CAPITULO 3 EL PESO DE LA CULPA
La sonrisa de Harry desapareció al instante en cuanto vio a su visitante, ahora su expresión era horrorizada, si, horrorizada es la mejor palabra para describirlo, se le helo la sangre y se le erizo la piel.
-No… puede… ser –susurro de forma entrecortada por el miedo que sentía.
-Enrique…
De pie fuera de su puerta estaba parada una mujer. Su blanca piel era deslumbrante bajo los rayos del sol. Llevaba puestos unos jeans y una blusa de manga corta en color rosa. Extremadamente delgada y paliducha pero hermosa, parecía un ángel. En su cabello negro y ondulado tenía una cintita que hacia juego con la blusa. En el rostro tenia dibujada la mejor de sus sonrisas y lo que más resaltaba eran unos inconfundibles ojos azul zafiro que brillaban de alegría… Era ella…
-Mis alucinaciones han ido demasiado lejos –dijo Harry agitando la cabeza de un lado al otro desaprobando lo que veía, dio un paso hacia atrás y cerro la puerta azotándola con fuerza, se recargo sobre ella y cerro los ojos solo para ponerse a hablar consigo mismo.
–Harry, ya déjala ir, debes dejar de pensar en ella, estas soñando, ¡ella esta muerta!... Tu deseo de verla otra vez te esta volviendo loco. –se llevo ambas manos al rostro y volvió a agitar la cabeza de un lado al otro. Se puso pensativo y luego se empezó a reír. –Eres un tonto… ella ni muerta usaría el rosa ni jeans jajaja. Solo fue una alucinación. Estas loco Harry.
Volvieron a llamar a la puerta.
Harry se sobresalto. Titubeante tomo el pomo de la puerta “Son Ron y Hermione, son Ron y Hermione” se intento convencer; respiro hondo y profundo, no quería que sus amigos se dieran cuenta del ataque de locura que acababa de tener, abrió la puerta y…
-¡La próxima vez ten mas cuidado Ron! –exclamo Hermione mientras cruzaba el umbral.
-¡¿La próxima vez?! ¡¿La próxima vez?! –refunfuño Ron que como Ginny había dicho venia cargado con una gran caja de Sortilegios Weasley. Hermione puso los ojos en blanco.
-¿Por qué nos cerraste la puerta? –dijo Hermione parándose a su lado -Bueno, da igual gracias por abrirnos Harry. No se que paso pero los tres olvidamos nuestras llaves… ¿Estas bien?
-Si, si, perfectamente bien. –mintió Harry.
Hermione lo miro entrecerrando los ojos.
-Te ves pálido, es como si acabaras de ver al mismísimo Voldemort.
-Estoy bien, no es nada. –volvió a mentirle.
-Hum… ¿Ginny ya regreso?
-Si, esta arriba. –contesto Harry que muy disimuladamente asomo la cabeza a la calle pero no vio nada, estaba desierta. Cerró la puerta y regreso por el vestibulo cuando Ginny ya venia bajando las escaleras. -¿Encontraste lo que buscabas? –le pregunto a su novia.
-Si, creo que si.
-¿Y que era?
-Era… era sobre el partido de Quidditch del mes próximo, te dije que no era nada importante. –respondió ella tratando de sonreír.
-Tengo hambre, ¿vamos a comer o que? –dijo Ron que ya había votado la caja en un rincón.
Luego de un rato se sentaron a la mesa. Kreacher que ya era un poco más amable les sirvió la comida y la degustaron en silencio. Harry recordó algo y decidió comentárselo a sus amigos.
-Oigan, talvez Miranda venga a visitarnos un día de estos. –les dijo con una sonrisa, volteo a ver a sus amigos pero ellos lo miraban con el ceño fruncido.
-¿Le dijiste donde vivíamos? –pregunto Ginny sorprendida.
-¿Qué hay de malo en eso? –contesto Harry.
-Harry, creí que después de todo lo que has pasado en los últimos años ya habías entendido que no es bueno confiar tan fácil en la gente que se acerca a ti pero parece que aun no aprendes. –dijo Hermione. –Apenas la conoces y ya le dijiste en donde vivimos, eso fue un poco imprudente.
