CAPITULO 12 LA ÚLTIMA ADVERTENCIA
“Todo ha sido un sueño” pensó Harry a la mañana siguiente en cuanto se despertó. Se sentía cansado y le pesaban los parpados como si el día anterior hubiera realizado un largo viaje o muchas actividades pero él sabía que nada de eso había ocurrido.
Aun con los ojos cerrados se movió en la cama hasta quedar boca arriba e hizo una mueca cuando los rayos del sol le dieron en la cara. Seguramente Ron había olvidado cerrar las persianas o del cansancio se quedo dormido en una posición incorrecta. Sintió como algo se deslizo por encima de sus pies pero no hizo caso alguno. “Déjenme dormir” pensó… Mentalmente trato de adivinar lo que era sin tener que abrir los ojos. “Una, dos, tres, cuatro patas… Otra vez Hermione nos mando al gato” concluyo y emitió un débil gruñido pensando en que quizá su mejor amiga había dejado justamente a su mascota para que fuera a levantarlos algo que últimamente solía hacer la castaña cuando los simples llamados para desayunar no funcionaban.
Él no quiso abrir los ojos para enfrentarse a su realidad pues prefería seguir con sus sueños donde Vanessa vivía y el era padre de una niña.
Soltó una risita al pensar en la niña y en la carita tierna y traviesa que debía tener pero eso era un imposible. Esas cosas no podían pasarle a él.
Su risa trajo consigo otro eco de risas pero más agudas y cantarinas, esa en definitiva no podía ser su voz. Al mismo tiempo una sombra se interpuso entre él y los rayos del sol que un minuto atrás le habían golpeado la cara y algo pequeño y suave le pellizco la cara.
Abrió los ojos de golpe para ver como lo que creía un simple sueño estaba encima de su pecho con una radiante sonrisa. Las manitas de Melissa sostenían los cachetes de su padre a fin de que esa sonrisa se prolongara aun más y el ojiverde al entenderlo todo se relajo y puso los ojos en blanco. ¿Por qué su mente aun se negaba a rechazar la verdad? No estaba del todo seguro de la respuesta pero lo más probable era mantener la emoción de que Vanessa había vuelto para estar solo con él.
-Hola bebe –le susurro a la pequeña y la tomo por la cintura para elevarla ligeramente y luego regresarla para poder besar su frente y sus pálidas mejillas.
-¡Papi! –gritó la pequeña Mel entre risas y agitando sus piececitos en el aire siguiéndole el juego a Harry
Él volvió a dejarla sobre su pecho y ladeo la cabeza para ver a la mujer que dormía plácidamente a su lado. Al parecer Vanessa estaba tan acostumbrada a los gritos y risas de Mel que ya ni se inmutaba con su vocecita.
-¿Quieres desayunar? –le susurró y la niña sonriente asintió con la cabeza –Perfecto, vas a ayudarme a preparar el desayuno.
Con cuidado la bajó de la cama y Melissa salió corriendo de la habitación no sin antes tropezarse con los vaqueros de Harry que estaban tendidos en el suelo. Harry suspiró y se rio por lo bajo al recordar finalmente que había tenido una muy buena noche. Tan perfecta y maravillosa que esa era la razón por la que prefería pensar que todo era un sueño. Se puso rápidamente los pantalones y la camiseta y abandonó la habitación con sigilo para alcanzar a su hija.
-¡Buu! –gritó Mel que salió repentinamente de su cuarto para intentar espantarlo pero no funciono. Él la cargo en brazos y bajaron los escalones yendo directo a la cocina.
-¿Qué quieres comer? –preguntó Harry sentando a la pequeña en la barra.
-¡Ho keis! –contestó de inmediato.
-¿Hot Cakes? –repitió Harry interpretando sus palabras y frunciendo ligeramente el ceño. Le parecía un poco extraño que su hija pidiera comida muggle.
-Ajap… Andy hace ho keis cuando mami no sta y mami no shabe cocinad –aseguró Melissa y se llevó las manitas a la boca para carcajearse –pero shh, no e digas poque she enoja.
