sábado, 2 de enero de 2010

CAPITULO 20 EL ATAQUE


CAPITULO 20  EL ATAQUE

LONDRES - 31 DE OCTUBRE - 02:50 PM

En un callejón frio y solo apareció un grupo de diez magos todos ataviados con largas capas en color purpura y con capuchas que les impedían mostrar sus verdaderas identidades.

-¡Guacala, aquí apesta! -se oyó la voz de una chica que estaba de pie junto a un contenedor de basura.

-Tranquila Mily, es el olor de la victoria - dijo Will acercándose a ella y tomándola de la mano para alejarla de ahí.

La joven bruja ya no dijo nada pero se alejó lo más posible tapándose la nariz y lanzando una mirada de soslayo al inicio del callejón en donde se observaba a algunos muggles caminando por la calle. De repente otras personas se colaron en el callejón pero no había de que preocuparse, el grupo lo dirigía Rebeca y los demás traían la capa en las manos para tratar de pasar desapercibidos porque cualquier muggle que los viera cubiertos de pies a cabeza sospecharía de ellos o como mínimo, creerían que se trataba de un grupo curioso de locos o incluso terroristas.

-¿Lista Cassie? -preguntó Rebeca caminando hacia el grupo con paso decidido.

-Si, por supuesto. -respondió la pelirroja un tanto nerviosa.   

-Recuerda mi niña que gran parte de esta operación depende de ti. -le recordó Rebeca dedicándole una sonrisa. Cassie asintió y respiro profundamente -Ya saben nuestra señal, que no se les olvide.

Los otros estuvieron de acuerdo y en cuestión de segundos formaron un círculo alrededor de Cassie, hasta incluso los que no llevaban la túnica puesta se apresuraron a ponérsela para finalmente sujetarse todos de las manos.

-El próximo grupo llega en un minuto… es hora de desaparecer. -dijo la rubia observando un hermoso reloj de oro y cuando levanto la vista, Cassie y los demás ya no estaban.

Sin embargo el silencio que habían dejado duró menos de lo que esperaba, porque el otro grupo de magos apareció frente a ella comandado por John

-¿Crees que Cassie lo logrará? -preguntó el muchacho en cuanto estuvo cerca.

-Lo logrará John. Además, confío en ella tanto como confío en ti, o en cualquiera de ellos aunque a veces parezca que no es así. Cassie y su habilidad son maravillosas. No cualquiera puede aparecer y desaparecer hasta en lugares donde hay hechizos anti-aparición y mucho menos la capacidad de realizar una aparición conjunta y que se logre los mismos efectos que en ella.

Aunque estaba de acuerdo con Rebeca, el joven mago no se resistió a dibujar una mueca de dolor al recordar las apariciones y desapariciones logradas gracias a la chica de cabello pelirrojo. La sensación era el triple de terrible que una aparición normal pero bien valía la pena lo que se podían conseguir gracias a eso. 

Se escuchó un fuerte "crack" y apareció Cassie nuevamente.

-¿Quién sigue? -se apresuró a preguntar con las manos extendidas para que John y los otros la sujetaran. -Por cierto, dejé al grupo en el piso de la oficina de aurores tal y como planeamos. 

-¿Qué no era este el grupo que atacaría a la oficina de aurores? -exclamó Brian que andaba escondido entre los demás. -Chris me dijo que ellos se quedarían cerca del Atrio.

-Chris te mintió. 

-En cuanto lo vea me las pagará -dijo el adolescente entre dientes mientras otros de sus compañeros reían disimuladamente a sus espaldas.

-Y ambos me las pagaran si hacen tonterías esta tarde. -amenazó Rebeca al tiempo que volvían a desaparecer y ella se quedaba sola a esperar el último grupo de magos.