El muchacho se puso a reflexionar en lo que acababa de decir Hermione y lo peor de todo es que tenía razón. Miranda era una completa extraña y con toda la facilidad del mundo le había dado su paradero ¿de verdad había sido imprudente? aunque…
-Ginny la conoce. –se defendió mirando a la pelirroja que tenia enfrente.
-¿Yo?... Solo me la tope una o dos veces, en realidad no la conozco. –respondió y dio un sorbo a su jugo de calabaza.
-No parecía ser una mala persona, es inofensiva, se porto muy amable.
-Quirrell también parecía ser amable e inofensivo y resulto ser el mismísimo Voldemort. –dijo Ron.
-Y Barty Crouch Jr. cuando se transformo en Moody tampoco parecía una mala persona. Siempre fue una mascara para poder llegar a ti y hacerte daño. No es que quiera alarmarte Harry pero eso de que una bruja que parece ser amable en medio de un parque lleno de muggles se acerque a ti, justo a ti, no es una coincidencia muy común.
-¿Te dijo porque usaba las gafas y la gorra? –pregunto Ron. -La verdad es que yo la vi muy sospechosa, muy misteriosa. ¿Y si es peligrosa?
-No es peligrosa –exclamo Harry
-¿Cómo lo sabes? –le pregunto la castaña –Muchos de los mortifagos que se unieron a Voldemort aun no son encontrados, no me extrañaría que uno o una de ellos buscara venganza por la muerte de su amo ¿A que no te habías puesto a pensar en eso?.
“¡Rayos!” pensó Harry. De verdad odiaba cuando su mejor amiga Hermione tenia la razón. Aquella mañana había cometido un grave error ¿y si de verdad como decía la castaña se trataba de una mortifaga fugitiva y disfrazada? No quería ni imaginarse que de un momento a otro se aparecieran un montón de mortifagos sedientos de venganza. Dos años desde la caída de su amo seria más que suficiente para que se reorganizaran e intentaran atacar de nuevo. La muchacha del parque había preguntado:
“¿Tu casa esta a la vista de todos? Ya sabes, se suele acostumbrar que en poblados muggles las casas se escondan”
¿Por qué la insistencia en conocer esa información?... Harry trago saliva. A pesar de todo estaba una segunda opción: Miranda Yalek era una chica normal (o casi normal) que por coincidencias del destino se había topado con Harry y había charlado muy amenamente con él mientras esperaba a sus amigos. Solo eso, nada de que preocuparse. ¡No había nada de que preocuparse! ¡Ya no!
De nuevo paso un largo rato y todos parecieron sumirse en sus propios pensamientos o en la comida al menos en el caso de Ron que como de costumbre comía como si no lo hubiera hecho en años. Hermione a duras penas había tocado su plato y Ginny en todo el rato que llevaban ahí había evitado mirar a Harry. Ambas chicas se veían muy tensas, algo les preocupaba.
-¿Qué es lo que les pasa? –se decidió a preguntar Harry cuando ya iban a la mitad del postre. Las dos voltearon a verlo y luego se miraron entre ellas frunciendo el ceño.
-Nada Harry. –respondió Ginny y dibujo una débil sonrisa.
-Mujeres –murmuro Ron y siguió comiendo.
-¡Yo ya no lo soporto! –estallo Hermione y con brusquedad dejo caer los cubiertos sobre la mesa –Harry, necesito decirte algo.
-Hermione –dijo Ron en tono de advertencia.
-¿Decirme que?
-Hermione –volvió a advertir Ron mirando con preocupación a su novia y luego a su amigo –No le hagas caso Harry, debe ser algo sin importancia. ¿Verdad mi amor?
-Sabes bien que es importante Ron, ya no puedo con la culpa. ¡Tengo que decírselo! –su voz se entrecorto y Harry se confundió mucho.
-¡Hicimos una promesa Hermione!
-¡Al diablo con la promesa! –chillo la castaña.
-¡Ni siquiera estas segura de lo que vas a decirle! ¡No tiene caso que lo hagas!
-¡De todos modos tiene que saberlo!
-¡¿Para que?! ¡No puede hacer nada para cambiar el pasado! ¡Solo vas a hacerlo sufrir!