-Guardaremos el secreto –susurró Harry con complicidad aunque no era necesario que Mel le recordara las pocas habilidades culinarias de Vanessa… él ya lo sabía. -¿Y… quien es Andy, un amigo de tu mama?–preguntó buscando los ingredientes y un tanto agradecido de no tener que disimular su curiosidad estando frente a Mel.
La bebe se empezó a reír agitando la cabeza de lado a lado.
-Andy no es un ñiño, es ñiña como yo –añadió la pequeña entre risas.
-Ahhh –suspiró Harry aliviado. El solo pensar que otro hombre hubiese estado con Vanessa y al cuidado de su hija lo había puesto un tanto ansioso y… celoso. Menos mal que se trataba de una mujer ¿Por qué existían diminutivos idénticos para los hombres y las mujeres?
Al cabo de un minuto de reflexión volvió a hablar.
-Andy es la vecina de tu mama y es con quien hablaba por teléfono ¿verdad? –Ella volvió a asentir columpiándose en la barra
-¿Y a quien prefieres más, a Andy o a mí? –preguntó el ojiverde que ya empezaba a preparar la mezcla para los Hot Cakes. La niña no dijo nada al momento y Harry nuevamente se preocupó al pensar que su hija estaba meditando la mejor respuesta lo que no era una buena señal. Estaba claro que él no podía esperar un exceso de afecto en las pocas horas que había convivido con ella. Volvió a levantar la vista para aclarar sus sospechas y vio que Mel ya no estaba sentada en la barra.
-¿Mel? –susurró el muchacho y la sangre se le fue del rostro.
Él podía jurar que estaba ahí sentadita tranquilamente y no podía haber saltado de la barra sin que él se diera cuenta; sin mencionar que la altura de dicho lugar al piso era de metro y medio (una altura bastante amenazadora para una pequeña apenas mayor del año de edad.) -¿Dónde estás? –recorrió la pequeña habitación con la mirada pero no la vio por ningún lado. Sin embargo su risa se escucho en la cocina pero no procedió del lugar más esperado por Harry, es decir, un rincón de la alacena o cerca de la puerta. La vocecita procedió del techo.
-¡MEL, BAJATE DE AHÍ! –exclamo Harry asustado en cuanto levanto la vista y la vio colgada de la lámpara. Sus pies se sujetaban del cable mientras que sus bracitos y cabello se balanceaban alegremente como si fuera una trapecista profesional
-¡QUIEYO A PAPIIII! –gritó Melissa y se soltó de la lámpara dejándose caer al vacío emitiendo un grito de júbilo más que de miedo.
-¡NO! –gritó al mismo tiempo el ojiverde que se movió rápidamente para atraparla antes de que se impactara fatalmente contra el suelo.
-¡Wiii, divedtido! –exclamó la niña en cuanto estuvo acunada en los brazos de su papá.
-¡Ufff! –resopló Harry con los ojos cerrados pero seguro de que no había pasado nada malo. Los abrió y se encontró con la mirada de los otros ojos verde esmeralda que brillaban de expectación y alegría –No… vuelvas… a… hacerlo –le susurró con una repentina falta de aire tratando de recordar la última vez que se le había salido el corazón a causa de un susto.
Melissa se revolvió en los brazos de su padre para poder levantar el rostro a la altura del suyo. Colocó sus manitas a ambos lados del rostro y le dio un sonoro beso en las mejillas. Harry la abrazo fuertemente y no pudo evitar que una lágrima a causa de la emoción resbalara por su rostro. Esa nenita era suya y se sentía mal por estar separado de ella por tanto tiempo. Al fin había llegado la hora de recuperar los momentos perdidos. La cuidaría y no se separaría por nada del mundo de ella.
