CAPITULO 14 UN FUTURO… ¿PERFECTO?
El tiempo pasaba más deprisa de lo que Harry podía imaginar y al menos hasta ese entonces, todo había transcurrido con una tranquilidad casi perfecta.
Ginny literalmente había desaparecido al menos para él porque se había enterado de que por lo menos una vez cada dos meses, la chica enviaba una carta a su familia para informarles que se encontraba bien y que nadie se preocupara por ella. Leer esas cartas mantenían a los señores Weasley un poco tranquilos pero lo que les inquietaba era no saber donde podían localizarla porque cada que devolvían la lechuza pidiendo respuestas, nunca las obtuvieron.
Pasaron cerca de seis meses en que los Weasley no quisieron dirigirles la palabra ni a él ni a Vanessa en cuanto se enteraron de la contraparte por la cual Ginny estaba tan enfadada pero luego de tener otra larguísima charla con ellos y Hermione, estos no les guardaron rencor de que Ginny se marchara aunque Ron se mostraba receloso con Harry y muy de vez en cuanto le lanzaba indirectas a las cuales Harry contestaba “Le pedí que fuéramos amigos, tu hermana se fue porque quiso, yo no la corrí” acallando las quejas de Ron por completo; sin embargo, la relación del pelirrojo con Vanessa era simplemente por pura cortesía, si se decían un “Hola” ya era pedir demasiado.
Harry se fue a vivir a la pequeña casa de Vanessa y como solo eran tres, se acomodaron bastante bien. Así que Ron y Hermione se quedaron viviendo solos en el número doce de Grimmauld Place hasta que al final y ya que las cosas se habían calmado un poco, el ojiverde termino por regalársela a la feliz pareja ya que a él la mayoría de las veces le traía malos recuerdos.
******
Era ya el 31 de julio, aproximadamente año y medio después del regreso de Vanessa. Ese día se llevarían a cabo tres celebraciones muy importantes: El cumpleaños de Harry, el cumpleaños número tres de Melissa y por fin, la boda de Harry Potter con Vanessa Prince quienes más que volver a casarse, solo renovarían sus votos pero con los apellidos correctos.
La casa de Vanessa estaba abarrotada de gente entre la que se encontraba el pequeño gran círculo social del trió además de algunos cuantos compañeros del trabajo de Harry. Todos esperaban a que los novios estuvieran listos. Por la chimenea apareció Harry quien a falta de espacio se había ido a cambiar al número doce de Grimmauld Place. Ron y Hermione continuaban allá porque la castaña aun no decidía cómo peinarse para la boda.
-¡Ey Tonks! –gritó el muchacho al verla salir de la cocina. Su cabello rosado era bastante fácil de reconocer –¿Ya esta lista Vanessa?
-No Harry, no seas impaciente, solo espera un par de minutos mas –respondió la metamorfomaga subiendo rápidamente las escaleras.
Ella entró en la habitación donde Vanessa intentaba ponerse un vestido en color marfil con mangas y holgado en la parte de abajo. Luna Lovegood por su parte, estaba poniéndole a Mel un pequeño vestido en un rosa pastel para después ayudarle a girar sobre sí misma para ver el vuelo que podía alcanzar su vestido. Luna al igual que todos los demás, adoraba a la niña.
-¿Ya llegó Harry? –pregunto Vanessa en cuanto le vio entrar.
-Sí, ya llegó. Date prisa… A ver, deja te ayudo…
Con cuidado le puso el vestido y después ambas admiraron el corte del mismo frente al gran espejo que se había colocado ahí para la ocasión.
-Te ves preciosa Vanessa
-Lo sé –respondió la muchacha con poca modestia dándose vueltas frente al espejo para verse desde todos los ángulos. –Este día todo será perfecto –añadió.
-Bueno pues Luna, Mel y yo nos adelantamos. Tienes… cerca de un minuto para bajar, no creo que quieras hacer esperar mucho a Harry.
Vanessa sonrió y las vio partir no sin antes lanzarle a Mel algunos besos en el aire. Volvió a admirarse en el espejo; tomó su ramo y dio un largo suspiro de satisfacción. Por fin se convertiría oficialmente en la señora Potter. Ya se podía imaginar a todos sus invitados con una sonrisa y observándola mientras ella bajaba las escaleras y sorprendiéndose por lo hermosa que se veía. Salió de la habitación, camino por el pasillo y empezó su descenso por las escaleras; sólo que cuando al fin pudo ver los rostros de los invitados no era nada parecido a lo que estaba dibujado en su imaginación.