Harry observaba la discusión de sus amigos pasando la vista de un lado al otro de la mesa. Se estaba poniendo nervioso: Hermione quería decirle algo y Ron no estaba de acuerdo con que lo hiciera. ¿Tan malo era como para que se pusieran a discutir de aquel modo? Ron había dicho que no podía hacer nada para cambiar el pasado. ¿A que se refería? Le estaban ocultando algo y ahora no se detendría hasta que le dijeran de qué rayos estaban hablando.
-¡Se lo voy a decir!
-¡Por favor no lo hagas!
-¡MALDITA SEA! ¡Habla de una buena vez Hermione! –grito Harry y sus amigos se callaron al instante. Ginny parecía igual de confundida que Harry. Ron le lanzo una mirada asesina a su novia y la castaña hizo lo mismo con el aunque después su expresión cambio a una de preocupación y se mordió el labio inferior. –Estoy esperando una explicación –dijo Harry arrastrando las palabras.
-Harry… se trata de algo que no te dijimos hace dos años.
-Y que no tiene caso que se lo digas –interrumpió Ron un tanto molesto.
-Déjala hablar –dijo Harry. Ron refunfuñó y se cruzo de brazos sobre la mesa. Hermione se aclaro la garganta y respiro hondo antes de hablar nuevamente.
-Mira Harry quizá Ron tenga razón en decir que no tiene caso en que te diga lo que te voy a decir pero… pero es necesario que la sepas… Es cierto que no se puede hacer nada para cambiar el pasado y que puede que estemos equivocados pero digo, de todos modos algún día de estos te vas a enterar de lo que paso. Ron y yo prometimos guardar el secreto para no hacerte sentir mal o que te pusieras triste pero yo ya no puedo ocultártelo y pues…
-Hermione ¿podrías hacerme el favor de ir al grano? –dijo Harry que ya se estaba desesperando (y asustando también) de que su amiga se anduviera con tantos rodeos. La joven miro a Ron buscando un apoyo que no encontró. Hermione tenia que hacerlo sola.
–Tiene que ver con Vanessa –dijo Hermione pronunciando cada palabra con miedo.
Harry solo de escuchar ese nombre sintió un terrible escalofrío recorriéndole todo el cuerpo. ¿La razón? Simplemente porque tenia mucho tiempo que ninguno de sus amigos lo mencionaban (al menos no estando en sus cinco sentidos) y él para no molestar a Ginny también evitaba decirlo. Aunque no podía negarlo, el evitar decir su nombre había servido de mucho para poder huir del sufrimiento cada que la recordaba. Cuando alguien o él mismo querían referirse a Vanessa solo decían “Ella” y ahora Hermione la nombraba de nuevo, en realidad debía tratarse de algo importante y eso se notaba a leguas solo con mirarla a los ojos y verlos tan llenos de preocupación y nerviosismo.
-Hermione me estas asustando, dime ya que es lo que sucede.
-Tienes que perdonarme Harry.
-Primero habla.
-¿Recuerdas que cuando tu y Vanessa volvieron al cuartel ella estaba muy mal? –Harry asintió con la cabeza -¿Recuerdas que estaba muy pálida, se mareaba y parecía enferma?
-¡Como no voy a recordarlo! Hermione, te perdono todo pero ve al grano, la angustia me esta matando.
-¿Es que todavía no entiendes lo que quiero decirte? –él agito la cabeza de un lado al otro mirándola con el ceño fruncido –¡Ay Harry, no puede ser que no lo entiendas! –exclamo la castaña llevándose las manos al rostro y tapándose los ojos.
-No entiendo nada y si no me lo dices menos voy a entender.
-¿Recuerdas que nos preguntaste el día que volvimos a esa horrible mansión si sabíamos que era lo que tenia Vanessa?
-Lo recuerdo bastante bien, ustedes me dijeron que no sabían nada solo que para todos parecía enferma y…
-Esa es la clave de todo lo que te quiere decir Hermione –dijo Ron –Solo son cinco palabras que pueden provocar que te enojes, que te deprimas, que quieras matar a alguien, que no quieras volver a ver a ninguno de nosotros por no haberte dicho nada o también puede ser que no pase nada de nada de lo que te estoy diciendo ahora.