Eran las tres menos cinco minutos. Ya para ese entonces sus pequeños hijitos estarían más que listos para hacer de las suyas en el Ministerio de Magia, por fin dos de sus más grandes ambiciones se llevarían a cabo:

La primera era penetrar el ministerio y dejar la marca Bessat impresa en sus paredes, causar destrozos sin que nadie pudiera evitarlo, dejar atónitos a todos los presentes por el poder que tenían aquellos adolescentes que ella cuidaba como propios. Unos adolescentes que muchos habían subestimado y no bajaban de mocosos malcriados buenos para nada, ellos estaban destinados a la gloria, al igual que ella, por supuesto.

Su segunda ambición era distraer a los Potter para que Andy pudiera con facilidad sustraer a la pequeña Mel de su casa sin causar grandes revuelos.

Con elegancia sacó su varita mágica señalando directo al cielo y de ella salió un rayo de luz en color morado que se elevó por los aires a una gran velocidad para ya no volver. Ese rayo viajaría hasta los arbustos en donde Andy se encontraba escondida cerca del hogar de los Potter y eso sería la señal para actuar y fingir que era la tierna niñera de Mel.

Rebeca inspiro hondo y sonrió con satisfacción, en cuanto llegaran a su cuartel se encontraría al fin con Melissa Potter, una gran joya para su colección que iba a quedarse por siempre con ella… O al menos eso es lo que ella creía.


DEPARTAMENTO DE SEGURIDAD MAGICA, MINISTERIO DE MAGIA - 2:54 PM
Nimphadora Tonks acababa de salir del Cuartel de Aurores y caminaba tranquilamente por el pasillo para reunirse con su familia. Como era día de brujas, muchos de sus compañeros aurores no pensaban volver al trabajo (ella incluida) porque simplemente no había mucho que hacer. Le parecía una mejor inversión de tiempo el pasarla a lado de su pequeño Teddy y su magnífico esposo Remus Lupin  quien seguramente ya la esperaba en el Atrio puesto que se había convertido en una costumbre que todos los días el licántropo la recogiera, siempre y cuando no estuviera de servicio para la Orden del Fenix, es decir, casi siempre desde que el señor tenebroso y sus mortifagos fueron eliminados.

La bruja que llevaba el cabello color rosa chicle dobló la esquina para ir a los ascensores y no le sorprendió ver a una figura esperando por uno de ellos. Todos querían llegar a casa temprano. 

Sin embargo, lo que si le sorprendió fue ver a la figura con una túnica purpura de pies a cabeza, algo demasiado extraño pero lo dejo pasar por alto porque le encantó aquel tono de la túnica; tanto, que se prometió a si misma que, en cuanto abandonaran el edificio iba a teñir su cabello de ese mismo color.

A los pocos segundos después se situó junto a esa persona y decidió evaluarle otra vez. Era una persona alta, de piel bronceada y por la forma de las manos que descansaban a sus costados se trataba de una chica. 

-¿Ya te vas a descansar? Es un día aburrido, ¿no crees? -le pregunto la muchacha con mucha naturalidad a Tonks, ladeando el rostro hacia ella para también observarla. -¡Oh! Me gusta el color de tu cabello.

-Eh… Y a mí me gusta el color de tu túnica.  

La aludida, se rió bajito y decidió quitarse la capucha para mostrarse ante Tonks dejando ver un rostro de apariencia infantil -¿Qué te parece si cambiamos colores?

-¿Cómo? -quiso saber Tonks, ya un poco confundida porque jamás había visto a esa chica por el Ministerio. La respuesta le llegó pronto, el cabello castaño y ondulado de esa jovencita se acortó hasta los hombros y se volvió rosado como el de ella. 

-¿No es maravilloso?... Soy metamorfomaga… igual que tu… -le susurró Mily, un miembro de la familia Bessat, que se había apostado frente al ascensor -Y no me lo tomes personal pero… ¡AVADA KEDAVRA!

Con un golpe seco el cuerpo de Tonks quedo tendido en el suelo con los ojos muy abiertos pero inexpresivos.

