lunes, 17 de agosto de 2009

Teaser Trailer de Memorias Perdidas III

Bueno pues, en un pequeño tiempo donde no tenia nada mejor que hacer, se me ocurrio hacer esta especie de video que en si no tiene mucho contenido (nada de hecho) Ya cuando se acerque la hora intentare hacer un trailer mas descente de MP3 Besos


PD: Espero que noten la cantidad de veces que se hace alusión a las siglas de "M" y "P" xD

PD2: Proximamente tambien pondre aqui el banner oficial de MP3 que ya esta casi listo, solo estoy afinandole detalles

CAPITULO 18 CONVERSACIONES OSCURAS

CAPITULO 18 CONVERSACIONES OSCURAS

Los Bessat apenas se estaban recuperando de la confusión por aquel escape tan inesperado cuando la voz de alguien subiendo las escaleras llamó su atención.

-¡Rebeca, Rebeca! –gritaba Will un poco agitado.

-¿Si?

El muchacho al ver a todos reunidos entrecerró los ojos tratando de evaluar la situación para finalmente dirigirse a la mujer rubia.

-Acabamos de ver a dos de los nuevos salir del edificio a toda prisa. Daba la impresión de que estaban huyendo.

Al fondo se escuchó la risita de Chris pero a nadie le parecía divertido lo que acababan de oir.

-Debieron detenerlos porque huyeron de verdad. –se apresuró a decir Valeria.

-¿De… de verdad? –pregunto Will dirigiéndose nuevamente a Rebeca; la persona en quien más confiaba. -¿Por qué harían eso si estar aquí es lo mejor del mundo?

-Porque Walter no estaba para detenerlos. ¿Dónde se metió ese hombre si sabía muy bien sus obligaciones para hoy? –argumento Cassie un poco indignada.

-William, ¿Encontraste a Walter? –preguntó Rebeca con extrema serenidad –Me gustaría obtener una explicación. No estuve ausente toda la noche para traerlos aquí y luego ver como dos muy buenos elementos escapaban cuando a él le correspondía relevarme.

-Pues… te tengo una muy mala noticia, Walter desapareció. Su habitación está vacía, y unas niñas vieron a su esposa salir muy sospechosa ayer por la tarde con su hija… -sacó de entre sus ropas un pequeño pergamino y se lo entregó a la rubia. –Esta Andy me dijo que Anne le dio ese papel para que te lo diera hoy por la mañana. Nadie los ha vuelto a ver desde entonces.

Rebeca Bessat frunció el entrecejo y quito el sello del pergamino para ver lo que decía.

-Increíble –susurró y trató de dibujar una sonrisa en su rostro pero a leguas se notaba que estaba muy enojada. –Walter también nos ha dejado.

Pasó la nota a John, quien era el más cercano a ella. Él leyó la nota y luego se la mostró a Ginny.

¡Nunca, Rebeca! ¿Lo entiendes?
Nos vamos a donde no puedas encontrarnos, a un lugar donde tu locura no alcance a NUESTRA hija.
Abandonamos a la familia dispuestos a afrontar las consecuencias de nuestros actos.
Atte. Walter y Anne Deyant.


Ginny trato de mantenerse relajada porque ella había hablado con Walter la noche anterior y conocía un poco el porqué de sus planes, pero no le convenía decir nada. Era más fácil hacerse la desentendida.

Mily fue la primera que habló después de que aquel silencio.

-Rebeca… Chris y yo no entendemos nada de lo que están hablando, y como comprenderás, esta conversación se está volviendo un poco incomoda para nosotros.

Chris la fulminó con la mirada, a él le resultaba de lo más interesante y tenía ganas de leer la famosa nota.

-Lo sé mi querida Mily y siento que en su primer día estén escuchando cosas sin sentido cuando deberían estar disfrutando de su bienvenida. –le dedicó una sonrisa y luego le pidió a John que los acompañara a la sala donde algunos ya los estaban esperando. –Cassie, Brian, Vale y William; ustedes también deberían de acompañarlos.

-Yo también voy con ellos –se apuntó Ginny caminando detrás del grupo pero la mano de Rebeca se posó gentilmente sobre su hombro.

-Me temo que tu no iras con ellos, Ginny. Me gustaría hablar contigo.

-Eh… sí, claro. –murmuró la pelirroja mirando por última vez al grupo de brujas y magos. John se había vuelto para mirarla, a él también le hubiera gustado que ella los acompañara pero ante la voluntad de Rebeca, nadie se atrevía a renegar.

-Les encantará el lugar –decía Valeria a los recién llegados en un intento de mejorar el tenso ambiente que se había formado minutos atrás –En cuanto sepan exactamente todo lo que hacemos aquí lo pasaran en grande, no se arrepentirán. ¿Ya tienes habitación Chris?

-No…

-Hay una habitación libre junto a la mía, quizá quieras ocuparla. –la chica suspiró. –Es una lástima que no seas rubio. –concluyó y dieron vuelta en una esquina.

Brian y William estallaron en carcajadas al escuchar eso y su risa se vio amortiguada por el estruendo de un hechizo golpeando la pared.

-¡¿Qué les he dicho sobre los hechizos en los pasillos?! –grito Rebeca.

Nadie contesto pero Ginny pudo distinguir las risitas de John y Cassie alejarse.

-Amo a esos niños pero hay días en que me gustaría que maduraran más rápido. –la rubia expresó sus pensamientos en voz alta –Acompáñame Ginny.

Ambas bajaron los escalones y entraron por la puerta que estaba frente a ellas la cual las llevó a un increíble patio con luces artificiales que flotaban dando tanta luz al lugar como si fueran los mismísimos rayos del sol. Ese era uno de los lugares favoritos de Ginny porque el olor a pasto le recordaba mucho a su antiguo hogar. Había varias banquitas acomodadas en las intersecciones de los pasillos tapizados con piedras de rio. En una de las esquinas del fondo, se ubicaba una fuente que ofrecía un verdadero espectáculo de chorros de agua saltando, bailando y formando espirales muy hermosas.

Ese lugar había sido creación de Rebeca, y por lo que le habían contado a Ginny, era el lugar al que la rubia acudía cada que necesitaba meditar o relajarse por las cosas que no sucedían como ella lo esperaba. Podía ser relajante, pero Ginny en ese momento no se sentía relajada. Ella deseaba saber que era lo que Rebeca quería preguntarle o que quería hablar con ella. Esperaba que no tuviera nada que ver con Walter o con el otro tema que Ginny aun no quería discutir.

Rebeca se sentó al borde de la fuente y le indicó a la pelirroja que se sentara a su lado. Ella respiró hondo varias veces antes de decir algo.

-¿Sabes Ginny? No entiendo porque Walter me hizo esto. Era un tema que no estaba a discusión, él estaba comprometido con el bien de esta familia. Reclutar a la pequeña bajo mi tutela era algo fundamental. No me tiene para nada contenta lo que hizo y ahora tendré que buscarlo y hacerlo pagar por su traición. Eso no es divertido, pero las reglas son reglas. ¿No lo crees?

La pelirroja no supo que contestarle, la verdad era que le daba miedo cuando Rebeca hablaba de reglas. Más aun cuando nadie quiso decirle que había pasado con el chico que anteriormente ocupaba su habitación antes de que ella llegara a la familia. Walter quien en ese entonces aun le caía bien sólo había dicho: “Rompió las reglas y por eso ya no está con nosotros” –pero lo había dicho en un tono tan lúgubre y sarcástico que no le gusto en absoluto.