-Y volvemos a lo mismo, solo le dan vueltas al asunto pero no me dicen nada. –dijo Harry cruzándose de brazos.
-Mira Harry, lo que pasa es que Ron y yo si sabíamos lo que le pasaba a Vanessa. Aquel día te mentimos por tu bien. La madre de Ron nos dijo lo que ocurría. Aunque no estamos muy seguros pero lo que pensamos es lo más obvio y es algo muy triste, por eso no te dijimos nada.
-¡HERMIONE DILO YA! –grito Harry desesperado y al mismo tiempo golpeo la mesa con los puños lo que hizo dar un respingo a los otros tres que la ocupaban. Toda la atención se centro en Hermione.
-¡Vanessa estaba embarazada cuando murió! –exclamo Hermione de sopetón y se soltó llorando.
-¿Qué es lo que has dicho? –pregunto Harry no muy seguro de lo que acababa de oír.
-Vanessa estaba embarazada cuando murió. –repitió la castaña entre lagrimas.
Escuchar eso le cayó a Harry como un balde de agua helada y de nuevo un escalofrío le recorrió todo el cuerpo y la frase resonó en su cabeza varias veces “Vanessa estaba embarazada…” Con que de eso se trataba lo que Hermione no quería decirle, a lo que le daban tantas vueltas, lo que sus tres mejores amigos habían decidido ocultarle, lo que provoco que otro sentimiento se apoderara del muchacho. El enojo.
-
¡Por Merlín! –exclamo Ginny llevándose ambas manos a la boca.
-¿Te sorprendes? Seguro que también lo sabias –dijo Harry sin pensarlo.
-No Harry, Ginny no tiene culpa, ella no sabía nada, solo Ron, la señora Weasley y yo. Deja que te explique.
Harry no dejaba de lanzarle miradas asesinas, sin embargo esperó. Necesitaba saberlo todo. Hermione respiro hondo para poder hablar mejor pues gruesas lágrimas seguían resbalando por su rostro.
-¿Recuerdas que una mañana en Grimmauld Place la señora Weasley hablo con Vanessa? –Harry no respondió, sin embargo la castaña sabia que lo recordaba a la perfección –Bueno pues la señora Weasley nos dijo lo que había hablado con ella: Le pregunto que era lo que le pasaba, Vanessa le dijo que nada, obviamente no le creyó y ahí fue donde le pregunto si es que estaba embarazada porque tenia los síntomas característicos (nauseas, mareos, falta de apetito, etc, etc) ¿Sabes que fue lo que le contesto a la madre de Ron?
-“Si lo estoy o no es algo que a usted no le importa, no se meta en mi vida” –termino el pelirrojo la frase por Hermione –“Y mas le vale que no le diga nada de lo que su retorcida mente esta pensando a MI esposo ¿Me entendió?”
-Vanessa nunca se lo confirmo aunque te digo que es lo más obvio, la otra opción es que simplemente estuviera enferma pero nunca lo supimos a ciencia cierta –se encogió de hombros -y… y ustedes se fueron de la casa. Creímos que talvez ella te había comentado algo pero cuando nos preguntaste que si sabíamos lo que tenia nos dimos cuenta de que no. Por eso preferimos ocultártelo para evitarte un sufrimiento más grande del que ya tenias en ese momento.
-¡¿Por qué a mi no me dijeron nada?! –pregunto Ginny ofendida. –Debieron decirme lo que estaba pasando. ¿Es que no se dan cuenta de lo que hicieron?
-El que lo supieras iba a ser un golpe demasiado bajo para ti hermanita –dijo Ron. –Hay que reconocerlo, tú y Vanessa en el poco tiempo que se trataron nunca se llevaron bien. Tú querías a Harry pero él estaba con ella. El que supieras que Harry estaba esperando un hijo iba a ser demasiado para ti. Se te iba a romper el corazón y no queríamos eso para ti.
-Son unos tontos –murmuro la pelirroja –No tienen idea de lo que hicieron.