Todos murmuraban y en cuanto la vieron se quedaron callados mirándose los unos a los otros con complicidad y preocupación.
Buscó a Harry con la mirada pero no era muy difícil encontrarlo ya que estaba en medio de un círculo de personas formado por Ron, Hermione, los gemelos y los señores Weasley y no le fue muy complicado deducir que ese punto era de donde todos los murmullos empezaron a surgir. La joven mecánicamente bajó el resto de los escalones y se situó frente a Harry.
-¿Por qué…?
-Mi amor, tenemos un problema –le interrumpió el ojiverde hablando con cautela.
-¿Problema? ¿Qué clase de problema? –exclamo la muchacha rompiendo la quietud de la habitación.
-Se trata de Ginny… -susurro la señora Weasley apenada. –Ella viene en camino.
-¡¿Donde?! –pregunto mirando en todas direcciones como si a pesar de las palabras intentara localizarla ahí –Se supone que ella no sabía nada de la boda ¿Quién le dijo?
-Lo siento Vanessa pero justo esta mañana llegó a visitarnos y de la emoción de verla nuevamente olvide lo que tenía que hablar y que no. Se me escapó…
-Señora Weasley, ¿Por qué le dijo? –se quejo Vanessa tratando de sonar lo menos agresiva posible lo cual significaba un gran esfuerzo para ella. –Saben que los aprecio bastante a pesar de… bueno, de ya saben que. Ustedes mismos nos otorgaron su apoyo con respecto a los problemas con Ginny. Todos los aquí presentes guardaron el secreto de nuestra boda para que estuviéramos tranquilos y evitar conflictos. ¿Sabe que es lo que sucederá ahora? ¡Ginny va a arruinarlo todo! No quiero tener problemas con nadie pero no permitiré que Ginny deshaga lo que he hecho. –y señalo los arreglos que se habían colocado alrededor de la casa
“Aunque si lo pienso bien, ya lo arruino sin haber llegado aquí. La voy a matar” –pensó la chica cerrando la mano en un puño
-Señora Weasley ¿No sabe de cuánto tiempo disponemos antes de que Ginny aparezca? Quizá nos dé la oportunidad de hablar con ella y no cause desastres. –dijo Harry colocando una mano sobre el hombro de Vanessa para que se relajara un poco.
-Harry, hablas de Ginny como si en verdad viniera a arruinar su boda… -empezó a decir Tonks
-Sabemos que viene a arruinar la boda –murmuro Vanessa.
- Tal vez solo quiere ser una invitada más, ya pasó bastante tiempo desde que ustedes tuvieron problemas
-No podemos arriesgarnos Tonks –le respondió el ojiverde y luego volvió a dirigirse a la señora Weasley –¿Sabe donde esta ella? Debió decirle algo sobre eso, de lo contrario Ginny ya estuviera aquí.
-Ella solo me dijo que necesitaba buscar a unos amigos en el Caldero Chorreante y en Hogsmade
-¿El Caldero Chorreante? ¿Hogsmade? ¿Qué más le dijo? –pregunto Harry con impaciencia.
-Nada. Después de eso desapareció en la chimenea y ya no pude preguntarle más cosas; ni siquiera sabemos dónde está viviendo o si necesita de nuestra ayuda para mantenerse –sollozo la mujer.
-Muy bien, terminemos con esto de una buena vez –gruño Vanessa y se abrió paso entre los invitados para llegar a la chimenea.
-¿Qué haces? –Harry confundido la miro y arqueo una ceja.
-Ahora que se donde esta Ginny (o donde puede estar) la interceptare para que no venga aquí... Sera una charla pacifica, se los prometo –añadió al ver las caras de los señores Weasley –Solo quiero tener tranquilidad y Ginny no se está prestando demasiado a nuestra causa.
-Yo opino que deberían esperar a lo que pase. Dudo que Ginny quiera provocar disturbios aquí en medio de un poblado muggle. –dijo Lupin pero nadie le hizo caso
-No puedes ir así –dijo Harry alcanzándola y tomándola del brazo. –Tu vestido se llenara de hollín y después te estarás quejando.
-Tienes razón, necesito cambiarme. ¡Maldición, porque pasan estas cosas! –exclamó y pareció que iniciaría alguna especie de puchero muy parecido a los berrinches de su hija. -¡Mel! ¿Dónde está Mel? –gritó un poco desesperada al recordar que (y aunque no quisiera reconocerlo) una de las principales personas que habían sido amenazadas por Ginny era su hija.