-Y para terminar de arruinar esta bella mañana, se escaparon dos muchachos con mucho potencial. Ellos no me preocupan tanto, puedo encontrarlos de nuevo y dudo que sean capaces de contar lo que vieron o donde estuvieron. Nuestra residencia es un lugar seguro.

-Por supuesto… - contesto Ginny aunque por dentro pensaba “Tan seguro que pude meter a Harry sin problemas”

-Ahora con el abandono de Walter debo de cambiar algunos de mis objetivos… ¿Hablaste con Potter?

-¿Qué? –inconscientemente Ginny se hizo para atrás en cuanto escucho la pregunta.

-Después de la muerte de tu hermano, te pedí que le hicieras una oferta a Potter, ¿lo hiciste?

-Si…

-¿Cuándo? –pregunto con velocidad esperando igualmente una respuesta rápida.

-Anoche.
Ginny se sorprendió de sí misma, no tenía intención de revelarle esa información tan de pronto.

Rebeca sonrió.

-Tienes unas horas muy inadecuadas para hacer visitas, ¿lo sabías? –Ginny levantó el rostro sin entender lo que quería decirle. –Oh, sí, yo también andaba de visita cerca de la casita de los Potter. Me pregunto a donde lo habrás llevado para platicar.

-No creo que eso sea importante –le corto a la defensiva y afortunadamente Rebeca no se dio cuenta. O intento fingir no darse cuenta.

-No, no lo es. Me alegra que esa manía tuya por ocultar las cosas y decir mentiras se esté desvaneciendo un poco. Odio que los miembros de mi familia tengan secretos personales conmigo porque como te diste cuenta, puede traer consecuencias fuera de nuestro alcance.

-Lo sé.

-¿Y bien, que fue lo que te dijo Potter? –le insistió la mujer

-Él no quiere saber nada de nosotros. Obviamente no acepto el trato y no veo razón por la que hubiera aceptado. ¿Para qué quieres a la niña? ¿Y ese collar que tiene de especial?

Rebeca la miró a los ojos sin responderle inmediatamente. La sonrisa de su rostro aun no se borraba; era como si le divirtiera los gestos de la pelirroja al pronunciar sus exigencias.

-No creo que necesites saber esa información, al menos no por ahora.

-Pues dices que no debe haber secretos entre nosotros ¿no? Demuéstramelo Rebeca, demuestra que tú también sigues esas normas que tanto te empeñaste en crear. –exclamó poniéndose de pie y plantándose frente a Rebeca que la observaba sin inmutarse en absoluto por sus palabras –Dime porque quieres ensañarte con la hija de Harry. Ya tienes a demasiados niños talentosos aquí.

-Mira Ginny… -empezó en un tono más severo, pero aparentemente tranquila. –No hagas que me canse de repetirte lo mismo una y otra vez, o tendré que recurrir al recurso que más odio. –continuo y muy disimuladamente se llevó una mano a los bolsillos donde tenía guardada su varita mágica.

Ginny palideció.

-¿Alguna vez te has preguntado porque escojo a niños y adolescentes magos que a adultos experimentados? –Rebeca suspiró como si estuviera recordando un bello pasaje. –Los niños son más manejables. Si a un pequeño le enseñas lo que necesita saber y lo haces feliz demostrándole que puede confiar en ti, en el futuro se comportará como quieres que se comporte. En cambio, con los adultos es más difícil que entiendan eso, porque vienen arrastrando consigo el pasado, un pasado que al llegar aquí no tiene porque existir. –hizo una pausa esperando que la pelirroja volviera a quejarse de algo pero no lo hizo. –Ginny, a mi no me importa tu pasado, no me importa que tu hermano haya muerto o que Harry Potter nunca te valorara como mujer. Tu pasado me es completamente indiferente. Es más, tu pasado y el de cualquier otro me estorba –añadió recalcando las últimas palabras.

-Estás loca…

–La vida no sería divertida sin un poco de locura. –le contestó.

Si algo le fastidiaba a Ginny de Rebeca era que nunca había algo que la molestara lo suficiente para verla enojada o más bien, nunca había algo que le quitara la sonrisa de los labios a pesar de que había razones de sobra para que explotara en contra de alguien

-Chris y Mily aceptaron renunciar a su pasado por las buenas, John también. Con Vale hubo problemas pero nada que no pudiéramos solucionar. –continuo hablando como si se tratara de la conversación más normal del mundo –Así que tú decides Ginny; haces a un lado tus sentimentalismos por las buenas y nos dejas trabajar o te olvidas de tus recuerdos para siempre. –la mujer amplió mucho mas su sonrisa al ver la cara de la pelirroja. –Estoy segura de que no extrañarías tus recuerdos, al menos nadie los ha recordado hasta ahora y te serviría de experiencia para saber que sintió Vanessa cuando intentaste borrarle la memoria.

Un sonido llamó su atención y la puerta por la que habían entrado se abrió. Se trataba de una jovencita de baja estatura, con el cabello corto, oscuro y bastante liso. Sus incisivos de enfrente eran un poco más grandes que el resto y a su cara le daba la apariencia de un pequeño conejo. Se acercó (dando saltitos) llevando de la mano a un niño rubio y de unos cinco años de edad.

-¡Andy! –saludó Rebeca poniéndose de pie para dirigirse a ella.

-¡Mama! –exclamó el pequeño en cuanto la vio. Se soltó de la bruja y corrió a los brazos de la otra.

“Mama” pensó Ginny observando la escena. Esa era otra de las cosas a las cuales aun no se acostumbraba la pelirroja, que los más pequeños se dirigieran a Rebeca como si fuera su verdadera madre cuando en realidad no lo era. Ninguno, ni uno solo de todos los que vivían ahí eran hijos biológicos de Rebeca. Es más, Ginny dudaba mucho que la rubia hubiera tenido por lo menos un novio en su vida, una vida que estaba totalmente dedicada al cuidado y preparación de esos jóvenes magos que se criarían a su imagen y semejanza. “Yo no quiero terminar así” –reflexionó.

-Hola mi niño querido, mi pequeño Paul… ¿Por qué no están en la fiesta de bienvenida como los otros?

-Porque se salió de control y porque prefiero ser niñera que soportar algunas cosas que andan haciendo–respondió Andy -¿Sabías que en la madrugada Brian y Valeria convencieron a Cassie y John para que los acompañaran a comprar –e hizo señal de comillas con los dedos –un poco de vino para recibir a los nuevos?

-¿Ah, sí?... ¡Qué bien! –fue el comentario de Rebeca y Andy al igual que Ginny se decepciono porque no se había molestado. –Mientras atiendan sus responsabilidades cuando deben de hacerlo, por mi no hay problema.

-Pues yo ya dije, prefiero andar cuidando a pequeñines que se porten tan bien como Paul que soportar el desastre que están armando.

-Ay Andy, no sé que hubiéramos hecho sin tus habilidades como niñera… sin ti no hubiéramos identificado a muchos niños en potencia.

-Te recuerdo que deje que se escapara una. –dijo Andy con pesar.

-No te deprimas Andy, aun no es tarde para reparar los errores del pasado. He pensado mucho en algo y creo que es el mejor momento para que…

Ginny se dio la media vuelta dispuesta a dejar a las dos brujas con la conversación que solo ellas eran capaces de comprender y que a ella no le llamaba la atención en absoluto. Siempre hablaban de lo mismo: un plan para esto, un plan para aquello. Que si ya habían encontrado un nuevo integrante o que cuando seria un nuevo ataque para divertirse. Esa era una de las razones por las que era preferible marcharse pero la verdad es que tampoco le convenía quedarse a continuar la plática que había iniciado con Rebeca.