De la misma forma que hizo Rebeca en el callejón, la joven levanto su varita mágica y de ella emergió un rayo de luz pero de color ámbar que conforme recorría el pasillo se iba dividiendo en pequeños destellos de luz que se colaron en las puertas de las diferentes oficinas de ese piso. Su cabello regreso a la normalidad y se volvió a poner la capucha esperando el momento en que sus otros compañeros que se hallaban perfectamente escondidos, iniciarían con la diversión.

Se oyó una explosión, dos explosiones, tres… cuatro…todas acompañadas de quejas, lamentos y gritos. Corrió por el pasillo para unirse a los otros. Ella también quería divertirse. 

-¡Desmaius! -exclamo Chris en una de las oficinas a un mago que quiso atacarlo por la espalda y este cayó vencido. Otra mujer, intentó lanzarle un incarcerus pero el muchacho fue muy rápido para defenderse y la bruja terminó estampada en la pared. -¡¿Quién mas quiere pelear conmigo?! -dijo eufórico y lanzando hechizos por todas partes.

Will y otros tres magos se habían encargado de prenderle fuego a un cubículo en el cuartel de aurores mientras evitaban a toda costa que los magos y brujas huyeran del lugar. La idea no era matarlos en medio de un incendio, pero si por lo menos darles un buen susto a aquellos magos que aun no entendían que sucedía y menos la forma tan extraña en que los habían emboscado.

Entre esos magos se encontraba Arthur Weasley quien se coló de la barrera impuesta por los encapuchados y empezó a pedir ayuda yendo directo a los elevadores para alertar a otros.

-¡Silencius! -fue el grito proferido por Mily al verlo. El señor Weasley la empezó a atacar con hechizos no verbales y la muchacha por esquivarlos tropezó y por poco cayó al suelo. -¡ Tarantallegra! 

El efecto fue inmediato, sus pies empezaron a danzar sin control y Mily tambien estallo en carcajadas sin darse cuenta del patronus que acababa de salir de la varita del mago para pedir ayuda. En ese momento Will pasó por su lado y le murmuró:

-Es hora de hacer destrozos en otra parte. 

-Pero si apenas comenzamos… -se quejó.

Los otros magos con túnicas moradas lo seguían sin dejar de lanzarle hechizos a los aurores, para que no se acercaran a ellos. Aunque no todos los aurores estaban preocupados por contra atacar, algunos estaban más preocupados por las llamas que consumían todo a su paso y ellos trataban de que no se extendiera mucho mas.

-¿Alguien necesita de esos muros? -preguntó Chris con aire pensativo y observando el pasillo por el que los magos se aproximaban. 

-Yo no.

-Yo tampoco.

-Nosotros menos -contestaron otros a coro y entre risas pero atacando sin parar.

-Ni hablar, adiós muros! -se encogió de hombros y gritó -¡Bombarda!

-¡Bombarda! -le ayudó Will.

Las paredes con un gran estruendo se vinieron abajo, una nube de polvo se levantó ante ellos y con impaciencia esperaron un minuto para ver su obra maestra.

Cuando el polvo se disipó lanzaron exclamaciones de júbilo al ver que el paso se había bloqueado por completo. Al otro lado se oyó la tos de los aurores ahogados por el polvo y por el humo del incendio que continuaba creciendo unos metros más allá. Sin embargo, a otra bruja no le pareció aquello suficiente, así que con un movimiento de varita todas las tablas de madera que cubrían el piso se elevaron y rellenaron los huecos vacios dejados por el derrumbe.

-Oye… -empezó a decir Will a la bruja que tenia a lado cuando descubrió el cuerpo de Nimphadora Tonks -¿Por qué la mataste? No era necesario.

-Yo no soy Mily.  

-¡Ups! Aca estoy -se disculpó la brujita correcta descubriéndose un poco.

-Yo sé porque lo hizo amigo mío -añadió Chris. -Lo que pasa es que no quiere más competencia de metamorfomagos.

Todos rieron con complicidad y después de eso el grupo se apresuró a entrar a un elevador con destino al Atrio.