-Aquí estamos –se oyó la dulce voz de Luna desde un rincón. Vanessa y Harry voltearon en esa dirección y vieron a la rubia abrirse paso entre la gente con Melissa en brazos pero Mel crecía demasiado rápido, era probable que en cuestión de un par de meses cargarla se volvería una misión imposible.
Vanessa corrió y abrazó a la pequeña Mel. Harry se acerco a ellas y le dijo a Luna:
-¿Crees que puedas cuidarla durante un rato mientras arreglamos este problema?
-Por supuesto Harry Potter. Melissa y yo nos estamos llevando muy bien. ¿Podría darle un paseo?
-Si Luna –fue Vanessa quien contesto –Aléjala de la casa y de cualquier lugar cercano o que Ginny pueda conocer.
-Le he estado contando de los Nargles, le parece divertido –Luna dibujó una sonrisa y volvió a tomar a la pequeña en brazos –Hay un bonito lugar que me gustaría mostrarle.
-No importa el lugar, solo cuídala Luna –ordenó Vanessa –Mel, debes ir con ella, pórtate bien, solo será un momento.
-Si mami.
La rubia asintió con la cabeza y se dirigió a la salida de la casa.
-¡No! –exclamó la chica de los ojos azul zafiro y algunos dieron un saltito porque no se esperaban aquel grito. –¿Por qué no utilizas la chimenea?
-Adonde quiero ir no puedo utilizar la chimenea –dijo Luna encogiéndose de hombros –Me desapareceré en la entrada.
-Luna, no vuelvas por nada del mundo en las próximas 3 horas. Solo para estar seguros.
-No te preocupes por nada Harry –y continúo con su camino.
Antes de que desaparecieran Harry y Vanessa vieron la manita de Mel agitarse en señal de despedida. Hermione cerró la puerta asegurándose de que ningún muggle anduviera merodeando por el lugar y volvió a lado de Ron.
-Vamos –le apresuro Harry tomando su mano y llevándola escaleras arriba para que se quitara el vestido de novia lo más pronto posible.
-Por favor, que el funcionario del Ministerio de Magia no se vaya… Y si viene Ginny no la dejen que haga nada. Amárrenla de ser necesario…-dijo la muchacha mientras intentaba subir rápido pero su vestido no se lo permitía del todo; de reojo vio que Ron entornaba los ojos nada contento por sus palabras.
-¡La odio! ¿Ya te lo había dicho? ¡La o-di-o! –se quejo en cuanto entró a su habitación. -Esto es horrible Harry
-Claro, es horrible pero si algo malo ocurre será tu culpa. ¡Tú provocaste a Ginny, tú la hiciste enojar mucho más! Te dije que era mejor dejar las cosas en paz, ¡Yo te lo dije! –Harry estaba enojado y a la vez preocupado pero tenía toda la razón. La única culpable de esa situación en mayor o menor parte era Vanessa –Se que vas a negármelo pero ahora si te asusta lo que pueda hacernos Ginny.
-No estoy asustada –le respondió quitándose el velo de la cabeza. –Estoy molesta, acaba de arruinar nuestra boda
Harry puso los ojos en blanco y se aflojo el cuello de la camisa para luego quitarse el saco. Él también necesitaba estar cómodo pero ninguno de los dos pudo quitarse otra prenda de vestir porque en ese momento entró por la ventana el patronus de una liebre. Sin duda alguna el de Luna Lovegood.
-Harry, creo que nos siguieron… Estamos en Berwyn Mountains
El patronus se disolvió y los chicos se miraron el uno al otro durante una fracción de segundo con expresiones pálidas y llenas de terror y luego de eso, salieron corriendo de la habitación a toda velocidad. A pesar de que las palabras proferidas por el patronus resultaban casi imposibles por el simple hecho de que Hermione se había cerciorado de que nadie estuviera fuera de la casa, no podían ignorarlo. No estarían seguros de si se trataba de una verdad o mentira hasta que vieran a Luna y a Mel con sus propios ojos.
-¿Qué pasa ahora? –pregunto intrigado uno de los gemelos al verlos tan apresurados y con esas expresiones.
-Siguieron a Luna hasta Berwyn Mountains. No sabemos si fue Ginny ¿pero qué otra cosa podemos esperar? –le respondió el ojiverde.