La mujer rubia la siguió con la mirada sin decirle nada pero manteniendo facciones pensativas en el rostro.

-Va a encerrarse como de costumbre en su habitación, entonces no hay de qué preocuparse. –comentó Rebeca y regresó el niño a los brazos de la otra. –Vamos a la fiesta. Necesito comunicarles a todos algo muy importante.

Unos minutos más tarde entraron a un gran salón situado en el piso de arriba. Tal y como había previsto la muchacha, el ambiente era de una verdadera fiesta donde alguien se las había ingeniado para hechizar el techo y que de él emanara una hermosa lluvia de chispas de colores.

Algunos cuantos se habían subido a un escenario en el cual bailaban música que salía de quien sabe donde pero que Rebeca pudo identificar como el grupo de “Las Brujas de McBeth”. Todos se reían charlaban y hasta los más pequeños se divertían jugando y corriendo de un lado al otro...

-Su atención por favor –pidió la mujer con su tono de voz normal a pesar de situarse en medio de todo el ruido. Sorprendentemente todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo como si ya estuvieran predispuestos a su voz. Esperaron a que ella subiera al escenario y les dijera lo que tenía que decir. Ella carraspeo un par de veces y hablo hasta que se formo un verdadero silencio sepulcral.

-¿Recuerdan que teníamos planeado un poco de diversión en el Callejón Diagon para estos días? –ella sabía perfectamente lo que le contestarían así que no se detuvo para que le contestaran –Pues bien, suspendo esa actividad.

Un murmullo de sorpresa recorrió la habitación pero sólo se quedo en eso, en un murmullo que Rebeca muy a sus adentros disfrutaba al máximo.

John se apresuró a donde estaba ella, parecía preocupado y no muy seguro de haber escuchado bien.

-¿Por qué quieres suspenderlo? Ya estaba todo planeado, me encargue de que todos estuvieran entusiasmados en esa fecha. Me tomó días organizarlo. ¡No puedes hacernos eso!

-Si puedo y lo sabes. –le contesto con una radiante y sarcástica sonrisa. –Estoy un poco… decepcionada por la huida de Walter, necesito desahogar mis penas… -John entrecerró los ojos sin comprender a que se refería. –Quiero un pez más grande y creo que el perfecto lugar para divertirse es el MM.

-¡No! –exclamó verdaderamente sorprendido. –¡Es una broma ¿verdad?! Es algo bastante arriesgado.

-Lo sé, pero quiero provocar a alguien. ¿Puedes con eso o le asigno la tarea a otro?

-No, no, claro que puedo… es sólo que creí que no tenías intenciones de meterte con ellos. –el muchacho estaba extasiado, aun no podía creer lo que escuchaba y los que estaban cerca de ellos se trataban de acercar más para oír aquella conversación tan secreta.

-Pues hoy estoy inspirada y deseosa de que cometamos locuras en… ¿te parece bien un mes, dos meses? ¿Puedes desarrollar buenas estrategias para que salgamos de ahí sin problemas en ese tiempo?

-Si, por supuesto.

-Genial… nos desarenos mínimo de un par de aurores. Eso si será divertido.

Brian había subido también al escenario y le pregunto a John que es lo que sucedía. Cuando él se lo explicó todo, el adolescente gritó de júbilo y luego exclamó con fuerza para que toda la familia (a excepción de Ginny) se enterara.

-¡ATACAREMOS AL MINISTERIO DE MAGIA!

Solo tomaron unos cuantos segundos para que la noticia se asimilara entre todos los presentes. Unos gritaron de alegría, otros manifestaron su sorpresa preguntándole al más cercano que le repitiera lo escuchado pero al fin y al cabo todos estaban felices. Ese era hasta el momento el reto más grande que Rebeca les había impuesto y quizá, como ella decía:

Sería algo divertido.

Rebeca inspiró hondo feliz de cómo su familia había tomado la noticia. Se acercó a John y le dijo al oído:

-Quiero a Ginny al margen de todo esto, ¿lo entiendes? Anda demasiado susceptible estos días. Si no quiere participar no la obligues pero vigílala muy de cerca, que confíe mucho más en ti. Tú sabrás que hacer pero, no deseo que vaya a contarles a sus antiguos amigos de nuestros planes antes de llevarlos a cabo, será una sorpresita como todo lo que los Bessat hacemos.

John asintió con la cabeza y luego se unió a la celebración.

CAPITULO 17 UNA NUEVA VIDA

CAPITULO 17 UNA NUEVA VIDA

Harry arrojó la nota al suelo luego de leerla, y el anillo cayó sobre la cama. No era necesario repasar el contenido más de una vez, entendía perfectamente su significado.

-Eres una tonta Vanessa –exclamó al salir rápidamente de la habitación.

El nudo de su garganta continuaba más que latente al mismo tiempo que un torrente de imágenes y sentimientos se mezclaban en su interior. Luego, y sólo para terminar de cerciorarse, entró en la habitación de su pequeña hija y se le revolvió el estomago cuando vio los cajones abiertos y la cama casi vacía, a excepción de las sabanas y el peluche favorito de Mel que tenia la forma de un hermoso hipogrifo que le recordaba mucho a Buckbeak. Tomó el muñeco entre sus brazos y pensó en lo que su pequeña diría en cuanto descubriera que ya no tenía el muñeco que papi le había regalado y que su papi tampoco estaba a su lado para protegerla y cuidarla.

-¿Dónde te llevó mama? –le habló al muñeco y se sintió un poco… raro y estúpido. -¿Por qué no pudo esperar como la gente decente a obtener una explicación? -Salió, y muy molesto golpeó la pared con la mano libre como si esta tuviera la culpa de que Vanessa se hubiera marchado.

No tenía idea de que hacer o por dónde empezar a buscarla, era en esos momentos cuando sentía que el mundo era demasiado grande para él. Inhaló y exhalo varias veces para calmarse y pensar con la cabeza fría pero sólo podía pensar en su pequeña Mel y en todo lo que Ginny le había contado sobre Rebeca Bessat; Vanessa desconocía por completo esa información… ¿Y si estando fuera les hacían algo a ambas? ¿Y si a la mañana siguiente, aparecía Vanessa en la puerta llorando, porque Mel había desaparecido?

En verdad era complicado razonar con todo eso en la cabeza, pero entre más pronto se movilizara, mucho mejor. Bajó las escaleras y dirigió la vista a la ventana por la que aun se distinguía la oscuridad que solo en un par de horas seria remplazada por los primeros rayos del sol.

Decidió que como primer paso, tenía que ir a visitar a Ron y Hermione para contarles lo sucedido. La castaña, como siempre, tendría una buena idea o un buen plan para ayudarle a encontrar a Vanessa, aunque tratar esos asuntos con el pelirrojo en medio de aquellos momentos tan dolorosos para su familia no era del todo correcto, pero… aun eran amigos.

Se dirigió a la chimenea para ir a La Madriguera, en donde la pareja había decidido quedarse para hacerle compañía a Molly Weasley que era la más afectada de todos y de repente…

¡ZAZ!

Se escuchó una exclamación por parte de Harry, acompañada de sonoros golpes en el suelo cuando extrañamente, algo grande se le atravesó en el camino.