Luego del susto y del cariño demostrado de padre a hija, volvió a sentarla en la barra y le hizo prometer que mientras terminara el desayuno no haría más travesuras. El tiempo pasó tranquilamente y cuando hubo suficientes para los tres Harry los puso en una charola y con la mano libre tomo la manita de Mel para emprender el camino de regreso a la habitación donde Vanessa seguramente continuaba dormida. Para su sorpresa Vanessa con ojos soñolientos iba bajando las escaleras y Mel en cuanto la vio se soltó de la mano de Harry para correr hasta donde su madre se encontraba.
-Hola mi amor. –saludó Vanessa cargando a la pequeña y dedicándole una sonrisa a Harry. –Humm, ¿Le ayudaste a tu papá con el desayuno?
-Aja –dijo Mel.
-¿Les parece si comemos en la cama? –preguntó el ojiverde señalando con la cabeza las escaleras y Vanessa asintió ligeramente con la cabeza.
-Pensé que ya te habías escapado… -susurró Vanessa cuando Harry estuvo lo suficiente cerca de ella de tal forma que Mel no pudiera escucharlos aunque la niña estaba demasiado entretenida jugando con el cabello despeinado de su mamá
-Ni loco –fue la contestación de Harry dándole un beso a la chica de los ojos azul zafiro.
Apenas llevaban un par de escalones cuando un ruido extraño llamo su atención. Los dos jóvenes levantaron la mirada para localizar el lugar de donde provenía el sonido y vieron que se trataba de la chimenea de donde salieron llamas en color verde anunciando la llegada de alguien. Se miraron el uno al otro y luego esperaron a que las llamas se disolvieran para ver el rostro de su invitado.
Era Ginny.
No era necesario observarla a fondo para darse cuenta de que la chica estaba bastante enojada. Aun portaba los mismos jeans y blusa que portaba el día anterior lo que daba a entender que no había pasado la noche ni en la madriguera ni en Grimmauld Place. Tenía el ceño fruncido y los labios curvados hacia abajo. Harry fijo aun mas su mirada en el rostro de la pelirroja y pudo ver en su mejilla derecha un moretón bastante grande y lo que parecía ser una pequeña cortada en el labio inferior.
Vanessa emitió un débil gruñido para quejarse de su presencia. Melissa la observo un momento con curiosidad pero de inmediato volvió a poner más atención a los nudos (que accidentalmente) le había hecho a su mamá en el cabello; Harry por su parte dio un paso hacia atrás pero no se dio cuenta de ello. Había estado toda la mañana tan contento y disfrutando a su bebe que olvidó por completo los asuntos pendientes que tenía que arreglar con la pelirroja.
Él le había causado daño pero aun no podía recordar del todo la situación por la cual la había golpeado o como lo había hecho. Eso era algo que le resultaba casi imposible de creer pero ahora que la veía estaba seguro de que el daño si se había efectuado pero mantenía sus dudas porque ni siquiera en el arranque de furia más grande de su vida sería capaz de golpear a una mujer... Detuvo sus pensamientos y miro a Vanessa una fracción de segundo. Luego cerró los ojos y decidió dejar de buscarse excusas porque algunos años atrás y por un arranque de furia combinado con otro del señor tenebroso él mismo había golpeado a Vanessa de la misma forma en que ahora era acusado. “Soy un monstruo” pensó.
-¿Qué haces aquí? –le recriminó Vanessa al fin.
Ginny la fulminó con la mirada.
-No vine a admirarte si eso es lo que quieres saber –fue su contestación.
Después avanzo para situarse a la mitad de la sala y esperó a que los demás bajaran para poder hablar. Harry colocó la charola de comida en la primera mesita que encontró y Melissa abrió y cerró sus manitas rápidamente, triste de que el alimento era alejado sin razón de ella.
-Ginny, yo… -empezó a disculparse Harry. –Si te hice algo en verdad lo siento.
Ahora fue Vanessa quien fulmino con la mirada al ojiverde.
-No tienes que disculparte de nada Harry, ella se lo busco –soltó Vanessa con desdén.