-No hay tiempo de explicaciones. Harry y yo debemos irnos –Vanessa lo tomó del brazo y lo arrastro a la puerta –Y no es necesario que nos esperen porque seguramente hoy no habrá fiesta –termino de decir con los dientes apretados visiblemente furiosa.
-¡Vamos con ustedes! –exclamaron casi a coro los gemelos, Ron y Hermione.
-Como quieran –les dijo secamente.
Y una vez que los tres salieron y que Vanessa escudriñara la calle por ambos lados se desaparecieron.
******
-¡Genial, verdaderamente genial! –gritó Vanessa con sarcasmo al observar el lugar donde habían aparecido -¿Por qué de todos los lugares que existen Luna escogió precisamente este?
-Le dijiste que podía llevarla a donde quisiera siempre y cuando fuera lejos de nuestro hogar… -respondió Ron a la pregunta que la muchacha había hecho al aire y no pudo contener una risita cuando termino la frase –Parece que Luna se lo tomó muy literal.
Berwyn Mountains era un lugar situado en los límites de Inglaterra con Gales, gran parte del terreno era campo abierto que representaba las colinas de las montañas pero a lo lejos podían verse grandes árboles que cubrían el borboteo de agua proveniente de una cascada y también podía alcanzar a distinguir el cauce del rio por el cual caía el agua de la misma, y también estaba rodeado de vegetación. El clima de aquella temporada era tormentoso y lluvioso, por consiguiente, el suelo era un poco fangoso. El cielo estaba completamente nublado pero la flora variaba de tonalidades de verde, aunque el que más prevalecía era un verde oscuro brillante.
-Si están aquí hay que aprovecharlo –empezó a hablar Vanessa dedicando una mirada a la parte baja de su vestido que acababa de ensuciarse de lodo e hizo un gesto. –Tenemos que encontrar a Luna y a Mel pero no se me ocurre donde puedan estar con este terreno tan grande.
-Ron y yo podemos buscarlas por aquí –se apuntó Hermione.
-Fred y yo iremos por allá –dijo George señalando en dirección al rio.
-Tú y yo iremos a donde está la cascada. Tal vez desde allá arriba podamos verlas.
Todos asintieron con la cabeza, sacaron las varitas mágicas para estar preparados y se volvieron a desaparecer para iniciar su búsqueda.
Aparecieron en una de las principales zonas boscosas. La cascada se oía demasiado cerca así que se encontraban en el lugar correcto.
-¡MEL! ¡LUNA! ¡¿DÓNDE ESTAN?! –gritó a voz de cuello y echo a andar sin rumbo especifico pero mirando en todas direcciones buscando su objetivo.
-¡Shh! No grites. No creo que quieras que Ginny sepa que estamos aquí antes de que nosotros encontremos a Luna.
-No me importa, es más… -le respondió y nuevamente gritó -¡Ginny! ¡Si estás ahí sal de una vez! ¡Matémonos entre nosotras si quieres pero no toques a mi hija!
Pero no obtuvo ninguna respuesta así que la joven siguió su camino irregular entre musgos y fango levantando la falda de su vestido pero no para evitar que se ensuciara, sino para no pisarlo y tropezar pero fue en vano…
-¡AHHH!
Vanessa cayó de sentón en lo que parecía ser la zanja de un arroyuelo y no conforme con eso se derrapo al igual que si se tratara de un tobogán. Intentó detenerse o agarrarse de algo pero no encontró la forma de hacerlo, todo estaba muy resbaloso y no tenía cabeza para pensar en un hechizo que pudiera detenerla
-¡Harry!
-¡Ya voy! –le contesto corriendo en paralelo a la zanja y pensando también en un hechizo para detenerla aunque… en algún momento se detendría ¿no? Pensó
Pero por andarla viendo no se fijó en el camino que seguía y también cayó por otro arroyuelo conectado al principal que era por donde iba Vanessa.
-¡Auch! –exclamó al caer y sentir como un hueso de su tobillo emitía un sonido extraño y también fue golpeado en la espalda por muchas piedras pequeñas, aquello le dolería mas cuando salieran del agujero.
Vanessa murmuro maldiciones cuando de reojo vio lo que había sucedido con Harry y se le ocurrió lanzar un hechizo a los arboles más lejanos para que les cerraran el paso y ya no siguieran por aquel tobogán pero no funciono porque el árbol se desplomó después de ella y si Harry no se hubiera agachado a tiempo, le hubiese volado la cabeza.
-¡No hagas eso!