Quedó bocabajo, con la cabeza y brazos en el suelo mientras que todo su torso estaba sobre algo grande y de forma cuadrada, que le lastimaba las costillas, sus piernas también habían terminado sobre otro objeto grande, que no debería encontrarse ahí. Con cuidado y muy confundido se movió de lado para librarse de la postura tan vergonzosa en la que se encontraba para quedar tumbado sobre la alfombra; buscó el peluche de hipogrifo que había soltado al momento de caer pero no lo encontraba y justo cuando sacaba la varita mágica para alumbrarse un poco y así, poder descubrir el objeto de su caída, la chimenea se encendió.


Se puso de pie rápidamente y vio a alguien sentado frente al sofá, con una capa y capucha puesta. La figura sostenía con una mano la varita mágica señalando a la chimenea y con la otra se abrazaba las piernas. Harry conocía aquellas manos pálidas y delicadas, solo podía tratarse de una sola persona pero aun así le sorprendió.

-¿Vanessa?


Ella, al escuchar su voz, ladeo un poco el rostro en su dirección pero luego lo volvió al frente sin decir palabra alguna, y claramente se escucho como se sorbía la nariz… ¿Estaba llorando? El ojiverde se acercó y se hincó frente a ella dándole la espalda a la chimenea. Sus miradas se cruzaron unos segundos antes de que ella esquivara sus ojos pero basto con eso para que Harry confirmara sus sospechas.

Gruesas lágrimas resbalaban por las mejillas de la muchacha y sus ojos estaban hinchados como las pelotas de golf de tanto estar llorando, su labio inferior temblaba y para tratar que eso se notara mucho menos, apretó los labios pero no fue muy fuerte para soportarlo y se arrojó a los brazos de Harry.

Él se quedó petrificado y sintiendo como poco a poco su cuello se iba mojando por las lágrimas de Vanessa. Trató de comprender el por qué de aquel llanto si,… si Vane en primer lugar, no debería estar ahí.

-¡Ay, Harry. No pude irme! ¡Lo intente pero no pude! –gimoteo Vanessa y con eso Harry lo comprendió todo. Dibujo una sonrisa y miró hacia el otro sofá, donde un bultito reposaba tranquilamente. Su pequeña Mel estaba bien y durmiendo plácidamente.

-Eres una tonta berrinchuda, ¿lo sabías? –le dijo al oído y la abrazó más contra su pecho hasta que se calmara un poco. (Claro, mientras no se quedaran en esa posición durante horas, todo estaría bien). Por fortuna, sólo fue cuestión de unos minutos para que ella se separara de Harry.

-¿Ya vas a explicarme que es toda esta locura? Casi me moría del susto cuando leí tu nota y vi que no estaban. –le recriminó

-Te largaste con ella y yo no podía soportarlo –empezó ella quitándose la capucha y enjugándose las lagrimas restantes con la mano. –Pase una hora debatiendo que era lo que debía hacer: si esperarte o irme como prometí que haría. Y espere demasiado pero tú no volvías. Entonces fue que empaque todas mis cosas y las de Mel en esos dos baúles con los que te tropezaste.

Al escuchar eso, Harry miró al lugar donde cayó y los reconoció. Puso los ojos en blanco pero no dijo nada. Era mejor esperar a que ella terminara de explicarle todo.

-Estaba muy enfadada, escribí la nota y la deje sobre la cama junto con el anillo de nuestro compromiso; baje los baúles hasta la sala y luego regrese por Mel, que por cierto a pesar del movimiento nunca se despertó. Yo no pensaba en ninguna otra cosa más que irme y encontrar la manera de ver tu cara cuando descubrieras que había cumplido mi amenaza… Pero, entonces vi la carita de nuestro angelito y en la infinidad de preguntas que me haría cuando le explicara que ya no íbamos a estar más contigo. –ella suspiró y posó la vista sobre Mel. –¿Sabes? Yo le prometí que al encontrar a su papá nunca nos íbamos a separar y luego… y luego… ya no pude salir de aquí. ¿Te das cuenta? ¡Ya no soy la misma de antes!

-Por supuesto que ya no eres la misma de antes…-le interrumpió.

-¡Mírame Harry, estoy llorando! Cada día pierdo objetividad, me estoy dejando llevar por los sentimientos y esa no soy yo. Tú sabes muy bien que siempre he velado primero por mis intereses antes que por los intereses de cualquier otra persona, pero con Mel, todo es distinto, tomar decisiones se vuelve más complicado porque ahora lo que me importa más es su felicidad y no la mía.

Harry abrió la boca para decir algo pero ella le puso el dedo en los labios para que la dejara continuar.

-Se que estarás pensando en que esta es una de mis mas infantiles y dramáticas representaciones y tal vez lo sea pero por primera vez intentare hacer algo correcto y que beneficie a todos. Si con lo que te pienso decir da como resultado algo que garantice la paz y felicidad de Melissa, no me importa lo que pase después.

-¿De qué estás hablando? –pregunto el muchacho que ya se estaba preocupando por la expresión tan seria de ella.

-Weasley no va a dejarnos tranquilos hasta que consiga vengarse de mí, y consiga que tú vuelvas a su lado. Sé también que ella formo parte importante en tu vida y por la forma en la que a veces la miras, creo que aun sientes algo por ella…

-No, yo no… -se apresuro a decirle pero ella le insistió para que guardara silencio.

-Harry, desde que nos conocemos te he presionado ¡Todo el tiempo! Siempre te dije cosas como: “Si no haces esto, pasara aquello”, “Si haces esto otro, te juro que hare tal cosa” –continuó imitándose a sí misma cuando amenazaba a alguien. –Me la he pasado poniéndote entre la espada y la pared de tal manera que siempre haces lo que yo quiero que hagas; muchas veces me he preguntado cómo es que aun me soportas, ¿por qué nunca has tenido la fuerza suficiente para enfrentarme, contradecirme o simplemente callarme?… pero nunca lo has hecho. ¿Por qué Harry?

Él de nuevo intento responderle pero ella movió negativamente la cabeza y volvió a poner el dedo sobre sus labios.

-Estoy segura de lo que responderás, pero, llevo una hora pensando en ello y no sé si de verdad sientes amor por mí o es el simple compromiso. Tú quieres a Mel tanto como yo y sé que no te gustaría estar lejos de ella, es por eso, que llegue a la conclusión de que soportas mis locuras sólo por ella y no por mí. –de nuevo sus ojos se pusieron brillosos y clavó la vista en la chimenea. -¿Sabes? Yo si te amo, aunque a veces no lo parezca y es por eso, que esta noche, hare el sacrificio que jamás creí se haría realidad. Un sacrificio que ha aparecido siempre en mis pesadillas pero que es necesario por el bien de todos.

-Vanessa, ni se te ocurra…

-¡Shhh! Harry, estoy muy asustada de lo que pueda pasarle a Mel; sobre todo después de que esa mujer, con cara de loca desquiciada y obsesionada con los niños pretendía hacerle algo. Buscare la manera de que mi pleito con Ginny termine, así tengamos que matarnos la una a la otra para ser felices pero esto tiene que terminar. Tú y yo podríamos seguir siendo… ehh… amigos… porque está claro que nunca seremos felices viviendo juntos.

-Estás loca si piensas que te dejare hacer eso. Yo te amo y quiero estar junto a ti, y junto a Mel para siempre… -le susurró Harry y la besó apasionadamente. Vanessa en un principio quiso rechazarlo pero al final correspondió el beso de la misma forma apasionada y hasta cierto punto desenfrenada.

A los pocos segundos, Harry se separó de ella cuando vio la intención en aquel beso. Se sentía igual que el beso que se dieron el día en que supuestamente, ella había muerto. No le gustaba para nada que fuera así, no le gustaba ese sentimiento de despedida.