-Por primera vez estoy de acuerdo contigo Vanessa… -dijo Ginny en voz baja y Harry abrió mucho la boca al escucharla. ¿Ginny de acuerdo con Vanessa? Algo andaba muy mal como para que la pelirroja dijera eso. –Harry no tiene que disculparse de nada. La que tiene que disculparse eres tú –término de decir con los dientes apretados.
-¿Qué? –la voz de Harry fue ahogada, en definitiva no podía creerse ese intercambio de diálogos.
-Harry –dijo la pelirroja mirándolo fijamente a los ojos –He venido a abrirte los ojos pero es la última vez que lo hago porque estoy harta de todo este show. Esto que ves aquí –se señalo el rostro –lo hizo tu mano pero no lo hiciste tú.
Él arqueo una ceja ante lo incoherente que parecía la frase de Ginny.
-¿Qué es lo que intentas decir?
-Que fue Vanessa, esa arpía que tienes a lado tuyo y que crees amar. Ella es la culpable de que me hayas levantado la mano.
Vanessa se rio bajito aunque se notaban las ganas enormes de carcajearse.
-¿Qué ridiculeces estás diciendo Weasley?... Mel, no oigas nada de lo que hablen los adultos. ¿De acuerdo? – susurró y la niña frunciendo el ceño se encogió de hombros–Parece que cada día te vuelves más estúpida o más loca de lo que ya eres. Ya supéralo Weasley, yo gano, tú pierdes y Harry es mío.
-Él era mío antes de que salieras de ese maldito hospital.
-¡Ey! Que yo no soy una cosa para que le pertenezca a una de las dos –se quejó el ojiverde.
-¿Por qué no quieres ver que ella es culpable de todas tus desgracias Harry? Tú me golpeaste por culpa de ella –repitió.
-¿Es que acaso yo amenace a Harry para que te golpeara? ¿Le puse la varita en el cuello para que lo hiciera? –preguntó Vanessa y puso los ojos en blanco.
-Hiciste algo mucho peor –dijo Ginny arrastrando las palabras y después se dirigió al muchacho. –Harry, ella aprovecho tu enojo para lanzarte la maldición imperius. Estaba escudada por la niña y por eso nadie se dio cuenta más que yo. Di algo contra eso Vanessa ¡niégalo!
La otra joven entorno los ojos pero no dijo nada. Sin embargo esta vez Harry fue el que se rió.
-Ginny, se que odias a Vanessa y que nunca se han llevado bien pero no me parece que intentes culparla de algo que yo te hice. Te pido en verdad disculpas por… por eso. No fue realmente mi intención y espero que me perdones pero ya basta de que se estén agrediendo la una a la otra. No es necesario que mientas más…
-¡Te estoy diciendo la verdad! –exploto la pelirroja y de nuevo la chispa de enojo apareció en su rostro. –Ella te hechizo. Tienes que creerme.
Harry miro a Vanessa que continuaba con los ojos entornados y sin dejar de abrazar a Mel que daba la espalda a toda la discusión. Eso en parte era bueno aunque se pregunto qué tanto de la pelea la niña sería capaz de comprender.
-Ginny, aunque quisiera creerte es imposible porque recuerda que soy inmune a la maldición imperius. Voldemort nunca pudo utilizar bien esa maldición conmigo.
-Pues parece que con ella las cosas funcionan diferente y tú estabas demasiado concentrado en insultarme como para prestar atención a otra cosa en tu mente–añadió Ginny quien por la expresión de su rostro pretendía mantener el dedo en el renglón. –Dime una cosa Harry ¿recuerdas bien cómo fue que me golpeaste? Estabas enloquecido ¿Puedes recordarlo bien?
-Pues no pero es porque… -se detuvo.
No podía decir la razón por la cual no podía recordar bien las cosas. Su viaje en el tiempo había afectado todo y entre ellos a sus recuerdos aunque se dio cuenta de que en su cabeza las ultimas memorias de su nueva vida se habían asentado por completo o casi por completo. Solamente ese acontecimiento se había quedado inconcluso y si se ponía a recapitular los efectos más comunes de la maldición imperius, el principal era la falta de recuerdos del momento en que el cuerpo era dominado por el hechizo. Harry entreabrió la boca y sus ojos lucieron sorprendidos ¿cabía realmente la posibilidad de que Ginny tuviera la razón? “No” se dijo a si mismo pero en ese caso ¿Por qué Vanessa no decía nada?