-¡Pues entonces busca la forma en que nos detengamos!
-Nos detendremos en algún momento, no te preocu…
-¡LA CASCADA! –aulló Vanessa y al momento hizo más intentos por detenerse pero solo se manchaba mas y mas de barro.
Harry cuando la escuchó volteo en la dirección que señalaba y localizó que a muy pocos metros los esperaba la fuerte corriente de la cascada.
-¡Oh no! –susurró el ojiverde y pensó que si llegaban ahí sería el fin de ambos porque les sería difícil luchar contra la corriente y lo más probable era que unos metros después cayeran por la pendiente y… -¡No! –se dijo a sí mismo. Eran magos y en el pasado estuvieron involucrados en situaciones peores, entonces debía existir la forma de que nada de lo que estaba pensando sucediera por Mel y por Vanessa. Apuntó con la varita directo a donde estaba el agua y exclamo:
-¡Glacius! –El agua donde el hechizo tocó se congeló pero solo duro unos segundos porque la corriente fue más fuerte y destrozó el hielo.
-¡No servirá Harry! –dijo Vanessa al ver lo que intentaba hacer.
-¡Si ambos lo hacemos servirá! ¡Solo necesitamos unos segundos!
-¡Glacius!
-¡Glacius! ¡Glacius! ¡Glacius!
Gritaron una y otra y otra vez apuntando al mismo punto para que por lo menos un fragmento se convirtiera en una pista de hielo. Por mucho dispondrían de un par de segundos porque si dejaban de lanzar el hechizo, este se quebraba dejando pasar nuevamente a la corriente que Vanessa también trato de detener dejando otro tronco de árbol pero no ayudo en mucho su intento.
El tobogán termino y se deslizaron por el hielo deteniéndose justo a la mitad del cauce de la cascada. Todo indicaba que lo habían logrado pero su peso y la corriente que no dejaba de correr los traicionó. El hielo se empezó a crujir, tenían que moverse muy deprisa.
-Corre a la orilla, ¡CORRE! –exclamo Harry quien ya estaba en pie cojeando, sujetando a Vanessa de las manos y literalmente arrastrándola a la otra orilla porque con el vestido no se podía poner en pie tan rápido como él. Se patinaron por el hielo y este empezó a desmoronarse.
-¡Rápido Harry! –gritó Vanessa encogiendo los pies para no caer y al final el ojiverde tuvo que saltar para aterrizar en una gran roca gris.
La joven de los ojos azul zafiro no tuvo la misma suerte que él y su cabeza se estrello contra la roca provocando que se le abriera la frente y que profiriera otra maldición en señal de queja. La mitad de su cuerpo se sumergió en el agua pero sus manos se mantuvieron firmemente agarradas a las de Harry quien por el peso estuvo a punto de caer pero como pudo atoro sus pies y con todas sus fuerzas jalo a Vanessa para sacarla del agua pero una de sus manos resbalo por sujetar su varita mágica y la chica se sumergió completamente en el agua.
-¡Vamos Vanessa! –exclamo Harry haciendo un increíble esfuerzo para sacarla aunque ahora solo tuviera una mano de apoyo.
Y lo logró.
La joven cayó encima de él pero al instante se movió para quedar boca arriba sin dejar de toser y expulsar el agua que había tragado. Harry permaneció inmóvil pero respirando agitadamente por el esfuerzo realizado.
-Gra…ci…as –articulo Vanessa con dificultad y empapada de pies a cabeza. Su voz apenas y se escucho por encima del borboteo de agua que tenían a lado suyo.
-No fue nada –Harry al hablar intento moverse pero hizo una mueca al sentir nuevamente un agudo dolor en la espalda y tobillo. Cerró los ojos para relajarse un poco y deslizo su mano para alcanzar la de Vanessa y la apretó fuertemente sin decir nada más.