-¿Harry? –llamo Hermione a su amigo que al parecer encontraba mas interesante el plato que tenia enfrente. Harry tenía los brazos apoyados sobre la mesa y los puños fuertemente cerrados. No se movía ni parpadeaba, parecía una estatua. –Harry tienes que perdonarnos, Ya no podemos hacer nada para cambiar el pasado… Te lo ocultamos por tu bien.
-Por mi bien –repitió Harry en un susurro arrastrando las palabras y sus amigos se asustaron de la forma en que se escuchaba su voz. –Siempre es por mi bien, el problema es que nunca se ponen a pensar en lo que realmente quiero y necesito saber. No es justo… ¡No es justo! –empujo la silla hacia atrás y se puso de pie rápidamente para luego mirar lleno de furia a sus amigos. -Tu Hermione muy tranquilamente me dices que ya no se puede cambiar el pasado y eso lo se pero si lo que me están diciendo ahora me lo hubieran dicho hace dos años… ¡Arg! ¡¿Cómo pudieron hacerme esto?! Estuvieran seguros o no ¿Qué les costaba ir a donde estábamos viviendo para avisarme? ¡Solo era un maldito viaje por chimenea! –Harry hablaba entrecortadamente y las lagrimas amenazaban con desbordarse pero no sabia si del coraje, de la tristeza o de otra cosa. De cierta forma se sentía traicionado por sus mejores amigos -¡Y tu Ron! –exclamo señalando al pelirrojo de manera acusadora -¡¿Desde cuando aprendiste a guardar secretos?! Creí que eras mi mejor amigo…
-Tranquilízate mi amor –dijo Ginny que se puso de pie dispuesta a acercarse a su novio.
-¡No! ¡¿Tú piensas explicarme por qué te enojaste de lo que me ocultaron?! –Ginny se echo para atrás al oír que le hablaba de aquella manera. -¡El enojado debo de ser yo!
El ojiverde salio de la cocina realmente molesto y sus amigos fueron tras él. Lo encontraron sentado en las escaleras murmurando cosas que sus amigos no lograron entender.
-Harry perdónanos –insistió Hermione nuevamente.
-¡Todos son unos mentirosos hipócritas! –gritó el muchacho levantando la vista -¡¡¿HAY ALGO MAS QUE NECESITE SABER?, ¿VOLDEMORT O BELLATRIX NO MURIERON, O A ELLA LA ENTERRARON VIVA?, ¿QUE OTRA COSA ME OCULTARON?!!
Ninguno de sus amigos dijo algo y Harry ya no pudo soportar el enorme nudo que tenia en la garganta, se puso a llorar como tenia mucho que no lo hacia, nuevamente el dolor y el sufrimiento se apoderaban de él.
-Perdí a una gran mujer... –dijo entre lágrimas -…Y ahora me entero de que también perdí a un hijo… Todo pudo haberse evitado si ustedes no se hubieran quedado callados ¿aun así esperan un perdón inmediato?... Así no funcionan las cosas –dijo agitando la cabeza de un lado al otro. Después se puso de pie, se limpio las lágrimas con la manga y se dirigió a la puerta ignorando las miradas tristes de sus amigos.
-¿A dónde vas? –pregunto Ron.
-Necesito estar solo, no quiero estar aquí. –respondió Harry sin mirar atrás.
-¡NO HARRY! –grito Ginny y Harry preocupado por el sonido de su voz decidió voltear a verla. Estaba llorando y tenía un brazo extendido en dirección a él. –La última vez que te oí decir eso desapareciste de mi vida por más de un año… Por favor no te vayas… te lo suplico.
Las expresiones de Harry pasaron del enojo a la confusión por lo que le acababa de decir Ginny y luego a la tristeza cuando comprendió a lo que se refería.
-De verdad necesito estar solo y pensar en lo que me acaban de decir. –dijo el muchacho lanzándole una mirada furtiva a Hermione que agacho la cabeza bastante apenada.
-Harry… -suplico la pelirroja dando un paso al frente.
-Háganme un favor –dijo Harry ignorando la suplica de su novia –No me sigan y no cometan la estupidez de llamar a media Orden del Fénix si no regreso en una o dos horas. No volverá a pasar lo mismo que la última vez. –Ginny abrió la boca para replicarle pero Harry hablo antes que ella. –Y si no llegara a regresar en una semana a esta casa entonces… preocúpense por mí.
