano y lo puso en medio de ambos para que Vanessa lo viera.

-¿Qué fue lo que hicimos? –susurraron al unísono esperando que el otro tuviera las respuestas pero no las tenían.

-Maldición Harry, ¿Qué hicimos? –la desesperación de Vanessa no se hizo esperar y en el estrecho espacio que tenia empezó a desplazarse de un lado al otro.

-¡No me acuerdo! –le contesto con sinceridad.

-Yo tampoco me acuerdo y este dolor de cabeza no me deja pensar.

-¿Tú también tuviste como… recuerdos cuando Hermione hablo?

-¡SI! Y lo peor es que no entiendo nada. No recuerdo que haya sucedido ninguna de esas cosas o bueno, no estoy segura del todo. –Ella se detuvo y se quedo con aire pensativo –¿No sientes como si faltara algo, como un vacio en nuestras mentes?

Harry asintió con la cabeza sin dejar de mirarla.

-¡Ya deja de verme así! –le reprocho.

-Es que te ves rara, te ves… bien

-Vaya momento en el que se te ocurrió admirar mi belleza ¿No te das cuenta de que algo muy malo sucedió? Olvídate de esas niñerías.

-Está bien, está bien. ¿A qué hora me diste este collar? –pregunto el muchacho y volvió a levantarlo en el aire.

-¡Que no me acuerdo! Cuando abrí los ojos estaba frente a la cama de Mel con el otro collar en la mano. Me maree, vi una imagen tuya y vine corriendo en cuanto pude ordenar mis ideas.

-¿Dónde está el otro collar?

-En mi bolsillo y no voy a sacarlo sobre todo si sé que tiene que ver con lo que nos está pasando ahora porque algo paso con esos collares, lo presiento.... ¿Te conté que Snape cometió con eso el peor error de su vida?

-No… ¿o sí?

-Bueno, no importa… Necesitamos hablar con Dumbledore. Tal vez él pueda refrescarnos la memoria.

-¿Con Dumbledore? –Harry parecía asustado.

-Aja.

-Pues si quieres pero deberías saber que…

Vanessa no lo dejo terminar la frase, lo jalo como niño chiquito a la chimenea y arrojo los polvos flu necesarios para aparecerse en la oficina del director de Hogwarts.

Al llegar la habitación estaba vacía y la mayoría de los ex-directores del colegio dormían en sus retratos.

-¿Por qué nunca esta la gente cuando más se les necesita? –dijo Vanessa entre dientes quejándose. –Vamos a buscar a McGonagall o a cualquier otro de los profesores que puedan decirnos donde esta Dumbledore.

-Es que Dumbledore está aquí. –susurro Harry.

-Yo no lo veo por ningún lado –la chica miro en todas direcciones pero en especial al escritorio que se encontraba vacío.-¿Dumbledore? –lo llamó.

-Un poco más arriba –le dijo Harry.

-¡Ja! ¿Crees que Dumbledore se subió al techo para mirar el anochecer? –se rio pero aun así siguió buscando con la mirada hasta que… -¡Oh por Merlín!

Se llevo las manos a la boca y se acerco más a la pared del despacho. Justo detrás del escritorio del director estaba un gran retrato desde el cual un hombre anciano, la nariz torcida y unas gafas de media luna, dormía plácidamente.

-¡¿Esta muerto?! ¡¿Por qué no me dijiste que Dumbledore estaba muerto?!

-Es que desde que regresaste nunca preguntaste por el –dijo Harry apenado.

-¿Yo regrese? Tú me encontraste ¿no?

Harry se llevo las manos a la cabeza al mismo tiempo que ella. Un nuevo recuerdo del cual ninguno de los dos estaba seguro de haber participado en él se abrió paso en sus mentes. Algo que aun no entendían y que temían nunca llegar a entender:

En ese nuevo recuerdo Harry estaba tranquilo en su casa de Grimmauld Place pensando que una semana antes se había encontrado en el parque con una chica de nombre Miranda a la cual de manera inusual deseaba volver a ver a pesar de que ella había demostrado ser una verdadera preguntona sobre su vida privada. Todo iba perfecto hasta que Kreacher le había sugerido ir a revisar la antigua casa de Vanessa para que se asegurara de hacer la limpieza tal y como Harry lo quería. El muchacho de lo más escéptico accedió a visitar el lugar que hacia tanto tiempo no visitaba solo para encontrarse a mitad de la sala a alguien que él creía sin vida.