-¡Ayuda, necesitan ayudarnos! -gimió alguien al tiempo que las puertas de otro elevador se abrían en ese piso -¡Atacan el Atrio y ustedes ni en cuenta! ¿Es que todo debe hacerlo la Orden del Fénix?

Un hombre de cabello castaño y algunas canas, sólo fue capaz de dar unos pasos antes de que se le desencajara el rostro ya de por si marcado por cicatrices.

-¡Oh no! -se lamentó Remus Lupin con voz entrecortada cuando sus ojos se encontraron con los de su amada Tonks ya sin vida…


EN OTRO CALLEJON DE LONDRES - 2:55 PM.

El grupo que era dirigido por John decidió hacer una entrada un poco más original y divertida al Ministerio de Magia. A Cassie no le había gustado en absoluto el cambio de planes pero siendo objetivos aquella acción no modificaba para nada sus planes.

Cassie los había dejado justo frente a la cabina telefónica para la entrada de visitantes al ministerio, antes de volver por Rebeca y el último grupo de magos que aguardaban en un callejón a escasos metros de distancia.

Cinco integrantes de la familia Bessat fueron los únicos que cupieron en la cabina y bastante apretados. Valeria insertó una moneda marcando el número 62442 y cuando les hablo una voz preguntando por sus nombres dieron nombres falsos y su razón de visita fue: "Un poco de diversión". La cabina telefónica comenzó a descender y ellos aguardaron impacientes. Mientras tanto, los otros miembros que no habían podido entrar por la cabina se desaparecieron una vez más para llegar al lugar donde los empleados del ministerio regularmente aparecían para subirse a los retretes y después aparecer por las chimeneas. Cassie les había dado las indicaciones exactas de cómo ingresar ahí, y por lo tanto era sencillo.

El grupo completo ingresó casi a la par, primero los de la cabina y después los de la chimenea. Un hombre, Eric Munch, se acercó rápidamente a los visitantes para pedirles su varita mágica y poder examinarla.

-La seguridad ante todo -dijo el hombre mirando al grupo con mucha desconfianza extendiendo la mano para recibir la primera varita.

-Si, por supuesto. -le contesto John sacando su varita mágica, pero en el momento justo que se la iba a entregar optó por sujetar el brazo del hombre de seguridad quien puso los ojos en blanco, se le doblaron las rodillas y cayó en un sueño profundo.

***
Metros más allá, detrás de la fuente dorada con las figuras de una bruja, duende, elfo y el centauro, se encontraban Ron Weasley y Remus Lupin ambos esperando a sus respectivas parejas para irse a casa y pasar un excelente día de Halloween.   

Un minuto antes de que los Bessat iniciaran a causar desorden, Hermione había salido de uno de los ascensores con una gran sonrisa en el rostro y luego besó a su novio 

 -Mamá quiere que pasemos Halloween en la Madriguera -le comunicó el pelirrojo -Ya le dije a Remus y está encantado, ahora sólo hay que esperar a que Tonks suba y nos vamos.

-De acuerdo, entonces…

Justo en ese momento un rayo de luz la paso rozando a la castaña y al darse la vuelta y ver lo que sucedía no dudaron en ponerse a la defensiva ante el sorpresivo ataque.

El grupo de aproximadamente diez magos encapuchados era bastante pequeño en comparación al número de magos que desfilaban a esas horas por el Atrio. Sin embargo, los miembros del ministerio no sabían todos los ases bajo la manga que ellos escondían.

-¡Atrápenlos! -gritó alguien al fondo

-Yo voy por Tonks y por los aurores -dijo Lupin antes de salir disparado rumbo a los elevadores y cuando el elevador descendió, el patronus de una comadreja se situó frente a Ron para dar el mensaje:

Nos tienen atrapados, necesitamos ayuda. ¡Emboscada! 

Pelirrojo y castaña se miraron sin saber exactamente cómo actuar o a quien ayudar. Decidieron que el desorden del Atrio merecía un poco más de su atención. Lupin y Tonks deberían estar allá junto con los mejores aurores que quedaban en esa parte del edificio, seguro podían arreglárselas solos por unos minutos. Por el contrario, en el Atrio había algunos magos que iban solo de visita y que corrían de un lado al otro buscando refugio, mientras otros más listos se escabullian por las chimeneas.