-Lo hizo porque buscaba una razón para que yo te odiara y me alejara de ti por repugnancia o que se yo. Hasta que me fui de la casa pude reflexionar bien las cosas y encontrar el rumbo al que ella quería llegar y en parte lo logro porque están aquí muy juntitos los dos y claro, ¿A quién le importa Ginny?
-Vanessa… tu… -empezó a hablar Harry y vio como ambas mujeres echaban fuego por los ojos –Vanessa… ¿es cierto eso?
Ella no volvió a contestar.
-¿Lo ves Harry? ¡Miente!, ella fue y por eso la odio. ¡Te odio Vanessa! –esto último lo dijo recalcando mucho las palabras.
-Tú eres la única mentirosa aquí –rugió Vanessa.
Ginny la ignoro
-¿Piensas quedarte con ella a pesar de que en cualquier momento te tratara como su títere? –fue lo que añadió la pelirroja.
-¡Cállate Weasley! –siseo Vanessa apenas moviendo los labios.
-Entonces es cierto… -Harry ya no sabía que pensar pero a veces decían que el silencio concedía muchas cosas y eso era justamente lo que estaba haciendo Vanessa.
-¿Vas a creerle a ella en lugar que a mí? –Vanessa estaba indignada, tanto que parecía temblar de pies a cabeza a causa de la ira contenida.
-Pues es que suena un poco lógico…
-Largo. –dijo la chica de los ojos azul zafiro tratando de mantener la compostura. –Lárguense los dos de mi casa.
-¿Qué? –exclamo Harry ante sus palabras.
-¡Qué se larguen! ¡Ahora mismo!
-¿Por qué? –se volvió a quejar el ojiverde.
-Porque no confías en mi y porque no quiero que esta pelirroja permanezca un minuto más en mi casa. ¡Vete!
Para ese entonces Melissa ya prestaba atención a lo que sucedía y no dejaba de pasar su mirada asustada de su madre a la de su padre como si buscara encontrar en sus rostros la respuesta a lo que ella no podía entender del todo.
-Vas a espantar a la niña, no grites –dijo Harry al percatarse de la cara de su hija.
-Pues entonces vete ya Harry. No pienso estar contigo si vas a desconfiar de mí, créeme que no regresé para obtener eso. Anda y confía en Weasley al fin que siempre dice la verdad –sus palabras acababan de convertirse en puro sarcasmo.
-Vámonos Harry –dijo Ginny acercándose al muchacho y tratando de tomar su brazo pero él retiro la mano para impedir su tacto.
-Una cosa es que me sienta mal por haberte golpeado y otra muy diferente que te haya perdonado por ocultarme a Vanessa.
La pelirroja frunció los labios y volvió a dirigirle a Vanessa una mirada llena de rencor.
-Me parece que estas exagerando las cosas –Harry volvió a hablarle a la chica de los ojos azul zafiro –No es tanto que desconfié de ti pero es que si te creo capaz de hacer eso.
Su comentario solo arruino las cosas. Vanessa emitió un gruñido y saco la varita mágica de los bolsillos para apuntarle.
-Váyanse… -les repitió
Harry puso los ojos en blanco y emitió un sonoro suspiro.
-Voy a dejarte tranquila por un momento para que te calmes… Tú y yo Ginny tenemos que hablar, vámonos.
Se acerco para darle un beso a Melissa pero la chica que la sostenía se hizo hacia atrás para que no pudiera tocarla.
-Antes eras menos exagerada –aseguro Harry.
-Antes no tenía que proteger a nadie más que a mí misma –contesto ella refiriéndose claramente a Mel.
El ojiverde movió la cabeza de lado a lado desaprobando lo que decía la muchacha y se encamino rumbo a la chimenea en donde Ginny ya lo estaba esperando.