Eso fue lo ultimo que dijo antes de salir y azotar la puerta tras él. Fuera de la casa ya era pleno atardecer y casi como de costumbre la calle estaba desierta. Bajó los escalones y echo a andar sin rumbo fijo pero con paso decidido. Lanzo una mirada rumbo a la casa casi esperando que de un segundo a otro sus amigos salieran por la puerta para detenerlo ignorando lo que acababa de pedirles pero la puerta no se abrió y aliviado siguió caminando. Para cuando se dio cuenta ya se encontraba nuevamente en los límites del parque donde las ultimas familias de muggles ya se marchaban a sus casas. Estaba a punto de sentarse en una banca vacía cuando escucho su nombre varios metros a lo lejos.
-¡Oye Harry! ¡Harry Potter!
El muchacho se giro para ver quien lo estaba llamando y vio a la chica de las gafas oscuras y gorra, traía puesta la misma chamarra deportiva con la que la había visto en la mañana pero ahora traía zapatillas, jeans y de uno de sus brazos colgaba un pequeño bolso. Harry hizo una mueca al verla y en lugar de sentarse como pensaba hacer siguió avanzando como si no la hubiera escuchado y esperando que ella entendiera la indirecta. Sin embargo Miranda lo alcanzo.
-Hola –saludo gentilmente mientras avanzaba a un lado de Harry.
-Tu de nuevo –respondió el muchacho muy cortante. Ella dio un respingo ante la contestación pero siguió caminando a su lado.
-Vaya, parece que te hicieron enojar.
Harry se detuvo y la miro con ojos asesinos.
-¡Eso no te importa, lárgate y dejame en paz!
-Tienes un pésimo carácter ¿lo sabias? –dijo ella con toda la tranquilidad del mundo sin moverse de donde estaba.
-¡Solo dime que es lo que quieres y vete!
-Yo pues… estaba por aquí (otra vez), te vi y quise saludarte.
-Genial, ya lo hiciste. Ahora vete
-No voy a irme solo porque lo digas tú, los parques son lugares públicos ¿no? ¿Qué fue lo que te hicieron? En la mañana parecías mucho mas amable. ¿Por qué ahora estas tan enojado? –pregunto Miranda y de nuevo Harry tuvo la sensación de que através de las gafas oscuras un par de ojos se clavaban en los de él.
-Eso no te importa –dijo Harry arrastrando las palabras y volviendo a avanzar por el pasillo del parque con la joven siguiéndolo.
-Perdón, no es mi culpa ser una mujer tan curiosa.
Harry nuevamente se detuvo, respiro hondo y se quedo observándola.
-No se si pueda confiar en ti, a penas te conozco… ¿Cómo se que no eres peligrosa?
-¿Te lo parezco?
-Ese es el problema, a simple vista no pareces peligrosa.
-Créeme Harry Potter que si fuera peligrosa… -volteo el rostro a los lados para asegurarse de que no hubiera muggles cerca –… Tú ya estarías muerto.
Harry trago saliva y vio como la chica se llevaba una mano a los bolsillos de sus jeans, él de forma inconciente hizo lo mismo en busca de su varita mágica y si Miranda pretendía atacarlo ser mas rápido que ella
-No pretendo hacerte daño. –dijo ella riéndose al notar la reacción de Harry –Solo quiero charlar y creo que tu también deberías hacerlo. A veces es bueno hablar de nuestros problemas… ¿Por qué estas tan molesto? –volvió a insistirle acercándose a la banca mas cercana y sentándose en ella segura de que el muchacho hablaría. Harry resoplo solo de recordar lo que había pasado aquella tarde y empezó a caminar de un lado al otro como león enjaulado. –Vamos, cuéntame… yo no le diré nada a nadie.
-Mis amigos me mintieron –empezó a hablar Harry sin parar en su ir y venir. -¿Por qué me ocultaron eso? ¿Cómo fueron capaces de no decirme nada? ¡Y ella! ¿Por qué ella no me dijo nada? Yo la hubiera cuidado… ¡pero soy un tonto que no se dio cuenta! Ahora es tan obvio… –continuo hablando emitiendo un gruñido mas para si mismo que para la joven que la escuchaba.