¿Quién iba a creer que pasaron por toda aquella proeza si su única misión (por llamarle de alguna manera), era encontrar a Luna y Mel y llevarlas de vuelta a casa? ¿Por qué sus vidas no dejaban de ser complicadas? ¿Por qué no podían tener el futuro perfecto que Vanessa y él mismo deseaban? ¿Por qué un simple error del pasado, conjuntado con encaprichamiento y egoísmo había complicado las cosas hasta ese grado? Harry siempre había pensado que una vez eliminado Voldemort podría tener una vida de lo más normal pero en eso estaba equivocado. ¿Es que su vida siempre estaría condenada al desastre? ¿O el único desastre era el haber conocido a Vanessa?... Su vida era más o menos tranquila antes de que ella reapareciera al igual que su convivencia con los Weasley y la Orden…
Pero en ese instante sus pensamientos se detuvieron al sentir gotas de agua cayéndole en la cara para que después unos cálidos labios se posaran sobre los suyos. Abrió los ojos solo por un instante para asegurarse de que era Vanessa quien lo estaba besando y una vez que lo comprobó, levantó su mano libre para ceñirla alrededor del rostro de la joven acercándola más hacia él. ¿Cómo podía llegar a pensar Harry que el desastre de su vida era Vanessa si era la mujer que amaba con locura? Y más aun si aquella mujer le había dado una hermosa hija. El destino había jugado con él desde su nacimiento para condenarlo a lo que muchos llamarían infelicidad pero él tenia muchas cosas que agradecerle a la vida y por las cuales no debía quejarse. Podría ser peor pensó
La joven se separo del ojiverde y él pudo observar mejor su frente de la cual seguía escurriendo un hilo de sangre
-Te amo Harry… -le susurró con ojos brillosos.
En respuesta, la volvió a besar dulcemente en los labios. Y luego Harry con un poco de ayuda de Vanessa se puso de pie. Ella se miro de arriba abajo haciendo gestos e inspirando hondo una y otra vez.
-Mi vestido esta arruinado –añadió la muchacha con enojo enrollando su cabello para escurrirlo un poco.
El ojiverde la fulmino con la mirada.
-No sabemos si Mel está corriendo peligro o si Ginny piensa hacerle algo. Ni siquiera sabemos si ella fue quien las siguió. Estuvimos a punto de ser arrastrados por esta corriente… ¡¿Y TU TE PONES A PENSAR EN TU VESTIDO?!
-¡Sí! Pienso en este estúpido vestido y siento mucho controlar mis nervios de esta manera… –exclamó con la voz quebrada –pero prefiero pensar en eso que pensar en cualquiera de las otras horribles imágenes que están en mi cabeza ahora. –siguió hablando y empezó a moverse de un lado al otro alejándose de la amenazante orilla -Lo confieso, estoy muy, muy preocupada. No debimos separarnos de nuestra bebe. ¡No volveremos a hacerlo nunca! Me pone muy mal el pensar lo vulnerable que puede ser en este lugar.
Harry no supo que decirle, él también estaba muy preocupado. Vanessa prosiguió:
-Creo que este es uno de los días en que más tiempo he estado lejos de Melissa y es frustrante porque en ocasiones pasadas por lo menos sabia que se encontraba bien y ahora ¡no lo sé! Me concentre tanto en Ginny y en la boda que sin más miramientos deje que Luna se la llevara… -se detuvo con aire pensativo y cuando volvió a hablar pareció aun más desesperada. –Luna y Weasley son amigas ¿No se te hace extraño que justo después de que Luna se marchó nos mandara el patronus? ¿Y si todo esto es una trampa? ¿Y si se pusieron de acuerdo para verse aquí? –exclamó verdaderamente abrumada y Harry se asustó de verla en aquel estado.
-Tranquilízate…
-¡No!... ¡¿Y si ambas planearon todo para quitarme a mi bebe? ¿Podría Ginny hacer eso para verme sufrir? ¡No puede Harry! ¡No puede!
-Vane…
-¡Mel es mi vida y me muero si algo le pasa!... –estalló Vanessa en llanto y se dejó caer sobre sus rodillas tapando su cara con las manos para ahogar un poco sus lamentos.
Harry se arrodilló y le rodeo con los brazos dejando que de sus ojos escaparan también algunas lágrimas.
-Luna es un poco extraña y dudo que ella pudiera hacer algo contra nosotros. A ella le gustan o le llaman la atención este tipo de sitios. Ella solo quería dar un paseo con Mel, eso es todo. –trató de convencerse sin mucho éxito. –Ya verás que las encontraremos y será como si nada de esto hubiera sucedido. Luna debe de andar buscando nargles o a los Snockack de Cuerno Arrugado pero si quieres que las encontremos pronto, hay que movernos.
-Gracias Harry, gracias por siempre estar aquí cuando estoy a punto de perder la cordura. Tampoco sé que haría sin ti –La chica trató de enjugarse las lágrimas con la manga de su vestido pero lo único que logro fue mojarse aun más porque continuaba empapada. Puso los ojos en blanco y le lanzó un hechizo al vestido para que se secara y pudiera moverse con más facilidad.