-Quiero que te quede claro que, no estoy contigo porque me sienta presionado o comprometido. Si bien, hay veces en que si se te pasa la mano al momento de ordenar algo, estoy contigo porque acepte como eres y porque te quiero muchísimo. ¿De acuerdo? –Vanessa lo miró fijamente a los ojos sin decir palabra alguna y lagrimas silenciosas seguían resbalando por su rostro. –Entre Ginny y yo no hay nada y no ha habido nada desde hace ya bastante tiempo y también, antes de que se te ocurra decir cualquier otra tontería, tienes que saber porque me fui con ella esta noche… Me dijo muchas cosas, cosas realmente importantes para ambos; y créeme que después de oírlo todo, lo menos que querrás, es hacerte a un lado.

-Me costó mucho tomar esa decisión, no hagas que me arrepienta. Bueno, ya dime, ¿Qué te dijo Weasley, a donde fueron, porque tardaste tanto? –preguntó con enorme curiosidad y con el entrecejo fruncido. Harry sonrió, nunca se lo había dicho pero le encantaba verla cuando fruncía el ceño.

-Pues bien, creo que tendré que contarte todo desde que baje a la cocina pero antes, me gustaría saber algo… ¿A dónde pensabas irte?

-No lo sé, muy lejos de aquí. –se encogió de hombros –Obviamente no te lo diría si el punto es que no me encuentres. ¿Vas a decirme lo que pasó o tengo que seguir soportando imágenes en las que tu y ella…? -la bruja puso cara de asco y Harry se llevo la mano a la frente. A veces olvidaba la gran imaginación que podían tener las mujeres cuando hablaban de que un hombre y una mujer habían estado juntos por un buen rato, y sobre todo en las noches.

-Veras, no podía dormir y entonces….

Para cuando Harry terminó de contarle toda su travesía, el fuego de la chimenea se había consumido casi por completo y los primeros rayos del sol se asomaban por la ventana. Ambos seguían sentados en el suelo, uno frente al otro y Vanessa parecía víctima de un encantamiento petrificador, estaba pálida y con los ojos abiertos de par en par sorprendida de todo lo que el ojiverde le había dicho. Luego Harry esperó a que ella dijera algo y finalmente, la joven bruja, explotó.

-¡¿Pero quien se cree esa Bessat?! ¡¿Cree qué mi hija es un cromo de magos famosos que se puede coleccionar y que puede pedir con toda la tranquilidad del mundo que le entreguemos a nuestra bebe?! ¡Que ni se le ocurra tocarle un cabello porque yo la mato! ¡La mato de verdad!

-Vaya, al fin suenas como tú. –dijo Harry que no pudo esconder una risita. Ella se ruborizo pero le lanzo una mirada asesina. –En serio Vane, es muy raro para mi ver cuando te derrumbas emocionalmente. Eres la fuerte, ¿lo recuerdas?

-Lo recuerdo muy bien, pero explícame Harry, ¿Qué es lo que vamos a hacer? Pensé que solo tenía que preocuparme por Mel y resulta que también debo preocuparme por los Collares del Tiempo. ¿No te dijo como es que esa bruja se enteró de ellos?

Él negó con la cabeza y Vanessa miró con preocupación a Melissa que continuaba profundamente dormida.

-Creo que debemos hacer lo que Ginny me sugirió.

-¿Escondernos como ratas en un agujero? –respondió con sarcasmo. –No solemos escondernos así de los problemas. Vayamos y confrontemos a su grupito de niños novatos. Somos más experimentados que ellos, podríamos vencerlos fácilmente y hacer que Ginny y Rebecca Bessat terminen en Azkaban, una por asesina y la otra por hacerme la vida imposible.

-Los escuche hablar y al parecer esos niños tienen habilidades especiales, son buenos en algo que nosotros no.

-¡Oh! ¿En que será buena nuestra pequeña Mel? Seguramente será tan inteligente y perspicaz como yo, o será magnifica en los duelos, o con los encantamientos… -enumero Vanessa con orgullo. –Ya has visto lo que puede hacer desde ahora. Mi pequeña es especial…

Harry carraspeó al ver que ella se estaba desviando del tema.

-Perdón, es que siento mucha curiosidad.

-También tengo curiosidad pero ella es muy pequeña aun. Volviendo a tu plan de “Ataquemos y destruyamos a todos”. Yo no me arriesgaría tan pronto, por lo que sé, el grupo de los Bessat, es muy numeroso. Y si vamos al Ministerio a decirles que hay un montón de niños y adolescentes que integran un ejército secreto sin presentarles pruebas, dudo que nos proporcionen su ayuda. Tampoco sabemos dónde, ni cómo encontrarlos porque cuando me fui de ahí, no me detuve a admirar el paisaje.

Vanessa bufó y se acostó sobre la alfombra.

-No quiero parecer una cobarde, Harry.

-Y sin embargo, hace un rato parecías una niña asustada porque encontró un monstruo en el closet.

Ella desde donde estaba le apuntó con la varita mágica y lanzó un hechizo que afortunadamente, él esquivó sin dejar de reírse por su mal tino.

-Vamos a casarnos Vane. –dijo Harry un minuto después recostándose a su lado y mirándola fijamente. Ella entrecerró los ojos pensando en que no era el mejor momento para hablar de bodas y vestidos de novia –La boda de tus sueños al parecer nunca se va a realizar, pero volvamos a casarnos en secreto, como la primera vez; eso fue muy divertido y lo sabes. –Ambos rieron. -Creo que solamente así, Ginny no se enterará hasta que sea demasiado tarde para evitarlo. Podría ser mañana, pasado,… el día que quieras –añadió

–Podríamos disfrutar de una nueva vida los tres. Hay dinero suficiente para comprar otra casa y para vivir con todas las comodidades en lo que encontramos la forma de que esa mujer se olvide de nuestra Mel o la manera de deshacernos de ella, porque ya el problema no es con Ginny, es con Rebeca Bessat.

-Como sea, sigo odiando a Ginny, ¿Cómo fue tan estúpida para ir a parar con esa gente? Y estoy en desacuerdo contigo; ya te dije que no le daré el gusto de que vea como desaparecemos y salimos huyendo.

Harry se levantó del suelo y la miró con enojo. -¿No puedes por primera vez hacer lo que yo te diga? –ella le respondió con una negativa. –Muy bien, pero luego no te estés quejando.

-Déjame pensarlo. –susurró la joven de ojos azul zafiro.

-Envejeceré aquí si lo piensas demasiado. –señaló Harry tras una pausa. Le lanzó una mirada furtiva a Melissa quien cambió de posición en el sofá, y presintió que dentro de muy poco, ella se despertaría y comenzaría a hacer las travesuras a las que ellos estaban tan acostumbrados. –En lo que según tu, intentas deliberar sobre nuestro futuro, ¿Qué es lo que haremos con los collares o con el collar, que para el caso, viene representando lo mismo? Mel no puede quedarse con él, porque dejar a nuestra hija y el collar juntos, sería como poner un delicioso manjar en bandeja de plata.

-Pues…, Los corazones de rubíes, están a salvo en Hogwarts, nadie más que tú y yo, sabemos que se encuentran en ese lugar; y, mientras los 6 corazones no estén juntos, los collares no sirven para nada.

-Alguien podría encontrar los rubíes por casualidad –apunto el muchacho. –O encontrar los zafiros y esmeraldas.

-Lo sé, lo sé. Sinceramente, no creo que alguien pueda encontrar los rubíes en un lugar tan obvio como Hogwarts; pero tenemos que quitarle el collar a Mel, podríamos guardarlo en mi cámara de Gringotts. No digo que lo guardemos en la tuya porque Weasley la conoce, pero la mía no.