Ron y Hermione dieron un solo paso antes de escuchar a sus espaldas las voces de un grupo que descendía de los elevadores, al salir de ahí dedicaron un segundo a evaluar la situación y después lanzaron a diestra y siniestra hechizos. Uno de ellos le voló la cabeza al mago de la fuente y la pareja se tuvo que mover para que no los lastimara.

Fue entonces que el grupo de Will, Chris, Mily y los demás decidieron prestarles atención. Lentamente se fueron acercando a ellos analizando a sus presas. De repente, empezaron a atacarlos y otros magos se unieron a la lucha. Ellos eran bastante buenos pero los encapuchados también eran muy buenos.

Chris estaba complacido con tener una batalla de verdad en mucho tiempo, sus entrenamientos en el cuartel eran increíbles pero una batalla real era… era lo máximo. Por fin iba a tener la oportunidad de utilizar uno de los hechizos que tanto le gustaba. Pensó en hacerlo con el mago barbón con el que mantenía un duelo pero también podía esperar por una mejor presa, pero era bastante impaciente, así que arremetió con fuerza contra ese mago apenas pronunciando el hechizo, no quería llamar la atención; aunque de todas formas lo hizo cuando el mago salió despedido hacia atrás, llegó al suelo y empezó a emanar sangre de las muchas cortadas formadas en su cuerpo.

-¡¿Cómo paso esto?!-chillo Hermione sin quitarles la vista de encima pero también tratando de ver la pelea que se libraba mas allá con el otro grupo.

-¡No sé, pero va a salirse de control! -exclamó el pelirrojo al ver que ninguno de los hechizos que lanzaban surtía efecto; todos eran repelidos con mucha habilidad. -Necesitamos de Harry y más miembros de la orden. -y sin pensarlo, echo a correr hacia las chimeneas. 

-¡Ron! 

El pelirrojo iba a medio camino cuando frente a él apareció un tercer grupo de encapuchados. Los miro sorprendido porque le parecía imposible aquella hazaña, por Hermione conocía muy bien la mayoría de los hechizos protectores del Ministerio de Magia y eran muy difíciles de burlar. El muchacho agito la cabeza para quitarse el aturdimiento y siguió su camino hacia las chimeneas. Desafortunadamente para Ron, a los encapuchados no les hizo mucha gracia ser ignorados y uno de ellos (o una de ellas) decidió lanzarle un puñado de vidrios que estaban regados en el suelo para ver como lucían incrustados en su piel. Ron gimió de dolor cuando algo mucho más punzante que unos vidrios le rasgaron el brazo. Un ruido metálico se oyó bajo sus pies y alcanzó a ver una daga con empuñadura de oro en el suelo pero no tuvo intenciones de voltear a ver quien había sido el responsable. Él sólo quería llegar a la chimenea e ir por su amigo…

Y así lo hizo.

***
Del otro lado del Atrio, el grupo donde estaban Brian, John, Valeria, entre otros, era acorralado poco a poco, lanzaban contra hechizos pero nada en especial para defenderse, sólo se mantenían al parejo con los magos hasta que vieron aparecer a Rebeca, junto con Cassie y los últimos encomendados a la misión. Se percataron de su llegada cuando un destello color turquesa se elevó hasta el techo del ministerio. Esa era la señal de Cassie.  

Entonces por fin empezó su diversión pues ya se estaban aburriendo de jugar simplemente. Se intentaron desplegar un poco más pero en verdad los estaban acorralando. 

John fue el primero en hacer uso de su habilidad cuando los miembros del ministerio al ver que los hechizos no funcionaban para retenerlos, se abalanzaron sobre ellos para atacarlos a lo muggle.

-Pero que bajo cae la comunidad mágica estos días. -susurró Valeria con desaprobación al tiempo que los magos se iban desvaneciendo uno a uno al tacto con John. 