-Perdona que te interrumpa pero… ¿Quién es ella?
-¡Vanessa! Ese era el nombre de mi esposa… Me acabo de enterar que estaba esperando un hijo mío cuando murió.
-¡Oh! –se escucho una débil exclamación de la chica al comprender el asunto.
-Mis amigos, Ron y Hermione lo sabían y nunca me lo dijeron –Harry se detuvo y se cruzo de brazos –Si lo hubieran hecho muchas cosas serian diferentes ahora y yo… es mi culpa, soy un imbecil por no haberme dado cuenta. ¡Todo es mi culpa!
-Veo que sigues con tu síndrome de culpabilidad. Estoy de acuerdo contigo en que eres un imbecil –dijo ella y Harry la miro con el ceño fruncido –Lo eres por culparte de todo lo que sucede a tu alrededor. Yo creo que tu ex esposa se enojaría mucho de ver como te destrozas culpándote de todo lo que les paso.
-Pues yo también estaría enojado con ella.
-¿Ah si? –pregunto la muchacha con curiosidad.
-Si, estoy enojado con ella porque no me dijo que estaba embarazada y porque nunca dejo que la llevara con un sanador.
-Humm… Quizá ella esperaba un mejor momento para decírtelo o… talvez ni ella misma sabía que estaba embarazada. Deberías pensar en que si fue de ese modo, Vanessa (así dijiste que se llamaba ¿no?) murió sin darse cuenta.
-Te gusta hacer suposiciones ¿verdad? –pregunto Harry.
-Me gusta verle el lado positivo a las cosas, eso es todo –respondió ella encogiéndose de hombros y con una sonrisa en los labios. –Dime algo, ¿Estás seguro de que tu mujer estaba embarazada?
Harry se quedo pensando por unos segundos, sus amigos le habían dicho que podía estar embarazada o solo enferma.
-No.
-Magnifico –dijo ella –Te quieres culpar de algo de lo que ni siquiera estas seguro. No cabe duda… eres un imbecil.
Harry puso los ojos en blanco.
-¿En que piensas? –pregunto ella después de unos minutos en los que el muchacho nuevamente caminaba de un lado al otro.
-No se si podré perdonar a mis amigos, estuviera o no embarazada fue muy grave lo que me ocultaron.
-Creo que estas exagerando demasiado. Seguro lo hicieron para no verte sufrir. Muchas veces las personas ocultan pequeños secretos para no herir a sus seres amados. –la chica suspiro –Si yo estuviera en tu lugar perdonaría a mis amigos. Yo no echaría a perder una amistad por algo que paso hace mucho tiempo. Pero obviamente tú sabrás cuales son las mejores decisiones. Puedes vivir infeliz y sin amigos o semi-infeliz y con amigos a tu lado.
Miranda dibujo una sonrisa y Harry trato de imitarla. Luego de eso la miro alzando una ceja.
-¿Qué? –pregunto ella al percatarse de la forma en que la observaba.
-Ahora que recuerdo… ¿Por qué estas aquí? Dijiste que estarías toda la tarde ocupada tratando de reconciliarte con tu ex.
-No quiero hablar de eso –respondió Miranda agachando la cabeza y jugueteando con la correa de su bolso.
-Según tu a veces es bueno hablar de nuestros problemas –dijo Harry que ya más sereno fue a sentarse a su lado.
-Digamos que fracase en el intento, él se rehúso a hablar conmigo aunque yo ya me esperaba eso. Es un tema bastante complicado de explicar –respondió la muchacha con tristeza.
-Supongo que intentaras hablar con él en otra ocasión.
-Si, ahora mas que nunca necesito hablar con él –dijo ella
-Pues ojala y esta vez corras con mejor suerte. –dijo Harry estirando una mano para tomar el brazo izquierdo de ella en señal de apoyo pero al instante la muchacha dio un respingo y se alejo hasta quedar en una orilla de la banca para que Harry no la tocara. En eso la misma musiquita que había escuchado volvió a sonar lo que provoco un nuevo respingo en la joven y que nerviosamente abriera su bolso para sacar el teléfono móvil de su interior.