-Hemos perdido mucho tiempo entre cascadas, quejas y golpes –pronunció el ojiverde señalando con la varita la frente de Vanessa -¿Te encuentras bien?
-No es nada del otro mundo. ¿Tu estas bien? Te he visto cojear.
-Creo que me torcí el pie cuando caí en ese arroyuelo. No es nada del otro mundo –repitió las palabras de Vanessa lo que los hizo dibujar una sonrisa en el rostro. –Y me golpee la espalda con unas piedras, tampoco es algo de lo cual deba preocuparme. –añadió tratando de levantarse haciendo una gran mueca de dolor que no pudo disimular.
-Déjame verte –Vanessa sin esperar a que Harry diera su consentimiento lo rodeo para verle la espalda -¡Oh por todos los cielos!
-¿Qué? –pregunto Harry ladeando el rostro para ver su cara pero no lo logro.
-Estas todo lleno de sangre –con cuidado levanto la camisa del chico y volvió a soltar una exclamación –tienes toda la espalda raspada y… tienes algunas piedras incrustadas. Esto es más que un simple golpe.
-Estaré bien, de veras. Olvida mi espalda y busquemos a Mel. –dijo Harry moviéndose y dándose la vuelta para verla a los ojos. Avanzaron un poco pero a cada paso Harry hacia una mueca por el dolor de la espalda y de la torcedura del pie. Se sintió un poco ridículo porque generalmente eran las doncellas quienes terminaban con los pies torcidos o cosas así. ¡Qué patético! pensó
-Harry, esto no está funcionando, nos movemos demasiado lento. Hagamos algo, déjame ir allá, al borde de la cascada –y señalo el rio, el rumbo de la corriente a su costado derecho y luego al frente –Para ver si desde ahí logro verlas o si alcanzo a ver cualquier cosa sospechosa. Si no veo nada volveré a ti y nos iremos a otro lado. Hemos hecho bastante ruido en los últimos minutos. No creo que estén aquí –suspiro y su rostro se entristeció
El muchacho lo medito por un instante pero luego asintió con la cabeza. Aceptando que en esa ocasión ella tenía toda la razón.
-No tardare nada, te lo prometo. –le dio otro beso en los labios y se fue al paso más rápido que le dieron sus pies.
Lo que Vanessa no sabía era que el paisaje era un poco traicionero y que la pendiente estaba más lejos de lo que ella imaginaba; así que aprovecho el viaje para gritar de vez en cuando los nombres de Luna, Melissa ¿y porque no? Alguna que otra maldición en contra de Ginny sin que obtuviera respuesta. Cuando al fin se estaba acercando al borde de la cascada lo aprovechó para hacer uno que otro cálculo. El sendero por el que ella había circulado hasta entonces, y sin que los arboles se interpusieran media por lo menos unos cinco metros, espacio suficiente para circular sin temor alguno de caer nuevamente al agua. Del otro lado del rio era más o menos lo mismo pero lo que si daba un poco de miedo era el ancho de la corriente de unos 10 metros mínimo y se asustó mucho más cuando llegó su objetivo y miro hacia abajo, aunque no tuvo el valor suficiente para acercarse al borde, desde un par de metros atrás estaría perfecto. Nunca se había imaginado que la cascada fuera tan alta. Cuando habían aparecido en el campo abierto todo parecía más pequeño pero era todo lo contrario. ¿Sesenta? ¿Setenta? ¿Ochenta metros de altura? Agitó la cabeza de lado a lado desechando la imagen de ella y Harry cayendo por la cascada.
Una muerte segura se dijo a sí misma.
No podía negar que la vista desde ahí era hermosa. Todos los arboles acomodados casi meticulosamente en torno al rio, las montañas en el horizonte con mucha nieve en la cima, las diferentes tonalidades verdes del suelo, la espuma blanca borboteando en la base de la cascada, la brisa rozándole la cara y alborotándole los cabellos. Ahora podía comprender porque Luna había llevado ahí a su hija pero mientras no tuviera a la niña nuevamente en sus brazos, la rubia también se convertía en una enemiga más.
Sin embargo, sintió una gran decepción cuando no vio nada más que arboles debajo de ella, ni siquiera lograba ver a Ron o Hermione quienes habían prometido quedarse en el campo abierto. ¡Nada!
Derrotada y a punto de volver a llorar se dio la vuelta para regresar lo más pronto posible con Harry pero de pronto un ruido entre los arboles llamó su atención, se giro para mirar del otro lado de la cascada y pudo jurar que alguien andaba ahí.