-Perfecto, escondemos el collar en tu cámara, pero hay que quitárselo de una vez que está dormida, es mejor ahora antes de que empiece a hacer preguntas de porque se lo quitamos.

-Aja.

Se acercaron a la pequeña y con mucho cuidado la movieron para encontrar el broche del collar. Sin embargo, no fueron lo suficientemente cuidadosos puesto que Mel se despertó y sus ojos casi cerrados a causa del cansancio, denotaron más que curiosidad.

-Hola mami, hola papi –dijo Mel en medio de un bostezo y tallándose los ojos con sus manitas para despertar bien. Harry y Vanessa se miraron con complicidad.

-Hola princesa, shh… sigue durmiendo –murmuró Vanessa que acababa de encontrar el broche del collar pero Mel también se dio cuenta de aquel brusco movimiento por parte de las cuatro piedras preciosas que se tambalearon en su cuello.

-¿Qué hashes mamá? –preguntó la niña sujetando fuertemente los corazones e incorporándose en el sofá para alejarse de las sospechosas intensiones de Vanessa.

-Nada bebe, tu mami no hace nada –intervino Harry. –Ehh… Mel, ¿podrías prestarme tu collar? Es que esta muy bonito, quiero verlo.

Mel se agazapó en el sofá y agitó enérgicamente la cabeza de lado a lado provocando que su despeinado cabello, se despeinara mucho más.

-Por favor Meli, préstanos tu collar.

-¡ES MIO, MIO! –vociferó con rotundidad.

-Princesa, obedece a tu mamá.

Ella agito nuevamente la cabeza y de un salto se bajó del sofá pasando por en medio de ambos.

-Ven acá pequeña traviesa, necesitamos ese collar y tú no tienes más autoridad que yo –Vanessa corrió tras ella y la tomó por la cintura. Melissa se puso a patalear y a gritar. –Deja de moverte, te lo pedimos por las buenas y no quisiste, así que aunque llores y patalees tenemos que quitarte ese collar. Hija, es por tu bien… Harry, quítaselo.

-¡NO! –chilló la niña –¡Es mi collad, ustedes me lo regaladon! ¡MIO PADA SIEMPRE! –exclamó una y otra vez sin dejar de moverse.

-La vas a lastimar, mejor suéltala. –sugirió Harry después de que su hija le soltara una patada en la cara.

-No voy a permitir que haga lo que quiera; ella tiene que aprender a obedecernos. Si la mimamos desde ahorita, después será demasiado tarde para… ¡Ayy!

Melissa acababa de morderle el brazo para que la soltara. La niña cayó al suelo pero tardo mucho en ponerse de pie y por tanto, esta vez fue Harry quien la cargó en brazos.

-¡Noo, bájame, bájame!

-¿Las has visto? ¡Me mordió! –gruño Vanessa indignada levantándose la manga para observar las marcas que habían quedado en su brazo.

-Se parece a ti, tiene tooodo tu carácter.

-¡Melissa Naydelin Potter, estas castigada! –sentencio Vanessa con enojo.

-¡Lo que se regala no she quita! ¡Mío, mío, mío! –continuó chillando Mel sin prestarle atención a lo que decía su madre pero se estaba poniendo colorada, el mayor de sus berrinches iba en marcha.

Vanessa sacó la varita mágica y apuntó directo al collar meditando cual hechizo sería el mejor para quitárselo sin que la lastimara, y cuando Melissa se dio cuenta, gritó tan fuerte que posiblemente todo el vecindario la había escuchado.

Luego de eso… Mel desapareció.

Harry apenas fue consciente del momento en el que su hija había estado en sus brazos y al segundo siguiente ya no estaba. Primero observó a Vanessa con confusión pero la muchacha tenia la misma cara que él.

-¿Dónde está? –musitó Vanessa y la voz le salió como si le hubiesen dado un puñetazo en el estomago.

Harry miró sus manos vacías y el suelo bajó sus pies pero su niña no estaba ahí. Todo se quedó en silencio pero de repente volvieron a escuchar el inconfundible lloriqueo de Melissa pero no en donde ellos esperaban escucharlo; el llanto procedía de la planta de arriba.

-¡Es mío! –gritó con voz aguda acompañándolo por el sonido de un portazo.

-¿Pero qué demonios…?

Harry y Vanessa subieron como ráfagas por las escaleras y la única habitación cerrada, era la de Melissa. La joven bruja tomó el pomo y lo giró, pero la puerta no cedió, su hija se había atrincherado.

-¿Desde cuándo sabe desaparecerse? –pregunto Harry que aun parecía atontado por lo sucedido en la sala.

-Desde hace un minuto… ¿Y desde cuando se comporta como una adolescente rebelde? Tiene tres años, ¡sólo tres años! ¡Melissa, ábrenos! –exclamó con la oreja pegada a la puerta.

-¡No quieyo, vete!

-Gritando no conseguirás nada –señaló el muchacho. –Sólo se asustara y las cosas se pondrán peor.

-Adelante, cumple tu papel de padre perfecto y has que nos abra sin recurrir a la magia –ella se cruzó de brazos y se hizo a un lado.

-Mel, abre la puerta, tu mamá y yo prometemos no quitarte tu collar. De verdad, te lo prometo.

-¡No! ¡Tú también vete!

Harry entreabrió la boca, y luego dirigió su vista a Vanessa que sacaba nuevamente su varita mágica para abrir la puerta desde fuera, lo cual no costo nada de trabajo y quizá, eso debieron hacer desde el inicio pero por una u otra razón, habían recurrido a los métodos tradicionales.

Al entrar, Melissa estaba sentada sobre su cama, y sus manitas cruzadas sobre el pecho protegiendo los corazones de zafiro y esmeralda que tanto deseaban. Por la mirada que ella le dedicaba a sus padres no tenía la más mínima intención de dejar que se lo quitaran.

Ellos se quedaron en la puerta mirándola y esperando a que su postura se relajara pero Mel estaba muy quieta y muy pendiente todo lo que hacían. Al final, Vanessa tomó aire e intento probar por su método de persuasión que muy pocas veces fallaba.

-Chiquita, a ti no te gusta que mami se ponga triste ¿o sí? –la niña negó –¿Te acuerdas de esa mujer fea que vimos en el bosque y que tenía los ojos pintados como mapache?

Melissa dibujo una sonrisa y Harry también al recordar lo remarcados que eran los ojos de Rebeca Bessat.

-Pues, esa señora se quiere robar tu collar ¿Y no crees que sería mejor que tu papá y yo lo guardáramos en lugar de que ella te lo quite? –La sonrisa de Mel desapareció y volvió a repetir:

-Es mío.

-Lo sabemos, princesa. –tercio Harry poniendo una mano sobre el hombro de Vanessa que estaba a punto de entrar nuevamente en la desesperación. –Mira, imaginemos que tu collar es un tesoro que hay que proteger de los piratas malos y la única forma de protegerlo es escondiéndolo muy bien. Tu mami conoce un lugar perfecto para esconder el tesoro y yo tengo el mapa para encontrarlo cuando los piratas malos desaparezcan.

-¿Yo también puedo esconder el tesoro? –quiso saber Mel con entusiasmo bajando las manos de su cuello.

-Sí, tú también puedes.

-¿Qué clase de cuento estúpido es ese? –le dijo Vanessa entre dientes para que solo él escuchara.