-¡Rayos! –murmuro Miranda al ver el numero –Solo dame un minuto.
Harry asintió con la cabeza.
-¿Qué paso? –fue lo que dijo la joven en cuanto contesto el teléfono. –Ya veo… no pasa nada… -Harry la observaba notando nuevamente un dejo de preocupación en su voz. –En cuanto me desocupe estaré ahí… No lo se pero será pronto, todavía tengo cosas que hacer… ¿Podrías pasarle el teléfono?... Gracias… –La chica ladeo el rostro en dirección a Harry que seguía observándola. El muchacho desvío la vista a otro lado pero ya era un poco tarde para disimular que la estaba mirando. La chica hizo una mueca y se puso de pie –Oye mi amor… -fue lo ultimo que Harry le oyó decir a Miranda mientras se alejaba un par de metros para poder hablar sin que chismosos como Harry la escucharan.
Unos minutos mas tarde Miranda regreso a donde Harry estaba.
-¿Mas problemas con tu vecina? –dijo Harry tratando de que ella le dijera con quien había hablado por teléfono –Por qué ella te llamaba de nuevo ¿no? Espero que el favor que le pediste no haya sido la elaboración de una poción. –dijo entre risas.
Miranda no le respondió nada y guardo el teléfono manteniéndose de pie a un lado de Harry.
Harry casi podía jurar que a través de las gafas tenia los ojos entrecerrados disgustada por el comentario que había hecho pero dudaba que algún día pudiera confirmar sus sospechas. Paso cerca de otro minuto en el que ninguno dijo nada y ella mantuvo el rostro en dirección a él.
-¿Por qué me miras así? –pregunto el muchacho intimidado.
-¿Y como sabes que te estoy mirando? –respondió ella y dibujo una sonrisa.
-¿Por qué utilizas gafas oscuras? –pregunto Harry ahora que se tocaba el tema.
-Para protegerme. –dijo ella y le dio la espalda.
-¿Protegerte de que? –volvió a insistir Harry.
-¿Del sol? –fue la contestación de ella con notorio sarcasmo. Harry se levanto de la banca y se paro junto a ella.
-¿Protegerte del sol cuando esta a punto de anochecer? No te creo.
-Entonces no me creas… -Miranda se encogió de hombros –Me gustaría seguir platicando contigo pero tengo que irme. Mientras regresaba a este parque me encontré con mis padres y me invitaron a cenar a su casa. ¿No quieres acompañarme? –le pregunto dedicándole una sonrisa.
Harry abrió mucho los ojos, era algo que no se esperaba. Un gesto muy gentil de su parte y una invitación muy tentadora pero…
-Muchas gracias pero creo que no puedo acompañarte, me gustaría estar solo e ir al cementerio por lo que te conté hace un rato.
-Bueno, no importa, será en otra ocasión... Supongo que la tumba de tu esposa no queda lejos de aquí.
-De hecho si queda lejos de aquí, la enterraron en Hogwarts ¿lo conoces?
-Por supuesto que lo conozco pero… ¿no crees que sea muy tarde como para ir al cementerio?
-Necesito ir, perdón por rechazar tu invitación pero supongo que la semana que viene puedes venir a visitarnos y así conocer mejor a mis amigos ¿no?
-Por ese comentario supongo que los perdonaras. Eso me alegra mucho y… la verdad no creo que vaya a ir un día de estos a tu casa. Le prometí a tu novia que ya no me vería por aquí, no quiero disgustarla. Adiós Harry. –dijo Miranda y sin previo aviso se desapareció del lugar dejando a Harry parado como un tonto.
-Adiós… -dijo el ojiverde en un susurro.
El muchacho volteo a todas direcciones esperando que un muggle no hubiera visto nada pero el lugar estaba desierto así que aprovecho y también se desapareció del parque para dirigirse al cementerio de Hogwarts.
martes, 2 de septiembre de 2008
CAPITULO 3 EL PESO DE LA CULPA
Publicado por
sandy yalek
en
7:28:00 p. m.
Etiquetas: Memorias Perdidas II
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