-¿Luna?... ¿Mel?... ¿Ginny? –pregunto con cautela apuntando con la varita ante cualquier cosa que pudiera ocurrir.
-¡Ey Vanessa! Qué gusto verte de nuevo–dijo una figura cuando salió de entre los árboles y Vanessa soltó un bufido al ver que no se trataba de ninguna de las personas a las que esperaba ver.
-¿Qué haces aquí Fred? –exclamo la muchacha con irritación pero relajando ligeramente su posición.
-Los andaba buscando, a ti y a Harry. –le respondió el pelirrojo con despreocupación y acercándose a la cascada. -¡Ufff! Vaya que esta alto.
-Yo que tu no me acercaría mucho –le advirtió -¿Para qué nos buscabas? ¿Ya encontraron a Luna? –pregunto con un brillo de esperanza en los ojos.
-¡Ayyy, me caigo! –grito Fred haciendo un movimiento extraño frente al borde provocando que a Vanessa casi se le saliera el corazón del susto pero un segundo después Fred se rio a carcajadas doblándose de la risa –¡Que divertido!
-Eres un tonto. –siseo con los dientes apretados.
-Al parecer la maternidad te ha hecho más susceptible a los sustos. Deberé decirle a George.-dijo aun riéndose y saltando a una piedra aun más cerca de la orilla.
-¡Que no hagas eso! –le recrimino Vanessa.
-No pasa nada, es más, deberías hacerlo tú, la adrenalina es… ¡AHHH!
-¡FRED! –vocifero Vanessa al ver que su cara perdía la risa y era reemplazada por un verdadero miedo en los ojos mientras que la piedra en la que estaba parado se movía haciéndolo perder el equilibrio sin la mayor posibilidad de recuperarlo. Se movió en un ángulo extraño, casi como si el mismo deseara lanzarse al vacio con la excepción de que un clavadista no agitaría las manos y piernas en la forma que él lo estaba haciendo.
-¡Levicorpus! –fue lo primero que se le vino a la mente apuntando directo al pelirrojo que tal y como iba cayendo, quedo suspendido en el aire; con los pies arriba y la cabeza a la altura de la de Vanessa o al menos la distancia que los separaba los hacía ver así. –Te dije que no te acercaras.
-¡Puff! Gracias Vanessa, la vi cerca –dijo Fred sin dejar de echar una mirada al precipicio.
-¿No que no pasaba nada? Eres un verdadero idiota.
-Bueno ya, no te enojes, ¿Dónde dejaste a Harry? Por lo que veo estuvieron muy ocupados. ¡Pillines! –dijo riéndose y viendo el desastre en que estaba convertida Vanessa, desde su cabello hasta los pies. –Se echaron una peleíta en lodo y un chapuzón y no nos invitaron. ¡Pero si no pierden el tiempo! –y siguió burlándose de ella. Vanessa no contesto, simplemente lo siguió mirando pero luego entrecerró los ojos y dibujo una sonrisa maliciosa en el rostro lo que lleno de curiosidad a Fred.
-¿Qué? ¿De qué te ríes? ¿Por qué me miras así? ¿No crees que deberías bajarme ya?
-Fred… ¿Qué pasaría si te dejara caer? –los ojos del pelirrojo se abrieron como platos y su boca se entreabrió incapaz de decir algo. –Digo, no hay testigos más que tú y yo. –añadió Vanessa encogiéndose de hombros y sin dejar de sonreír de aquella manera. -Un simple accidente, cosas de la vida
-¿Estas bromeando verdad? –dijo Fred recuperando su vieja expresión –Por un momento me lo creí Vanessa -se rio nerviosamente – Vamos, no seas payasa y déjate de juegos, ya entendí.
-No estoy bromeando Fred –aseguro con seriedad -Nunca había hablado mas enserio en toda mi vida. Solo es cuestión de que baje la varita mágica. ¿Qué dices, probamos a ver qué pasa?
martes, 28 de abril de 2009
CAPITULO 14 UN FUTURO… ¿PERFECTO?
Publicado por
sandy yalek
en
8:01:00 p. m.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentarios:
hola espero ser la primera en vomentarte, porque estoy checando tu pagina cada que puedo, me gusta el capitulo, creeme en verdad, aun sigues emocionandome, me encanta tu fic, cuidate besos bye.
atte. gaviotaga
Publicar un comentario