-Te advierto una cosa Harry. –dijo Vanessa cuando llevaba medio camino recorrido. –Si sales de esta casa no quiero que vuelvas jamás.
-No –se oyó la vocecita de Mel a punto del llanto. Ella comprendía todo lo que estaba pasando.
-Pero… No me voy porque quiera irme. ¡Tú me estas corriendo! –Harry estaba sorprendido. Si comprender a las mujeres era algo complicado, comprender a Vanessa y sus repentinos cambios de humor era muchísimo más complicado.
-Te estás yendo con ella y eso es lo que no me gusta –replico la joven bruja luchando por mantener quieta a Melissa que se estaba revolviendo en sus brazos para zafarse e ir a donde su padre.
-¿Vas a permitir que te chantajee? –pregunto Ginny detrás de Harry
-¡Que no te metas! –bramo la chica de los ojos azul zafiro y lanzo un hechizo a la pelirroja que no se lo esperaba y fue a chocar contra el marco de la chimenea y luego cayo sonoramente al suelo manchándose de hollín las manos
-¡Vanessa! –exclamo Harry sin saber que hacer o a quien defender (si es que tenía que defender a alguien)
-¡Esto fue lo último que soporte de ustedes! –dijo la pelirroja poniéndose en pie y con la respiración agitada –Es imposible hacerte ver la verdad de las cosas Harry. Te juro que si no voy a ser feliz a tu lado tú tampoco serás feliz a lado de ella.
-¿Es una amenaza? –Vanessa tenía una ceja arqueada y una extraña sonrisa dibujada en el rostro como tratando de demostrar que lo que dijera Ginny era simplemente para reírse.
-Tómalo como quieras. Pero lo que si es que ustedes dos van a pagarme todo lo que me han hecho y no solo me refiero a esto –volvió a señalar su rostro –Me refiero a la humillación y vergüenza que me han hecho pasar, por su culpa ahora soy infeliz. De mi nadie se burla como ustedes; tarde o temprano lo pagaran muy caro y yo me encargare de ello.
Cada palabra iba cargada de ira y al menos para Harry era muy extraño verla tan furiosa. El rostro de Vanessa permaneció inmutable mientras la pelirroja declaraba aquello como si sus palabras formaran parte de un discurso súper aburrido. Sin embargo él si se estaba preocupando porque a lo largo de las experiencias de su vida ese tipo de declaraciones no se tomaban a juego.
-Esto Vanessa… SI es una amenaza –concluyo Ginny Weasley pero su mirada cargada de odio no fue dirigida ni al muchacho ni a la bruja por la que tanto desprecio sentía. La mirada se concentro en el diminuto rostro de Melissa y por inercia la joven de los ojos azul zafiro abrazó con más fuerza a la niña que aun se mantenía en sus brazos
-Ginny no… -empezó Harry con voz tranquila tratando de apaciguarla al notar por donde iban los pensamientos de la bruja pero ella no le permitió concluir porque gritó:
-¡LOS ODIO!
Y dicho esto se metió a la chimenea y las llamas verdes la envolvieron por completo para desaparecer.
sábado, 4 de abril de 2009
CAPITULO 12 LA ÚLTIMA ADVERTENCIA
Publicado por
sandy yalek
en
8:38:00 p. m.
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2 comentarios:
hola, me encanto este capitulo, fue tan bueno como los primeros, ace un buen que ya no te comento, he estado muy rara, bueno, espero que estes bien y pronto actualices, en verdad me cae pesimo la chica Weasley no se como sigue teniendo poder sobre Harry cuando es una,... (Coloca palabra), cuidate besos bye.
atte. GaviotaGa
oye espero que Vanessa se quede con Hary odiaria que regresara con Ginny y esta me cae de los mil demonios, es que tiene algun tipo de obsesion, o no acepta el rechazo, debio se rbuena perdedora pero no y por eso que se la trage un dragon, cuidate bsos bye.
atte. GaviotaGa.
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