-Cosas de muggles pero cállate que está funcionando. –le respondió Harry apenas moviendo los labios pero por desgracia, su hija se percato de aquel intercambio de frases y retomó su postura a la defensiva.

-Al diablo con los cuentos de hadas…

-Es solo una niña –le recordó Harry pero ella lo ignoró.

-Melissa, tienes hasta la cuenta de tres para quitar esa cara, me acercare a ti y dejaras que te quite el collar. ¿Entendido? –advirtió la joven bruja mirando a su hija con severidad. No hubo respuesta -Una…. Dos… y…

-Es mío. –sollozó la niña.

-Y… y… Tres. –concluyo Vanessa y avanzó con paso decidido por la habitación. –Sueltalo.

-¡No! –gritó la pequeña y al mismo tiempo Vanessa salió despedida por los aires.

Harry observo la escena desde el picaporte y para el transcurrió todo en cámara lenta. Vanessa había formado un arco perfecto con su propio cuerpo para luego girar y al final, terminó chocando contra la pared que estaba a un lado de él.

-¿Estás bien? –Harry se apresuró a ayudarla a incorporarse.

-¡¿Por qué hiciste eso?! –le recriminó Vanessa impidiéndole que le ayudara. Ella estaba contrariada y enojada con Harry.

-Yo no fui, tú de repente…

-No importa ya. –se puso de pie y nuevamente avanzó a donde Melissa que parecía estar muy concentrada en algo. –Mel… ¿En qué quedamos? Tienes que dejar que te quite el collar.

De repente, ante ella se levanto una cortina de fuego tan alta, que estuvo a punto de quemarle el brazo que estaba extendido. Muy asustada retrocedió un paso y el fuego desapareció sin dejar ninguna huella en la alfombra.

Ambos miraron a su hija y abrieron los ojos como platos cuando escucharon su risa traviesa. Mel más que maravillada, soltó el collar y señaló el lugar en que anteriormente el fuego había estado. La reacción fue inmediata, una nueva cortina de fuego se levantó frente de ella pero las llamas eran más débiles, apenas unos centímetros por encima del suelo. Melissa entrecerró los ojos y puso una enorme cara de concentración en aquel sitio hasta que por fin las llamas alcanzaron un nivel más alto.

-¡Wii! –Ella se volvió a reír como si fuera algo muy divertido y las llamas volvieron a desaparecer como si nunca hubieran existido.

-Es imposible. –dijo Vanessa con lagrimas en los ojos y llevándose las manos a la boca.

-Bueno, tenías curiosidad por saber de lo que era capaz de hacer Melissa. –razonó el muchacho. –Felicidades, creo que ahora ya lo sabes.

-¡Oh, mi pequeña niña!

******

Eran las ocho de la mañana y la pelirroja apenas y había podido dormir después de que Harry se había marchado sin esperar a que le dijera otra cosa muy importante. ¿Cuándo lo volvería a ver? O mejor dicho, ¿Cuándo lo volvería a ver en una situación sencilla para los dos? Dudaba mucho que después de lo que le había contado, él volviera a aparecer. Si era inteligente, seguiría su consejo y desaparecería del mapa por un buen tiempo pero el problema estaba en Vanessa, la orgullosa Vanessa que preferiría mil veces morir antes que aceptar esconderse. Suspiró y dio un sorbo a su taza de té caliente.

Lo que pase con ellos, no es mi responsabilidad. –se intentó convencer.

En ese momento, alguien llamó a la puerta y de mala gana abandonó la mesa para recibir a la visita.

En la puerta estaba un muchacho mucho más joven que ella. Era moreno y de cabello crespo, sus ojos castaños revoloteaban de un lado al otro del pasillo antes de percatarse de que Ginny ya le había abierto. Parecía preocupado.

-Hola William ¿Quieres pasar? –pregunto esperando que rechazara su invitación.

-No Ginny, gracias. Oye, ¿No has visto a Walter o su esposa? Rebeca los está buscando.

La pelirroja tras vacilar un momento le dijo que no los había visto desde el día anterior y él le creyó sin dudar de sus palabras.

-¿Se te ofrece algo más?

-Sí, John y Cassie te están buscando. ¿Por qué hoy nadie encuentra a nadie? Puede parecer esto un laberinto pero ni que fuera un lugar tan grande… –murmuró enfurruñado. –Están en el tercer piso, tienen problemas con un par de chicos que acaban de llegar. –concluyó y se dirigió a las escaleras para descender pero antes de hacerlo les apuntó con la varita mágica y Ginny desde su puerta observó como la madera adquiría la tonalidad y firmeza de una escalera nueva. Lo mismo sucedió cuando William señalo las polvorientas y viejas paredes del edificio que quedaron relucientes y limpias pero sin perder el estilo lúgubre que representaba sobre todo por aquellas paredes de color verde oscuro.

Ginny no se sorprendió al ver lo que hacía ya que, era una tarea que cada mañana se llevaba a cabo. A veces lo hacia ella, a veces él o cualquier otro que le tocara bajar primero por aquellas escaleras tan feas. Era extraño pero cada mañana tenían que camuflajear el edificio para que fuera un lugar más habitable al menos a la vista, pero misteriosamente y aunque habían intentado otras cosas, al término de la noche los hechizos desaparecían y volvía a ser una construcción en ruinas. Quizá y como decían los muggles, el viejo internado si estaba embrujado.

William bajó las escaleras y la pelirroja alcanzó a escuchar cómo le preguntaba a alguien más sobre el paradero de Walter, era solo cuestión de un par de horas más antes de que Rebeca se diera cuenta de su desaparición permanente.

Cerró la puerta y se dirigió por un pasillo que estaba cubierto de más puertas iguales a las de ella y que albergaban en algunas de ellas a más jóvenes magos y brujas. Al llegar a una esquina doblo a la izquierda y a la mitad del pasillo vio a Valeria saliendo de su habitación con un vestido tan pequeño que al menos Ginny, solo usaría en tiempos soleados y no en plena temporada de lluvias.

-¿Qué hay? –saludó la niña de cabello castaño y rizado en lo que Ginny llegaba hasta ella y llamó a la puerta que tenía enfrente. –¡Brian, date prisa!

Brian apareció por la puerta asegurándose que su vestimenta oscura se viera perfecta

-¿A dónde vas Ginny?

-Al tercer piso. John y Cassie tienen problemas con unos niños como ustedes.

-No somos niños –rezongó Valeria y la cara de alegría que tenia se desvaneció –Y si lo somos, tu eres una vieja.

Brian rió disimuladamente y luego siguió a Ginny que prefirió ignorar el comentario.

-Pensé que irías a conocer a los nuevos.

-A eso voy. –se apresuró a decir la pelirroja y subió por otras escaleras que estaban a mitad del pasillo.

-Pero eso es en el segundo piso, no en el tercero. –Ginny se encogió de hombros. –¡Mira, ahí va Rebeca! –exclamo con entusiasmo y tanto él, como Valeria rebasaron a Ginny para llegar a ella quien iba acompañada por otras dos personas.

Ginny en cambio subió con calma, y se quedo ahí a contemplar la escena que parecía el retrato de una familia feliz… al menos hasta ese momento.

-Hola mis niños. –dijo Rebeca Bessat.

La mujer abrazó a Valeria e intentó despeinar el cabello de Brian pero el muchacho se hizo hacia atrás; nadie más que él podía tocar su cabello. Después, voltearon a ver a las otras dos personas que iban con Rebeca; un chico y una chica que eran desconocidos para ellos.