La sorpresa de verse nuevamente los había dejado congelados en el suelo. Ella asustada de ser descubierta y el de lo mas pálido al creer que se trataba de una visión del mas allá. Una voz proveniente del piso de arriba la hizo reaccionar a ella y con suma rapidez lo metió a la chimenea para que volvieran a Grimmauld Place y dar las explicaciones correspondientes aunque había alguien en el piso superior de lo cual ella aun no quería hablar. Luego los tres amigos de Harry se habían quedado estupefactos al verlos aparecer juntos y ella susurro un “Elfo mentiroso”…

La imagen en sus cabezas desapareció trayéndolos nuevamente a la realidad. No era necesario ver el resto porque ellos lo conocían del todo o casi del todo: Una larga charla sobre los últimos dos años de vida de Vanessa, el odio contenido de Harry hacia Ginny, la decepción de Hermione y Ron al conocer las atrocidades que Ginny cometió y hasta la extraña experiencia que Harry experimento cuando se entero que era padre de una dulce pequeñita llamada Melissa.

-¡Elfo mentiroso! –repitió la joven al tiempo que sus parpados volvían a abrirse.

-¿Kreacher?

-Si, Kreacher. Él fue quien estuvo insistiendo para que volviera contigo. Yo quería darle a Mel una vida mejor que la de un hospital y él me menciono que mi casa seguía vacía y que tú no tenías el valor suficiente para volver a pisarla y solo hizo que yo fuera ahí para que tú me descubrieras… Comienzo a recordar un poco pero esto sigue siendo extraño.

-Yo no estoy del todo seguro que eso sucedió.

-Yo tampoco pero es lo único en lo que puedo creer. Mis pensamientos quieren que crea en eso –dibujo una mueca y emitió un sonoro suspiro. -¿Y ahora qué hacemos? ¿Lo despertamos?

-Yo creo que sí. No creo que pueda darnos las respuestas que buscamos si está dormido

-No es el mejor momento para sarcasmos. –ella parecía un poco fastidiada y sin mirarlo se acerco al retrato sin saber que hacer o que decir pero no fue necesario que dijera algo porque en ese instante Dumbledore abrió los ojos y miro con curiosidad a los dos jóvenes que se encontraban en el despacho.

-Vaya… -fue lo primero que dijo el anciano. Su tono era sereno, como si no le hubiera sorprendido mucho el encontrarlos ahí-¿Vanessa? Creí que estabas muerta

-Y yo que usted estaba vivo –bufó. -¿Qué fue lo que le ocurrió?

-¿No te lo conto Harry? –miro al ojiverde por encima de las gafas y este negó con la cabeza. –Una sublevación de mortifagos prófugos de la justicia el año pasado. No creo que sea necesario dar los detalles. Fue un poco divertido –Dumbledore se rio para sí y Harry solo puso los ojos en blanco.

-No le encuentro lo divertido a que el mago más poderoso de todos los tiempos haya muerto por una simple sublevación –siseo Vanessa.

-Yo ya había vivido mucho Vanessa. Con el solo hecho de presenciar la derrota de Voldemort me sentí satisfecho. Creo que ya era justo que este viejo descansara en paz, pero dejemos mi muerte de lado… ¿Puedes explicarme cómo es que estas viva? Harry no se ha cansado de llorar tu muerte desde aquel incidente.

La joven bruja volteo a ver al aludido que se puso un poco rojo al reconocer que era cierto lo que el retrato decía.

-Pues… -Vanessa se quedo un poco pensativa y luego dijo. –Bellatrix intento matarme pero su hechizo fallo aunque me dejo una cicatriz que espero desaparezca pronto. –se levanto la manga rápidamente para dejar ver una delgada pero larga línea cicatrizada. Nada grave. –Soy una chica con suerte –añadió encogiéndose de hombros.