Una bruja miembro del Wizengamot se percató de aquella escena y gritó aterrorizada.    

-¡Los está matando! ¡No se le acerquen!

Bajo la capucha el muchacho se sintió orgulloso de su poder y de lo útil que le resultaba, afortunadamente los magos no estaban muertos, solo dormidos por veinticuatro horas, un tiempo suficiente para que no los enterraran vivos (aunque una vez se enteró de que un mago había despertado en medio de su funeral y la esposa había llorado desconsoladamente después de verlo resucitar pero no por la felicidad, sino porque ya se imaginaba siendo dueña de todos los galeones de su marido).

Valeria atacaba y atacaba pero sus hechizos no se podían comparar con los de Brian, los de Chris o los de la mismísima Rebeca. La pequeña Valeria, siempre había sido considerada como la mayor defensa familiar. Y hasta que se desesperó, pudo demostrar el porqué. 

-¡Protego! -gritó con fuerza y con mucha concentración.

Un escudo protector se interpuso entre ella y un mago pero no fue un hechizo de defensa normal. A los pocos segundos alcanzó una gran altura e impulsó a por lo menos quince magos que salieron volando por los aires.  Repitió el hechizo varias veces; las suficientes para despejar el camino y quitarse a todos de encima.

-Gracias, pero hubiéramos podido con ellos-le susurró Brian quien se lanzó a atacar a dos magos corpulentos a la vez. Un duelo entretenido para él.

Cerca de los ascensores un destello color azul eléctrico, llamó la atención de la pequeña niña de cabello castaño y ojos grises. El rayo de luz revoloteo por todo el Atrio esquivando a magos y brujas por igual hasta que llegó a ella. El destello azul eléctrico se enrolló en forma de cadena alrededor de su mano dando un leve tirón hacia la dirección en que Will se encontraba para finalmente desvanecerse como humo sobre la palma de su mano no sin antes formar la palabra "Ayuda".

Esa era la forma de comunicación de los Bessat, algo parecido a los patronus pero muy a su estilo (y mucho más rápido).

La jovencita al comprender el mensaje se abrió paso, esquivando hechizos, tarea que le resultaba bastante sencilla hasta que quedo lo bastante cerca de ellos y encontró el porqué del problema de Will y los otros; los aurores que habían dejado en la segunda planta se habían liberado y sumados con los del Atrio… bueno, no les estaba yendo tan bien.

-¡Prote..! - gritó demasiado preocupada por ayudar que no se dio cuenta de las figuras que acababan de llegar por la chimenea.

-¡Petrificus Totalus! -exclamó Harry Potter directo a su espalda y la adolescente cayó de bruces  

El muchacho de ojos verdes junto con su amigo pelirrojo aparecieron y buscaron entre el caos a Hermione que continuaba casi en el mismo lugar donde Ron la había dejado. La castaña tenía un cardenal en la frente. Harry por instinto cuando vio a esa figura vestida de morado apuntando en la dirección donde estaba su amiga, se le ocurrió lanzarle ese hechizo y la había derribado con éxito.

Rebeca Bessat y Cassie no estaban tan alejadas de ellos y alcanzaron a ver lo que había sucedido, así que la pelirroja repentinamente desapareció y apareció a un lado de Valeria para sacarla de ahí antes de que a alguien le pasara por la cabeza conocer la identidad de esa persona.  

La rubia enfureció, le estresaba saber que uno de sus mejores elementos de batalla hubiera caído todo por un descuido tan grande. La mano que sujetaba su varita se cerró en un puño y el color de sus venas adquirió una tonalidad casi idéntica al color de la túnica que portaban.

-¡Crucio! -murmuró bajo la capa y apuntando a Harry quien se retorció de dolor en el suelo una y otra vez. Ella sonrió, verlo sufrir estaba mucho mejor. Por otra parte, le molesto verlo solo y sin Vanessa. ¿Dónde diablos esta? -se preguntó muy preocupada y temiendo que la segunda parte de su plan no hubiera funcionado.
                                                                                   
Pero debía funcionar.