-Valeria, Brian. El es Chris Rumsfeld. –el aludido asintió con la cabeza dedicándole una especial sonrisa a Valeria. La joven bruja se ruborizó y no era para menos. Chris no era para nada feo; vestía vaqueros y una playera negra que se le veía muy bien. Tenía más o menos su misma edad, la piel tan blanca como la de ella y unos ojos castaños muy encantadores.

-¿Y este que es lo que hace? –cuestiono Brian con cara de desprecio y evaluándolo de pies a cabeza.

-Soy el mejor duelista que puedas conocer amigo. –le respondió Chris, levantando la frente y sintiéndose orgulloso de sus palabras. Brian rio a carcajadas y dijo con sarcasmo:

-Jajaja, no lo creo. Yo soy el mejor duelista que hay en este lugar.

-Y yo soy Mily Goldsbie, metamorfomaga –interrumpió la dulce voz de una joven alta y muy elegante, con el cabello largo, ondulado y castaño que enmarcaba un rostro angelical. Su piel, ligeramente bronceada brindaba a sus ojos miel un mayor brillo pero ni con eso lograba que una expresión fría se reflejara en ellos. –Es un placer pertenecer desde hoy a su familia.

-Vaya… Yo podría enseñarte el lugar –se apuntó Brian admirándola y ella rió.

-Soy algo grande para ti, pequeño. –aseguró Mily y prefirió dirigirse nuevamente a Rebeca para evitar observar la cara de decepción que estaba a punto de poner. –¿Dónde están los demás, cuando podremos conocer al grupo completo?

-¡ATRAPENLOS! –se oyó un grito desesperado desde el piso de arriba. Ginny que hasta ese momento continuaba al pie de las escaleras, subió corriendo con la varita en mano pero a la mitad de su camino se topo con una astuta adolescente de unos ojos grises como las nubes de una terrible tormenta que la empujó provocando que tropezara y cayera.

-¡Corre Nomak, corre! –exclamó la jovencita arrastrando consigo a un muchacho pelirrojo que no dejaba de voltear hacia atrás.

Ambos se pararon en seco cuando vieron a las cinco personas frente a ellos y quizá no habría forma de correr pero en eso el pelirrojo de nombre Nomak, les lanzó un hechizo que pareció golpear a todos en el estomago y chillaran de dolor. Nadie había visto venir el hechizo; simplemente sintieron aquel agudo dolor.

-¡No te detengas, sigue corriendo! –le urgio la joven bajando a toda velocidad sin detenerse a ver las caras de dolor que tenían todos.

-¡Atrápenlos! –gritó nuevamente una voz mucho más cercana. Se trataba de Cassie acompañada por John. Se detuvieron al ver a Ginny que se frotaba la cabeza por el golpe producido pero se alteraron cuando vieron a Rebeca en el suelo y frotándose el estomago.

-¡¿Qué fue eso?! –exclamó Rebeca poniéndose de pie y fulminando con sus negros ojos a Cassie y John que parecían muy apenados y dispuestos a seguir persiguiendo a los fugitivos. –No. Ni se les ocurra ir a perseguirlos, que no los van a alcanzar.

-Discúlpanos Rebeca, pero se nos fue de control la situación.

-Dije que Walter se haría cargo de arreglar el problema con esas criaturas, ¿Dónde está?

-William fue a buscarlo como tu pediste pero era necesario que alguien se hiciera cargo en lo que el llegaba. –señaló John –Nosotros no somos tan buenos en hechizos desmemorizantes como él y como sabemos que Ginny lo ha hecho antes la mandamos llamar para que nos ayudara.

-¿Para eso me llamaron? –pregunto la pelirroja con la boca abierta.

-La verdad Rebeca, es que hace mucho que no traías a niños tan problemáticos como estos. El muchacho ya estaba casi de nuestro lado sin necesidad de hechizarlo pero esa niña no cerraba la boca y empeoró todo. –comentó Cassie.

-Me siento ofendida, en verdad me siento ofendida. –dijo Rebeca con dramatismo. -¿Cómo es posible que rechazaran todo lo que yo puedo ofrecerles? Poder, sabiduría, una familia verdadera, una nueva vida llena de comodidades. Son muy malagradecidos.

Valeria la abrazó y la recién llegada Mily le dio palmaditas en la espalda. Ella aun no entendía muy bien lo que pasaba.

-Debimos ir corriendo tras ellos, yo los hubiera detenido con un solo movimiento de varita. –dijo Brian.

-No, yo los hubiera detenido. –añadió Chris desafiante.

-¡Cállense!–les ordenó Valeria.

-Ustedes no se preocupen por ello mis niños. Que los vamos a encontrar y sea como sea… formaran parte de esta bella familia. Recuerden que yo no acepto un “No” por respuesta.

























Hola chicos!!!!

Por fin después de un mes pudieron leer este capítulo 17 muy ansiado por muchos, espero que la historia les siga gustando a pesar de todas las locuras que se me van ocurriendo en el camino y que les guste como es que van apareciendo los personajes que ustedes mismos crearon.

Aun faltan algunos personajes mas por añadir y que iran apareciendo en los capítulos siguientes, paciencia por favor. Creo que aun hay lugar para otros dos chicos malos y otro par de chicos buenos, por si alguien se quiere animar. Todos quieren ser malos, tan poca confianza le tienen al bando de Harry? Y que tal Mel? Una pequeña niña especial que aun tiene algunas habilidades que demostrar.

Ahora, les explicare lo mas brevemente que pueda, el porqué de la larga demora en publicar este capítulo si se supone que andaba de vacaciones U_U.

Veran, tuve una semana y media de vacaciones en donde decidí no escribir nada en lo que esperaba sus reviews con las fichas de personajes. Luego de eso, se me ocurrió proponer el concurso de Verano (en el cual me gustaría que participaran, se pueden llevar la Guia Secreta de Harry Potter) Y pues como yo fue la alborotadora, pues tuve que organizar el concurso y presentar las bases y también diseñe el banner para el concurso que por cierto, nunca termino de convencerme pero ese fue el mejor luego de muchos intentos fallidos. También busque los elementos con los cuales se hicieron pruebas para una actividad secreta la cual se convoco en los foros y en la que los postulantes tuvieron que criticar fragmentos de fanfics entre ellos un fragmento de esta historia y juro que fue de lo más extraño ver como criticaban mi historia sin saber que era mía.

Bueno, al final lo del concurso quedo arreglado y todo listo cuando ¡ZAZ! Que empiezan a aparecer la avalancha de spoilers de HP6. Quienes me conocen saben que soy una obsesionada por los Spoilers y caí en la tentación de verlos todos. TODOS: desde los previews del soundtrack *_*, los spots, los posters nuevos, las imágenes promocionales, los 20 y tantos clips de la película, las críticas a la película y todos los especiales detrás de cámaras U_U.

Lo sé, lo sé, ya se me casi toda la película pero no pude evitarlo, pero soy feliz porque la película será genial. Ya están listos para el estreno???? Yo sí!!!

El punto es, (y ya para finalizar mi largo monologo) que cuando me di cuenta, ya había pasado un mes xD y bueno, en un casi dos por tres termine el capitulo que a mi parecer quedo largo y con muchísimas cosas sucediendo a su alrededor, espero que les siga gustando la historia y en el próximo capítulo les espera una nueva sorpresita protagonizada por los Bessat

Solo espero no volver a demorar tanto, prometo que cuando pase mi fiebre Potterrica me dedicare a escribir jejeje.


Y ya mejor dejo mis notas de capitulo aquí o esto terminará mas largo que el capitulo en si.

Bye, se cuidan mucho y espero disfruten o hayan disfrutado mucho la película. ^_^