-Sí, eres una chica con suerte pero recuerda que vinimos aquí por algo más importante.

-Ah, sí–repuso la muchacha y con urgencia le pidió a Harry que le diera el collar. -¿Sabe usted que es esto?

Dumbledore suspiro.

-¿Tienes el otro collar?

-Sí, ¿quiere que lo saque? –respondió Vanessa al tiempo que metía la mano a uno de sus bolsillos

-No, no, no, ahí está bien –se apresuro a decir. –Creí que Severus se había deshecho de esos collares.

-Me dio uno cuando fue a recogerme e internarme en Durmstrang y el otro me lo dio pocos días antes de que me infiltrara en la mansión de Voldemort. –su voz denotaba una ligera nostalgia –Solo me dijo que no era bueno ponerlos juntos, que los protegiera de caer en manos equivocadas y que podían ser peligrosos. El problema es que Harry y yo creemos que algo hicimos con ellos y por más que intentamos recordar no se puede pero en los últimos minutos hemos recordado cosas que no estamos seguros hayan ocurrido. ¿Usted sabe que es lo que paso? ¿O podría darnos una remota explicación? Sé que usted sabe algo sobre esos collares y nos lo va a decir –la joven se acerco un poco más al retrato y entrecerró los ojos para fulminarlo con la mirada.

-Son los Collares del Tiempo –empezó Dumbledore –Obviamente y como pueden deducir por su nombre, sirven para viajar en el tiempo. Severus de alguna forma dio con ellos y por accidente los utilizo. Cuando descubrió para que servían lo aprovecho para cambiar algo que según él le traería un gran beneficio pero no fue así. No quiso saber nada más del tema pero esos collares no son algo que deben tirarse así por la vida. Le ofrecí guardarlos y lo rechazo que mal que haya caído en sus manos… Me pregunto para qué lo habrán utilizado ustedes.

-¿Y cómo funcionan? –Harry tenía un poco de impaciencia.

-Bien, es demasiado sencillo, tan sencillo que por eso es peligroso lo tengan las manos equivocadas. Solo basta con ponerlos lo bastante juntos y que la persona quien los posee este pensando en algún momento del tiempo o de su vida al cual le gustaría ir. Pasado, presente o futuro. Sin embargo existe un pequeño inconveniente que es la paradoja que ustedes están experimentando. Espero darme a explicar bien poniendo como ejemplo lo que creo yo hicieron.

El profesor inhalo profundamente antes de proseguir.

–Ustedes dos en un presente paralelo a este utilizaron esos collares (accidental o intencionalmente) y viajaron a otro punto del tiempo. Tuvo que ser el pasado pero al parecer algo de ese pasado no les gusto y lo cambiaron. Otro acto imprudente y peligroso si no pensaron en las consecuencias que eso podría traerles –detuvo su charla para mirarlos de forma inquisidora. Vanessa intento hablar pero el profesor levanto la mano para que no le interrumpiera. –Al cambiar ese pasado cambiaron las formas de ver el tiempo de sus otro yo porque para ellos el presente que ustedes llegaron a conocer simplemente no existió o las cosas sucedieron de otra manera; así que cuando ustedes decidieron volver a su presente no volvieron al presente que ustedes dejaron antes de viajar por el tiempo, volvieron a un nuevo presente. Y ahora su mente los va a atiborrar de las cosas grandes o pequeñas que hayan cambiado y que creerán no recordar porque será más o menos como si su mente hubiera vivido dos lapsos de tiempo y ahora se verá forzado a eliminar su antiguo presente para reemplazarlo por el nuevo y como ustedes fueron los que se vieron más implicados en el cambio por eso resienten las consecuencias. Sera cuestión de días, incluso horas para que su mente y su cuerpo asimilen lo que no pueden entender ahora, todo dependerá de cuanto hayan modificado.