Rebeca se aburrió de torturar a Harry y dejó que entre Will y Chris se encargaran de él y del pelirrojo, que empezaban a darles muchos problemas al igual que Remus Lupin quien esta abatido y con el rostro lleno de lagrimas pero no paraba de atacar a esos magos que le habían quitado la vida a la mujer que tanto quería. Tenía que vengarse y acabar con ellos como fuera o su corazón terminaría más destrozado de lo que ya estaba. ¿Qué iba a decirles a los Tonks y a su pequeño Teddy? Ni siquiera él sabía como la habían matado, aunque ya se lo imaginaba. Aun así, no era justo para nadie lo que sucedía.

Unos minutos después, Cassie apareció con Valeria que ya se había librado del encantamiento y esta última se alejó lo más posible para reincorporarse a la batalla. La pelirroja se mantuvo mucho mas alerta para ver los lugares en los que estaban luchando sus compañeros y ayudarlos a escapar o zafarse de un gran apuro cuando fuera necesario al igual que había hecho con Valeria.

Después Rebeca se dedico a ser observadora y a recorrer cada rincón del Atrio buscando a Vanessa Potter para darle fin al ataque al ministerio. Ella sabía que en cualquier momento podrían aparecer más aurores o hasta podrían mandar a dementores para controlar la situación pero no se irían hasta que Vanessa pescara la carnada o Andy diera señales de haber cumplido su misión con éxito.  Miró su reloj con impaciencia y se dio cuenta de que ya había transcurrido mucho tiempo desde su llegada. Golpeó un muro con frustración y observo con más atención todo lo que sus pequeños niños habían hecho:

La apariencia del ministerio era peor a que si un terremoto hubiera pasado por ahí.  Alguien había hecho explotar la mitad de los elevadores después de que unas brujas del departamento de regulación de criaturas mágicas aparecieran; por el fuego encendido al fondo de uno de ellos podía apostar que su querido Will era el responsable, quizá nadie normal pudiera reconocerlos estando escondidos bajo las capas pero eran sus muchachos, los conocía demasiado bien. Brian en medio de una pelea había provocado que cinco chimeneas quedaran reducidas a ladrillos y polvo. Al fondo, un alarido se escuchó y vio a Hermione Granger siendo arrastrada por una fuerza invisible gracias a la varita de Mily y a Ron Weasley sin poder hacer nada mientras Chris invertía su tiempo atacándolo y haciéndolo retroceder rumbo a los elevadores destruidos para que cayera al precipicio.  John ya había roto su record de desmayar a la mayor cantidad de personas en un solo día. Cassie ahora se encontraba ocupada peleando contra Harry Potter.

Y Vane seguía sin aparecer. 

Levantó su varita mágica al aire preparada para darles un mensaje a todos los Bessat. "Sólo cinco minutos mas y nos vamos" pero no fue necesario porque por fin apareció Vanessa hecha una furia. 

-¡Rebeca, ¿Dónde estás?! -bramó tan fuerte que capto la atención de muchos, entre ellos Harry que se distrajo lo suficiente para que Cassie lo derribara. Rebeca dibujo una sonrisa más amplia en su rostro, disfrutando de su enojo, pero Vanessa no iba a poder verla o reconocerla por más que buscara -Bruja maldita asquerosa, nunca tendrás a mi bebe, ¿lo entiendes? -al escuchar esto, las comisuras de los labios de rubia se fruncieron hacia abajo, pero era mejor mantener la calma.  

En medio de la multitud un destello verde oscuro con las orillas plateadas llegó hasta Rebeca. Era un mensaje de Brian que estaba muy molesto. "Por lo que dijo la voy a matar". La mujer buscó al adolescente y encontrarlo no fue difícil, era el único de los Bessat que tenía la cabeza girada en su dirección. Ella simplemente agitó la cabeza de un lado al otro de forma lenta. 

-¡Sal bruja y peleemos! Si yo te gano en un duelo nos dejaras para siempre y si pierdo… -la voz de Vanessa bajo de volumen, y se volvió un poco titubeante. - puedes seguir intentando llevarte a mi bebe pero nunca lo lograras.  

-¡Vanessa, ¿Qué haces?! -le reprendió Harry a lo lejos al mismo tiempo que todo quedaba en silencio, la batalla se detuvo pero nadie cambio sus posiciones de ataque o defensa. El ojiverde trato de ir a su lado pero solo avanzo unos pasos pues la varita amenazante de Cassie le advirtió que cualquier movimiento de su parte seria castigado.  

-¿No quieres salir?... -preguntó la chica de los ojos azul zafiro mirando en todas direcciones buscando cual de todos los encapuchados era la persona que necesitaba pero sin tener éxito. -Bueno, te alegrara saber que Andy, esa mocosa insignificante está muerta, y si sigues molestando a mi familia, me desharé de todos esos mocosos que te ayudan y mi hija los freirá vivos.

-¡Sectumsempra!

El destello provocado por ese hechizo salió directo de la varita de Brian al otro lado de la habitación con el objetivo fijo: Vanessa.

-¡No! -Harry consciente de lo que iba a ocurrir se abalanzo sobre la madre de su hija sin importarle la amenaza de Cassie, pero la pelirroja no le ataco, en cambio se hizo a un lado temiendo que el hechizo vociferado por Brian fuera capaz de herirla porque paso demasiado cerca de ellos.

Vanessa se quedo pasmada al oír el nombre del hechizo, tan pasmada que ni cuenta se dio del momento en que los brazos de Harry la rodearon y juntos cayeron al suelo. Se sintió aturdida cuando se dio cuenta de que los gritos a su alrededor habían vuelto a escucharse, la batalla se había reiniciado. Harry estaba sobre de ella, mirándola fijamente a los ojos con una expresión de terror, era obvio que se había asustado por lo que el hechizo hubiera causado pero ella estaba bien, se sentía perfecta gracias a él. Y si corrían con suerte saldrían ilesos de ahí.

-Gracias. -le murmuró esperando el momento en que Harry se quitara de su pecho y ella pudiera moverse pero cuando Harry intento hablar lo primero que emitió fue un jadeo acompañado de convulsiones -Harry… -la joven ahora si asustada intento quitárselo de encima y recuperar la movilidad por lo que puso las manos en la espalda del ojiverde jalándolo hacia atrás y fue cuando sintió algo húmedo en sus manos, algo caliente y viscoso. El muchacho hizo una mueca de dolor ante su tacto y continúo con las convulsiones -¡Harry!

Como pudo, la chica se incorporó y Harry quedó tendido en sus brazos mientras un charco de sangre empezaba a extenderse bajo los dos. Ella empezó a llorar sin tener idea de que hacer y preguntándose cómo es que aquel mago había pronunciado un hechizo de su padre. Un hechizo que nadie más que Snape, ella, Harry y sus amigos, conocían. Vanessa de un modo o de otro tenía que averiguarlo porque ¡era imposible! Pero eso podía esperar un poco más de tiempo, lo que necesitaba averiguar (o recordar con urgencia) era el hechizo que servía para sanar las heridas del Sectumsempra. Snape en una clase antes de ir a la mansión de Voldemort ya muchos años atrás, se lo había dicho… ¡Y ella no podía recordarlo!

-Vas a estar bien Harry, vas a estar bien, amor! -chilló viendo como miembros de la orden formaban una especie de barrera para impedir que alguien más se les acercara y empeoraran las cosas. Bajó la vista y el muchacho veía pero no parecía estar mirando a un punto en específico. -No me vayas a dejar Harry, resiste, te sacaremos de aquí. Por favor…

"¡¿Por qué no puedo recordar ese hechizo?!" -pensó sin encontrar la respuesta en su cabeza, y sabia que de ello dependería el salvar o no al amor de su vida. "Si muere será mi culpa y jamás podre perdonármelo…"

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