-Profesor Dumbledore –dijo Harry en cuanto guardo silencio. -¿No le parece algo ilógico lo que nos está diciendo? Me refiero a como se puede explicar que al despertar teníamos eso en la mano –señalo el collar que ahora portaba Vanessa –Además de que con los giratiempos funcionan de otra manera.

-¿Desde cuándo la magia es cosa de lógica? –el profesor espero a obtener una respuesta pero ninguno contesto. –Muchacho, piensa en que los giratiempos podían regresarte algunas horas atrás, máximo un día. Los Collares del Tiempo son muy diferentes. Su capacidad para mostrar cualquier parte del pasado o del futuro solo demuestra que son herramientas muy poderosas pero que al final no te servirán de nada porque cuando regresas a tu tiempo inicial no recordaras nada del viaje temporal, aun así hayas destruido un castillo entero no recordaras lo que hiciste.

-Me pregunto qué parte del tiempo cambiamos nosotros –susurro Vanessa con una mano en la barbilla –¡Oh Harry, que habremos hecho!

-No tengo la más mínima idea.

-Es mejor que no traten de recordar en que parte del tiempo interfirieron porque solo les dará una gran jaqueca y no llegaran a ninguna parte. Severus intento recordarlo pero a lo más que llego después de 16 años fue que hizo un error y punto.

-¿Y qué es lo que debemos hacer ahora? –pregunto Harry un tanto preocupado por su destino.

-No hay nada que puedan hacer más que vivir el presente que se crearon y tampoco es bueno que piensen en volver a cambiar las cosas porque no saben qué fue lo que cambio. Tendrán que aprender a vivir con esto les traiga las consecuencias que les traiga positivas o negativas –se encogió de hombros –Nadie puede saber qué es lo pasara.

Harry y Vanessa se miraron el uno al otro aun con una gran confusión y temor en el rostro. Lo hecho, hecho estaba.

-Ahora Vanessa sería mejor que esos collares los dejaras al resguardo del colegio. Puedo decirle a Minerva mañana por la mañana donde debe guardarlos para que no haya más cambios temporales y tampoco queremos que por accidente alguien traiga a Voldemort a la vida ¿o sí? –los miro por encima de las gafas esperando que comprendieran.

-Pero… -Vanessa sujeto con fuerza el collar y lo contrajo hacia su pecho –Me estaba haciendo a la idea de regalárselo a Melissa –Dumbledore enarco una ceja –Ella es mi hija… nuestra hija –la muchacha dibujo una sonrisa y tomo la mano de Harry quien sintió gran júbilo ante tal acercamiento. –Un día que vengamos a visitarlo con más calma le contare todo. –sonrió de nuevo y se dio media vuelta para entrar a la chimenea

-Vanessa… -Dumbledore endureció un poco la voz –Los collares…

Ella se dio la vuelta de mala gana.

-¿Seguro que debo dejárselos? ¿No existe otra manera de que no causen daño? Es que los zafiros y las esmeraldas me encantan –añadió admirando los colgantes.

El ex –director de Hogwarts sopeso la idea.

-Dice que solo funcionan si están juntos ¿no? –interrumpio Harry y el hombre del retrato asintió. –¿Y si deja que Vanessa conserve la mitad de los colgantes? Nosotros nos quedamos con los de esmeraldas y zafiros y ustedes los rubíes –Aunque Harry quería negarlo, sentía unas ganas tremendas por complacer a Vanessa

-Parece razonable –concedió Dumbledore.

-Genial –mumuro Vanessa y le entregó a Harry el collar que llevaba en la mano para poder sacar el otro de sus bolsillos.

Se mantuvieron en lugares diferentes mientras sacaban los colgantes de la cadena dorada y luego a mitad del despacho hicieron un pequeño intercambio en donde Harry entrego los corazones con el zafiro y esmeralda y Vanessa le dio la pieza de rubi para que en los collares quedara uno con dos colgantes y el otro con cuatro colgantes. A pesar de la advertencia de Dumbledore colocaron los collares juntos pero no paso absolutamente nada así que llegaron a la conclusión de que solo funcionaba si en cada cadena había tres joyas diferentes.

Para ahorrarle la labor a la profesora McGonagall y también para evitar que más personas se vieran implicadas en el asunto, Dumbledore les pidió que con cuidado metieran el collar dentro de la vitrina donde permanecía la espada de Godric Gryffindor y lo acomodaron de tal forma que el colgante quedo en la parte trasera de la espada y la cadena era tan delgada que podía llegarse a confundir con los detalles de la espada. Nadie vería el collar y nadie sabría que se encontraba ahí más que ellos y quizá algunos de los personajes que llegaron a despertar de sus cuadros pero ellos no dirían nada.

Después de eso y una vez que la noche cayo con mayor intensidad decidieron irse del colegio y volver a casa de Vanessa porque la muchacha estaba un poco preocupada de que su pequeña despertara y no la encontrara en el lugar.

-¿Sabes? –habló Harry en cuanto pisaron la pequeña y acogedora sala –Fred y George van a matarme –ella frunció en entrecejo y él prosiguió –Acabo de recordar que hoy era su cumpleaños. Planeábamos ir a la madriguera esta noche y celebrar pero después de todo lo que ha pasado hoy dudo que sea buena idea presentarme allá sobre todo si en verdad le hice daño a Ginny.

-Descuida Harry, ya se les pasara o eso espero–le dedico una sonrisa y lo condujo arriba donde se suponía Melissa estaba durmiendo pero al abrir la puerta de su habitación encontraron un completo desastre mientras ella brincaba y bailoteaba.

-¡Papi! –grito la pequeña en cuanto los vio entrar abrazándose a la pierna del ojiverde.

-¡Mel! ¿Es que nunca podre dejarte sola por un par de horas sin que hagas travesuras? –la pequeña en respuesta solo se echo a reír.

Harry la cargo y beso sus mejillas con ternura. Aun le resultaba de lo más extraño asimilar que esa criaturita tan hermosa como Vanessa era su hija.

-Mira princesa lo que te hemos traido –dijo Vanessa luego de un momento de silencio para ponerle en frente el collar. Melissa abrió sus ojitos de par en par maravillada de ver un objeto que brillara con tal magnitud –Para que siempre recuerdes el color de los ojos de papi y de mami. –Vanessa para tratar de explicarse señalo los zafiros y luego sus ojos y de igual manera con los de Harry aunque él puso los ojos en blanco.

Le pusieron el collar alrededor de su pequeño cuello y estuvieron riendo un rato por las curiosidades que Mel decía.

-Creo que ya es hora de que me vaya a casa –la voz de Harry era un poco nostálgica mientras depositaba a Mel en su cuna, él no quería irse pero se hacía mas y mas noche y aun tenía muchos asuntos pendientes que atender. Entre ellos tratar de arreglar sus problemas con Ron, Hermione, la familia Weasley en general y también saber que había sido de Ginny y si es que Ron la había encontrado.

La pequeña al escucharlo empezó a hacer pucheros y con cara triste miro a su madre para que solucionara el problema. Melissa tampoco quería que Harry se fura.

-Tranquila cariño, tu papa no va a marcharse –aseguro Vanessa sin despegar los ojos del ojiverde con una clara advertencia que solo él era capaz de entender. –El se va a quedar con nosotras siempre, te lo prometo.

-¿Si papi? –la pregunta estuvo llena de emoción y mucha esperanza.

-Si bebe –volvió a asegurar Vanessa –Porque no permitiré que nadie me lo vuelva a quitar. Tú papa ahora SI es mío y solo mío.

Y sin esperar otra cosa tomo el rostro de Harry entre sus manos y lo beso apasionadamente. El correspondió el beso que pudo terminar en otra cosa si la pequeña no se encontrara en la habitación. Melissa empezó a saltar en su cama y a dar grititos agudos de felicidad mezclados con risitas inocentes. Ella aun no comprendía el significado de un beso como el que sus padres se estaban dando en ese momento. Ella lo único que entendía era que sus papas iban a estar juntos. Si, juntos pero ¿felices? Las consecuencias de un pequeño cambio en el tiempo apenas comenzaban.